Susana Itzcovich y Cecilia Repetti: " El didactismo en la escuela no hace lectores."
¿Cuál es la forma, cuál es el lugar, los destinatarios, los lectores de la llamada literatura para jóvenes? ¿es la definición una cuestión del mercado editorial? ¿qué papel cumplen los mediadores en la definición misma de los textos y las categorías que los nombran? Sobre todo esto y mucho más se discutió con las especialistas en la materia. Sale la última parte de la entrevista que inauguró el segundo ciclo "Encuentros con escritores de literatura infantil y juvenil" 2015, en donde Mario Méndez charló con: Susana Itzcovich especialista, editora, profesora, y Cecilia Repetti, editora y creadora de versiones de cuentos clásicos. Libro de arena publica la segunda parte de la presentación que tuvo lugar el lunes 24 de agosto, en La Nube.
MM: A los niños y a los
jóvenes, los libros les llegan después de pasar por muchos mediadores. Desde la
editorial, a los docentes, los papás en el caso de los más chicos, y por
supuesto, los promotores y vendedores.
SI: Es una cadena larga. Y
uno se cansa de repetirlo, pero creo que vale siempre la pena hacerlo. El libro
de literatura no es utilitario. No tenemos que utilizarlo en la escuela “para”.
O bien se lo usa para hacer un resumen, un cuestionario, subrayar sustantivos,
adjetivos, verbos, o sea, para la Gramática, o para introducir un tema.
Entonces, nos estamos evadiendo de lo que es la literatura. La estamos
forzando. Ya sea en la escuela Primaria como en la escuela Media. Hacer un
cuestionario, un cuadro para personajes principales y secundarios, ambiente,
etc., tuvo su sentido en el estructuralismo, hace muchos años pero ya no tiene
vigencia. Hay que dar de leer, y en última instancia no pedirle al chico que
haga una ilustración ni que lo represente. Eso sale solo. Si el chico tiene ganas
de conversar sobre el libro, identificándose o no con él, va a surgir solo. Ya
sea en el Preescolar, o en la escuela Media. El didactismo en la escuela no
hace lectores.
Asistente:
Creo
que más bien lo contrario. Tengo una anécdota cercana de mi hijo, lector de
toda la vida, que está en cuarto año del Secundario. Le encantan la literatura
y la poesía de todo tipo. Y el otro día comentaba que la profesora de
Literatura toma una poesía y les pide que expliquen qué significa. Y él dice
que de esa manera pierde las ganas de leer poesía. Esa cosa de querer explicar
algo…
SI: Encima, poesía.
MM: Hay una escena de El baile de la victoria, de Skármeta, en
la que una de las protagonistas tiene que dar un examen de Lengua con las “Coplas a la muerte de mi padre”, y ella
siente eso porque le ha pasado, y la profesora la reprueba porque no desmembra
la poesía y habla de lo que siente cuando la lee… Hablando de la literatura
juvenil y de la escuela Media, esto que comentábamos más temprano de ciertas
resistencias de algunos docentes, del canon, de por qué cuesta más como editora
encontrarle la vuelta a la literatura juvenil… si es que existe.
CR: Estábamos hace veinte
años viendo si existía la infantil, y ahora vamos creciendo…
SI: Hay gente que está a
favor y gente que está en contra de la que llamamos literatura juvenil. Este es
un tema urticante pero necesario. Sobre todo cuando uno lee las novelas
presuntamente literarias, juveniles. ¿Es un nuevo modelo este, de hablar de
libros para jóvenes? ¿O es un problema de mercado? Es como forzar a los autores
a escribir libros para jóvenes. Yo no creo en esta cosa masiva de ponerse a
escribir libros para jóvenes. Porque el protagonista es joven, o porque la
temática va a interesarle porque es de amor, o de aventuras, o porque hay un
tema que le interesa. Pero no están los temas tabú, por ejemplo. Porque la
escuela no los acepta. No hay sexo en las novelas contemporáneas, que son las
aceptadas en la escuela. Está el mediador y también está a familia. En una
oportunidad, en Mendoza, le hicieron todo un problema a una docente, porque
había dado Doña Rosita la soltera, de
García Lorca. Es de no creer. O Cualquier otro libro de Lorca. Lo tenían
atravesado. ¿Qué es lo que busca la persona que escribe novela para jóvenes?
