La señora Pinkerton ha desaparecido: un doble homenaje

En esta pormenorizada reseña Ana Vergara nos invita a leer una novela de Sergio Aguirre que obtuvo nada menos que el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil y que es un doble homenaje, al gran escritor Roald Dahl, en primer lugar, y su novela Las brujas, y a Rod Serling, el guionista y anfitrión de la inolvidable serie “La dimensión desconocida”. 


Por Ana Sofía Vergara*


Esta novela comienza de una manera inquietante y misteriosa. La señora Pinkerton se siente aterrada, está profundamente alterada, no deja de decir que su vecina es una bruja, una “verdadera”. Su hijo Edmund, que ha ido a visitarla, no comprende el estado emocional en el que se encuentra su madre, ni el aspecto desaliñado que presenta, inusual en ella, ya que es una mujer elegante, también muy buena pintora y una persona orgullosa, arrogante y engreída, aunque eso no tenga nada que ver… de momento. Pero no puede reconocerla atrapada en esas emociones. La escucha, la interroga trata de entender el miedo desesperante que se ha apoderado de ella.  Por momentos, lo único que la tranquiliza, es la presencia de Picasso, el gato negro y regordete que no se le separa. Cuando la madre le dice que la bruja es la señorita Larsen, la joven vecina, bellísima y atractiva, con la que Edmund acaba de cruzarse al llegar, comienza a pensar que está perdiendo la razón. La anciana le dice que va a venir por ella, que ya la marcó, que la hechizó. Le ruega que la salve, que la saque de ahí, antes de que la haga desaparecer. Edmund trata de calmarla y decide escuchar su relato.

Ella afirma que cincuenta años atrás conoció a su vecina actual, en un hotel donde había ido con su padre y se había hecho amiga de Lucy Grey, a la cual la señorita Larsen hizo desaparecer por haber descubierto que era una bruja de Metsküla. Sabe que ahora, por haberla reconocido, ella tendrá el mismo destino. Edmund no cree que nada de eso sea posible y al mismo tiempo piensa que falta poco para ir a buscar a su hija al colegio. En medio de la situación se desata una terrible tormenta que lo empeora todo, lo hace incontrolable. Decide llevar a su madre a su casa, para que se tranquilice y se sienta más segura, pero ella no quiere irse sin su gato, que no aparece después de los truenos y los ruidos extraños. Entonces le dice que se prepare, que pasará luego de buscar a la niña por la escuela, que ya se ha retrasado mucho y se va en medio del temporal.    

Tener a su hija Alice con él lo tranquiliza, aunque ahora deba pasar por su madre. Así, ya todo se iría normalizando de a poco. Para no preocupar a su hija le pide que se ponga los auriculares, así puede hablar tranquilo con su esposa y el médico de su madre, el Dr. Serling. La niña asiente, pero no obedece y escucha todo. Decide investigar sobre lo que oyó y aparece en la pantalla información sobre esas brujas: … “Su principal rasgo es la vanidad, hacen desaparecer a mujeres orgullosas de sus obras, viven cerca de doscientos años, esconden una gran debilidad: el amarillo es un color mortal, suficiente para acabar con ellas”, entre mucha otra información. Su cabecita no deja de pensar, si decía todo eso, por algo sería, “Su abuela siempre ha sido odiosa, pero ninguna tonta”. Al mismo tiempo Edmund llama a su madre para avisarle que pronto llagarán. Ella grita desesperada, dice algo incomprensible y la comunicación se corta. Fallas en la línea, caída de señal, hacen que todo se vaya oscureciendo, se apague como el día después de la tormenta. Al llegar a la casa los dos descubren un hecho estremecedor.  

Una historia que tiene de todo: miedo, misterio, suspenso, dramatismo, terror y… brujas. Todos los ingredientes necesarios para acercar a los lectores a este género. 

Las ilustraciones en blanco y negro de Santiago Caruso capturan el suspenso que acompaña toda la historia, el clima de la obra.

Sergio Aguirre ha comentado en una entrevista que le hiciera “Ciudad X la revista cultural” allá por 2012, que: “Es también un homenaje a Roald Dahl y a Rod Serling, cuyas historias siempre me gustaron. Serling aparece en la novela… preguntando lo mismo que se preguntaba en su programa…  ¿Qué no es posible?”.   

Si la situación ideal de lectura para esta novela sería una tarde de lluvia, de tormenta, a mí me encontró leyéndola una mañana a puro sol. Eso sí, el viento insistió en rugir en la ventana durante toda la lectura, los 13º de este día otoñal helaron mis tobillos, se escuchaban ruidos en la pared de al lado y de arriba y el portero sonó dos veces sin que nadie me respondiera. No sé si las brujas existen, pero por las dudas fui a buscar y tener a mano mi bufanda amarilla.        


* Ana Sofía Vergara es docente de primaria, recientemente jubilada. Ejerció su vocación los últimos diez años, orgullosa, en la Escuela Pública. Muy feliz de haber terminado el recorrido, en la Escuela 3 DE 15 “República de Costa Rica”.

Apasionada por la lectura y de convidar las palabras a los niños. Disfruta escribiendo y dibujando. Amante de los dragones, viajes y colores.


La señora Pinkerton ha desaparecido
Sergio Aguirre. Ilustraciones de Santiago Caruso.
Norma, 2018.



                                                                                            

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