Pandemia y deseo: literatura erótica para encender la cuarentena
Mañana comienza un ciclo de lecturas online de literatura erótica, una buena excusa para revisar títulos clásicos y contemporáneos de la biblioteca. Compartimos los recomendados por Natalia Blanc en su nota para el diario La Nación.
En tiempos de
aislamiento
y
distancia social,
los ministerios de Salud de distintos países (incluida, la Argentina) recomiendan
el
sexo virtual
como la opción más segura para prevenir el contagio del
coronavirus. A dos meses del inicio de la
cuarentena, los especialistas aconsejan poner en práctica recursos que levanten la temperatura pero que no impliquen riesgos
como videollamadas o
sexting. Sexólogos y terapeutas coinciden:
el sexo, en cualquiera de sus variantes, disminuye la ansiedad, mejora el estado de ánimo y aumenta las defensas
. En todos los casos, la
literatura erótica
puede ser el camino ideal para encender el
deseo
.
Hay obras maestras del género erótico que nunca fallan. En una biblioteca hogareña no deberían faltar novelas como
La filosofía en el tocador
, escrita en 1795 por el
Marqués de Sade;
La Venus de las pieles, de
Leopold von Sacher-Masoch, de 1870;
El amante de lady Chatterley, de D.H. Lawrence (1928);
Opus Pistorum, de
Henry Miller, publicada después de su muerte, y
Plataforma, de
Michel Houellebecq, que retrata el
sexo
como un bien de consumo más de la sociedad capitalista.
Las obras de Sade, de Sacher-Masoch y
Las comedias eróticas, del italiano Marco Vassi, integran la célebre colección
La sonrisa vertical
, del sello Tusquets,
que durante 26 años premió relatos eróticos
de autores como
Mario Vargas Llosa
y su inquietante
Elogio de la madrastra
y
Almudena Grandes
por
Las edades de Lulú
. Esa novela, que fue llevada al cine en 1990 por Bigas Luna, recorre la
vida de una mujer desde que los quince años y cuenta en detalle las
fantasías que le despierta la relación con un hombre mayor con quien se
cruza a distintas edades.
Pero si hay una historia de
iniciación sexual
explícita que puede resultar tan estimulante como perturbadora es
La filosofía en el tocador
, de Sade. La historia está dedicada "a los libertinos", "voluptuosos de
todas las edades y de todos los sexos", "mujeres lúbricas", "muchachas
demasiado tiempo contenidas en las ataduras absurdas y peligrosas de una
virtud fantástica" y a los "amantes disolutos", "que desde vuestra
juventud no tenéis más freno que vuestros deseos ni otras leyes que
vuestros caprichos". Sade narra a través de diálogos no solo cada escena
sexual entre el trío protagonista (la joven virgen Eugenia, a quien
"educan" la señora de Saint-Ange y Dolmancé ) sino que también hace
reflexionar a los personajes sobre la moral y la hipocresía de la época.
"Sade es el
autor erótico
por excelencia y casi el único que borra de un plumazo al resto. Me
parece el más repulsivo, un autor político y sobre todo, muy efectivo a
la hora de la erótica", dice a LA NACION
Florencia Canale, autora de novelas históricas con alto contenido sexual como la exitosa trilogía sobre Juan Manuel de Rosas.
"Escribir
literatura erótica
no es fácil. Infinidad de escritores han definido la imposibilidad de
escribir escenas eróticas sin caer en la cursilería o la chabacanería
inútil. La erótica de moda no me mueve un pelo, en general me aburre
bastante", agrega. Si tiene que elegir un autor actual, Canale no duda: "Ercole Lissardi
y
El centro del mundo".
Publicado en 2013 por Planeta,
El centro del mundo
reúne tres
nouvelles
del autor uruguayo:
La diosa idiota
,
La educación burguesa
y la que le da el título al libro. En esos relatos, como en la mayoría de los textos de Lissardi, el
erotismo
se cruza con el género policial, el humor y la reflexión sobre las relaciones afectivas.
"En
mis libros no hay grandes performances ni técnicas amatorias, sino
gente atrapada por la fuerza del deseo", dijo a LA NACION en 2013. Con más de veinte novelas eróticas y tres
ensayos publicados, el autor hace una distinción entre
erotismo
y
pornografía
tanto en el cine como en la literatura: "El objetivo de la pornografía
es mostrar el acto sexual. No le interesa el contexto cultural, político
ni filosófico. El arte erótico tiene un objeto que, para empezar, ni
siquiera es visible. Intenta representar el deseo, una fuerza de la
psiquis humana que nos lanza hacia determinadas personas como si en
ellas hubiera algo esencial para nosotros".
