El verso

No es lo mismo estar que no estar, no es lo mismo que el otro nos mire, nos observe y nos reconozca en todo lo que hacemos, que no; y la mirada de un padre todo lo significa. Las celebraciones escolares son rituales que se repiten y se reciclan, pero el día que nos toca actuar queremos que vengan a festejar que nosotros somos los excepcionales e irrepetibles protagonistas. Libro de arena comparte una ficción sobre la fiesta, la espera y el verso.



Por Verónica García*


Mi papá no viene al acto del colegio. Desde junio que estamos ensayando y no viene. Y recién ahora me lo dicen.
No me importa que las zapatillas me queden todas coloradas, voy a patear cada piedra y hormiguero del camino hasta que llegue a la escuela. No me importa si se levanta polvo y se me mancha hasta el guardapolvo, no me importa.
Que no llega del trabajo. ¡Si el acto es a las siete!, una vez que lo hacen tarde para que puedan venir todos ¡Si él sale a las cinco!
No viene, justo esta vez que armaron un escenario en la plaza grande. No viene justo ahora que casi me aprendí el verso.

En Tucumán, una casa
Al frío julio, calor
Valerosos congresales
aprobaban con honor
Declarar la independencia
de una gloriosa…
de una gloriosa…

Yo no quería actuar. No me gusta, me da vergüenza. Si hubiera podido elegir, hacía de árbol. Mi mamá me dijo que se le llama extras a los personajes así, que no hablan; pero igual quería que venga mi papá.
Me habían elegido de negrita mazamorrera porque tengo el pelo largo y grueso para las trenzas. Así no había que hacerlas con lana, y atadas para arriba iban a parecer bien verdaderas, dijo la seño.
En una latita estábamos juntando con mi mamá los corchos para pintarme la cara y fui casa por casa para pedirle a los vecinos. Pero cuando la seño nos avisó que Milagros Benítez, que iba a hacer de dama antigua, se iba con su familia a Corrientes porque el padre había conseguido una cosecha de yerba, me cambiaron el personaje.
Al principio no entendía por qué yo, si las damas antiguas son todas rubias y blancas, pero después me di cuenta que no somos muchos en mi grado, y las nenas que quedan son muy chiquitas para aprenderse el verso. Por suerte me lo dejaron porque ya casi me lo sabía, pero los corchos a la basura y mi mamá pidiendo por la radio comunitaria si alguien tenía un aparato viejo que se llama buclera, para hacerme el peinado.

de una gloriosa…
de una gloriosa…

Mi mamá me explicó que mi papá tiene que hacer horas extras en el trabajo.
–¿Qué son horas extras? –le pregunté, pensando que también lo iban a hacer actuar.
–Horas de trabajo fuera de horario para ganar un poco más de plata.
Horas extras para pagar las telas del traje de dama antigua, escuché que le decía después por teléfono a mi tía. Por eso hubiera sido mejor ser el árbol.

de una gloriosa…
de una gloriosa…

Que me va a ver en las fotos. Sí, va a ver los volados, las puntillas y las lentejuelas, pero se pierde el verso. Igual no me importa, yo quería que venga mi papá.
No es que mi mamá no me importa, pero ella viene siempre, y si le hubieran avisado con tiempo, ella conseguía todo para hacerme el vestido, y hasta me hacía la mantilla descosiendo una cortina de encaje que tenemos. Porque como dice la tía Alejandra “La Raquel se da maña con la costura”. Si hasta cose para afuera de vez en cuando. Cose y plancha.

de una gloriosa…
de una gloriosa…

En cambio mi papá no viene desde que actué de pato cuando tenía cinco, aunque creo que él también quería venir. “¿Sabés todas las veces que vas a actuar todavía…?”. Se hace el que le da lo mismo, pero no es lo mismo. Si hasta le había puesto la escarapela al camperón que usa para ir a la algodonera y él nunca usa escarapela.
Si es por lo de las horas extras que no viene, y no porque tenga miedo de que me olvide el verso adelante de todo el mundo, lo perdono. Lo perdono y lo espero con el disfraz puesto, total me va a quedar para siempre. La dejo a mi mamá quemarme el pelo otra vez con la buclera que te saca humo de la cabeza, y lo espero hasta que llegue, aunque vuelva tarde porque viene en bici y es lejos. Y cuando llegue, le pongo la escarapela y le recito el verso de corrido para que no se lo pierda.

En Tucumán, una casa
Al frío julio, calor
Valerosos congresales
aprobaban con honor
Declarar la independencia
de una gloriosa…

¡de una gloriosa Nación!  


*Verónica García Es Redactora Publicitaria, y dirige su propio estudio creativo desde 2003. Dejó por la mitad el Profesorado de Profesorado de Castellano, Literatura y Latin cuando entendió que más que enseñar literatura, quería hacerla.
Desde el año 2000 participa de talleres literarios y desde 2008 hasta hoy participa del taller de Literatura Infantil de Iris Rivera. Publicó en la revista Billiken y ha sido premiada con numerosos premios.


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