Lulu Kirschembaum y Manuel Rud: “Lo más lindo de nuestro trabajo de editores es mediar entre los autores; autor gráfico, autor del texto… ser parte del proceso de interpretación”

En esta segunda parte de la entrevista hablamos de los importantes premios que Limonero ha cosechado a lo largo de estos pocos pero intensos años de existencia; de la potestad del trabajo de los editores sobre los paratextos pero también del diálogo permanente con los escritores, ilustradores, diseñadores. Y, por supuesto, de proyectos, eso que a todos (editoriales incluidas) nos mantiene vivos.


Mario Méndez: Bien. Casualmente, como si estuviera guionado, entra Sebastián Vargas, que viene siempre. Les dije que hoy algunos iban a venir más tarde. Y justo vamos a dejar este tema del papel y las dificultades de imprimir en nuestro país, tema duro pero necesario, para encarar temas más felices. Sebas ha sido jurado del premio Destacado, los conoce y ha trabajado con ustedes. Recién mencionabas El ascensor. Acá dice Elena que ese libro del ascensor y ese oso las tiene derretidas de amor y que con los pequeños se han emocionado mucho. 

Lulu Kirschembaum: Es hermoso, sí.

MM: El ascensor ganó un premio a labor editorial, y si mal no recuerdo, a libro ilustrado ¿no? O a libro álbum… en Destacados de ALIJA.

LK: Sí, creo que ganó Diseño Editorial. 

Manuel Rud: Me parece que fue Diseño, sí. 

MM: Sé que eran dos premios.

LK: Sí; y a Labor Editorial. 

MR: Los Destacados de ALIJA son muy importantes para nosotros.  Creo que es el premio más importante a nivel nacional. Hace muy visible el trabajo de editores, autores, ilustradores. Así que estamos súper agradecidos.  Siempre tienen en cuenta nuestro catálogo, y ese libro en espacial fue una especie de “coleccionista de premios”, porque levantó un montón de menciones. ALIJA, Cuatrogatos, los premios de Bolonia… venimos sorprendiéndonos cada vez más con los reconocimientos de la industria…

LK: White Ravens…

MR: Sí, sí. Muchos reconocimientos sorprendentes para nosotros y que nos ponen presión para seguir haciendo libros que merezcan recibir todos esos premios que ya recibieron. 

MM: Me imagino que es  como dejar muy alta la vara. Después hay que estar a la altura…

LK: Siempre la sensación es que es el último. Que después viene todo cuesta abajo. 

MM: Bueno, hay que transpirar la camiseta, si no, nos caemos. Dice Sebas que el último, Historia de un lápiz, también ganador de un premio Destacado de ALIJA…

MR: Ese sí ganó por libro álbum: Vida de un lápiz, de Nicolás Schuff y Martina Trach. 

MM: El de Yael Frenkel está destinado a grandes cosas. 

LK: Sí, el de la panza. Una tapa discutida que es todo otro tema, que a mí me interesa; elegir las tapas de los libros. Esa fue difícil. Justo la tapa de Todo lo que pasó antes de que llegaras, no había dudas. 

MR: No había dudas, pero además esa es una ilustración interior. Ese es el proceso lindo de ser editor, que uno tiene una potestad. Los tres hicieron su trabajo: el autor gráfico, el autor del texto… pero el editor tiene la potestad de elegir el paratexto. La tapa, la contratapa, la portadilla, la tipografía, las guardas. En este caso, la autora e ilustradora, Yael, eligió ella la tapa. La propuso y fue esa sin demasiada discusión. Hay veces en las que es más difícil el tema de la selección de tapa, porque tiene que ser algo que cuente del libro, pero que no spoilee, y que convoque a los potenciales lectores y compradores de ese libro en una librería. Este fue un aprendizaje grande, porque hemos elegido tapas que no funcionaron para nada. Buenos libros que se vendieron muy poco porque son casi invisibles; elegimos una tapa un poco fallida. 