Si pensamos en deseos irrefrenables aparece, sin duda, la imagen de la "sufrida" Constance Reid, protagonista de
El amante de lady Chatterley, de D.H. Lawrence, novela que tuvo más de una adaptación
cinematográfica. Cuando se publicó, en 1928, fue considerada una
historia obscena, ya que plantea
una relación puramente sexual entre una mujer y un amante, pero consentida e impulsada por el marido de Lady Chatterley
que vuelve inválido de la guerra. "Quiero que los hombres y las mujeres
pueden pensar en el sexo con plenitud y honestidad", dice Lawrence
desde la tapa de una de las tantas reediciones de una novela que estuvo
prohibida en el Reino Unido hasta la década de 1960.
En la frontera, a veces clara y otras, difusa, entre el
relato erótico que busca alimentar el deseo y el explícito que se
propone estimular al lector con imágenes y descripciones sexuales se
ubica
El amante, de
Marguerite Duras, novela seudoautobiográfica publicada en 1984 con la que la autora ganó
el Premio Goncourt. Traducida a 43 idiomas, narra la relación sexual y
afectiva entre una adolescente de origen francés y un hombre chino,
mayor de edad, en Indochina. La novela fue llevada al cine por
Jean-Jacques Annaud en la década de 1990.
Entre los autores del género erótico que hoy serían, seguramente, "influencers" figura, por supuesto, Henry Miller con
Trópico de Cáncer,
Sexus
y la póstuma
Opus Pistorum, entre otros títulos. También, Anaïs Nin y su original triángulo con Miller y June Mansfield, que inspiró su libro
Henry Miller, su mujer y yo. En ese diario (de 1931 y 1932), Nin cuenta sus relaciones paralelas:
con Miller y con June. Escribe: "June es mi aventura y mi pasión, pero
Henry es mi amor. No puedo ir a Clichy y enfrentarme con los dos. Le
digo a June que es porque temo que no sepamos ocultar nuestros
sentimientos delante de Henry, y le digo a Henry que es porque temo no
fingir bien delante de June. La verdad es que miro a Henry con ojos
ardientes y a June con exaltación. La verdad es que sufro humanamente al
ver a June instalada al lado de Henry ---donde yo quiero estar- porque
la intimidad entre Henry y yo es más fuerte que cualquier aventura."
Triángulos amorosos, deseos compulsivos, relaciones
secretas, fantasías, decepciones: estos elementos y otros más aparecen
en los once
cuentos eróticos
de
Pedro Mairal, reunidos en la primera parte de
Breves amores eternos
(Emecé). Con el humor y el sexo como eje de la mayoría de los relatos, es un libro ideal para leer en tiempos de
cuarentena
, ya que las tramas giran alrededor de "parejas que no ven la luz al final del túnel", como dijo
Mairal en una entrevista con LA NACION
. "No es el sexo en sí mismo lo que me interesaba contar, sino la
exploración de todo lo que puede suceder, por ejemplo, cuando dos
personas se encienden, pero cada uno está pensando en otro u otra". El
autor de
Pornosonetos,
Una noche con Sabrina Love
y
La uruguaya
, entre otros libros, elige un solo cuento cuando se le pide que nombre un texto "estimulante": "Bolsa blanca", del libro
Como un Malboro, de
Daniel Durand, editado por Mansalva, que reúne relatos sobre viajes y encuentros sexuales casuales.
Georges Bataille,
"el gran escritor de erótica del siglo XX", como lo define Lissardi en uno de sus ensayos, es autor de la novela
El erotismo
, entre otros títulos. Publicada en 1957, es la primera que incluye el
joven poeta Tomás Litta en su top ten de textos eróticos. Autor de
Frutos rojos
e impulsor del proyecto "El cuerpo expresivo", Litta organiza lecturas de poesía erótica. A causa de la
cuarentena, el encuentro tendrá su primera edición virtual el viernes 22, desde
las 21, después de diez presenciales de las que participaron alrededor
de cien invitados: entre ellos,
Julián López,
Gabriela Bejerman, Benito Cerati,
Fernando Noy
y Paula Maffía, que cerrará la lectura por Instagram (@casabrandon) con
música en vivo. Esta vez, la lectura se hará a la distancia con Luciana
Peker, Gabriela Borrelli Azara y Lucas Fauno Gutiérrez, entre otros
participantes. Cada uno compartirá materiales propios o de sus autores
eróticos favoritos con un objetivo en mente: que "la
pandemia
no apague el
deseo".
Fuente: La Nación
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