“Me encanta poder mudarme a otras cabezas. Hay un mundo que solo existe en la fantasía”

Segunda parte de la entrevista a Julieta Zylberberg, en el marco de Cine + Protagonistas.



MM: Me quedé con una frase que dijiste, que ya sacaron de cartelera la película de Ana Katz. 

JZ: Terrible. 

MM: Con Sorín lo hablamos, con Pitterbarg lo hablamos, ¿Cómo ves la situación del cine a partir de la pandemia?

JZ: Yo creo que antes de la pandemia el cine en sí mismo estaba complicado. No tengo muy en claro cómo son las exigencias y las normativas. Pero sé que no protegen la exhibición de películas nacionales. No responden al tiempo que necesita una película nacional. La película de Ana fue la más premiada internacionalmente de las que trabajé. Increíble. Junto con Relatos salvajes. Ganó de todo, los premios más importantes, y estuvo en cartel cuatro días. Es violento, realmente. Y es subestimar al público argentino, porque no le dan tiempo. Mi hermana no fue: “No llegué. Iba a ir la semana que viene”. Eso, más la gente que como es una peli argentina tarda un cachito más, entonces tarda más la cadena. Pero la normativa no protege eso. Realmente es un delirio, una película que ganó todo en todos los festivales en los que fue vista. Y no se va a poder ver en cine. Y me da pena, porque es muy para pantalla grande.

LA: ¿Qué opinás de las plataformas de streaming que hay ahora? Hiciste una serie para una de esas plataformas, ¿no? 

JZ: Sí. Bueno, es la nueva fuente de trabajo. Por supuesto que desplaza al cine un montón, desplaza a la televisión de aire… No tengo una opinión. Es lo que es. No hay una valoración al respecto, es la absoluta realidad, inamovible. Y es la globalización, también. 

LA: Acerca de tu paso por la televisión abierta, en Farsantes, de Pol-Ka, hacías un personaje cómico donde el humor descansaba sobre tus hombros. ¿Cómo es laburar así? ¿Cómo es eso? 

JZ: Es bastante deportivo. Es divertido. Yo he tenido buenas experiencias. Tampoco hice tantas series de tele abierta. Pero las veces que hice la pasé muy bien, me divertí. Me gustó, hice lo que quería. Farsantes estaba buenísima.

LA: Sí, yo la tenía bastante fresca. Cómo se fue armando con lo que traía cada actor.  Parecía un picnic en el que cada uno aportaba, fue una serie que quedó bien. Ahora no está pasando eso. Va cambiando todo. 

JZ: No he visto. Es otro género también. 

LA: Sí, van parodiándose a sí mismas. Es distinto a lo que hiciste para Jardín de bronce

JZ: Esa fue una serie para HBO. 

LA: Esa tenía producción. Era grosa. Tuviste escenas de pelea y todo eso. 

JZ: Sí, eran ocho episodios. Una miniserie, otra cosa. En cuatro meses se filmaron ocho capítulos. Nada, más cercano a una película. 

MM: Acá Alicia, una de nuestras compañeras de todos los martes, te pregunta si te eligen porque sos sensible a temáticas sociales, como la maternidad, el mal empleo, las familias ensambladas, la homosexualidad, la infidelidad, etcétera. Si pensás que pasa por ahí. 

JZ: ¿Si me eligen por sensible? No lo sé. He conocidos actores con muy poca sensibilidad social que sí me transmitían mucha empatía. No me parece que tenga que ver. Hablo como espectadora, no como actriz. Los actores que me gustan veo que son personas pensantes. Y que tienen una visión de algo. Pero después, siento que hay gente con la que no comparto nada ideológicamente, y que siento que interpretan muy bien cosas con las que no están de acuerdo. Me emociono un montón con actores que conozco en la vida, que son unos forros totales, y con un trabajo me rompen el corazón. Más allá de que me parezca que no tienen nada que ver. Siento que hay actores que son más inteligentes como actores que como personas. Y al revés también. Para mí, eso puede ser más difícil. Porque se nota. Pero hay casos en los que no. Para mí, no es excluyente. 

LA: Julieta, ¿te gustaría dirigir una película? 

JZ: Puede ser. No sé. Por ahora, no. 

LA: ¿Y escribir un guion para filmar?

