Las máscaras de Juan Gelman

En Libro de arena volvemos del descanso veraniego. Lo hacemos con el recuerdo y la poesía de Juan Gelman, a los diez años de su muerte, que se cumplieron el 14 de enero pasado.


El 14 de enero se cumplieron diez años de la muerte del poeta argentino Juan Gelman. En una nota para el suplemento Cultura y Nación que sacaba el diario Clarín, en septiembre de 2000, Daniel Freidemberg afirma que: “…nadie antes que Gelman parece haber sabido extraer tanta productividad poética del vocabulario o de los sobrentendidos del habla porteña, entre desconfiada y reticente y un tanto irónica”. 

En  otra nota de ese mismo suplemento, que se dedicó a su poesía por la obtención del Premio Juan Rulfo, Marcelo Pichon Riviere hace referencia a los heterónimos de Gelman: “En su búsqueda también se permitió el juego de máscaras. John Wendell, Yamanokuchi Ando, Sidney West, José Galván y Julio Grecco, no son heterónimos a la manera de Pessoa, es decir, “poetas inventados”, con una biografía, una historia de lecturas, y una poética singular. Nada más opuesto a Alberto Caeiro que Álvaro de Campos, pero ambos son creaciones de Pessoa. Esas diferencias de estilo, (o sea diferencias en una vida) no se encuentran en las máscaras de Gelman pero sí se encuentran mundos distintos. El cambio de paisaje más logrado quizá sea Los poemas de Sidney West, (1969); aparece el estilo de Gelman en todo su imaginativo esplendor, pero los lamentos de los distintos personajes de la saga del pueblo arman un mundo distinto, uno de esos inesperados, bajo la influencia entrañable de Edgar Lee Masters y su Antología de Spoon River.


A propósito del tema, el propio Gelman afirmaba: “…nunca fueron heterónimos como los de Pessoa. Necesité los primeros –John Wendfell, Yamanokuchi Ando, Sidney West – para alejarme de mí mismo. Los segundos- - José Gálvez- Julio Grecco – para reunirme con mis pérdidas”


En Libro de arena recordamos a Juan Gelman con una breve selección de poemas de sus heterónimos. 




CCLXl


estos poemas esta colección de papeles esta
manada de pedazos que pretenden respirar todavía
estas palabras suaves ásperas ayuntadas por mí
me van a costar la salvación

a veces son peores que actos mejor dicho más ciertas
el tiempo que pasa no las afina no las embellece
descubre sus rajaduras sus paredes raídas
el techo se les hunde y llueve

es así que en ellas no puedo tener abrigo ni reparo
en realidad huyo de ellas como de las ciudades antiguamente malditas
asoladas por las enfermedades las catástrofes
los reyes extranjeros y magníficos

más malas que el dolor son estas
ruinas que levanté viviendo dejando de vivir
andando entre dos aguas
entre este mundo y su belleza

y no me quejo ya que
ni oro ni gloria pretendí yo escribiéndolas
ni dicha ni desdicha
ni casa ni perdón

(En Traducciones I- Los poemas de John Wendell (1965-68))




LAMENTO POR EL SAPO DE STANLEY HOOK

 

stanley hook llegó a Melody Spring un jueves de noche con un sapo 

    en la mano

 «oh sapo» le decía «sapito mío íntimo mortal y moral y coral

 no preocupado por esta finitud

no sacudido por triste condición furiosa» le decía


 «oh caballito cantor de la humedad oh pedazo esmeralda»

 le decía stanley hook al sapo que llevaba en la mano

 y todos comprendieron que él amaba al sapo que llevaba en la mano

 más allá de accidentes geográficos sociológicos demográficos climáticos

 más allá de cualquiera condición


 «oye mío» decía «hay muerte y vida día y noche sombra y luz» 

decía stanley hook «y sin embargo te amo sapo 

como amaba a las rosas tempranas esa mujer de Lesbos 

pero más y tu olor es más bello porque te puedo oler» 


decía stanley hook y se tocaba la garganta

 como raspándose el crepúsculo que entraba y avanzaba y le ponía

 el pecho gris

 gris la memoria feo el corazón

 «oye sapo» decía mostrándole el suelo

 «los parientes de abajo también están divididos ni siquiera se hablan» 

decía stanley hook «qué bárbara tristeza» decía ante el asombro popular 

los brillos del silencio popular 

que se ponía como un sol


 esa noche naturalmente stanley hook se murió 

antes les dio terribles puñetazos a las paredes de su cuarto en 

     representación de sí mismo 

mientras el sapo sólo el sapo todo el sapo

 seguía con el jueves


 todo esto es verdad: 

hay quien vive como si fuera inmortal

 otros se cuidan como si valieran la pena

 y el sapo de stanley hook se quedó solo


(En Traducciones III- Los poemas de Sidney West (1968-1969))




l


pelear con la palabra se puede pero

no con mujer de sueño feo donde

ella dobla la cabeza

como el cisne para dormir

ratas cureñas trofeos tornillos

muertos y perfectos abundan

en su cama cuando ella despierta

incómoda por tantos objetos caídos de 

un infierno que procuró desalojar

volviendo a entrar una y otra vez

sacando cambiando monstruos muebles matrimonios

diversos terribles tibios


(En Traducciones II- Los poemas de Yamanokuchi Ando (1968))




