Tres versiones de Baldanders
Primera versión: el monstruo sucesivo. Como encerrado en un único punto, como concentrado en un único ser, como condensado en un único instante, se nos revela el multifacético rostro
del monstruo que se transfigura con el poder con que reinan los monstruos en
las fábulas y mitos. Libro
de arena publicará en tres entregas,
sucesivas y diferidas, los textos referidos a la transformación de Baldanders,
mutante de la instantaneidad.
Si hay un ser que representa la Metamorfosis
más extrema es este tan curioso como evasivo personaje de la mitología germana
llamado Baldanders, a quien Jorge Luis Borges dedica una de las entradas de esa
brillante enciclopedia (“silva de varia
lección”, la llama Borges, juguetonamente, en el prólogo) que es El
libro de los seres imaginarios.
Dice Borges:
BALDANDERS (cuyo nombre podemos
traducir por "Ya diferente" o "Ya otro" ) fue sugerido al
maestro zapatero Hans Sachs, de Nuremberg, por aquel pasaje de la Odisea en que
Menelao persigue al dios egipcio Proteo, que se transforma en león, en
serpiente, en pantera, en un desmesurado jabalí, en un árbol y en agua. Hans
Sachs murió en 1576; al cabo de unos noventa años, Baldanders resurge en el
sexto libro de la novela fantástico-picaresca de Grimmelshausen Simplicius
Simplicissimus. En un bosque, el protagonista da con una estatua de piedra, que
le parece el ídolo de algún viejo templo germánico. La toca y la estatua le
dice que es Baldanders y toma las formas de un hombre, de un roble, de una
puerca, de un salchichón, de un prado cubierto de trébol, de estiércol, de una
flor, de una rama florida, de una morera, de un tapiz de seda, de muchas otras cosas
y seres, y luego, nuevamente, de un hombre. Simula instruir a Simplicissimus en
el arte "de hablar con las cosas que por su naturaleza son mudas, tales
como sillas y bancos, ollas y jarros"; también se convierte en un
secretario y escribe estas palabras de la Revelación de San Juan: "Yo soy
el principio y el fin", que son la clave del documento cifrado en que le
deja las instrucciones. Baldanders agrega que su blasón (como el del turco y
con mejor derecho que el Turco) es la inconstante luna.
Baldanders es un monstruo
sucesivo, un monstruo en el tiempo; la carátula de la primera edición de la
novela de Grimmelshausen trae un grabado que representa un ser con cabeza de
sátiro, torso de hombre, alas desplegadas de pájaro y cola de pez, que con una
pata de cabra y una garra de buitre pisa un montón de máscaras, que pueden ser
los individuos de las especies. En el cinto lleva una espada y en las manos un
libro abierto, con las figuras de una corona, de un velero, de una copa, de una
torre, de una criatura, de unos dados, de un gorro con cascabeles y un cañón.
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