MM: Ustedes vienen de Letras, lo dijimos de entrada. Saben de ilustración y de diseño, porque no habrían hecho Limonero si no. Pero ¿tienen un director o directora de la parte gráfica? ¿Cómo trabajan?

MR: Sí, nosotros tuvimos desde nuestro inicio y hasta hace poquito a Sonia Basch, artista, diseñadora gráfica y directora de arte de Limonero, que a su vez es parte nuclear de nuestro camino y nuestro catálogo., que hace un tiempo decidió salir en busca de otros horizontes profesionales, supongo que más asociados a su propio arte, y ahora trabaja con nosotros Andi Landoni, que también es artista gráfica, Y Guadalupe Vanini, también artista gráfica y diseñadora, que son una parte fundamental. Nosotros, como decís, venimos de Letras y seguimos siendo de Letras. Así que el camino que tenemos que hacer para aprender sobre técnicas y cuestiones de diseño es infinito. Lo vamos haciendo y tenemos una intuición en ese sentido, pero nos queda mucho por aprender. Si no tuviéramos ayuda en ese rubro, todo lo que hacemos sería bastante fallido.

LK: Sobre todo el diálogo con los ilustradores. Nosotros podemos tener una mirada más de lejos y pensar qué nos gusta, qué nos parece que funciona mejor y peor, pero el diálogo más técnico está bueno que lo haga alguien más del palo con los ilustradores. Eso nos viene funcionando súper bien. 

MM: Me imagino que esos diálogos deben estar buenísimos, y que hay que ser flexible, porque los ilustradores tienen su palabra. Cuando no es un libro integral, el escritor o la escritora también opina, y la directora de arte, ustedes que tendrán, creo, una idea previa de cada libro…

MR: Creo que esa es la parte del oficio que es más interesante. Esas tensiones, que a veces son tensiones fuertes, entre los “compositores”, entre los “músicos”, de esa obra final que es el libro álbum. Cada proceso es distinto, todos tienen su intensidad, algunos son larguísimos, otros son más express, pero creo que lo más lindo de nuestro trabajo es eso: mediar entre los autores; autor gráfico, autor del texto… ser parte del proceso de interpretación, porque lo que hace un ilustrador muchas veces es interpretar un texto y dar una lectura; el primer lector del texto de un libro álbum es el ilustrador o la ilustradora. Creo que todo ese proceso es lo más interesante de nuestro trabajo, de nuestro oficio. 

LK: Cuando es un autor integral, ayudarlo a ver sus propias contradicciones que a veces aparecen. En los dos libros de Yael fue muy lindo trabajar con eso. En Todo lo que pasó antes de que llegaras, lo que ella nos mandó fue una línea de tiempo, que fue lo que después quedó en la guarda. Y ella tenía la idea de hacer esos libritos que se despliegan, el librito acordeón, y a nosotros no nos gustaba nada esa idea. Nos parecía que era muy personal, pero que no terminaba de ser un libro. Entonces le propusimos que hiciera un diario íntimo, y enseguida se copó con esa idea. Entonces, sí hubo mucho trabajo del “editor adulto”, como decía Manu. Me gusta más que “maduro”. Es como que de esa primera línea de tiempo le propusimos eso y ella generó ese diario; después discutimos mucho sobre el tono que ese texto debía tener, después esa idea inicial quedó en las guardas… Creo que es un libro que queremos mucho, no sólo por los premios que cosechó sino porque tuvo un proceso impecable de interacción y de equipo.

MM: Hablando del proceso, voy a hacer una pregunta que Seba y yo escuchamos tres millones de veces, pero que va a ser una especie de revancha. ¿Cuánto te tarda hacer un libro? 

MR: Cuanto nos toma…

LK: Un año. 