RUISEÑORES DE NUEVO


a la payita

 

en el gran cielo de la poesía/

mejor dicho/

en la tierra o mundo de la poesía que incluye cielos/astros dioses/mortales

está cantando el ruiseñor de Keats/

siempre/

pasa Rimbaud empuñando sus 17 años como la llama de amor viva de San Juan/

a la Teresa se le dobla el dolor y su caballo triza el polvo enamorado Francisco de Quevedo y Villegas/

el dulce Garcilaso arde en los infiernos de John Donne/

de César Vallejo caen caminos para que los pies de la poesía caminen/

pies que pisan callados como un burrito andino/

Baudelaire baja un albatros de su reino celeste/

con el frac del albatros Mallarmé va a la fiesta de la nada posible/

suena el violín de Verlaine en la fiesta de la nada posible/

recuerda que la sangre es posible en medio de la nada/

que Girondo liublimará perrinunca lamora/

y girarán los barquitos de tuñón contra el metal de espanto que abusó a Apollinaire/

oh lou que desamaste la eternidad de viaje/

el palacio del exceso donde entró la sabiduría de Blake/

el Paco Urondo que forraba en lamé la felicidad para evitarle fríos de la época/

Roque Dalton que trepaba por el palo mayor de su alma y gritaba “Revolución”

y veía la Revolución y la Revolución era la sola tierra firme que veía/

y Javier Heraud que fue a parar tiernísimo a la selva/

y abrió la selva de la boca con su torrente claro/

y el padre Darío que a los yanquis dijo no/

como Sandino dijo no/

y el frente amplio de la poesía y de la guerra les volvió a decir no/

y Nicaragua brilla en su ejercicio de amar/

Martí yendo y viniendo por el aire con los muertos queridos que vió volar como una rosa blanca/

¿no ves a mis compañeros volar por el aire ochenta años después?/

¿estás despierto par que sigamos diciendo no?/

¿los muertos se ponen pálidos como magdalena cuando amasaba sus panes con más lágrimas que harina?/

¿hasta que venga el día?/ ¿día enque toda América Latina subirá lentamente?/

¿amorosamente?/¿navegando como hacen mis planetas del sur?/

ahora canta el ruiseñor del griego al fondo de los siglos/

pasa Walt Whitman con el ruiseñor al hombro cantando en paumanok/

pasa el comandante Guevara a hombros del ruiseñor/

pasa el ruiseñor que se alejó de la vida callado como burrito andino

en representación de los que caen por la vida/

pasa la luna de rosados dedos/

pasa Safo abrigando al ruiseñor

que canta/canta/canta/


 (En Hacia el sur- Los poemas de José Galván)

 



SOBRE LA POESÍA


habría un par de cosas que decir/
que nadie la lee mucho/
que esos nadie son pocos/
que todo el mundo está con el asunto de la crisis mundial/ y
con el asunto de comer cada día/se trata
de un asunto importante/recuerdo
cuando murió de hambre el tío juan/
decía que ni se acordaba de comer y que no había problema/
pero el problema fue después/
no había plata para el cajón/
y cuando finalmente pasó el camión municipal a llevárselo
el tío juan parecía un pajarito/
los de la municipalidad lo miraron con desprecio o desdén/
murmuraban
que siempre los están molestando/
que ellos eran hombres y enterraban hombres/y no
pajaritos como el tío juan/especialmente
porque el tío estuvo cantando pío-pío todo el viaje
hasta el crematorio municipal/
y a ellos les pareció un irrespeto y estaban muy ofendidos/
y cuando le daban un palmetazo para que se callara la boca/
el pío-pío volaba por la cabina del camión y ellos sentían que
les hacía pío-pío en la cabeza/el
tío juan era así/le gustaba cantar/
y no veía por qué la muerte era motivo para no cantar/
entró al horno cantando pío-pío/salieron sus cenizas y piaron un rato/
y los compañeros municipales se miraron los zapatos grises de vergüenza/pero
volviendo a la poesía/
los poetas ahora la pasan bastante mal/
nadie los lee mucho/esos nadie son pocos/
el oficio perdió prestigio/para un poeta es cada día más difícil
conseguir el amor de una muchacha/
ser candidato a presidente/que algún almacenero le fíe/
que un guerrero haga hazañas para que él las cante/
que un rey le pague cada verso con tres monedas de oro/
y nadie sabe si eso ocurre porque se terminaron
las muchachas/los almaceneros/los guerreros/los reyes/
o simplemente los poetas/
o pasaron las dos cosas y es inútil
romperse la cabeza pensando en la cuestión/
lo lindo es saber que uno puede cantar pío-pío
en las más raras circunstancias/
tío juan después de muerto/yo ahora
para que me quierás/


(En Hacia el sur- Los poemas de Julio Grecco)


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