Ceremonia para el enojo

Quien salva un árbol salva al mundo. Rituales y ceremonias conjuran secretos recuerdos e irrefrenables afinidades. Anuncio de la furia que se desata cuando lo más preciado es puesto bajo amenaza, un sacrificio mortal salva el mundo. Libro de arena comparte textos que abordan las ceremonias, festejos y rituales cotidianos.
  


Por Florencia Serpentini


Aquella tarde, llegué a casa decidida a actuar. Entré al cuarto que, un mes atrás, había sido de la abuela. Tomé sus lentes que estaban guardados bajo el polvo. Fueron suyos y ahora eran míos. Luego, me metí en el cuarto de Caro. Agarré su pinza de depilar que estaba mal escondida y corrí al patio. La ceremonia no podía demorarse más.
Era horrible lo que hacían. El limonero era lo único que me quedaba de la abuela. Me puse los lentes y me paré en la baldosa del medio. Esperé quieta como una estatua para pasar desapercibida. Ahí estaban. Caminaban en hilera. La interminable fila de enemigas negras subía por el tronco. Casi no quedaban hojas para morder. Vi una que caminaba sola, se había alejado de las otras. Aproveché la ocasión. Me acerqué casi sin pisar el suelo. La agarré despacio para aún no lastimarla y empecé. Patita tras patita, le saqué todas. Para arrancar la última tuve que hacer un poco de fuerza porque se resistió, pero al final salió. Hizo CRAC, como si tuviera huesos. Antes de apretarle la cola para que saliera el juguito acerqué mi cara a la suya para ver su pinza. Esa con la que destruía mi lugar favorito en el mundo. Sentí su respiración. Creo que la escuché llorar. No quise oírla más y con mi pinza arranqué la suya. Junté los dedos y salió un juguito color amarillo limón. Un asco. Una a una tomé sus partes y las fui poniendo en mi mano. Cerré el puño y miré al cielo. Susurré una palabra que resumía lo que yo sentía para culminar la ceremonia. Desparramé los restos alrededor del limonero de la abuela para ahuyentar a las demás. Así iban a aprender a no comer lo poco que me quedaba de ella. Entré a casa.



*Florencia Serpentini: es Licenciada en Publicidad arrepentida y hace un tiempo descubrió que le gusta enseñar. Por eso, está estudiando para ser formadora de formadores. Además, dedica unas horas por día a la escritura y, cuando no sale nada, las aprovecha para leer. Participa en talleres literarios desde el 2009 y ha sido premiada en la última edición del concurso de Jitanjáfora Ong.

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