MR: Esto es difícil para autores novatos. Creo que Sebastián a esta altura está acostumbradísimo y vos también, Mario. Me refiero a la impaciencia del autor y del ilustrador para saber cuándo va a estar su libro, porque cuando el libro ya está, todavía no está. Todavía hay que hacer muchísimo para que ese libro llegue a un lector. Creo que un año es un número bastante realista. Hay libros que tardan un año y libros que salen antes. Pero “nos tarda”, de promedio, un año. Cuando empezamos con una idea, a los involucrados en esa idea les decimos esto. Antes de un año ese libro no va a estar. Después, si el plan de publicación, la imprenta, los diseñadores y diseñadoras, los propios autores y todo cuadra de manera maravillosa y los planetas se ponen todos en fila, por ahí acortamos esos tiempos. Pero en general tratamos de ser bastante realistas con esto. Y menos de un año es muy difícil. 

LK: Para los libros propios. Para las traducciones, que hay que hacer todo lo de regalías, dos años.

MM: ¿Cómo planean esos libros que van a salir dentro de un año? ¿Cómo planean las ediciones que van a venir?

MR: Nos pasó lo siguiente: el año pasado fue muy pobre en términos de cantidad de títulos para nosotros, y publicamos sólo tres obras, cuando veníamos con un ritmo de entre seis y ocho. Por lo cual nos quedaron un montón de libros por publicar desde el año pasado, y nuestro plan ya se fue armando solo. Este año vamos a estar en siete u ocho, y ya tenemos una buena cantidad para el año que viene. Y entre los pasos que queremos dar, está el de inaugurar la publicación de libros ilustrados para adultos. Otra vez: la frontera de las edades es gris, pero que tengan como primer lector, como destinatario inmediato el adulto. Ahí estamos, con unos cuantos proyectos; algunos en carpeta, otros empezados, otros, cerca de terminarse, para abrir esa nueva puerta que no es distinta de lo que venimos haciendo pero que tampoco es la misma. Como un complemento. Nosotros hablamos de un Lado B de Limonero. Incluso le buscamos una trampita gráfica a nuestro logo, para que se vea que esos libros no están dirigidos como primer lector al niño o a la niña, sino al lector adultos, así que veremos. Ahí estamos. 

LK: Un poco la misión de acercar buena literatura a niños y niñas, ahora es la de llevar la ilustración al mundo de los adultos. Por lo que va llegando creemos que ahí hay todo un universo para apoyar. 

MR: Por supuesto, hay colegas que lo hacen, hay editoriales que han trazado un poco esa dirección, y bueno… nosotros buscaremos hacer la nuestra. Nuestra dirección, quiero decir.

MM: Acá en el chat Sebas pregunta cómo llegaron a 13 palabras. “Es muy genial que lo hayan publicado”. Y después llueven elogios sobre el libro. 

LK: Es espectacular. Yo no me acuerdo, Manu, si lo viste vos en un Bolonia…

MR: No me acuerdo si lo vi en un Bolonia o en un catálogo, ya no me acuerdo. Pero lo vimos y dijimos que ese libro tenía que estar en español, que no podía no estar en español. Y es de un autor conocido, quizá sea el autor más reconocido de nuestro catálogo, pero no lo pensamos desde el autor, sino porque es un libro que nos pareció una maravilla absoluta. Y fue un proceso muy genial también traducir ese libro. Lo tradujo una gran traductora que es Lilia Mosconi. Es un libro totalmente delirante, surrealista, y que involucra a eso, precisamente. Es una historia contada a partir de la acumulación de trece palabras. En principio, por una relación totalmente absurda y sin ningún sentido. Pero todo va ganando sentido (o no), a medida que el libro avanza. Ese libro es una joya. 

LK: Es uno de mis más vendidos. Me gusta tanto… ¿viste cuando el editor vende? Bueno, yo vendo 13 palabras bárbaro. Respecto de lo que preguntabas antes sobre el catálogo, y sobre qué elegimos publicar, realmente creo que sólo mirando para atrás vamos encontrando sentido. Más allá de este proyecto que sí tenemos, del Lado B seguimos publicando lo que nos gusta, por suerte nos damos ese lujo, pero después, el sentido se arma para atrás, porque no hay colecciones, ni un formato determinado…

MR: Al mismo tiempo (quiero aportar algo más), uno está entre los nuevos caminos, la intuición y el abrir nuevas puertas todo el tiempo, pero también está la obligación de sostener a los autores. Que también es uno de los objetivos de Limonero. Y uno tiene una cantidad limitada, entonces estamos siempre en el debate entre esas dos cosas: ir hacia la innovación, proponer nuevos autores e ilustradores, pero también respetar, y darle la mano, y seguir acompañando a los autores que hicieron con nosotros estos diez años de catálogo. 

