85 años del nacimiento de Severo Sarduy

El próximo domingo 27 de febrero van a cumplirse 85 años del nacimiento del poeta, novelista y ensayista cubano Severo Sarduy. Nacido en Camagüey, estudió allí y en La Habana. Eran los últimos años de la dictadura de Batista y los estudiantes universitarios estaban de huelga casi permanentemente, 

Después del triunfo de la Revolución, colaboró con la sección Cultural del Diario Libre, y con el periódico Revolución. Becado por su país, en 1960 viajó a España para especializarse como crítico de arte. Posteriormente estuvo en  otros países de Europa, y se negó a volver a Cuba, cuando el gobierno indicó a los becarios que regresaran a la isla. Se lo consideró contrarrevolucionario y  nunca regresó a su país. Estudió Arte en el Louvre, trabajó en la radio francesa, en Editions du Seuil y estuvo vinculado al grupo Tel Quel. Fue una de las voces más importantes de la literatura cubana del siglo XX.
Murió en París, el 8 de junio de 1993, por complicaciones en su salud derivadas del HIV. Años después, Francois Wahl, su compañero de toda la vida, supervisó junto con Gustavo Guerrero, la edición de su Obra Completa, que hizo Sudamericana.  
Recordamos a Severi Sarduy leyendo tres de sus grandes poemas.



Santa Teresa de Avila

                                                    a Elizabeth Burgos

Dios te perdone, Juan de la Miseria,
que la pintaste legañosa y fea,
y perdone también a quien la vea
bajo este ruin disfraz de la materia

y no bajo el de un ángel abrasado
que otro ángel, por amor, flecha y castiga.
-No hay nada que se piense o que se diga
más hondo que este amor y su cuidado-.

El reino recorrió diseminando
no la revolución, mas la reforma
radical, sin violencia -siempre y cuando

fuera posible-. Aunque maltrechos sobre
los caminos, sus pies fueron la norma.
De andar y desandar. De andar, la pobre.


Pido la canonización de Virgilio Piñera

Poco interés presentan estas cosas
para un Concilio, que otras más urgentes
-la talla de los ángeles, las fuentes
del Edén-, y sin duda, más valiosas

apremian sin cesar. Insisto empero
para que tenga sitio en los altares
este mártir de arenas insulares.
Por textual, su milagro verdadero

dio presa fácil a los cabecillas
y a los sarcasmos que, de tanto en tanto,
interrumpen las furias amarillas,

las madres del exilio y del espanto.
Es por eso que a Roma, y de rodillas,
iré a exigir que lo proclamen santo.


La letra con sangre entra...

                                             A Arturo Carrera

La letra con sangre entra
como el amor. Mas no dura
en el cuerpo la escritura,
ni con esa herida encuentra
paz el amante. Se adentra
en el cuerpo deseoso
y más aumenta su gozo
con su mal. Alegoría
de nuestra postrimería:
jeroglífico morboso.

 

Obra completa
Severo Sarduy
ALLCA XX, Editorial Sudamericana, 1999.




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