Norma Huidobro: “El trabajo de las maestras es único”
En esta segunda parte de la entrevista a Norma Huidobro seguimos conversando de su trabajo en Del Naranjo, de la pandemia y el antes y el después que significó para muchas cosas, entre tantas el trabajo editorial, la comercialización, la circulación indiscriminada de PDF. Y, además, charlamos de los proyectos en la editorial, de los nuevos libros, de la llegada a las escuelas. Una hermosa charla.
Mario Méndez: ¿En Del Naranjo trabajan con licencias también? ¿Se tentaron?
Norma Huidobro: No, de la manera en que se hacía en Sigmar, no. Nada. Costó publicar en Sigmar. Eso fue mérito de Olga antes de que yo volviera. Había empezado una colección con autores argentinos. Hablaba con Roberto y le decía que no podía ser que no hubiera autores argentinos, salvo los de siempre, que escribían hace mil años, los cuentitos con pictogramas, por ejemplo. Olga formó una colección y cuando yo llegué estaba peleándola. Ya habían sacado uno o dos libros, y después siguió. Ahora Sigmar sí tiene colecciones con autores de acá. Pero en ese momento costó mucho. Después Sigmar lanzó un premio, que no sé si sigue…
MM: Hasta hace bastante poco seguía. Viste que la pandemia cambió muchas cosas.
NH: La pandemia es un antes y un después. Así que no sé. Ahí antes todo venía de afuera. Así fue como empezó la editorial Sigfrido Chwat, con todos los libros de Disney. Él lo conoció, era amigo de Disney, y así empezó. Y después siguieron trayendo de distintos países.
MM: Hablando de los cambios de la pandemia y de la escuela, ustedes empezaron pensando en el canal escolar. Ordenar los libros por edades, recomendar en las escuelas, como la mayoría de las editoriales más importantes que se dedican mayormente a eso. Hubo una variación muy grande con la pandemia, ¿verdad?
NH: Con todo hubo un antes y un después. Antes no había forma de controlar los PDFs truchos ni las fotocopias. Pero con la pandemia todo eso empeoró y llegó no sé hasta adónde… A mí me mandó una profesora, no me acuerdo si era de Córdoba o de dónde, un encanto de persona, que me escribió, me dijo que los chicos estaban leyendo Octubre, un crimen, y estaban fascinados, me mandaba de todo, dibujos, me decía que no sabía cómo agradecerme. Y me preguntó si podía mandarme el blog que habían hecho los chicos. Le dije que sí, por supuesto. Cuando me manda el blog, lo abro y lo primero que veo es un recuadrito, con la tapita de la novela y un cartelón: “Hacé click acá y vas a tener el libro completo”. Estaba el libro de SM, con la página de legales, tapa, contratapa., absolutamente todo. Uno ya sabe que se trabaja con esas cosas, pero eso es demasiado. Ahí mandé otra carta larga explicando todo: cómo cobramos los autores, lo de los derechos de autor, cada cuánto se cobran, que a veces no se cobran… y que eso, literalmente, era un robo. Y que los chicos tienen que saberlo. Ya sé que es muy difícil controlar una fotocopia. No hay forma. Pero por lo menos tienen que saber cómo se hace un libro. Qué trabajo implica, qué personas trabajan ahí adentro. Los derechos de autor los cobramos cada seis meses. Y no todos cobramos muy buenos derechos. Hay quienes no cobran casi nada. Es muy difícil y hay un trabajo enorme ahí. Hay que pagar la imprenta, el papel, bla bla bla… Todo eso, explicado en un correo. Me respondió, y me agradeció. Me dijo que ella no sabía, me pedía disculpas, y me decía que ahora que lo sabía iba a tratar de transmitirlo. ¿Puede ser que no sepan? Me he llevado sorpresas, aún en las mismas escuelas. Me he preguntado si no saben o si me están tomando de estúpida. Una maestra, una directora…
MM: Hay cosas como instaladas. Hay ignorancia… A mí me han contado que había colegios en los que a la promotora le decían que ella podía dejar un libro, que podían llegar a elegir, pero que tenía la obligación de dejarlo en la biblioteca para fotocopias. Entonces se mandaba a los padres la nota diciendo que se iba a leer tal libro, y que podían comprarlo en la librería o pasar por la biblioteca y fotocopiarlo. Era una opción que tenía una obligación de poner.