MM: Acá Debby quiere preguntar algo.

Debby: Creo que ya me lo contestaste, Manu, porque iba a preguntarte si reciben propuestas de nuevos autores y nuevos ilustradores.

MR: Sí, un montón. Y a propósito de eso, tenemos que decir que recibimos muchas más propuestas de ilustradores que de autores. Los autores y autoras de texto para este tipo de libro escasean. En nuestra experiencia es mucho más nutrida la convocatoria al portfolio de ilustradores, en las ferias, pero no nos llega tanto texto para ilustrar, texto pensado para libro álbum, así que si quieren escribir… anoto en el chat. 

MM: Sebastián acá dice que escaseamos… bien… nos valorizamos. Estamos como el papel ilustración. 

MR: Ahí les puse el mail al que pueden mandar sus proyectos de texto, de ilustración, combinados, integrales, lo que fuere. Por supuesto, no publicamos todo lo que nos llega y nos gustaría, hacemos un proceso de selección bastante intenso porque somos una editorial chica, con un plan de publicación que no se extiende mucho con el paso de los años. El catálogo crece, pero el ritmo de publicación sigue siendo el mismo que en el inicio. Porque tal vez así va a ser. Seguiremos siendo pequeños, aunque vayamos acumulando catálogo. Pero recibimos todo, tratamos de ver todo y de responder todo.

MM: Qué bueno. Todo un título. Lulú dice que vende el libro 13 palabras. Así que otra revancha de las miles de preguntas que nos hacen en las escuelas, que se las voy a hacer con un poco más de amplitud. ¿Hay tres libros favoritos de Limonero entre ustedes? ¿Cada uno de ustedes tiene tres?

MR: Qué difícil. 

LK: Habría que pensarlo…

MR: De los dos, uno de nuestros libros favoritos porque además fue un libro señero y determinante en el catálogo de Limonero, es Mi pequeño de Albertine y Germano Zullo. Fue un libro que por el mismo proceso de ser editores, por el momento en el que llegó y por la repercusión que tuvo, y además por lo que es ese libro, creo que es favorito para los dos. ¿Verdad?

LK: Y lo que nos costó que nos vendieran los derechos de ese libro. Cuando nos lo contó Carina Solari, que es la editora de La joie de lire, una mujer encantadorísima, en una Feria de Bolonia en el 2016, creo, nos lo leyó con un acento español de ascendencia boliviana, en un momento nos miramos y estábamos los dos emocionadísimos, y le dijimos que queríamos publicanos. Nos preguntó quiénes éramos nosotros… “Bueno, ya publicamos cuatro títulos y nos gustaría…”. Fue un poco acosarla, mandarle mails, “queremos, queremos, queremos”. Hasta que ella confió en nosotros. Volvemos a la pregunta por la generosidad, que no es sólo local. Confió y apostó a darnos ese libro, así que, reafirmando lo que dice el compañero, Mi pequeño, definitivamente es un libro muy importante para nosotros.

MM: Quedan dos. No se me van a escapar. 

MR: Es difícil, porque con los libros es como con los hijos. Vos sos editor, Mario, y sabés que elegir uno es dejar otro sin elegir. Entonces está difícil, pero yo elegiría Una gran historia de vaqueros, de Delphine Perret, que es un libro absolutamente genial y humorístico, y 13 palabras, también. Y la dejo a Lulu sin sus favoritos, y tiene que elegir otros. 

