"Le hablé de “Por” más de una vez. Pero jamás se me habría ocurrido que 30 años más tarde yo iba a hacer un libro dedicado exclusivamente a esta canción."

En el marco de la conmemoración de los diez años de la muerte de Luis Alberto Spinetta, Diana Tarnofky le hizo una hermosa entrevista a Eduardo Berti. Además de haber realizado la extensa entrevista con el músico que se publicó con el título de Crónica e Iluminaciones, Berti es autor de Por- Lecturas y reescrituras de una canción de Luis Alberto Spinetta, en el que hace un abordaje particular de una de las inolvidables canciones de Artaud. Compartimos la primera parte de la charla.



Febrero 2022, diez años pasaron desde que el muy amado músico Luis Alberto Spinetta partió hacia otros universos. Pasar por el aniversario de su muerte física trae dolor. Leerlo, escucharlo en las entrevistas, escuchar su música renueva esa multiplicidad de emociones y pensamientos  que el Flaco sabía ofrecer: pura vida. Spinetta eterno. 

Hoy, queremos compartir nuestro diálogo con Eduardo Berti, escritor y periodista cultural que plasmó en escritura y publicó en 1989  “Spinetta, crónicas e iluminaciones”: un libro donde nos encontramos con las mismísimas palabras de Spinetta y la mirada que Luis arroja sobre su obra y el mundo. Sin embargo, en esta ocasión, invitamos a Eduardo para conversar acerca de otro libro maravilloso de su autoría, publicado muchos años más tarde y en el que también el universo Spinettiano convoca a sumergirnos en la obra de este artista único. Se trata de Por Lecturas y re-escrituras de una canción de Luis Alberto Spinetta, que comienza con estas palabras de Berti:

Este libro toma como punto de partida la letra de una canción escrita por L.A.Spinetta y Patricia Zalazar. La canción se llama “Por” y forma parte del disco Artaud, editado en 1973. La letra es muy singular: una lista o una serie de 47 palabras. Más exactamente, 46 sustantivos y la preposición ”por” al final.

La canción (cuyo título puede entenderse, entre otras cosas, como signo de multiplicación) suscita aquí, bajo el título de Aproximación, una lectura bastante libre (lejos de un ensayo tradicional), una seguidilla de reescrituras creativas agrupadas en el capítulo llamado Por y una serie de invitaciones, en forma de mazo de cartas, para que el lector siga explorando. Con respecto a esto último, ver los capítulos Salto y Fin.

Las reescrituras o multiplicaciones de la letra original no solo consisten en permutaciones o reordenamientos de las palabras, sino también en cambios formales, recortes, desmembramientos, ampliaciones, montajes visuales o versiones alternativas. Cada una de las operaciones se explica en el capítulo que se titula Luz.


Como se podrá observar, al leer estas primeras líneas, estamos a punto de ingresar a una aventura de lectura sin límites, un universo de posibilidades desplegadas. Una invitación a multiplicar sentidos, lecturas, escrituras, asociaciones, intertextos. Una fiesta.


Sean bienvenides a esta conversación regada con mate de orilla a orilla, de ventana a ventana entre Francia y Argentina con Eduardo Berti.

Le comento a Eduardo que el juego de cartas “Por” (cada carta tiene un verso elegido de diferentes canciones de Luis) me acompaña dónde voy y lo juego a modo de oráculo poético. Le pregunto a las cartas, qué tienen para decirme cada día. A veces elijo al azar tres cartas, con deseo de componer un haiku que multiplica su decir porque juego a cambiar el orden de los versos. Siempre me asombro.

Eduardo Berti: Los lectores me sorprenden con lo que hacen a partir de las reglas de juego que les propuse. Tal vez porque las reglas de juego están hechas, en definitiva, para que las quebremos. La gente me dice: “Yo saco una carta por día / Yo saco tres / Yo saco diez y hago varios poemas”. Bueno, ese es el espíritu del libro: que cada lector siga proponiendo o descubriendo caminos de multiplicación y re-escritura.

Diana Tarnofky: Es sumamente provocador este libro “Por”. En un momento vos decís: "caleidoscopio ilimitado”, pareciera que no hay fin. Mientras se va leyendo el libro, se van abriendo puertas donde una siente que tiene que volver a re-leer. Provocación para leer, re-leer, escuchar y re-escuchar canciones del Flaco. Invitación a detenerse en lugares donde una no se había detenido antes. Un zoom adentro de la canción “Por”. Un libro como un laberinto, como un abridor de puertas.