JZ: Un guion escribimos hace muchos años (se está filmando ahora), con Esteban, el papá de mi hijo, cuando éramos novios. Y con Nacho Roger y Ezequiel Díaz, que son amigos nuestros, de los dos, y son pareja, estuvimos los cuatro, hace once o doce años (no existía Luis, éramos muy jóvenes). La escribimos y la idea era que la actuáramos Esteban, Echi y yo, que hacíamos de hermanos, y con una madre. Dio un montón de vueltas, un poco lo terminó Nacho Roger, que es el director. Pero la están filmando ahora. Re lindo. Se llama La fiesta. Es divina la película. La madre es Cecilia Roth, y los hijos son Echi, Dolores Fonzi, y Daniel Hendler que hace el personaje que en su momento pensamos para Esteban. Justo nosotros no podíamos, salió el INCAA, y somos amigos. Nos encanta que la estén haciendo ellos. No es algo que para mí sea tan fácil, no soy muy ordenada para llevar a cabo un trabajo así. Por ahora no. 

MM: Julieta, cuando te contactamos estabas filmando en Estados Unidos. Volviste para ir a filmar al norte, no me acuerdo si a Misiones. 

JZ: A Jujuy. Era parte del mismo proyecto. 

MM: ¿De qué se trata?

JZ: Es una serie, un proyecto muy delirante. Al menos, delirante para mí. Es una serie de Amazon, de allá. Los protagonistas son Sissy Spacek y J.K. Simmons. Somos seis o siete personajes protagónicos pero ellos dos son los que llevan el relato. Es una peli de ciencia ficción. Estamos Rochi Hernández y yo. Ella hace de mi hija. Somos dos personajes argentinas,  jujeñas, que estamos en esta trama. Fue todo muy loco, porque yo no hablo muy bien inglés, ni tampoco tengo una apariencia muy latina, pero fue. Me llamaron. Creo que habían visto El rey del Once, una de esas cosas muy random de la vida. Me pregunté por qué llegaron a mí. En un momento Campanella trabajaba en el proyecto. Después se bajó. Pensé que vendría por ahí, que me habría nombrado, aunque yo no había trabajado con él. Después me dijeron que habían visto El rey del Once, y que a la mujer que trabaja en el casting de Amazon le había quedado. Todo así, todo raro. Me llamaron para hacer una audición en inglés; les dije que no hablaba inglés, que lo hablaba para defenderme, para ir a comprar algo si viajo, para comunicarme con un vendedor. Me dijeron que no importaba. Me preguntaron si podía aprenderme las líneas y les dije que sí. Lo hice acá, en mi casa, con este amigo, Nacho Roger. Después se estiró por la pandemia. Nos matábamos de risa, porque yo hablando en inglés… estábamos re tentados. La hicimos quince veces la escena. Llorábamos de la risa. Somos muy amigos y él se tentaba cuando yo hablaba en inglés. Pero  se re coparon. Después allá tuve una reunión con todos (allá todos son muchos). Los guionistas y los “conductores” de la serie: un director, los guionistas y un productor. Y les gustó eso. Que no hablara tan bien inglés, al final fue bueno, porque habían buscado un montón de actrices que hablaban muy bien inglés, pero que no podían actuar que hablaban peor. Porque yo tenía que hacer de una argentina. Es muy loco. Estuve pensando mucho en ese tiempo ahí, en el idioma, en que la lengua de uno es un montón. No es cualquier cosa actuar en otro idioma. A mí me pasa mucho, incluso cuando un mexicano hace de argentino. No se cambia necesariamente de idioma pero se pierde la esencia. Nuestra lengua es nuestra esencia, es el humor, es la música que tenemos al hablar, y eso es radicalmente distinto. Allá tenía mucho tiempo libre para pensar en estas cosas. Me acuerdo de que hablaba con la que hacía de mi hija. Ella sabía hablar muy bien inglés. Y yo le decía que no preguntara en el  mismo tono en el que preguntaban ellos. Porque ella es argentina. La manera de preguntar How are you? es completamente distinta. El tono. Es otra música. Me resultaba interesante pensar eso, y también con los directores que no hablaban español. Es como si yo estuviera dirigiendo a alguien que habla chino. No sé si está entonando bien en su idioma o en el mío. Con Rochi teníamos muchas escenas en español. Y ellos, chochos. Y bueno… confiemos. Pero en algún punto nosotras también teníamos que pensar bastante. Yo tampoco entendía. Te das cuenta cuando alguien está haciendo las cosas de una manera u otra. Hay algo de la música del idioma que siento que es muy fuerte. 

