Transmigración, aventura Girondiana
Por Diana Tarnofky
Así, con la caricia del sol y la música de la oralidad llegó Oliverio Girondo a mi vida. Y se quedó para siempre, asociada su poesía a la experiencia performática. Poesía, lectura en voz alta, cuerpo. Baño de lenguaje. Juego. Desafío. Exploración.
Será por eso, que muchos años después, cuando compartíamos con la narradora Inés Perla nuestra “Alquimia” de cada viernes por la noche en Virasoro Bar, dimos en nombrar a nuestro espectáculo de narración oral “Transmigración” inspiradas en esa maravilla número 16 que habita en Espantapájaros, tercer libro escrito y publicado por Oliverio Girondo.
Así comenzaba, con este texto nuestro transmigrar:
16
A unos les gusta el alpinismo. A otros les entretiene el dominó. A mí me encanta la transmigración.
Mientras aquéllos se pasan la vida colgados de una soga o pegando puñetazos sobre una mesa, yo me lo paso transmigrando de un cuerpo a otro, yo no me canso nunca de transmigrar.
Desde el amanecer, me instalo en algún eucalipto a respirar la brisa de la mañana. Duermo una siesta mineral, dentro de la primera piedra que hallo en mi camino, y antes de anochecer ya estoy pensando la noche y las chimeneas con un espíritu de gato.
¡Qué delicia la de metamorfosearse en abejorro, la de sorber el polen de las rosas! ¡Qué voluptuosidad la de ser tierra, la de sentirse penetrado de tubérculos, de raíces, de una vida latente que nos fecunda... y nos hace cosquillas!
Para apreciar el jamón ¿no es indispensable ser chancho? Quien no logre transformarse en caballo ¿podrá saborear el gusto de los valles y darse cuenta de lo que significa “tirar el carro”?...
Poseer una virgen es muy distinto a experimentar las sensaciones de la virgen mientras la estamos poseyendo, y una cosa es mirar el mar desde la playa, otra contemplarlo con unos ojos de cangrejo.
Por eso a mí me gusta meterme en las vidas ajenas, vivir todas sus secreciones, todas sus esperanzas, sus buenos y sus malos humores.
Por eso a mí me gusta rumiar la pampa y el crepúsculo personificado en una vaca, sentir la gravitación y los ramajes con un cerebro de nuez o de castaña, arrodillarme en pleno campo, para cantarle con una voz de sapo a las estrellas.
¡Ah, el encanto de haber sido camello, zanahoria, manzana, y la satisfacción de comprender, a fondo, la pereza de los remansos.... y de los camaleones!...
¡Pensar que durante toda su existencia, la mayoría de los hombres no han sido ni siquiera mujer!... ¿Cómo es posible que no se aburran de sus apetitos, de sus espasmos y que no necesiten experimentar, de vez en cuando, los de las cucarachas... los de las madreselvas?
Aunque me he puesto, muchas veces, un cerebro de imbécil, jamás he comprendido que se pueda vivir, eternamente, con un mismo esqueleto y un mismo sexo.
Cuando la vida es demasiado humana —¡únicamente humana!— el mecanismo de pensar ¿no resulta una enfermedad más larga y más aburrida que cualquier otra?
Yo, al menos, tengo la certidumbre que no hubiera podido soportarla sin esa aptitud de evasión, que me permite trasladarme adonde yo no estoy: ser hormiga, jirafa, poner un huevo, y lo que es más importante aún, encontrarme conmigo mismo en el momento en que me había olvidado, casi completamente, de mi propia existencia.
Y la vida siguió girando, girando y la huella Girondo, continuó acompañando el camino. Tuve la dicha inmensa de compartir en radio nacional la fusión de Juana Pimienta conducido por Liliana Daunes con Noche tras noche, conducido por Tom Lupo. En ese tiempo de feliz coincidencia “en las orillas del aire” -como dice Liliana Daunes- tuve la oportunidad de vibrar con la voz de Tom recitando poemas de Oliverio (y otros autores/as también).
Desde ese tiempo, Giro Hondo se deja escuchar en casa, danza de voces Oliverio-Tom, celebración poética.
Comparto aquí, para extender la fiesta:
Giro Hondo. Poemas de Oliverio Girondo.
Recitados por Tom Lupo. Música León Gieco y Luis Gurevich.
“…Hace años circulaban unos versos que aludían a esa locura deambulatoria de Girondo. Decían:
A veces rotundo
A veces muy hondo,
Se va por el mundo, girando, Girondo…”
Susana Lange
Fragmento escrito por Tom Lupo en la portada del cd:
“Lo cotidiano, sin embargo,
¿No es una manifestación admirable y modesta de lo absurdo?
Y cortar las amarras lógicas,
¿no implica la única y verdadera posibilidad de aventura?”
Oliverio Girondo
Difícil encontrar una síntesis mejor sobre la obra de Girondo que sus propias palabras. Lo que puedo contar es que me ha emocionado tantas veces…
Este poeta tan actual, que si no apareciera la palabra tranvía, uno podría pensar que escribió ayer. O mañana.
