Rulfo crítico y centenario
Juan Rulfo, autor de una
obra breve (la novela Pedro Páramo, y los cuentos de El llano en llamas), quizá sea uno de los autores
latinoamericanos de quien más profusamente se ha ocupado la crítica literaria
del siglo pasado. Esta paradoja, de una
obra breve acerca de la que se escribe mucho, tiene que ver, sin dudas, con
su potencia narrativa, y la capacidad para expresar con una gran economía de
recursos, la tremenda violencia acerca de la realidad mexicana sobre la que
escribió. El homenaje a Rulfo está también en la crítica de quienes lo discutieron
y lo pensaron y que ya son clásicos. Pensadores que han sido indispensables a
la hora de abordar el análisis de la obra del gran escritor mexicano.
“Pone
en evidencia el tenas esfuerzo de elaboración de una lengua literaria a partir
de un habla popular, dentro de la cual se selecciona, elige, rechaza hasta
lograr una unificación expresiva (que el autor ha seguido persiguiendo en las
diferentes ediciones) que no responde, como el propio Rulfo dice “ a un lenguaje captado con una grabadora”
sino a un perspectivismo interpretativo, a ese punto focal de la cosmovisión,
que es de nítida cualidad ideológica, el cual impone con una concepción ya
enteramente modernizada, la unificación de todos los elementos componentes de
la obra: lengua, asuntos, personajes, escenarios, estructuras narrativas,
imágenes, ritmos, sistemas expositivos, etc. Hay un tenaz esfuerzo de
empobrecimiento lexical, de preferencia por los particulares concretos, de
acentuación del laconismo y la elipsis, en oposición a los cultismos e
intelectualismos también propios de la lengua popular o de los regímenes expositivos de tipo oratorio,
según los modelos (frecuentemente religiosos) accesibles a una cultura ágrafa.
Selecciones y rechazos responden a una precisa y nueva concepción de lo verosímil y a una determinada e
igualmente nueva concepción de la mímesis,
ambas marcadas por una modernización que solo cobra fundamento gracias a una
perspectiva arcaizante, a un retorno a las fuentes soñadas por una concepción
antropológica del primitivismo. “(Angel
Rama-en Latransculturación narrativa
en América Latina)
“Rumores
que lo conforman y deforman todo, y en
particular la historia desde la muerte.
Y
como en Comala, cuando Rulfo lo concibe por los años cincuenta, por fin se ha
detenido el tiempo, todo el tiempo es ya una sola eternidad sepultada. Rulfo se
encuentra con una libertad absoluta para enfocar su mundo sin ninguna de las
convenciones de la novela realista tradicional.
Ya varios de sus cuentos estaban estructurados en base a un entrejuego
de tiempos presentados sin orden aparente. Ahora, frente a un mundo de
fantasmas y rumores, el orden puramente cronológico de la narración pierde toda
razón de ser, y al desaparecer este orden desaparece su convención simbólica:
la estructuración de la obra en capítulos. En Pedro Páramo, en lugar de capítulos cronológicos o –aún
contrapunteados- encontramos fragmentos; solo fragmentos de tiempos diversos
relacionados todos entre sí por la unidad sin límites que es el no-tiempo de la
muerte y la confusión que son los rumores mismos.
Con
maestría asombrosa, Rulfo ha ordenado la confusión, el caos de voces y rumores atemporales, con que
se le dio esta obra y su personaje central. Pero ha ordenado –ahí la maestría-
en libertad aparente,sin que notemos la presencia calculadora del narrador que
escribe desde el tiempo”. (Carlos Blanco
Aguinaga- “Realidad y estilo de Juan Rulfo”, en Nueva NovelaLatinoamericana)
“En
nuestra cultura nacional, Juan Rulfo ha sido un intérprete absolutamente
confiable (por lo mismo que no pretende erigirse en sistema) de la lógica íntima, los modos de ser, el sentido
idiomático, la poesía secreta y pública de los pueblos y las comunidades
campesinas, mantenidos en la marginalidad y en el olvido programado por la
nación (sinónimos de las clases dominantes) y el poder (equilibrio entre la
sobrevivencia y la explotación). Marginalidad y amnesia han sido tácticas indispensables
en la estrategia de la modernización y el crecimiento capitalista que, a este
conjunto tan expoliado, sólo se dirige, con oportunismo semestral, cada vez que es preciso prevenir una
conflagración social o afirmar la sólida integración del país. Ante la bruma
dirigida que circunda el universo rural, se requieren interpretaciones desde
dentro, que nos permitan vislumbrar o examinar el ámbito genuino de aquellos
sentenciados por un genocidio apenas
encubierto. Entre otras cosas, la obra de Rulfo es versión límite del acontecer
de estos condenados de la tierra”: (Carlos
Monsiváis- “Sí, tampoco los muertos retoñan, desgraciadamente.” en Para cuando
yo me ausente).
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