LK: Yo soy medio triunfalista, pero estoy copada con ¡Hola, piedra! No sé si es “triunfalista” la palabra, pero viste cómo es con la novedad, “esto que estoy publicando es espectacular”. Un libro de Noemí Vola y Giuseppe Caliceti que salió este año. De Noemí Vola también tenemos Calamitoso, un libro que te fascina, Manu…

MR: Perdón, es verdad. Voy a cambiar (Risas) y voy a poner a Calamitoso de Noemí Vola como uno de mis tres favoritos y le voy a dejar otro  de sus favoritos a Lulú.

LK: ¡Hola, piedra! a mí me encanta, es un libro que me parece conmovedor, profundo, gracioso, interesante, no sé… Estoy muy contenta con el público de ese libro. Y después… 13 palabras y Todo lo que pasó antes de que llegaras… Es realmente difícil. No sé si usar la metáfora de los hijos, no, pero sí es difícil. 

MM: Los puse en un brete, de malvado. Yo hago esa misma metáfora de Manuel en las escuelas: “y, es como si me pidieran que eligiera entre una de mis dos hijas, las quiero igual aunque son diferentes”. Siempre zafo con eso. 

LK: Los libros propios tienen otra mística en el desarrollo. El ascensor, es otro de mis libros favoritos, la verdad es que es un librazo. Y la verdad es que, aunque el libro cuando nos lo presentó Yael era cuadrado, no tenía el formato del ascensor, y trabajamos mucho con ella, era un libro que estaba más encaminado, salvo por el librito del oso, que ahí Elena chateó algo de lo que le pasa con ese cuento. Nosotros le dijimos que la historia del oso estaba muy buena, y nos dijo que tenía ese librito. Entonces le dijimos que teníamos que meterlo de alguna manera. Esa fue una parte del diálogo autor- editor, que creo que le dio alas a El ascensor. Y le dio una dimensión más interesante y más profunda. Así que agrego El ascensor.

Elena Rodríguez: Voy a confesar que yo al libro me acerco como un objeto, lo último que miro es la palabra. Lo toco, lo huelo, miro la tipografía, las ilustraciones, el tacto… y si pasa eso, entonces lo leo. Si no, no entra en mi colección. Con Yael, solemos hablar, y le dije que esa verticalidad me parecía perfecta. Y me confesó que había sido cosa de los editores. Como suben y bajan las imágenes, cómo se va moviendo el propio libro, me encanta. Y ella me lo confesó, humilde.

LK: Qué bueno. A veces, como editores tiramos diez o quince, y una está buena. Una de ellas fue la de ponerle ese formato al libro.

MM: Es un mimo que una autora tan importante reconozca el trabajo de los editores.

MR: Totalmente, sí. Ella es una genia con la que es increíble trabajar, porque aparte es muy energética, y tiene una capacidad de escucha muy grande, sin ningún prejuicio, y también con firmeza para defender lo que ella cree que debe ser. En el último libro de Yael, Todo lo que pasó antes de que llegaras, que además ganó el premio de Ficción en Bolonia, y es un libro súper reconocido que ya se vendió a diez lenguas, discutimos mucho. Porque es un nene que le habla a su futuro hermanito. Y discutíamos casi por una coma, porque ¿cómo podía hablar un nene, en el registro oral y con espontaneidad, pero en un libro escrito? Y que no haya errores pero que al mismo tiempo hable realmente como un nene. Esa discusión fue increíble, además de la discusión gráfica de la que ya habló Lulu. Y ella era una demostración constante de generosidad y escucha, junto con firmeza para sostener lo que ella cree que son sus convicciones autorales. Entonces fue un proceso increíble y genial. 

ER: Hace como siete años que estamos en contacto con Yael y ahora que es lo máximo, es igual de maja y de abierta, siempre. A mí me parece magia… muchas veces detrás de una historia está una autora, tanto del texto como de la ilustración y de la composición. Y, además, muchas veces detrás de una ilustradora hay un diseñador o una diseñadora gráfica. No sé por qué, pero siempre coincide que mis álbumes preferidos son de un solo autor. 