NH: A mí me pasó ya hace unos años con Sopa de diamantes. Me había puesto a googlear, a ver si encontraba algo sobre mis libros. Y encuentro Sopa de diamantes, que figuraba como lectura obligatoria para el ingreso al nacional de La Plata. Me pongo a leer y encuentro, al final de la bibliografía, una notita que dice que el libro está disponible en la fotocopiadora de la biblioteca. Llamé a la editorial Norma, hablé con Laura Leibiker y se contactaron con el colegio. No sé en detalle qué hicieron ni cuáles fueron los resultados… La cuestión es qué se puede hacer con eso, si es que se puede hacer algo. No sé.
MM: Además, el tema en la pandemia fue bastante particular, porque había gente que no podía, las librerías estaban cerradas…
NH: Pero claro… uno ya sabe… Se dice que no firmemos fotocopias… Yo he firmado fotocopias. Si a mí me vienen varios pibitos y uno me trae la fotocopia, ¿cómo no se la voy a firmar? Yo se la firmo. Hablaré después con cada maestra, pero al chico que está en la fila, con el libro o la fotocopia, se los firmo igual. Pero tienen que saber qué es eso.
MM: Acá Diego Rojas cuenta que en Olavarría lo llaman y le van a comprar las fotocopias a la casa. Es un negocio que tiene Diego. (Risas). Bueno, es así… Yo cuento una sola, de una vez que me agarré un enojo por esto de querer hacer docencia. Una maestra me pidió el PDF de Noches siniestras en Mar del Plata. Y le dije la verdad. Que no lo tenía, pero además le di toda la explicación del editor que trabajó, la correctora, la ilustradora, yo, los derechos… Me esforcé para ser lo más amable posible, y me dijo: “Bueno, está bien”. Y cuando le pregunté si no iba a comentarme nada más me dijo que no me preocupara, que ya lo había conseguido. Y ahí bueno, me dije “Ya está”.
NH: Ah, pero ya ahí es una maleducada. Hay cosas que dan mucha bronca. Pero los PDFs yo sé que los piden.
MM: Acá Sebas dice que su sobrina menor, Selene, quedó encantada en la Feria con Un gato como Romeo. ¿Ese es de Del Naranjo?
NH: No es mío. ¿Es de Jaquelina Romero?
Sebastián Vargas: Es de Diego Javier Rojas. El del gato blanco…
NH: ¡Ah, pero sí! Me confundí. Acá lo tengo. Mirá el catálogo. (Lo muestra).
MM: Lo tienen en la tapa del catálogo.
Diego Javier Rojas: ¿Por qué no tengo ese catálogo, Norma? (Risas).
NH: ¿Cómo no lo tenés? ¿Pero no lo viste en la Feria?
DJR: No, tampoco.
MM: Diego, yo lo tengo fotocopiado si querés. (Risas).
DJR: Si me hacés precio te lo compro. Dale. O hacé una cosa, mandámelo por PDF. (Risas).
MM: Hablemos ahora un poquito de Del Naranjo. Yo sabía que íbamos a hablar mucho de tu experiencia, de tu obra, de tus libros. ¿En qué proyectos anda Del Naranjo actualmente? ¿Qué están pensando?
NH: Eso que te dije, que lo vamos a tener que hacer urgente, lo de volcar todo en una sola colección, porque hay que cambiar el diseño.
MM: ¿Van a cambiar las tapas? ¿Van a cambiar todas las colecciones?
NH: Eso no lo sé exactamente. Porque por ejemplo, empezamos con dos libros nuevos; es fácil. Diseño nuevo, ilustraciones nuevas… son dos libros que no estaban. Uno de Márgara Averbach y el otro de Sol Silvestre. Para la colección Sub 20. Serían para esa edad, a partir de los 9 años. Arrancamos con esos dos nuevos, y después vamos a empezar a meter los otros. No tengo idea de cómo se hará eso, yo le paso todo al diseñador. Primero tengo que ver el diseño de tapa, que todavía no lo tenemos, y todos esos detalles. Lo voy viendo con Marcelo Torres, que es el diseñador. No sé si habrá que modificar las ilustraciones, si habrá que hacer otras… Seguimos con Luna de azafrán, y con las novelas juveniles. Hay otros proyectos para alguna colección nueva, pero no puedo decir mucho, es algo que estamos viendo.