EB: Esta es una de las canciones más cortas y más minimalistas de Luis. Poca cantidad de minutos, economía de palabras, gramática desarmada o reducida al mínimo. Me interesaba mostrar –y no es ningún descubrimiento-  que una canción chiquita puede encerrar un universo y ofrecer muchísimas aristas.  Que puede abrir un millón de puertas. Que lo pequeño es hermoso y puede ser poderoso. Al mismo tiempo, claro, en ese mismo disco (“Artaud”) tenemos “La cantata de puentes amarillos”, que es todo lo contrario: un monumento con varios minutos de duración. Y que es otra bomba atómica. Pero, en el caso de “Por”, quise mostrar la cantidad de conexiones, de puertas y ventanas que puede haber en una canción tan pequeña. La cantidad de vínculos que sugiere. Cuando me puse a indagar no me imaginé que iba a encontrar tanto. Yo mismo me fui sorprendiendo a medida que avanzaba.

DT: ¿Hace mucho que esta propuesta andaba dando vueltas en vos? Digo, porque tenés un vínculo muy cercano y de mucho tiempo con Luis Alberto Spinetta.

EB: La primera idea apareció de una manera más abstracta. “Acá se puede hacer algo”, pensé. El discurso gramatical está roto. Son palabras sueltas, piedritas que se pueden desplazar y rearmar de varias formas, como un rompecabezas, y que siempre van a dar una imagen más o menos parecida o vinculada a la primera versión. Quiero decir: si vos agarrás la letra de “Muchacha ojos de papel”, la desarmás palabra por palabra y la volvés a armar de otros modos, tendrás resultados muy diferentes a la versión original. Mientras que en “Por”, si hacés lo mismo, permanecés más o menos en el mismo nivel de discurso. Eso me parecía una pista interesante. Pero era una idea muy abstracta, no sabía muy bien qué hacer. Lo primero que probé fue algo muy obvio: poner las cuarenta y siete palabras en orden alfabético. Fue casi un acto reflejo, tal vez porque es una de las maneras de ordenar por excelencia. El desafío, entendí entonces, consistía en salir de las formas de ordenar que nos resultan las más tradicionales. En buscar otros caminos. Me llevó mucho tiempo. La idea de añadirle el texto previo (que es una especie de ensayo) surgió después. La idea de las cartas surgió después, también. Se fueron sumando cosas, descubrimientos. Le mostré tímidamente los primeros intentos a Patricia. Me impactó su entusiasmo. Comprendí que podría contar con ella como cómplice en algunos momentos. Esto fue importante incluso en lo anímico, para sentirme menos solo mientras hacía un libro tan raro. No solo me hizo bien tener su bendición, sino también su entusiasmo y su curiosidad. Por ejemplo, cuando me preguntaba: “¿y qué hiciste ahora? ¿por dónde vas? ¿qué apareció?

Hubo muchos descubrimientos, como te dije. Una de las cosas más increíbles fue cuando hice un armado en espiral. Se pueden hacer espirales en los dos sentidos. Son cuarenta y siete palabras y una posibilidad era empezar por la última de las palabras: última-primera, anteúltima-segunda. Hacer la espiral en este sentido. Pero también empezar por la primera palabra: primera-última, segunda–anteúltima y girar en el otro sentido. En los dos casos, cuando hice la espiral descubrí que la última palabra que aparecía era “fin”. No lo podía creer. Ahí agarré el teléfono y le mandé un mensaje por whatsapp a Patricia y le dije: “¡Pero ustedes lo tenían recontra estudiado! Vos me estás diciendo que todo esto fue un ejercicio puramente surrealista, pero ‘fin’ es la palabra del medio”, le dije a Patricia. “Ustedes pusieron veintitrés palabras, deslizaron la palabra “fin” en el medio y terminaron con otra veintitrés”. “¿En serio?”, fue su respuesta. Estaba sorprendida. Tal vez Luis lo tenía claro y lo había planeado. No lo sé. Nunca lo vamos a saber. Pero Patricia me dijo que ella creía que no.

DT: Claro, cuando hablaste con Luis sobre esta canción en las entrevistas de “Crónica e Iluminaciones”, Luis te contó que Patricia era coautora de la letra y no mucho más.

EB: Cuando hablamos, fue hace casi treinta años y yo no tenía ni por asomo la idea de hacer este libro. Recuerdo que le hablé con enorme entusiasmo de esta canción. Le hablé de “Por” más de una vez. Pero jamás se me habría ocurrido que treinta años más tarde yo iba a hacer un libro dedicado exclusivamente a esta canción.

