Las formas de lo extranjero
Cuando uno mismo es como si fuera otro la existencia se parece a un suerte de muerte. Cada decisión, cada sentimiento, cada acción están envueltas en la desazón de lo que no se conviene consigo mismo. Los lectores de Libro de arena comparten sus apreciaciones y experiencias de lectura y entusiasman a que sigamos animándonos a leer. En esta ocasión el libro favorito es la novela corta El extranjero, de Albert Camus, que también cuenta con la versión cinematográfica de Luchino Visconti.
Por Haydeé Ávila*
El protagonista de El extranjero, Mersault, es un hombre sin
rebeldía, y la novela relata el transcurrir monótono de su existencia, el extranjero
vive dentro de él. Espectador de lo que lo rodea, las cosas pasan a su lado sin
ser cuestionadas. Así, como el anunico de la muerte de su anciana madre no lo
conmueve, ni derrama lágrima alguna, de esa manera, impensada, se involucra en
el asesinato de un árabe con el que no tiene pleito, al que ni siquiera conoce. Es
encarcelado y sentenciado al patíbulo. Sin intentar defenderse, llega a ese
trágico final como si fuese su destino esperado. En el transcurso de la
lectura, esta novela provocó en mí una sensación de impaciencia y de malestar
difíciles de superar, por dos motivos: uno, su falta de relación con lo que le
sucedía, su divorcio del mundo que lo rodeaba, su indiferencia ante todo y en segundo lugar, su carencia absoluta de valores y principios. La novela es harto
conocida, sin embargo, hasta ahora no me había dado a mí misma la oportunidad
de sentarme a leerla y creo que me sorprendió cómo el narrador logra crear el
efecto de distancia glacial en su personaje respeto de toda instancia afectiva.
No me esperaba encontrar con este tipo de caracter. Una imagen general
permaneció hasta ahora en mi mente, que, de alguna manera, resume en una sola figura la situación. Son dos momentos. Tanto el
atardecer con sus colores y olores, como, una vez en prisión, el amanecer fueron
las únicas ocasiones en que se mostró conmovido. Asocio el primero a que al fin, de
un modo monótono y agobiante, por el calor, halla su liberación. El segundo es
la posibilidad de un día más de vida antes de llegar a su irremediable y
trágico final. Quizá la empatía que logra provocar en nosotros este texto se dé porque todos hemos sido víctimas en algún momento de nuestras vidas de alguna inercia, de alguna despersonalización, de una otredad. Recomiendo esta lectura por el pensamiento que surge a propósito
de la situación vivida por nuestro triste Mersault, que no encuentra la
posibilidad de escape, que no tiene forma de salir de sí mismo porque ya está
habitado por una ausencia de sí, por una extranjería del ser.
El extranjero
Albert Camus
Madrid, Alianza, 1942
*Haydeé Ávila: vive en Buenos Aires, es locutora y profesora de francés. Ha viajado por Europa y América latina un poco por trabajo y otro tanto por curiosidad, y ha adquirido de joven el hábito por la lectura que sigue cultivando con fervor.
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