Las pigmeas historias de Augusto Monterroso

Una figura ineludible del microrrelato en la literatura latinoamericana es el guatemalteco Augusto Monterroso. Compartimos algunos de sus textos, acompañados por algunas consideraciones sobre el género que trabajaremos durante este mes.



En su artículo “El microrrelato: ese arte pigmeo” el crítico Pedro de Miguel señala que las raíces del género hay que buscarlas en la tradición oral, que desde la Edad Media difundió textos breves de intención didáctica, como las fábulas y los apólogos. Puntualiza que, en la segunda mitad del siglo XX, el micro cuento llega a un momento de madurez al que contribuyen factores tan disímiles como la experimentación vanguardista y las exigencias de las revistas literarias, que solicitaban textos breves a sus colaboradores. Finalmente retoma la reflexión de David Lagmanovich sobre el microrrelato como un género que les plantea los lectores una ruptura con las “maneras rutinarias de leer”.
El guatemalteco Augusto Monterroso fue, sin dudas, uno de los maestros del género en la literatura latinoamericana. En su obra encontramos ecos de las reflexiones precedentes. Le pertenece, además, el que quizá sea el microrrelato más famoso de América Latina y acaso el más breve del que se tenga registro: “Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.”
En La oveja negra y demás fábulas, Monterroso inscribe su literatura en esa tradición a la que se refiere de Miguel, pero en lugar de recurrir a la fábula para hacer valer una moraleja, lo hace en clave paródica. No todos los personajes son animales, se refiere a temas contemporáneos, y en muchos casos presentan fuertes referencias intertextuales. Seleccionamos a continuación un puñado de piezas pigmeas de ese libro.

LA OVEJA NEGRA
En un lejano país existió hace muchos años una Oveja negra.
Fue fusilada.
Un siglo después, el rebaño arrepentido le levantó una estatua
ecuestre que quedó muy bien en el parque.
Así, en lo sucesivo, cada vez que aparecían ovejas negras eran rápidamente
pasadas por las armas para que las futuras generaciones de
ovejas comunes y corrientes pudieran ejercitarse también en la escultura.

EL ESPEJO QUE NO PODÍA DORMIR
Había una vez un Espejo de mano que cuando se quedaba solo y
nadie se veía en él, se sentía de lo peor, como que no existía, y quizá
tenía razón; pero los otros espejos se burlaban de él, y cuando por las
noches los guardaban en el mismo cajón del tocador dormían a pierna
suelta satisfechos, ajenos a la preocupación del neurótico.

LA TORTUGA Y AQUILES
Por fin, según el cable, la semana pasada la Tortuga llegó a la meta.
En rueda de prensa declaró modestamente que siempre temió
perder, pues su contrincante le pisó todo el tiempo los talones.
En efecto, una diezmiltrillonésima de segundo después, como una
flecha y maldiciendo a Zenón de Elea, llegó Aquiles.

EL RAYO QUE CAYÓ DOS VECES EN EL MISMO SITIO
Hubo una vez un Rayo que cayó dos veces en el mismo sitio; pero
encontró que la primera había hecho suficiente daño, que ya no era
necesario y se deprimió mucho.

LOS OTROS SEIS
Dice la tradición que en un lejano país existió hace algunos años
un Búho que a fuerza de meditar y quemarse las pestañas estudiando,
pensando, traduciendo, dando conferencias, escribiendo poemas,
cuentos, biografías, crónicas de cine, discursos, ensayos literarios y
algunas cosas más, llegó a saberlo y a tratarlo prácticamente todo en
cualquier género de los conocimientos humanos, en forma tan notoria
que sus entusiastas contemporáneos pronto lo declararon uno de los
Siete Sabios del País, sin que hasta la fecha se haya podido averiguar
quienes eran los otros seis.

LA CUCARACHA SOÑADORA
Era una vez una Cucaracha llamada Gregorio Samsa que soñaba
que era una Cucaracha llamada Franz Kafka que soñaba que era un
escritor que escribía acerca de un empleado llamado Gregorio Samsa
que soñaba que era una Cucaracha.

SANSÓN Y LOS FILISTEOS
Hubo una vez un animal que quiso discutir con Sansón a las patadas.
No se imaginan cómo le fue. Pero ya ven cómo le fue después a
Sansón con Dalila aliada a los filisteos.
Si quieres triunfar contra Sansón, únete a los filisteos. Si quieres
triunfar sobre Dalila, únete a los filisteos.
Únete siempre a los filisteos.

EL PARAÍSO IMPERFECTO
—-Es cierto —dijo melancólicamente el hombre, sin quitar la vista
de las llamas que ardían en la chimenea aquella noche de invierno-;
en el Paraíso hay amigos, música, algunos libros; lo único malo de irse
al Cielo es que allí el cielo no se ve.

LOS CUERVOS BIEN CRIADOS
Cerca del Bosque de Chapultepec vivió hace tiempo un hombre
que se enriqueció y se hizo famoso criando Cuervos para los mejores
parques zoológicos del país y del mundo y los cuales resultaron tan
excelentes que a la vuelta de algunas generaciones y a fuerza de buena
voluntad y perseverancia ya no intentaban sacar los ojos a su criador
sino que por lo contrario se especializaron en sacárselos a los mirones
que sin falta y dando muestras del peor gusto repetían delante de ellos
la vulgaridad de que no había que criar Cuervos porque le sacaban a
uno los ojos.




La oveja negra y demás fábulas
Augusto Monterroso
Seix Barral, 1981.

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