La poesía de Irene Gruss

El pasado 25 de diciembre se cumplieron cinco años de la muerte de la poeta Irene Gruss. En el Prólogo a la Poesía completa, que publicó Ediciones en Danza en 2021, Susana Villaba dice "La poesía de Irene Gruss no es exactamente de las cosas de la cotidianeidad, de las acciones mínimas; tampoco de la íntima subjetividad. Es una poesía del acontecimiento, en el sentido que le dan a esta palabra los filósofos actuales. Ese momento de desvío, de descubrimiento de lo que parecía dado, ese destello y también el anunciarlo, una pequeña piedra en el carril perceptivo/constructivo en que rodamos como mundos cotidianos. En Libro de arena recordamos a Irene Gruss con un fragmento de la entrevista que le hizo en 2009, la revista digital Rancho Las Voces, de Ciudad Juárez, y algunos de los poemas a los que se refiere en esa charla. 



“En el poema Mientras tanto llama la atención cómo se alude al contexto de la dictadura con esa mujer encerrada en su casa, lavando la ropa. ¿Cómo vivió esos años en que escribió buena parte de sus primeros poemas publicados?

Ése es el único poema explícito acerca de los desaparecidos, ¿no? ¿Cómo lo viví? Lo viví mal, y a eso sumale que hacía poco se había muerto mi papá y se me mezclaba la alegría del nacimiento de mi primer hijo con el contraste de los muertos afuera y de los que podían morirse mañana.

¿Cómo era escribir en esos años respecto de lo que fue después, en democracia? ¿Cambió su mirada sobre la escritura?

No, eso no cambia. Vos escribís en dictadura y en democracia con tus carencias económicas y afectivas. No te puedo decir: «ah, mirá yo en el ’76 escribía mejor o más que en el ’84».

Quizá en atmósferas tan opresivas como la que se vivió bajo la dictadura, la escritura se volvía más necesaria.

Ése es un prejuicio, como decir que cuando se sufre, se escribe. Que es cierto, se escribe más sobre el sufrimiento porque es muy difícil escribir acerca de la alegría. Es muy difícil y es maravilloso, por eso admiro tanto las coplas, donde están la picardía, el dolor y la alegría juntas. En general hay pocos textos en los que se habla de la alegría. No estoy hablando de reírse, porque ahí nos vamos por la ironía. Escribir sobre el sufrimiento es más común, se te pega el goce psicoanalítico del sufrimiento, el regodeo con el «ay, no me quiere», o «me duele acá» (risas). Hay una cultura del dolor. Cuando empecé a escribir La dicha sabía que quería escribir acerca de la dicha, pero sobre las distintas maneras en cómo pude llegar a ella a través del dolor, la desesperación o de la dicha misma. No es que estoy contenta y se acaba el mundo del dolor. La dicha en sí es un libro muy doloroso. El poema final de ese libro no es para nada un happy end (risas).”



Mientras tanto

Yo estuve lavando ropa
mientras mucha gente
desapareció
no porque sí
se escondió
sufrió
hubo golpes
y
ahora no están
no porque sí
y mientras pasaban
sirenas y disparos, ruido seco
yo estuve lavando ropa,
acunando,
cantaba,
y la persiana a oscuras.


En El mundo incompleto, Libros de Tierra Firme, Buenos Aires, 1987. 



Mi hijo sonríe


Mi hijo sonríe porque

muevo  las manos como

danzando.

Mientras, observo cómo danzan

las telarañas del techo. 



Oficio


Escribo en la casa; 

mi hijo duerme 

y yo escribo a escondidas,

no sólo para no despertarlo. 

Ahora puedo escuchar

a la lluvia sobre

los baldes y las sogas.




Gravedad

Decirte cómo pesa el amor
como pesa sobre algún hombre,
el tuyo, el mío
y el peso del camino y
el peso del dolor
que ningún cuerpo sostiene.


En La luz en la ventana, El escarabajo de oro, Buenos Aires, 1982 



 

La dicha

Lo que no esperé hoy no vino. El anhelo es

dificultad para respirar. Y el deseo, muerte

de la esperanza.


En La dicha, Bajo la luna, Buenos Aires, 2004




Entrevista completa a Irene Gruss acá:

https://rancholasvoces.blogspot.com/2009/01/poesa-argentina-entrevista-irene-gruss.html


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