Un poeta que da ganas de recitarlo. Y sigo creyendo que la poesía es esencialmente oral.
Agrego algo más acerca de esta puesta en voz de la poesía de Oliverio, cuando comenzó a girar en el mundo Giro Hondo:
En la Argentina modernista de los ’30, el propio Oliverio Girondo aconsejaba que sus poemas fueran leídos en voz alta. No una ni dos, sino tres veces. En el tranvía, desde luego, pero también al calor de las tertulias de revistas como Proa, Prisma y Martín Fierro, donde compartió staff con muchachos vanguardistas como Jorge Luis Borges, Raúl González Tuñón, Macedonio Fernández y Leopoldo Marechal. La poesía de Girondo, lúdica y voluptuosa, alcanza con la oralidad su verdadera naturaleza. No casualmente es uno de los escritores más recurridos por el cine a la hora de los parlamentos. No casualmente el sello Acqua Records acaba de editar Giro Hondo, un proyecto que rescata la vieja tradición de la literatura en disco. En este caso, los poemas de Girondo están en la voz de Tom Lupo (un especialista en la materia) y con el marco musical de Luis Gurevich, León Greco y su hija Joana.
“Mi relación con la obra de Girondo viene de hace muchos años –cuenta Tom-. Lo conocí en la misma época que a Macedonio y fue encontrarse con el ‘surrealismo’ sureño. Además comencé a hacer recitales de poetas argentinos y españoles y notaba la fuerte reacción que producían los poemas de Oliverio, tal vez por la increíble vigencia que tienen”. Periodista, poeta y psicoanalista, Lupo viene recitando desde los ’80, cuando se presentaba en el circuito undergound para declamar la obra de tipos como García Lorca, Gelman, Tuñón, Pessoa, Alejandra Pizarnik y el propio Girondo. En esta oportunidad, Lupo trabajó con Gieco y Gurevich para el soporte musical. “En algunos casos la música vino después –explica Tom-. En otros, León me pidió que escuchara primero algunos temas y eligiera textos que tuvieran que ver con esas melodías. Creo que la música potenció la emoción de los textos. Y la mía propia, por supuesto. Creo que me dejé llevar por su intención. Era como querer prestarles el cuerpo a esos poemas para que Girondo se haga presente”.
Basado, sobre todo, en textos de sus tres libros más populares (Veinte poemas para ser leídos en el tranvía, Calcomanías y Espantapájaros), Giro Hondo es una excelente puerta de entrada al universo Girondo: “ojalá llegue a muchos jóvenes para despertarles el bichito de la poesía; y que los más grandes, los que ya conocían a Girondo, vuelvan a emocionarse con uno de los mejores poetas que dio nuestra lengua” (: (InfoNews, enero 2012.
Para escuchar una y mil veces
Gracias totales y eternas al queridísimo Tom.
Puedes juntar las manos
Nocturno
Poema 12
Exvoto
Siesta
Apunte callejero
Mi lumía
Sí, la poesía Girondiana abre el juego, siempre ofrece riesgos y desafíos en propuestas de narración oral, en la radio, en un disco, y en el escenario teatral. Cuando se cumple un siglo de la publicación de los primeros poemas de este poeta multifacético Ocasión extraordinaria para volver a visitar su poesía desde esta propuesta teatral que nos ofrece la producción de Tatamiteatro, con idea y dirección de Deby Watchtel: Las chicas de Flores.
Para terminar, mientas celebramos los 130 años del nacimiento de este poeta-dramaturgo-narrador-artista plástico-coleccionista-viajero cosmopolita, quiero invitarles a escuchar esta imperdible charla sobre él, que ofreció el poeta Jorge Boccanera, y que se llama La ruptura constante.
Me despido con este poema de Oliverio. Hago mías sus palabras, así también finalizaban las Alquimias de los viernes por la noche en Virasoro Bar. Agradecimiento sin fin…
Gratitud
Gracias aroma
azul,
fogata
encelo.
Gracias pelo
caballo
mandarino.
Gracias pudor
turquesa
embrujo
vela,
llamarada
quietud
azar
delirio.
Gracias a los racimos
a la tarde,
a la sed
al fervor
a las arrugas,
al silencio
a los senos
a la noche,
a la danza
a la lumbre
a la espesura.
Muchas gracias al humo
a los microbios,
al despertar
al cuerno
a la belleza,
a la esponja
a la duda
a la semilla,
a la sangre
a los toros
a la siesta.
Gracias por la ebriedad,
por la vagancia,
por el aire
la piel
las alamedas,
por el absurdo de hoy
y de mañana,
desazón
avidez
calma
alegría,
nostalgia
desamor
ceniza
llanto.
Gracias a lo que nace,
a lo que muere,
a las uñas
las alas
las hormigas,
los reflejos
el viento
la rompiente,
el olvido
los granos
la locura.
Muchas gracias gusano.
Gracias huevo.
Gracias fango,
sonido.
Gracias piedra.
Muchas gracias por todo.
Muchas gracias.
Oliverio Girando,
agradecido.
¡¡Muchas gracias por todo querido poeta Oliverio Girondo!!
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