Sagas inmortales

Durante el mes de noviembre en Libro de arena nos ocuparemos de recorrer historias contadas a través de sagas. Esos relatos en los que a lo largo de más de un tomo, es posible acompañar un viaje, el crecimiento del personaje, atravesar luchas de poder en mundos imaginarios, vivir la historia de sucesivas generaciones de una familia o de diferentes momentos de la historia de un país. Para leer a lo grande.


Por María Pía Chiesino

Quienes leemos mucho sabemos que cuando llegamos al final de una historia, lo que sentimos es agridulce. Por un lado,  está el inmenso placer de llegar al final de un libro que se disfrutó. Por otro, hay una especie de duelo.

Todos esos personajes y situaciones con los que convivimos durante el tiempo que duró la lectura, (los amados, los detestados, los que nos resultaron indiferentes), se quedan en las páginas del libro que acabamos de cerrar. Y a menos que en algún momento encaremos una relectura, no vamos a volver a tener contacto con ellos.

Por suerte, existen las sagas. A lo largo de más de un tomo podemos acompañar un viaje, el crecimiento del personaje, la historia de sucesivas generaciones de una familia, diferentes momentos de la historia de un país.

En algún momento la saga también se clausura. Hay un último libro, pero a lo largo de varios años, podemos ir viviendo el devenir de una historia, después de terminar uno y mientras esperamos el libro siguiente.

A la hora de recomendar alguna saga, se nos abre un abanico variopinto: la saga de Terramar de Ursula K Le Guin, los cinco tomos de Canción de hielo y fuego de G.R.R Martin, la Saga de los Confines de Liliana Bodoc, los siete tomos de Harry Potter de Rowling, los Episodios de una guerra interminable de Almudena Grandes, Las Crónicas de Narnia, de C. S. Lewis.


La referencia insoslayable es desde luego, El señor de los anillos, de J. R. R. Tolkien, quien junto con su amigo y colega Lewis publicaron sus novelas en la década del ’50 del siglo pasado y con ellas contribuyeron a la formación de ese nuevo público lector, que esperaba la salida de cada nuevo libro.

En la década del ’70, la editorial Minotauro publicó en la Argentina los tres tomos de Tolkien, y los primeros de Le Guin (que llegaron a cinco), en lo que podemos considerar el lanzamiento de la ficción fantástica para los lectores argentinos, en gran escala. Minotauro tenía lectores que confiaban (confiábamos) ciegamente en el criterio de Francisco Porrúa para incluir en un catálogo de ciencia ficción, títulos que “iban por otro lado”. Hicimos bien en confiar: nos abrió la posibilidad de conocer esos nuevos universos y nos preparó como lectores para las nuevas sagas que se publicarían más adelante.

En las últimas décadas, de la mano de Harry Potter, la saga no solo se reinstaló en el público  lector la historia de un nuevo personaje. Disparó además, un fenómeno de mercado, que incluyó largas colas de espera, apertura de librerías a horas imposibles, reservas de millones de ejemplares en todo el mundo y desde luego, la compra de derechos por parte de la Warner, de  la historia del niño mago.

En un fenómeno que se mantiene a lo largo de los años, las ocho películas se proyectarán este mes en una maratón en el Centro Cultural San Martín. A pesar de que la última se estrenó en 2011, los alumnos de Hoghwarts siguen despertando el interés de lectores y espectadores.

En Argentina, Liliana Bodoc escribió su hermosa Saga de los Confines, de la que Tolkien fue inspirador en cuanto al formato, pero del que se despega en lo ideológico, en el tipo de historia que narra, y en el sustrato mítico latinoamericano que tiene una fuerte presencia en las tres novelas.


También  en la literatura argentina, pero en el terreno de la LIJ, no podemos soslayar los cuatro tomos de Historia de los cuatro rumbos de Márgara Averbach.

Otros fenómenos editoriales que se han trasladado al terreno del cine y de las series son Los juegos del hambre, y Canción de hielo y fuego. Ésta última juega hasta límites imposibles con la paciencia de los lectores, que si además son seguidores de la serie, asisten a situaciones nuevas, que no han aparecido en ninguno de los cinco libros publicados hasta el momento, y que no saben si Martin resolverá de la misma manera que los productores de HBO.

En otra línea, y tomando como modelo los Episodios Nacionales de Pérez Galdós, Almudena Grandes concibió un proyecto narrativo que se relaciona (aunque no exclusivamente) con la Guerra Civil Española. Se trata de Episodios de una guerra interminable, seis novelas de las que ya se publicaron cuatro. En la última, la trama sucede por momentos en la ciudad de Buenos Aires. A pesar de que en este caso no hay un solo personaje al que seguir (porque el peso de la saga está en el contexto histórico) hay algunos que fueron centrales en una novela y aparecen de manera lateral en otra.

En síntesis, hay sagas para todos los gustos. Son historias que pueden seguirse además, en distintos formatos. Las de Harry Potter o Frodo Baggins, pueden disfrutarse en la pantalla, desde luego. Aunque como lectores, nos gusta recomendar el paso por los libros, en los que durante varias páginas bellamente escritas, nos sentimos acompañados con la ilusión de que el final de la historia no está tan cerca.

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