MM: Me quedé con un mensaje del chat que dice que hay que hacer notar en la familia el valor del libro. Muchos piensan que la fotocopia es más barata, y la realidad hoy muestra que eso no es así. Y después dice: “Este año en mi escuela compramos cuatrocientos libros de Mario Méndez”. Estas son las noticias que hacen, de un lunes, algo espléndido. (Risas).
Abigail Estenge: Buenas noches.
MM: Encantado ¿De dónde sos?
AE: De la ciudad de 25 de Mayo, del centro de la Provincia de Buenos Aires. Me conecté porque hacía mucho tiempo que quería estar y cuando vi a Norma dije: “Hoy es el día”. Tenía que decirlo, por el valor que tiene para ustedes que los chicos lean. Nosotros (soy bibliotecaria y profe de Lengua); lo hacemos notorio y lo hablamos con ellos. Del valor que tiene el libro y que lo puedan adquirir. De demostrarles a las familias el interés. Te estamos esperando, Mario, en septiembre, a través de Valeria Vizzón, y ya me estoy entusiasmando para Norma el año que viene, vamos a ver si se puede. Pero que la familia entienda el valor que tiene que el niño pueda tener su libro es maravilloso. Y ya estamos en tratamiento de lectura, así que imagínense que es una experiencia hermosa para nosotros, que somos una ciudad pero casi un pueblo chico, tener a los escritores cerquita. Así que gracias por esta experiencia.
MM: Qué bueno. Gracias, muy contento me quedo.
NH: El trabajo de las maestras es único.
MM: Sí, es impresionante. Esto vale aclararlo. Creo que los que visitamos escuelas vamos a estar de acuerdo, seguramente. Uno se queda con las cosas graciosas y las comenta porque son las más simpáticas, como la maestra que no entendió la novela. Pero la gran mayoría son tan aliadas…
AE: Pero les aseguro que está buenísimo lo que están contando. Para mí, que soy nueva en todo esto, me encantó, porque también abre la mente a un docente, para entender el trabajo del escritor. Valorarlo. Hoy me voy entusiasmada para ir a contarles a mis compañeras todo esto.
MM: Buenísimo.
NH: Yo me enganché con lo de las familias. Una vez fui a una escuela, pasando Adrogué, un poco más lejos, y puede ver lo que lograba una maestra apasionada por la lectura. Era impresionante cómo leían esos chicos. Se hacían reuniones con las familias, se pasaban los libros unos a otros, los leían todos. Entonces fui a una charla con ellos, me encontré con abuelos, tías, padres, más los alumnos, y todos habían leído mis libros porque ella, la maestra que me había invitado, los hacía circular. Incluso prestaba sus propios libros si faltaban ejemplares. Tampoco podés pretender eso de todas las maestras y todos los maestros porque es un trabajo de locos. No se puede. Pero a veces, cuando se hacen esas cosas, qué frutos maravillosos que dan.
MM: Esta cosa de que el gusto por la lectura se contagia. Y que las maestras y las bibliotecarias son las grandes “contagiadoras”. Acá, María Jesús Bóveda dice que está con su hija Libertad que no para de leer Coco se cepilla los dientes. “Tiene dos años y es una lectora súper fan de Del Naranjo”.
NH: Es hermoso Coco.
MM: No me acuerdo de quien son las ilustraciones de Coco.
NH: De Laura Aguerrebehere. Tiene unas ilustraciones impresionantes.
María Jesús Bóveda: Le encantan; además recién está empezando a hablar, y está todo el tiempo “Coco, Coco”. Y se lava los dientes gracias a Coco, también.
MM: De paso se lava los dientes. ¡Muy bien!
NH: Mirá vos… se lo voy a contar a Liliana Cinetto. Ahora se viene el segundo de Coco, que aprendió a ir al baño, ya no usa pañales.
MJB: Genial.
NH: Hay otros nuevos. Mi amigo en el espejo, de Mercedes Pérez Sabbi, y este otro que se llama ¡Shhhh…! Me hice pis. Estos libros son reediciones. Son libros que Mercedes publicó por primera vez en Sigmar, hace muchos años, cuando yo trabajaba allá. Ahí quedaron, se quedó ella con los derechos, pasó el tiempo, y me los trajo, a ver si me acordaba. Les dije que sí, que los trajera, buscamos una ilustradora, María Lavezzi.
