La utopía en la poesía de Javier Villafañe
Laura Gutman, titiritera, eligió como es muy lógico, reseñar al maestro Villafañe*. De las Obras completas tomó el libro “Poesía y cuentos para chicos”, en el Tomo II de la 1era Edición de Colihue (2009), con compilación, prólogo y notas de María de los Ángeles Serrano y que contó con el Asesoramiento general de nuestro amigo y gentil hospedador en La Nube, don Pablo Medina.
En esta bella nota, Laura agrega dos “bonus”: la breve biografía de Javier Villafañe, hecha por Pablo Medina y una entrevista a la maestra titiritera Adelaida Mangani**.
Por Laura Inés Gutman***
La poesía de Javier Villafañe es esencial, y lo es, porque revindica la utopía. Ejerce la fantasía y el juego con total libertad, y dándole voz a sus criaturas nos da permisos inimaginables. La imagen de Maese Trotamundos en su carreta a la luz de la luna junto a su comitiva, enfrentando los más insólitos peligros y relatando magníficas historias, nos infunde valentía y coraje. Nos advierte de la presencia oscura de la muerte. Dignifica al héroe cotidiano, al trovador trashumante, al burlón y al bromista. Al eterno enamorado, al títere, a la sombra y al hermano.
En su cosmogonía escuchamos la voz de los cuatro elementos. La tierra, el aire, el agua y el fuego cantan la canción del niño negro, la leyenda del chingolo y la flor del lirolay. A su alrededor las máscaras de la comedia del arte invitan al sapo y a la rana, al gallo pinto y los ratones, los grillos y las luciérnagas y al caballo celoso a unirse a la función junto a Narigón y Galerita, el que se comía las uñas, y la tijera que cortaba la tierra. Los sueños del sapo son los nuestros. Ser uno mismo y ser todos a la vez. Ser valiente, no temer a las sombras, darle pelea al diablo y vencer. Vencer los miedos y la tristeza, vivir la aventura, la vida quijotesca, la eterna compañía del amigo y el triunfo del amor. Lo acompañan en su eterno afán una caravana de fabulosos maestros y maestras del arte de vivir y dar vida a las palabras y las cosas, como solamente saben hacerlo los poetas.
*Breve biografía del autor, por Pablo Medina:
Javier Villafañe nació en Buenos Aires el 24 de junio de 1909. Fue poeta, narrador, ensayista, pensador y un andariego sin pausa, pero indudablemente el teatro, en especial el de títeres, fue su pasión. En 1933 creó su célebre personaje Maese Trotamundos y la carreta La Andariega, en la que comenzó a recorrer pueblos y ciudades con sus representaciones. Como poeta y narrador, publicó una notable serie de libros, entre ellos El Gallo Pinto (1944), integrado por diez canciones ilustradas por niños, y Los sueños del sapo (1963), nueva versión corregida y aumentada de su Libro de cuentos y leyendas (1945), también ilustrado por chicos de diversos lugares del país.
En 1967 se vio obligado a alejarse del país, por el gobierno militar. Residió primero en Venezuela y luego en España, sin abandonar jamás su pasión por los títeres, y continuando, al mismo tiempo, su obra poética y narrativa. A su regreso a la Argentina, en 1984, fue recibido con premios y honores.
Falleció en Buenos Aires el primero de abril de 1996, a los ochenta y seis años. Su prolífica obra, reconocida y multipremiada a nivel mundial, ha sido traducida al portugués, al francés y al italiano y representada en casi todos los países de habla hispana.
Entrevista a Adelaida Mangani, por Laura Gutman
Laura Gutman: ¡Hola Adelaida!, ¿Lo consiste a Javier Villafañe, cómo era?
Adelaida Mangani: Hola Laura! Sí, lo conocí. Javier era un ser muy afable y a la vez muy misterioso. Fascinaba con sus historias. Donde Javier se ponía a contar algo, todo el mundo hacía silencio para escuchar. Tenía el don de conquistar a la audiencia apenas comenzar. Era un poeta y un narrador espontáneo como un payador.
Un hombre bueno, además, que estimulaba el trabajo de los colegas con mucha generosidad.
LG: ¿Que significó “La Andariega”?
AM: “La Andariega” fue un proyecto de avanzada en su época. Con acuerdo de las Secretarías de Cultura de los Municipios Javier recorría los espacios abiertos y organizaba funciones en un retablo que se desprendía de uno de los laterales del carro. Parecía algo imprevisto, pero respondía a un proyecto sólido de llevar el Teatro de Títeres a lugares alejados de las ciudades.
LG: ¿Cuál te parece que es su legado?
AM: Su legado es fundamentalmente el rigor y el profesionalismo estricto. Tras su aspecto de artista trashumante y bohemio, Javier era sumamente severo y detallista con todo lo referente al espectáculo. A su lado se aprendía no sólo a amar el arte de los títeres, sino a sentir un profundo respeto por él.
LG: Para terminar, ¿Alguna anécdota que nos acerque a sus ideas, o a su manera de ver el mundo?
AM: Javier decía los siguiente: “El Teatro de Títeres es un género de risa fácil y de aplauso fácil. Eso lo hace sumamente peligroso, porque un titiritero inexperto puede llegar a creer que está haciendo algo muy bueno, y no caer en la cuenta de lo mucho que debe mejorar”.
** Adelaida Mangani es miembro de número en la Academia Argentina de Literatura Infantil y Juvenil. Dirige el Taller-Escuela de Titiriteros “Ariel Bufano” del Complejo Teatral de Buenos Aires desde hace 32 años. El Taller- escuela “Ariel Bufano” desarrolla una tarea de formación profesional en el Arte de los Títeres y es la primera, en su género, en el país.
*** Laura Inés Gutman, Intérprete titiritera y de música popular. Licenciada por la UNA en Artes del Movimiento. Egresada del Teatro Colón en Regiè y de la Escuela de titiriteros del Teatro San Martín. Docente universitaria en la Licenciatura en Musicoterapia UBA.
Obras Completas de Javier Villafañe - Tomo II
Colihue, 2009.
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