¿Busca que los jóvenes se identifiquen? En general, hay un yo. El protagonista
es un joven o un niño. Pero esos temas, el sexismo, el femicidio, el acoso
(apareció hace muy poco la novela de Paula Bombara sobre el tema, La niña pájaro) o las relaciones homosexuales.
MM: Hablamos de eso con
Melina Pogorelsky. A Melina la entrevistamos en el ciclo de las nuevas voces
del siglo XXI. Ella escribió una novela que nosotros en Amauta hubiéramos
querido editar, pero no teníamos fondos, y ahora va a salir en Edelvives, que
es sobre un chico en busca de su identidad sexual, que es evidentemente
homosexual. Con eso Edelvives se juega una patriada, una apuesta que
probablemente le salga bien porque quizá haya muchas escuelas, aunque sean
minoritarias, que la adopten.
SI: En la literatura para
niños está el famoso Rey y Rey. Una
joya, en la que el personaje se enamora del acompañante de la princesa. Creo
que hay que dejar de lado este pánico, esta pacatería.
CR: Los perturbadores…
SI: Claro. Acá, Fanuel tiene
un capítulo que nosotros utilizamos mucho en las travesías por la feria
infantil, que son los libros perturbadores. Pero, ¿perturbadores para quién?
¿Para el chico o para el adulto? En general, es para el adulto, porque “no se
anima a”. Realmente, a mí me incomoda, porque a veces me preguntan qué opino de
tal libro. Y en general, no opino frente a un autor. Si me das una novela tuya
y me pedís que después te diga mi opinión, no la doy. Porque me pone muy
incómoda. Mi función es crítica y dura. Entonces me es muy difícil decirle a
alguien que su novela no me gustó. Porque el autor se ofende. Y además, no lo
digo con maldad. No es didactismo, pero puedo exponer el por qué. He tenido
problemas en el periodismo, sobre todo con críticas de teatro. He recibido
cualquier cantidad de insultos. ¿Por qué nunca se critican o salen en los
medios de comunicación los libros malos?
MM: Acá tuvimos esa discusión en un momento, y una de las cosas que dedujimos fue que es tan poco el espacio que hay en la crítica para la literatura infantil y juvenil, que el crítico prefiere, ya que tiene poco espacio y poca oportunidad, criticar positivamente. Habiendo tanto libro bueno, prefiere no hablar de los malos. Ojalá hubiera más apertura para todo tipo de libros.
SI: Yo tenía una página en
una revista de editorial Abril, que se llamaba “Para leerte mejor”. No tenía
otro remedio que poner buen material. Había teatro también. Por este tema de la
crítica presenté una ponencia en un Congreso de IBBY, que realizó Fundalectura
en Cartagena. En ese momento estaba Silvia Castrillón presidiendo “Fundalectura”.
Y tomó en cuenta esto que yo decía sobre la crítica negativa. El “no”. Esto es
malo por “esto”. Entonces en una de las revistas, tenían una sección para los
libros que no son literatura. Salieron algunos números…, pero no convenía a
ciertos editores que sostenían esa organización.
MM: Muchas de esas revistas
especializadas las sostienen las editoriales. ¿Cómo hacés para criticar
negativamente?
SI: Ese es el tema.
MM: Quizá por omisión. Si no
aparece…
SI: Claro, pero el lector
adulto sabe que es hay algo que se omite. Ve que no está comentado y piensa si será bueno o será malo. No lo sabe.
MM: Es cierto. ¿Y por qué
creen que hay esta resistencia a veces en los docentes, sobre todo en la Secundaria,
con la literatura juvenil? Porque ha llegado mucho menos a las aulas que la
literatura infantil.