MM: Bueno, Laura, ¿te parece que abramos acá a los compañeros y compañeras si tienen alguna pregunta? Te leo una. Acá Liliana preguntó si te gustaría dirigir actores. 

JZ: Eso me interesa. Eso un poco me interesa. Y siento que tengo buen ojo. Muchas veces nos dirigimos también entre nosotros. Me parece importante que podamos decirnos cosas entre los compañeros, cuando hay confianza. Muchas veces, uno ve de afuera algo que el otro, desde adentro, no está viendo. Y a mí me pasa también. Por ahí el director estaba viendo otras cosas, o hubo algo que no se me ocurrió. O tenés un vínculo más íntimo con tus compañeros actores, y podés pedir que hagan algo que ya hicieron. Me parece que para eso tengo buen ojo, y me gusta cuando también lo hacen conmigo. 

Gabriel: En un sentido más general, quería preguntarte si estás pendiente de la crítica, de lo que los medios publican, de todo lo posterior a la vida de una película. Qué importancia le das y si estás pendiente de esos temas. 

JZ: Bueno, sí. En su justa medida. Nunca me han hecho una crítica mala. Sí me han ignorado, y me ha dado bronca a veces, pero tampoco me importa tanto. Estrenar una película me encanta y es una fiesta. Todo es tan difícil y tan largo, que cada vez que se estrena una película, es realmente una fiesta. Es un placer enorme. Me gusta que a la gente que me interesa le guste mi trabajo. Supongo que esa aceptación sí la busco, o sí, me importa. Pero bueno, no mucho más. 

Néstor: ¿Qué proyectos tenés para el año que viene, en cine, en teatro, en la tele…? 

JZ: Ahora en diciembre voy a hacer unas funciones de La fiebre, que los invito a verlas. Es una obra de teatro de Mariana Chaud, que hicimos desde bastante antes de la pandemia. Es hermosa la obra. Es un unipersonal, a mí me encanta hacerla. Disfruto un montón. Ahora reestrenamos este sábado en el teatro NUN. Son tres sábados: 4, 11 y 18. Así que si quieren ir… es hermosísima la obra. Voy a filmar dos películas, pero más para abril y mayo. Una con Ariel Rotter y otra con Mateo Arneski. Voy a actuar con Martín Piroyansky, que me divierte mucho porque somos amigos. No sé si habrá otra temporada de esta serie yanqui, ni cuándo lo sabré, pero hay una posibilidad. Y siempre que puedo hacer La fiebre, la hago, porque me fascina.

Néstor: Una complementaria: ¿qué te significó haber estado, aunque sea en un papel más chico, en un teatro con Norma Aleandro?

JZ: ¡Uh, esa obra la vio un montón de gente! Se llamaba Agosto, y era muy buena, realmente. Muy difícil, porque las obras de teatro comercial son el noventa por ciento malas, para mí. Sinceramente me pasa. Voy a verlas y nunca me gustan, me re aburro. En general me cuestan. Esta estaba buena, posta. Y la vio muchísima gente. Disfruté mucho hacerla. Para mí, los caminos de la actuación y la carrera son un poco misteriosos. Nunca son tan directos, por lo menos en mi caso. No es que me ven en una película y me llaman. Muchas veces me preguntan eso. A mí no me llamaron de ningún país, a mí no me significó, concretamente, una proyección internacional. En mi caso es siempre más curioso: “te vi acá, después te vi allá”… Es un poco más lento, quizás. Sé que la vio un montón de gente, y mi personaje era divertido. Ahí también… tenía veintiséis o veintisiete, y hacía de catorce. Gracioso. 


MM: ¿Alguien más quiere preguntar?

Asistente: Sí, yo. Es un comentario, no tanto una pregunta, aunque quizá sí. A diferencia de muchos actores queridos, grandes, a mí me pasa, y creo que a los demás también, que en cada trabajo Julieta no está, desaparece, es el personaje. Es como que hay una plasticidad, un poner el cuerpo al servicio del personaje, que a mí me llama la atención, y lo hemos comentado. Esa ductilidad para el humor, para el drama, para la asfixia, para lo que sea. Y “Julieta no está”.

JZ: Mirá qué loco. Yo pienso que re estoy en todo. 

Asistente: No. Para mí, no. Justamente, tal vez te llamen para hacer personajes que muchas veces tienen poco diálogo, porque hay como una transparencia, algo que se armó adentro, que no necesita palabras. Vos no necesitás palabras. Estás ahí. 