MJB: Está buenísimo, porque yo trabajo en un profesorado de nivel inicial, así que muchas veces buscamos textos que tengan que ver con hábitos y demás. Y a veces hay textos que no tienen calidad literaria.
MM: Es muy bueno tu comentario, muy apropiado.
DJR: Y además se puede agregar que de esa colección, lo que me pareció interesante, sabía que los textos estaban publicados en Sigmar hace mucho tiempo, pero parece que los escribió ayer. Y además la ilustración que les da modernidad, porque María Lavezzi es impecable.
NH: Tal cual.
MM: Acá dice Miriam que se debe educar sobre la importancia del libro. No es un gasto. Y me gustó mucho, María Jesús, tu comentario acerca de la calidad literaria, porque si nos quedamos solo en el hábito, perdemos la literatura. Lo bueno es, cuando es literatura, y se puede utilizar con el hábito. Ahí es genial.
NH: Eso es importante, porque si no, son un tipo de libros que siempre critiqué. Si te enseñan esto o lo otro, pero no hay ninguna calidad literaria… Eso no. Tienen que tener calidad.
MM: Dice Clarisa, ¿cómo se selecciona el ilustrador para el libro que tiene en las manos?
NH: Yo empiezo a buscar ilustradores. Hay algunos que por ahí los veo y me suenan… Con Laura Aguerrebehere, por ejemplo, tenemos unos cuantos libros. Lo que pasa es que ella no puede ilustrar todo, pero que gustan… gustan. Además, se venden bárbaro, pero tiene que haber variedad de ilustradores. Con ella tenemos algunos, los del lobo de Jaquelina Romero, por ejemplo. Esos cuatro o cinco los ilustró ella. Estos de Liliana Cinetto y no sé si alguno más. De Cinetto hay uno de Luna de Azafrán, Amor en la biblioteca, que también lo ilustró ella. Pero no puede ilustrar todo, entonces vamos variando. Voy buscando ilustradores, a algunos los conozco, o me pongo a Googlear uno y otro y otro y a ver los trabajos, veo libros publicados, en otras editoriales… así lo voy haciendo. Y después hay otros que son a ojo.
Clarisa Abaunza: La pregunta, Norma, también tenía que ver con si ustedes buscan armar una dupla. Estás leyendo algo y vos decís que la ilustración tiene que ser de Fulano porque va a entender todo lo que queremos transmitir. Básicamente a eso apuntaba mi pregunta. “Acá armo una dupla, un juego de interrelación entre la palabra escrita y lo visual que sé que va a convencer”. Desde ahí lo pensaba.
NH: Te entiendo. Por ejemplo, lo que dije de Liliana Cinetto con Laura Aguerrebehere, van bárbaro. Las dos tienen mucho humor, y hay que tener mucho humor para ilustrar esos libros de Liliana, y Laura lo agarra muy bien. Yo miro, miro lo que hay, algunos los conozco, los tengo yo, busco eso, qué ilustrador puede ir para tal texto. Y a veces es un ilustrador que decís que va justo para un texto y está muy ocupado con otros trabajos y hay que seguir buscando. Y a veces también interviene la casualidad; llamás a alguien porque pensás que va a estar bárbaro y por ahí no te gusta mucho. Pueden pasar muchas cosas.
MM: Acá dice Diego que el ojo (que vos lo dijiste tal cual) que vos tenés es muy bueno. Dice que llamaste a Sabrina Diegui e hizo arte.
NH: Maravillosa. Y fue la primera vez que trabajamos con ella. Lo que hice con Sabrina Diegui fue googlearla. Vi dos o tres dibujos de ella y me pareció que iba. Y es genial, porque Un gato como Romeo es hermoso. Y ya hay otro más, y ya estoy pensando en ella para un libro. Hay muy buenos ilustradores. También acá tenemos un libro de Claudia Degliuomini, Las pulgas no vuelan; es hermoso, y tenemos muchas cosas de ella, pero no podemos tener ilustraciones solamente de ella en Luna de Azafrán. Miren este pájaro… Y después, este libro de poemas de Juan Lima, Poemas salvajes, con ilustraciones de Eleonora Arroyo…
MM: Dos palabras mayores.