CR: Yo creo que a veces hay
una cuestión generacional ahí. Creo que hay docentes que están muy apegados al
canon. Y quizá ese es el momento para que un joven lea “La noche boca arriba”, que recuerdo que leí en tercer año del
secundario y me abrió un mundo. Hay otros docentes que se van acercando
lentamente, porque como no hay instancias de capacitación, hay docentes que han
hecho un recorrido como profesoras de Letras. Quizá las generaciones más
jóvenes estén más atentas a eso. Y entonces se animan a los contemporáneos
argentinos. Y a veces lo hacen con el fin de enganchar a sus lectores alumnos,
sobre todos cuando ven a algunos leyendo sagas con mucha avidez. Desde Harry Potter hasta Crepúsculo o Los juegos del
hambre. Me ha pasado estar charlando con docentes que buscan qué darles,
porque ven que están leyendo fantasy,
por ejemplo, pero saben que El señor de
los anillos es complejo. O El guardián entre el centeno, porque
saben que están leyendo esa para-literatura de realismo extremo, como Bajo
la misma estrella, o ese tipo de temáticas que están tan en boga. Me ha
pasado estar en contacto con chicos que leen vorazmente esa literatura. Y
cuando les preguntás por sus primeros recuerdos de lectura, lo primero que te
dicen es Harry Potter. El docente ve
todas estas cosas y está preocupado por acercarse. Uno de los libros de Gran
Angular que más se vende es de Jordi Sierra i Fabra, que se llama Campos de fresa, en el que un
adolescente consume drogas duras y termina en estado de coma. Quizá haya un
intento de los docentes por acercarse a las cosas que les interesan a los
jóvenes.
SI: Capaz que no el docente,
sino la familia.
CR: No dejo de tener
colecciones que son del “mercado de prescripción” que es la que circula a
través de los mediadores. Y a la otra se la llama “literatura de impulso” y se
vende en el canal de las librerías. Y esto vale tanto para la infantil como
para la juvenil. SM tiene una red de promotores que se dedican a ir a mostrar
la “buena literatura” a las escuelas.
MM: Incluso pensaron un
cambio estético para algunos títulos en Gran Angular.
CR: Sí, creamos una
colección llamada Biblioteca joven. Algunos son títulos de la Serie Roja de El
Barco de Vapor, como Tres Espejos de
Sebastián Vargas, o Una casa de secretos
de Paula Bombara, que pasaron a tener una edición de lujo. Tres espejos lo hicimos en una edición de cara y cruz con letras
doradas y plateadas. Nos dimos unos gustos de aquellos. Al libro le va bárbaro,
lo vimos en vidrieras y nos puso muy contentos, y en las escuelas también.
Empezamos así con esa colección. Tenemos también títulos de Laura Gallego
García, que funcionan. Veremos desde qué lugar va creciendo esa colección. Con
autores argentinos o de afuera. También tenemos sagas de distopías…
MM: Y hablando de crítica, hablando de los lectores jóvenes, ¿cómo se ve en la editorial? ¿Se lo apoya?
CR: Sí, se lo apoya. Yo he
vivido una situación fascinante de chicos que venían a firmar libros, a raíz de
la convocatoria de blogueros y booktubers. No sé si saben lo que es.
Hay toda una movida. Los jóvenes, hoy en día, no solo escuchan y ven música a
través de YouTube. Para saber cómo armar una máquina o para maquillarse, miran
tutoriales en YouTube. Y a partir de ahí, hay una movida de youtubers, que están dedicados a hacer
algo así como stand up, y se dio un fenómeno, por el que estos youtubers pasaron a recomendar sus
propias lecturas, los booktubers.