DT: Qué maravilla que se puedan juntar poéticamente las matemáticas y la lengua, en estas propuestas lúdicas

EB: Hay algo que siempre decimos en OULIPO: que la separación que se ha instalado entre las matemáticas y la literatura tiene que ver con las hiper-especializaciones de los últimos siglos, pero que en la antigüedad (en los tiempos del Renacimiento, por ejemplo) las dos áreas no estaban tan separadas. A tal punto que si uno toma el verbo “contar” advierte que habla tanto de matemáticas (contar los números, hacer “cuentas”) como de literatura (contar historias). Cuando iba a la escuela yo tenía cierta fobia a las matemáticas, sobre todo cuando la cosa empezaba a adquirir mayor complejidad. Como muchos chicos pensaba “para qué estudiar esto si no lo voy a usar en mi vida”. Ahora, años más tarde, cuando me pongo a explorar formas o caminos ligados a las matemáticas (no siempre trabajo de esta manera), me digo “qué pena, si hubiese prestado más atención en la escuela…”.

DT: ¿Podríamos decir que “Por” es un libro oulipiano?

EB: Creo que tiene un espíritu oulipiano, sí. Porque la clave de Oulipo (una abreviatura que podría traducirse Taller de Literatura Potencial) es la búsqueda de formas y estructuras: la búsqueda de lo potencial, de lo posible que está latente. Y acá, yo creo, se trata de buscar las posibilidades que ofrece la letra de "Por”, que es la semilla, el punto de partida o disparador de todo mi libro. Oulipo suele buscar formas o estructuras a través del camino de la restricción o de las trabas. Y en este libro yo re-escribo la letra a partir de parámetros que me impongo a mí mismo. Por ejemplo: solamente voy a usar las palabras de las canciones que contienen al menos dos letras del título “Por” (la “p”, la “o” o la “r”). Cuando te fijás un protocolo así, terminas siendo espectador del resultado final.

Brian Eno ha contado que trabajaba así con la música: que, a partir de unas notas que grababa, instalaba unos patrones de loops o de velocidad y después se sentaba a escuchar los resultados casi como un espectador. Me pasó algo por el estilo cuando me dije, por ejemplo: tomemos todas las letras que escribió Luis en su vida (las letras de las canciones que él grabó, que conocemos), veamos en cuáles aparecen algunas de las cuarenta y siete palabras de “Por” y veamos, además, con qué frecuencia aparecen. Nunca había abordado ni repasado la obra de Luis de esta manera. Entonces, por un lado me sorprendió el resultado final (el poema que resultó de esta “restricción’), pero por otro lado no me extrañó confirmar que palabras como “corazón” o “luz” estén muy presentes en sus letras. 

En este tipo de experiencias, la frontera entre leer y escribir se vuelve bastante borrosa. Me encanta que ocurra algo así, te sentís un lector que escribe o un escritor que está leyendo… Y me parece que esto tiene que ver, además, con el espíritu de algunas canciones de Spinetta en esa época. Yo hablo en el libro de la canción “La sed verdadera”, también incluida en el disco Artaud (al igual que “Por”), donde Luis invita al oyente a hacer cosas: “nada salió de vos…”, canta ahí, y  después habla de “la música que nunca hiciste”…


DT: Me hace pensar lo que decís. También Luis se nutría de lecturas para escribir. También me invita a pensar en los modos diversos de escucha. A veces una desde el propio recorrido de lectura o de escucha, no llega a entrar totalmente en la zona explorada previamente por quien compuso. Sin embargo, esa “tierra” tan trabajada ofrece un territorio muy vasto lleno de posibilidades para recorrer. Cuando al leer el libro “Por” nos vas contando las interlíneas, las lecturas previas de Luis al escribir esta canción y otras, invitás a volver a escuchar, a releer o leer por vez primera textos que fueron alimento de Luis. Y ya la canción se vuelve otra, capas y capas de lectura y escucha, infinitas. No para de expandirse la rueda. Resulta poderoso.

EB: Primero fueron balbuceos. Existía una idea borrosa, yo sentía que había tela para cortar. Por supuesto, yo había escuchado mil veces la canción. Pero uno sigue descubriendo cosas. Más aún cuando se acerca con una especie de lupa. O cuando, todo lo contrario, trata de tomar distancia como si fuera la primera vez que la escucha… porque traté en un momento de escucharla como si no la conociera, traté de instalar una frescura casi imposible. Gracias a estas nuevas distancias comprendí en un momento, por ejemplo, que entre los muchos significados de Por está el del signo de multiplicación. Casi una obviedad, ¿no? Pero a mí me resultó una especie de revelación: ¡estoy tratando de hacer una serie de escrituras y variantes de una canción que, desde el título, propone el signo de la multiplicación!