NH: Hay un poema sobre el cuis que me causa mucha gracia. Les leo un cachitín: “Por lo general el cuis se acuesta temprano. / Ronronean con la cuisa, / ronronean un poco/ y salen a hacer pis, / cuando tienen ganas.”
MM: “La cuisa”, está buenísimo. Nunca había escuchado “la cuisa”.
NH: Hay muchos que resultan bien, que es el ilustrador justo para ese libro. Aunque también podría ser otro.
MM: ¿Claudia Degliuomini es la que ganó un Destacado con Sandra Siemmens?
NH: Sí, acá lo tengo. Con La tortilla de papas.
MM: Es un hermoso libro.
NH: Este cuento es maravilloso; este libro recibió muchos premios. Acá tiene un ramo de flores hecho con tela, muy hermoso.
MM: Acá Debby te pregunta qué pensás sobre los libros que hablan sobre las emociones. No sé si siguen de moda.
Debby: Sí, seguí encontrando. Personalmente, no me gustan. Pero a veces vienen y los piden.
NH: A mí tampoco.
MM: Yo no conozco a mucha gente a la que le gusten.
NH: Esos son los libros que se hacían antes en Sigmar. A mí tampoco me gustan, pero supongo que será más fácil tener un librito de emociones… porque las emociones las sacás de cualquier parte. De cualquier libro, de cualquier cuento…
MM: El Quijote habla de las emociones. ¿Qué libro no habla de emociones? Leslie Figueroa, que debe ser compañera de Latinoamérica, porque habla de “tú”, pregunta “¿Cómo buscas al autor que quieres publicar?”
NH: Algunas veces busco a alguno, pero por lo general buscan ellos. Porque recibo material que me mandan, me preguntan, me mandan cosas. Por ejemplo, la novela de Florencia Serpentini de la que les hablaba hace un rato, que llegó sola, y yo no lo podía creer… una novela tan bella, tan bella… Yo pensé que me llegó a mí pero que si le llegaba a otro se lo publicaban también. Pienso eso, porque es muy buena, pero ojo, porque por ahí, no. A mí me pasó con mis libros. No porque mis libros sean una joya, pero los llevé a veinte lugares y nadie me publicaba. Tuve que ganar un premio para empezar a publicar, porque nadie me publicaba nada. Ni Octubre, un crimen. La mandé y gané el premio, pero antes la había mandado a otra editorial. Hice todo correctamente, avisé a esa editorial que quería mandar la novela que les había enviado a un premio, “¡Sí, mandala tranquila!”. Menos mal. Y ahí está. Otros libros, también. Con ¿Quién conoce a Greta Garbo? salí finalista en Colombia, en Norma Fundalectura. También con El sospechoso viste de negro, fui finalista en FCE. Y todos me los publicaron. Los cuentos del abuelo Florián o cuatro fábulas al revés, no me lo publicaba nadie, y lo mandé a España a Everest, y gané el premio en España, y viajé y todo.
MM: Yo tenía la versión española. ¿Después quién te lo publicó acá?
NH: Después me lo publicó SM. Y ahora ya salió en Random. Tres veces me lo publicaron.
MM: Diego pregunta, qué recibió Del Naranjo, de vos misma y de lo que SM dejó en el camino.
NH: Me mandaron uno o dos libros. Yo hablé con la autora y le dije la verdad, que hasta que yo pudiera publicar eso iba a pasar tiempo porque tenía otras novelas y otras cosas en lista. Entonces me dijo que iba a probar en otro lado. Me pareció bien. Y de lo mío, no publiqué nada en Del Naranjo.
MM: ¿Ninguno?
NH: No. Yo con Del Naranjo no tengo problemas, puedo publicar lo que quiera y cuando quiera. Es más, mis libros, cuando yo no esté más en este mundo ni en ningún otro, los derechos quedarán para mi familia, así que muy probablemente Del Naranjo se quede con todo eso. Todas esas cosas las tengo en cuenta. Y yo quiero seguir publicando en editoriales que me han publicado siempre, como Norma. SM no está más. En Random también, pero en este momento, no sé, por ahí hablo de más, pero para mí, Norma es lo mejor. Estuvo Laura Leibiker que es una maravilla, ahora está Laura Linzuain que es divina también… A mí me gusta publicar en Norma. Y aparte me conviene; me vende muchísimo. Es una editorial que vende en todo el país, nosotros somos más chicos. Tanto a mí como a mis herederos les conviene que siga publicando así. Después ellos harán lo que quieran, pero ya no va a ser problema mío.