Junto con ellos aparecen los blogueros
(en la Argentina esto no tiene más de dos años), que hacen reseñas como
lectores, desde un lugar de mucha emoción. Y reseñan esas sagas que estamos
mencionando. Es fascinante ver el amor que tienen por los libros, el culto que
hacen de los libros que leen, y las acciones que hacen. Muchos blogueros se dieron cuenta de que la
inmediatez de YouTube les venía mejor. Entonces pasaron de los blogs personales
al canal en YouTube. Y cada tanto me pasaba, a mí o a las asistentes, que
llegaba un mail de alguien que decía que tenía un blog y que le gustaría
reseñar libros nuestros. Y lo dejábamos pasar. Decíamos que íbamos a darle
algunos libros, sobre todo de Gran Angular y Serie Roja, pero no entendíamos
mucho. Hasta que un buen día me puse a indagar en esta movida. A mirar en serio
esos blogs y esos canales. Y ahí me di cuenta de que existía un fenómeno que
desconocía, y que estábamos frente a nuevos mediadores. Mediadores entre pares,
por momentos de literatura digamos más comercial. Pero además de darles los
libros de las distopías del catálogo, les doy los libros de Gran Angular o de
Serie Roja para que reseñen. Y es interesante. En una de las reseñas de Tres espejos, una bloguera dice que
pensó que el libro no iba a gustarle porque tenía poco diálogo, pero que le
había parecido fascinante. Los libros de Gran Angular y de Serie Roja les
parecen cortos. (Risas). “Este libro es muy cortito”. Esto de permitirme como
editora darles los buenos libros para que los reseñen, me gusta. Es un fenómeno
que existe y que no podemos negarlo. Son chicos que se imponen desafíos. Es un
fenómeno mundial que está bueno ver. Está bueno ver las acciones que hacen.
Tiene todo muy standarizado. En siete u ocho minutos hacen lo que se llama book haul, muestran los libros que les
dieron las editoriales o que encontraron en oferta. Hacen el book self tour, que es mostrar en cinco
o diez minutos su biblioteca. “Acá tengo Los
juegos del Hambre, en este estante tengo todo el fantasy…”. Algunos los
organizan por temáticas y algunos por colores. Es algo muy loco de ver. Las
reseñas propiamente dichas de los libros, o el To be read, que es lo que van a leer. Se ponen metas todo el
tiempo. También hay un, digamos, Facebook de libros que se llama Goodreads, no
sé si lo conocen. Uno crea su propio perfil y va contando lo que va a leer, lo
que está leyendo, y hace su propia reseña. He encontrado Tres espejos, reseñado. Y otros libros de Barco de Vapor.
Muchísimos libros para chicos en inglés. El fenómeno está, lo que les cuento es
una descripción de lo que veo que existe. Desde SM España trajimos un libro de
dos autores españoles que se llama Pulsaciones,
que está totalmente escrito en whatsapp. El argumento es sobre una chica que
entra en coma, y cuando se despierta no recuerda los tres días anteriores.
Entonces, cuando está en el hospital le regalan un smartphone, y empieza a
mensajearse con las amigas y tratar de reconstruir qué fue lo que pasó durante
esos días. Javier Ruescas, que uno de los autores coautores del libro (el otro
es Francesc Miralles) se inició como bloguero,
fue el primero que tuvo un blog que
se llamaba El templo de las mil puertas.
Y lo trajimos a la Feria del libro de Buenos Aires y coincidió con la llegada
de una booktuber mexicana que se
llama Fa Orozco. Es una persona joven, que estudia Letras, y es capaz de
recomendar no solo distopías sino Los
Miserables. Coincidieron ambos dos, que se conocen hace rato y terminamos
con la firma de Pulsaciones durante
horas y horas. Suben videos a YouTube y lo viralizan a través de Facebook,
Twitter o Instagram, y de pronto uno, que ve desde afuera, pide que paren
porque este fenómeno puede superar a cualquiera. Dos días de firma en la Feria,
durante seis horas cada uno. Y dos días más en dos librerías. Unas veinte horas
de firma de los Pulsaciones que
traían los lectores.
MM: Está muy bien, es un
fenómeno interesante.
CR: Eso lleva a otra cosa. A
Fa Orozco le encanta Peter Pan, y le
regalaron, delante de mí, más de veinte ediciones. Y tuvo que comprarse otra
valija. Los propios fans argentinos le regalaban sus propios libros subrayados.
Ella decía que no, y se los daban igual porque era la lectura propia que habían
hecho del libro. Contó que le gustaba Sherlock Holmes y le regalaron un montón
de dibujos de Sherlock Holmes y algunas ediciones. Es increíble. Imagínense lo
que duraba todo el rito de firmar el libro, sacarse la foto. Ese fenómeno
existe. Hacen acciones y comunican lo que les gusta. Si es literatura o no, lo
vemos después. Pero es una forma más que puede permitir el acceso a la buena
literatura. Muchos chicos han leído Tres
espejos. Pero también Los juegos del
hambre, más aún porque está la película. Creo que en muchos casos los
profesores se pueden encontrar con eso. Tengo sobrinas adolescentes y las he
acompañado a ver Harry Potter, Crepúsculo y Divergente… Tengo una
adolescente dentro de mí. (Risas).
