Poema monstruoso


Durante el pasado mes de marzo, en la biblioteca “La Edad Dorada”, dedicamos los encuentros del ciclo “¡Está vivo!”, a trabajar con la novela Frankenstein o el Prometeo moderno, de Mary Shelley, al cumplirse doscientos años de su primera edición.



Se debatieron distintos aspectos, relacionados con la responsabilidad creadora del científico y los límites éticos de los “avances” de la ciencia. Los temas que más interesaron a los participantes fueron los relacionados con el misterio acerca de la creación de la obra y la vida personal de la autora: esa noche de reunión con amigos y el peculiar desafío byroniano de inventar una historia aterradora. Aparentemente, el monstruo habría surgido de sueños de Mary Shelley, a la noche siguiente-.

Una de las escenas más impactantes remite a la creación de un nuevo ser a partir de trozos de cadáveres de diferentes cuerpos, desenterrados por profanadores de tumbas. Esa manipulación, (podemos imaginar el apuro de la clandestinidad y casi el azar en la elección de los cuerpos), fue fundamental en la constitución del monstruo. El panorama y el imaginario popular acerca de la situación es tétrico, excepto en la versión cinematográfica de El joven Frankenstein de Mel Brooks que transforma todo el horror en risa. En la película, (ya un clásico del humor) el joven Frankenstein se queja del inmundo trabajo que están haciendo, y su asistente, Igor replica que podría ser peor. Que podría, además, estar lloviendo.

Acto seguido un relámpago ilumina la escena y se desata la lluvia.




A partir de la exploración de las distintas versiones de la novela llevadas al cine, (en las que cada una construye un monstruo diferente), fue que en el taller decidimos crear nuestro propio monstruo.

El instructivo no incluyó electricidad, sino que recurrimos a la obra de los ”poetas malditos”, a imágenes de cuerpos fragmentados, de deterioro, de muerte, e incluso relacionadas con el terrorismo de Estado.

Repartimos los poemas y resaltamos alguna estrofa, que hubiera llamado nuestra atención en una lectura  en diagonal o directamente al azar. Luego los numeramos para ordenarlos y finalmente unimos pedazos de distintos poemas.

Y aquí demostramos que… ¡está vivo nuestro poema monstruoso! Dadas las características del proceso creativo, guarda una particular relación con la categoría de "coherencia", aunque llama la atención alguna que otra rima inconsciente. Les presentamos nuestra monstruosa creación:

Por un minuto de vida breve
Extraño desacostumbrarme
Vigilaban con un naso o con un martillo
En las rodillas le tomaron los pezones
Con una tenacilla

Este canto me desmiente, me amordaza
Un bombachón de muñequera
En las redes de los pescadores

Más allá de cualquier zona prohibida
En lo que raya esa palabra
Yes, en el estuche del alcanfor
Del pecho de esa / pequeña viajera
Moría explicando su muerte

Hablas para no verme
Un asustado fauno
Arquea su entrecejo
Y si se entera Misia Amalia
Que se tiene un novio federal
Y la paya si callase.


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