MR: Ella es la diseñadora, sí. 

ER: Creo que esa frescura del texto de Yael, de salir la voz de un niño o de una niña, es impresionante cómo lo logra. Yo no me daba cuenta, porque los álbumes los compramos las madres. Soy madre de un hijo de siete, y muchas veces él me dice: “Amá (así se dice en el País Vasco), esto os gustaría a las amás, porque a mí me daría igual”. Hay muchos autores que ponen la voz de un niño o una niña, pero uno no se lo cree. Para mí lo de Yael es mágico en cada libro que hace desde ahí. Los de Periplo, también. 

MR: Además del talento tiene la convicción de que los niños son niños, no estúpidos. Escribe como hablaría un niño, pero no infantilizadamente, sino con la imaginación, la soltura, el desparpajo, la apertura mental, la poesía, de un niño. Y eso lo encuentra cada vez. 

ER: Yo no escribo, ni ilustro, ni hago nada, pero si me ponéis a Yael, yo escribo. (Risas).

MM: Elena me da el pie para una pregunta. Lulú, Manu, ¿ustedes escriben?

MR: Yo hace mucho que no escribo. Nosotros trabajamos, en esta época, casi diez horas por día. Entre el sello y nuestra actividad en servicios editoriales estamos todo el tiempo leyendo y escribiendo. Entonces, la escritura más recreativa o imaginativa, yo al menos la tengo relegadísima desde hace mucho tiempo, cosa que me da una culpa feroz. Me gustaría ser autor también, en algún momento. Pero es algo que no tengo tiempo para hacer, ni cabeza. Y probablemente, ni talento.

LK: Yo no. A mí no me da culpa, para nada. Lo asumo con tranquilidad; no me divierten las fiestas multitudinarias, tampoco soy buena para escribir. Lo he intentado en algunos momentos de mi vida, pero la verdad es que no es algo que me convoque. Mejor corregir a otros. 

MM: ¿Te da culpa pero no te da tentación, Manu?

MR: Sí, pero viste que la urgencia puede más que la importancia, a veces. Entonces me recuesto en la urgencia. 

LK: Hay muchos libros que traduce Manu; podemos pensar que es una manera autoral de intervención…

MM: Sin duda. Acá asiente Sebas, que también traduce. Es una de las maneras de la escritura, y de la traición, porque hay que decir todo. 

MR: Siempre. 

MM: Cortázar lo recomendaba como taller literario. Decía que una de las mejores maneras de aprender a escribir es traduciendo. 

MR: Así es. 

MM: Estamos llegando al final del encuentro. ¿Proyectos? ¿Pueden adelantarnos o mostrarnos algo? ¿Decirnos nombres, títulos, ideas?

MR: Bueno, yo digo uno y vos otro, Lulu. Está saliendo la semana que viene un libro de Pablo Picyk que se llama ¿Dónde dejar a mi hermanita? y que habla exactamente de eso. Muy colorido. Y es para chiquitos y no tan chiquitos. Es divertido, búsquenlo. Y después tenemos un libro holandés que se llama Capitán Nudo, más bien en la estética del cómic, aunque no es un cómic, y que también va a salir en breve. Y, además, un libro finlandés que se llama Momento lobo o El momento del lobo, no me acuerdo cómo quedó en la traducción. Habla de la amistad y de la pintura también.

MM: ¿De la pintura?

MR: Claro; de la representación, diría. Es un libro peculiar, sobre la relación entre un personaje que pinta y un jardinero que viene a visitarlo. Son dos animalitos, pero yo no diría que es un libro con animalitos. Es bien peculiar.

LK: Es un misterio qué va a pasar con ese libro. 

MR: Y es un misterio el libro también. Alguien que encuentra un “socio” para hacer un retrato, que además se transforma en su amigo. Esa es la historia. 

MM. Qué bueno. ¿Va a estar en la Feria del Libro Infantil?

MR: No; ése no. Sí, seguro, el de Picyk. Y no recuerdo si Capitán Nudo

LK: Me parece que Capitán Nudo lo vamos a presentar más para la FED en agosto. 