SI: Me parece muy bien que
haya buenos libros para jóvenes, pero me pregunto, ¿Qué pasa con los libros
canónicos que son importantes en la vida de cada uno? Ustedes, de jóvenes o de
adultos, habrán leído en alguna oportunidad algún capítulo del Quijote, o el Poema del Mío Cid, o el Martín
Fierro, ¿Qué pasa con nuestra historia universal y literaria? ¿La ignoramos
por completo? ¿En la escuela Media no la vemos?
Asistente:
Lo
que yo vengo sosteniendo hace años en una biblioteca popular, es que en lugar
de pedirles a los chicos que para tal día lean el Quijote, hay que darles una lista de diez libros y que ellos vayan
eligiendo. Y probablemente van a leer todo. Y mi hijo, que tiene dieciocho años
y no es gran lector, me dijo que no, que si él no le hubieran dicho día por día
qué era lo que tenía que leer, seguramente no hubiera leído todo y se hubiera
perdido cosas.
SI: Claro. Porque en la
infancia, y hasta hace poco, supongo, había colecciones reducidas y adaptadas
del Quijote, de Shakespeare, etc. Y
uno creía que había leído el Quijote,
y no era así. O El patito feo en ocho
páginas con enormes ilustraciones, cuando tiene quince en su versión original.
Creo que algo de lo canónico debería verse. No hablar de la biografía del
autor, o hacer la síntesis del libro. No. Una lectura paralela a la literatura
contemporánea. Me acuerdo de que en la escuela media, primero les daba Literatura
Contemporánea, me ponía a los alumnos
bien en el bolsillo, y después tomaba algún libro canónico.
Asistente:
Lo
de las adaptaciones es un tema aparte pero en realidad en la currícula el
pedido está.
SI: Yo preferiría que si no
van a leer directamente a Quiroga, lean las historietas de “La gallina degollada”, y otras dibujadas por Breccia. Estamos hablando de
milagros pero eso existe. Yo prefiero que sea una lectura en “otro lenguaje”,
como las de Breccia…
Asistente:
Que
te lleva al libro.
SI: Exactamente. Entonces yo
estoy a favor de la historieta, no estoy en contra. Muchos docentes no saben
leer historietas porque no saben decodifican ese doble lenguaje de lo icónico
con lo textual. Muchos tampoco saben leer poesía. Ni tampoco teatro.
MM: No. Y acá volvemos al
tema de la formación de los mediadores. Para ir terminando (porque ya hace dos
horas que las tengo hablando acá, y tosiendo, pobre Susana, que se merecerá un
aplauso doble, porque vino con tremenda gripe), uno de los muchos temas que me
quedan pero del que me gustaría escuchar sus opiniones es de algo de lo que vos
ya hablaste, Susana: la enorme cantidad de libros que hay y la disparidad. Hay
libros tibios y libros de buena calidad. Habiendo visto gran parte de la
historia de la literatura infantil y juvenil argentina en estos últimos años. ¿Qué
nuevas voces te han llamado la atención? ¿Cuáles destacarías?
SI: Hay que arrancar desde
María Elena Walsh. Antes, de Javier Villafañe. María Elena es el hito
fundamental de la literatura para niños. Le sigue, por época, Laura Devetach,
pero si hablamos de autores contemporáneos, es infinita la cantidad. Entre
ellos, Mario Méndez, por supuesto…
MM: Gracias.
SI: María Teresa Andruetto,
Marcelo Birmajer, Pablo De Santis, Liliana Bodoc, Andrea Ferrari, entre otros…
es infinito, en buenos autores argentinos. Ojo, yo siempre digo como crítica:
no todo lo que escribe un autor es bueno. Hay muy bueno, y mediocre o malo.
CR: Hoy hablaban del trabajo
de la crítica. ¿Sabés lo que es devolverle un original a un autor?
SI: Me imagino, no, debe ser
terrible. La colección que yo dirijo es de teoría, entonces es distinto. Quizá
les hago rearmar algo.