MM: Me dejás picando la pregunta. ¿Cómo es laburar con el gerente Alejo?
NH: (Se ríe). Trabajamos muy bien. Porque yo le hago caso. Alejo tiene mucha autoridad y yo tengo lo mío, también. Es muy buen lector, así que le hago consultas sobre qué le parece esto o aquello… Coincidimos. Yo no puedo ayudarlo en nada que tenga que ver con su trabajo específico, porque no lo sé, no me voy a meter porque no es lo mío. Por ahí, puedo preguntar algo. Intercambiamos opiniones y preguntas. Yo puedo decirle que me gustaría publicar tal cosa, y por ahí me dice que hay que esperar. “Ahora tendría que ser”, digo yo. “No, ahora no podemos por tal y tal motivo”. Y tiene razón. ¿Qué le voy a decir? Siempre nos llevamos bien. Alejo es muy lector desde que era chiquito. Tendría unos siete u ocho años cuando leyó por primera vez, en vacaciones, la versión completa de una de las novelas de Julio Verne, no era una adaptación para niños. Por ahí preguntaba algo, pero no mucho. Y el verano siguiente la volvió a leer, porque seguramente habría cosas que no había entendido. Así que eso de estar con los libros… desde siempre.
MM: Bueno, abro por si quedó alguna pregunta que me haya quedado, y si no la dejamos ir a Norma, que ya nos habló una hora y media.
Mariana Mercado: Yo quería decirle a Norma Huidobro que acá en Rosario tengo libros suyos: Me gusta escribir, me gusta leer, me gusta el policial, leer Sherlock Holmes, Agatha Christie, y acá tengo Anita Demare, que me encanta…
NH: ¡Buenísimo! ¡Qué bien! Gracias por contármelo, me encanta.
Mariana Mercado: La mujer del sombrero azul y Octubre, un crimen. Me gustaron mucho. Y también me leí de la editorial, Las cosas por su nombre, y tengo una reseña; y otra de Anita Demare. Así que cuando pueda las subo y la etiqueto, así puede leerlas.
NH: Muy bien, cómo no. Buenísimo.
MM: Si tenés reseñas, en Bibliotecas para armar tenemos un blog y siempre estamos ávidos, así que podés mandarlas al mail y pueden salir en nuestro blog también.
Mariana Mercado: Ay, ¡qué lindo! Tengo una que ya hice, de Sherlock en Buenos Aires…
MM: Buenísimo, mandalo. Acá saluda Clarisa desde Virrey del Pino. ¿Se van a hacer Ferias por allá?
CA: Ferias, no. Se hicieron en una época que ya no vamos a poder reeditar, lamentablemente, por los costos. Pero sí estamos haciendo un ciclo que se llama Los protagonistas, que son encuentros entre lectores y escritores. Ahora vienen Poly y Rodrigo, y va a estar Iris en agosto, así que por ahí los jorobo. No querían anunciarlo antes, pero me parece sumamente importante esto sobre lo que hemos estado hablando durante toda la tarde. Yo estoy muy preocupada por los PDFs que circulan, sobre todo en el ámbito de los bibliotecarios. Me preocupa, porque me parece que es como si no nos diéramos cuenta de que el trabajo del otro tiene que ser defendido. Todos podemos acceder. Es preferible que compren un libro y lean desde ahí, y no que circulen ciento cincuenta PDFs. Nosotros estamos acompañando desde nuestra postura, si se quiere, política y cultural. Preferimos uno a ciento cincuenta. Se lo decimos así, no les gusta mucho pero no me importa. Hay que reconocer el trabajo de los demás. La gratuidad mal entendida no es gratuidad, es otra cosa.
MM: Acá se siguen despidiendo compañeras y compañeros, y agradeciendo. Gracias a ustedes y muchísimas gracias, Norma, por este hermoso encuentro, que veníamos postergando y postergando… el año pasado no pudimos hacerlo, pero llegó. Lo bueno se hace esperar. Nos vemos, nos escribimos.
NH: Bueno, gracias. Muchas gracias a todos ustedes. Fue muy lindo. Hasta pronto.
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