MR: Y después, para el año que viene tenemos un montón de cosas. Podemos anticipar que, seguro, va a haber un libro más de Yael, que en este caso no es autora integral, sino que va a acompañar el texto de Alejandra Kamiya. En principio es un texto para adultos. Veremos cómo sale el libro. Si es para adultos, para niños o para ambos. Hasta ahí podemos contar, Mario. Después tenemos mucho más en carpeta, tensiones, contratos incluso, pero todavía en etapas muy germinales. 

MM: Bastante han dicho. Van a estar en la Feria del Libro infantil con stand propio…

MR: Sí, vamos a estar con nuestro colectivo que es Iamiqué y sus representados, pero vamos a estar, sí, claro. 

LK: Mañana vamos a elegir ubicación. 

MM: Ah, mañana es el gran momento. Ahí funciona el tema del puntaje también, como en la Feria grande, ¿no? 

MR: Sí, igualmente es un misterio cómo funciona; creo que funciona bien pero nunca sabemos cuántos puntos tenemos, qué podemos elegir, en qué momento…

LK: Tampoco cuál es la buena ubicación. Realmente no es muy claro. 

MM: Creo que el CCK lo hace más difícil…

MR: Claro, hay muchas entradas. 

LK: Mañana vamos y después les contamos. 

MM: Bueno, aunque han ido intervenido mucho con sus preguntas los compañeros que vienen siempre y otros que son nuevos, yo abriría a si alguien tiene alguna pregunta o comentario que a mí se me haya escapado. Elena agradece y dice que está encantadísima de compartir y conocernos.

Ana Lucía Salgado: Quería preguntarles si van a publicar algún otro libro de Daniel Handler/ Lemony Snicket. 

LK: No vimos ninguno. Venimos con una pelea fuerte hace años, porque yo estoy fascinada con un abecedario de Maira Kalman, que es la ilustradora de 13 palabras. Es espectacular, pero todavía no logré convencer a mi socio de publicarlo. (Risas).

MR: Veremos. De Lemony Snicket no sé. No es un autor tan fácil de conseguir, tampoco es un autor del rubro libro álbum, es más un autor de novela juvenil. Entonces veremos. Por ahora no hay nada en carpeta ni tenemos visto nada. 

LK: No nos presentaron ningún proyecto de él. Si así fuera, por supuesto. Junto al que va a salir de Maira Kalman que les contaba. (Risas).

MM: Acá Sebas pregunta si siguen dando servicios editoriales tan intensamente como antes. 

MR: Sebas dice eso porque lo convocábamos muy intensamente y con recurrencia, al punto del acoso, casi. (Risas). Y muchas veces tuvo que decirnos que no, que paráramos de ofrecerle trabajo. Pero sí, seguimos con eso Sebas. 

LK: Justo en un momento de mucho trabajo. 

Sebastián Vargas: Sí, yo corregí para Lulú y Manu. 

MR: Durante muchos años. Hasta que en un momento estabas cansado de nosotros y nos decías que no, que esa vez pasabas, que muchas gracias. 

MM: Bueno, Manu, vos tenés que hacer y ese es un mandato casi divino para los padres. 

MR: Aclaro qué es: tengo que ir a jugar al fútbol. Esa actividad es fundamental en la vida, y si me la pierdo me pongo triste y me angustio, así que gracias por liberarme para esto. 

MM: Te comprendo y te acompaño plenamente, así que adelante. Dedicanos un gol a Bibliotecas para Armar. 

MR: Eso es más difícil…

MM: Bueno, si lo hacés, ya sabés. Lulú, Manu, muchísimas gracias. Gracias a todos los que han venido, los de siempre y los del otro lado del océano. Muchas gracias. El lunes que viene es feriado, así que nos vemos dentro de dos semanas, creo que con Alejo y Norma Huidobro de Del Naranjo. Abrazos.

LK: ¡Gracias! Un gusto para nosotros

MR: Muchas gracias.



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