JZ: ¡Qué bueno! Me encanta…

Asistente: Por eso, la pregunta es si sos consciente. No sé si es un halago…

JZ: Me halaga a mí porque es algo que está buenísimo. A mí me pasa todo el tiempo, que me agarra el sinsentido de la vida. Acecha permanentemente. Siento que ser actriz puede ser muchas veces algo muy volátil, muy superficial, muy sinsentido. A veces siento que uno se olvida o pierde de vista por qué hace lo que hace. Cuál es el sentido. Y a veces cuando aparecen estas cosas, es una suerte. Con Mi amiga del parque me pasó un montón, que íbamos con Ana a las proyecciones de la película y hablábamos con el público. Y la gente estaba muy conmovida. Esto es. Comunicarse. Encontrarle la razón de ser a las cosas, que siempre es muy complicado. Yo creo que nosotros estamos educados en una sociedad para hacer una sola cosa. Una sola persona. Y todos somos un montón de cosas. Por algo de eso, a mí me encanta ser actriz. Yo quiero hacer todo, aunque sea un poquito. En la serie yanqui de ahora, que es un delirio, complejo, estoy con armas. Además de todo soy una asesina, en un punto. Y está buenísimo. Me encanta poder mudarme a otras cabezas. Hay un mundo que solo existe en la fantasía. Estoy acá y me gusta mi vida. No soy una asesina. Pero la posibilidad de llevar a cabo la fantasía asesina que tenemos todos desde que nacemos (esa y tantas otras), es como continuar un poco eternamente con la infancia, en la que todo es una posibilidad. Y en la que también sos muy virgen, todavía no se sabe quién vas a ser. Vieron que los niños juegan muy a fondo. Los niños jugando son los mejores actores que he visto. Juegan con una verdad… Mi sobrino de cinco años, que vive en un mundo de fantasía (mi hijo ya es más grande), si vieran lo serio que te dice que vio un dinosaurio… Está ahí. Es un nivel de verdad con el que elige jugar, que está ahí. Está cazando dinosaurios. No te da simpatía solamente, sino también un poco de envidia, porque realmente, la apertura a que todos los mundos son realmente posibles… Los niños van aprendiendo el mundo. Nada está dado. Todo lo que preguntan los va llenando de información. Entonces, a medida que tenemos una verdad de las cosas, nos vamos coartando un montón, pero hasta que eso se completa, todo es una posibilidad. Y para mí, un poco, actuar es eso. No estoy pero estoy en todas las cosas. 

Asistente: Pero cerró, porque al principio, cuando hablabas del humor (decías que te está por nacer una lágrima y de repente sale un disparate), hablaste de juego. Y los chicos viven en el juego. Así que cerró con lo del principio de la charla. Como que también hay algo de ese juego primitivo, que sale. Qué bueno. Gracias. 

MM: Bueno, te tenemos acá hace casi una hora y media, Julieta. Acá Alicia, que es psicóloga, dice algo muy lindo: “Me encanta que no tenga todas sus respuestas cerradas”. Está buenísimo. Laura…


LA: Bueno, lo que yo quería decirte, es que no pierdas nunca esa cualidad de juego para actuar, porque es lo que te hace muy poderosa. Con eso vas a jugar siempre y te vas a divertir. 

JZ: Siempre pienso que cuando eso se me termine, también se me terminó un poco.

LA: Claro. Hay que mantener la frescura, sería la conclusión. 

JZ: Sí. Quizá no dura toda la vida. Capaz que en muchos años me embolo, o me llaman para hacer cosas aburridas y las tengo que hacer igual porque no tengo plata. No sé. Pero en un mundo ideal, es un trabajo que si me embola no querría hacerlo más. Si pierdo la necesidad o el deseo, preferiría no tener que hacerlo. 

MM: Bueno, como dicen los chicos, te damos las muchas gracias.

JZ: Les agradezco yo a ustedes. Esto también llena de sentido mi trabajo. Poder conversar. Me gustó, lo disfruté un montón, los distintos puntos de vista, y lo que ven y lo que hacen. Y está buenísimo. Así que un placer, gracias. 

MM: El año que viene tal vez te molestemos porque vamos a hacer una maratón de las películas de Ana Katz y vos le vas a hablar bien de nosotros. 

JZ: Con todo gusto. A Ana también le va a gustar mucho. 

LA: Gracias otra vez. 

JZ: Gracias a ustedes. Un beso. 

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