A medida que avanzaba fue planteándome otras cosas. En un momento me dije: una cosa son las reescrituras libres y otra cosa, muy distinta, es si la reescritura tiene que ser cantada. Quiero decir: si el nuevo armado de la letra tiene que servir para cantar la canción. Esto me obligó a trabajar de otra manera, tomando en cuenta la métrica musical. Entonces surgió la idea de lo que llamo, medio en broma, la “máquina de hacer nuevas versiones cantables”. Y con ese método (esa “maquinita”) fui a ver a Rodolfo García y a Emilio del Guercio, quienes crearon nuevas versiones.

Hubo cosas que yo no esperaba hacer, no las tenía previstas. Se me ocurrió armar ecuaciones  (+ - =) que conectaran las palabras. Una conexión matemática que, en ciertos momentos, es también gramatical. Sentí una gran alegría cuando se me ocurrió esa idea. En resumen, yo no quería que fuera previsible el libro. No quería que se tratara simplemente de mover y mover las cuarenta y siete palabras. ¿Cuántas veces podés hacer eso? Cinco, diez, veinte veces… Después se va a volver tedioso. Pero es distinto si algunas restricciones te llevan a usar solamente algunas de las cuarenta y siete palabras. Es distinto cuando arroja resultados visuales, como la bola de nieve. Cuando empiezan a surgir formas o diseños... 




DT: Me encantó la variación donde sólo se observan las letras “o” de cada palabra, la imagen que provoca es de burbujas en movimiento, hermosa…

EB- Sí, burbujas… O soles…

DT: Es hasta musical, mirás la página y sentís música, las “o” y las “ó”, como una cascada…

EB: Luis podía pasar de lecturas elevadas o de sutilezas poéticas a grandes guiños a la cultura popular. Él tenía una habilidad maravillosa para mezclar, por ejemplo, el futbol con el surrealismo. Yo intenté que hubiera diferentes niveles en mi libro: guiños a Marcel Proust o a la “alta cultura”, pero también una reescritura inspirada en algo tan pedestre como la guía telefónica. Quise que hubiera interferencias con elementos sin gran prestigio cultural. Una de las lecciones que no solamente nos da Spinetta, sino gran parte del rock, es la de romper las fronteras culturales. Me conseguí entonces la guía telefónica del año en que nació Luis (en la que me topé con el señor Américo Por, que vivía en la calle Seguí) y armé una versión tan solo con aquellas palabras que aparecen en la guía como apellidos. Como apellidos de usuarios telefónicos….

DT: Me gusta mucho la variación por significado de la palabra y la variación por sustituir el sustantivo por el séptimo consecutivo en el diccionario.

EB: Es un método oulipiano clásico, el método “S+7”. Oulipo se fundó en noviembre de 1960. El grupo celebra una reunión por mes. Incluso con el Covid, hacíamos las reuniones por zoom, seguíamos trabajando. Son reuniones muy divertidas, pero ante todo son reuniones de creación y de reflexión. El asunto es que en una de las primeras reuniones, allá por 1961, Jean Lescure propuso este método, que se convirtió en un cásico oulipiano. Lo que hizo Lescure fue agarrar un texto clásico (por ejemplo, no sé, una fábula de La Fontaine) y reemplazar todos los sustantivos por el séptimo consecutivo que propone el diccionario. Que propone determinado diccionario, claro. El chasis o el molde gramatical no se toca. Solamente se reemplazan algunas palabras. Por ejemplo, si fuera el inicio del Martín Fierro, reemplazarías “vihuela”, “hombre”, “ave” o “pena”. En este caso, en la canción “Por”, yo hice puro reemplazo porque no hay estructura. No hay “palabras útiles” (artículos, conjunciones, etc). Finalmente resolví dejar la palabra “por” porque es la única de la canción que no puede leerse como “sustantivo”, a diferencia de las cuarenta y seis primeras. Pero el método de Jean Lescure puede usarse de varias formas. Hay quienes usan el séptimo sustantivo y punto, hay quiénes emplean el séptimo del mismo género. Hay quienes reemplazan el sustantivo por el cuarto o el quinto consecutivo. Hay quienes agarran un texto y reemplazan solamente los adjetivos o los verbos. Hay quienes reemplazan las tres cosas (sustantivos, verbos y adjetivos)… A partir de este método, a partir del S+7, surgió finalmente lo que en Oulipo se llama el N+X. Para  entender mejor todas estas  cosas recomiendo la lectura del libro OULIPO Ejercicios de Literatura Potencial, una compilación hecha por Ezequiel Alemián y Malena Rey, que publicó la editorial Caja Negra. Es una excelente introducción a las ideas y las formas  de Oulipo.


"Por", de Luis Alberto Spinetta y Patricia Zalazar.



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