MM: Ahora que hablás de lo mediocre y de lo malo de cada autor, Ricardo Mariño dijo en uno de estos encuentros, que él pensaba que eran como los banderines de los andinistas, y que había que juzgar la obra de un autor por los banderines más altos. Los diez libros más importantes. Por algo cuando se hace una selección de la obra de Laura o de cualquier otro autor que va al Premio Andersen, reseñan diez, y Laura escribió setenta.
SI: Claro. Yo me olvido.
Graciela Montes. Gente que vos has invitado para este Ciclo como Ema Wolf, o
Ana María Shua. Realmente son buenos. Pero ya sea para adultos, para jóvenes o
para niños, no toda la obra de un mismo autor es buena. Un libro puede gustarme
y otro no.
MM: Aunque parezca medio
sacrílego, hasta Borges tiene desniveles.
SI: Por supuesto.
MM: Alguien de los
compañeros quiere hacer una pregunta.
Asistente:
Sí,
quería mencionar las tareas de ALIJA, que son amplísimas y muy variadas. Entre
otras, el otro jueves se hizo una reunión en el hospital psiquiátrico infantil
Tovar García. Todas esas pequeñas tareas que hace ALIJA más allá de las
grandes, ayudan muchísimo a los que tratamos de difundir la literatura en
espacios de lo más diversos. Eso se agradece. Y una pregunta: aparte de
permitir proponer a los posibles premiados, ¿qué otros derechos les da a ALIJA
como contraprestación del dinero que entrega IBBY? ALIJA paga una suma. ¿Qué
recibe de IBBY?
SI: Absolutamente nada. Ni ALIJA
ni el ganador tampoco. No tiene un premio económico. Le sirve, por ejemplo,
para las traducciones futuras.
MM: ¿Alguien más?
Asistente:
Una
aclaración acerca de lo que Susana decía de la UNSAM, y que me parece que hay
que tenerlo en cuenta es que hay una especialización. Ya no es solamente una
cátedra. Es una especialización aprobada por la CONEAU. Son tres diplomaturas y
el título es de especialista en Literatura Infantil y Juvenil. Los directores
son Gustavo Bombini y Cecilia Bajour.
CR:
Eso
sigue la línea del postítulo de lo que yo estudié. Yo la recomendaba pero no
sabía que seguía abierta.
Asistente:
No
se abre todos los años. Se abre un año sí, y uno no. A veces se cursa en San
Martín, y a veces en la sede de Sarmiento y Rodríguez Peña. O en Almagro.
Quería hacer esa aclaración porque me parece que ha sido un logro muy grande,
el reconocimiento como especialización.
SI: Eso tiene que ver
claramente con Bombini.
CR: Ya que hablamos de
Teoría quería comentar sobre un material de SM. Susana es testigo de que
siempre guié la travesía de Teoría de la LIJ, y promoción de la lectura,
durante cuatro años durante las jornadas
y me interesa recomendarles algo. SM proviene de una fundación que, a
diferencia de otras editoriales, destina los beneficios para distintas áreas.
Una es la investigación y la formación de docentes. Ha tenido ya dos congresos
latinoamericanos de literatura infantil y juvenil, los CILELIJ de muy alto
nivel, realmente. Al primero, que se hizo en Chile, cuando fue el terremoto,
asistí cuando trabajaba para otra editorial. Otra vez se hizo en Colombia. Y
cada año saca un anuario de Literatura Infantil y Juvenil. En la página web de
SM; que es smliteratura.com.ar en la sección de Docentes
van a encontrar el material teórico y pueden bajarse todas las actas de los
Congresos en PDF que están muy buenas. El de Chile era “Pasado, presente y futuro de la LIJ”, el de Colombia fue “La vida privada, la vida pública y la vida
trascendente”. Es interesante para
seguir estudiando con especialistas de primer nivel. El que viene se hace en
octubre del año que viene en México. Me parece que coincide con la Feria del
Libro infantil de México.
MM: Bueno, creo que ha sido
más que interesante. Les agradezco muchísimo.
SI
y CR: Gracias
a ustedes. Y gracias a Pablo.
¡Valioso!
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