El escritor detrás de los mitos
A diez años de la desaparición del escritor y poeta chileno Roberto Bolaño, Libro de arena le rinde homenaje a través de la publicación de comentarios de lectores, artículos, entrevistas y fragmentos de su obra. En esta primera aproximación se presenta un artículo sobre la muestra itinerante organizada por el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona que rinde tributo a este escritor hoy devenido célebre: "Roberto Bolaño: el escritor detrás de los mitos"
Por Maximiliano
Tomas
Las cosas como
son: el 15 de julio de 2003, cuando el chileno Roberto Bolaño muere a sus
cincuenta años a la espera de un trasplante de hígado, no era lo que se dice
una celebridad literaria. Su obra tenía lectores, y críticos señalándola como
una de las más destacadas de Hispanoamérica, e incluso había obtenido premios
como el Herralde y el Rómulo Gallegos; pero el verdadero salto llegó, como
suele ocurrir, con su muerte. Desde entonces, los lectores se multiplicaron por
decenas de miles en países como España, México o la Argentina, y él se
transformó en el autor contemporáneo en castellano más difundido del exclusivo
mercado editorial de los Estados Unidos. Ahora han pasado diez años, y las cosas
cambiaron radicalmente. Tanto, que el Centro de Cultura Contemporánea de
Barcelona (CCCB), un espacio dedicado por lo general a dar cabida a las
expresiones artísticas de vanguardia, le dedicó una muestra titulada
"Archivo Bolaño: 1977-2003", que exhibe objetos, fotografías y un
extenso muestrario de manuscritos (de sus libros más conocidos, y de muchos
inéditos) que cierra el próximo domingo, y que desde entonces viajará por
distintas ciudades del mundo.
El origen de
esta exhibición fue el acercamiento de su viuda, Carolina López, a uno de los
curadores del CCCB, el argentino Juan Insua, a finales de 2011. Bolaño había
dejado a su muerte muchos cuadernos y manuscritos (de los que fueron saliendo
algunos libros póstumos), y López, que los había estado ordenando, quería ver
si había algo ahí que tuviera interés para ser mostrado en público en
Barcelona, lugar donde el escritor había decidido vivir desde 1977 (primero en
la ciudad, después en Gerona y más tarde en Blanes). Cuando Insua, que había
leído sus libros, accedió al material, se dio cuenta de que todos esos papeles,
garrapateados con una caligrafía de prolijidad extrema, y celosamente guardados
desde hacía décadas por el autor, tenían un valor excepcional. Y no se
equivocó: más allá de cualquier fetichismo, los lectores de Bolaño que accedan
al recorrido propuesto por el CCCB disfrutarán de una propuesta planteada con
devoción, seriedad y respeto; una verdadera invitación a descubrir la manera en
que escribía y pensaba el escritor chileno. Un recorrido lejos de la
hagiografía o la mitología, y lleno de sorpresas.
En "Archivo
Bolaño" hay fotos, videos y objetos (la máquina de escribir del autor de
Estrella distante, las revistas que editó en su juventud, los originales de las
antologías donde publicó sus primeros poemas y cuentos, las cartas que se
cruzaba con Enrique Lihn o el editor Jorge Herralde), pero sobre todo hay
cuadernos y más cuadernos, decenas de libretas y papeles que evidencian que
Bolaño escribía desde siempre, y que no dejaba de hacerlo nunca. Dividida en
tres períodos creativos y existenciales (Barcelona, Gerona y Blanes), si hay
algo que queda claro al ver el montaje de la muestra es la hiperconciencia que
Bolaño tenía de su propia escritura, de su vida de escritor, y del futuro que
más tarde o más temprano le esperaba. Guardaba todo, y llevaba una especie de
arqueo de su producción que linda con la obsesión patológica. Pero si de algo
sirve descubrir los esquemas y dibujos donde proyectaba las tramas de sus
historias y bosquejaba a sus personajes, la meticulosidad general con que
trabajaba estos planes, a veces con años de antelación, es porque así aparece
un sentido hasta hoy vedado para sus lectores: la convicción que parecía tener
de que su obra era en realidad un gran conjunto, un libro casi infinito
compuesto de poemas, ensayos, cuentos y novelas. No son todas las novedades: al
parecer se conservan alrededor de quince libros inéditos aún. El primero en ver
la luz sería una novela llamada El espíritu de la ciencia ficción, escrita en
1984.
No hay
mitificación posible: Bolaño vivía para escribir, y lo hizo a mano, sobre
cualquier superficie en blanco, hasta muy avanzada su producción, mientras se
mantenía como podía, de manera austera y trabajando de cualquier cosa. Aunque
se definiera como "poeta y vago" (en la muestra se conserva una de
las tarjetas personales que repartió hasta su muerte y que lleva esa leyenda),
lo cierto es que parecía tomárselo muy en serio, y que pensaba al detalle cada
uno de sus libros. Casi no hay tachaduras o correcciones a lo largo de cientos
de páginas, y en la solapa de los cuadernos anotaba ya la dedicatoria y los
epígrafes que llevarían sus libros una vez editados. La muestra es, en este
sentido, reveladora, y de ella se desprende una ética de la escritura que bien
harían en captar muchos escritores que recién comienzan.
Ahora que los
homenajes y los recordatorios se multiplicarán (Anagrama está lanzando
reediciones de El gaucho insufrible, Llamadas telefónicas y El Tercer Reich, y
la librería El Ateneo realizará durante julio una serie de mesas en las que
escritores y críticos analizarán parte de su obra), la exhibición cierra sus
puertas en Barcelona. Tendrá paradas en Santiago de Chile, Madrid y Nueva York.
La buena noticia es que existe la posibilidad de que, antes que en todas esas
ciudades, recale primero en Buenos Aires. Sería a fines de 2013. A Bolaño,
lector voraz de la literatura argentina y admirador confeso de autores como
Macedonio Fernández, Borges, Arlt y Cortázar, sería algo que seguramente le
agradaría.
Extraído de La Nación, 27.06.2013
Versión online: aquí
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