Bucolismo urbano

Para hablar de poesía, nuestro querido compañero Álvar Torales, porteño de ley, se remitió al tango. Al tango romanza, que en esta sesuda y poética nota, relaciona con el paisaje. El paisaje urbano, y sus personajes más reconocibles. Un lujo de aporte el del amigo, solo le falta el “chán chán”.



Por Álvar Torales *

La poesía del tango en sus primeras décadas eran poemas de amor contrariados pero sumamente machistas y hasta misóginos. ¿Por qué? En mi humilde interpretación porque el tango nació machista, prostibulario y canero y las mujeres que lo habitaban estaban en esas calificaciones.

Pero a fines de los '30 y sobre todo en la década del 40 aparece el tango romanza, que sigue siendo en su mayoría amores contrariados como lo son casi la totalidad de la literatura de amor y de la ópera universal, ya no es machista sino que es simplemente una historia de amor. Junto con estos, aparece también, la poesía costumbrista, descriptiva, paisajista.

Francisco García Jiménez nos brinda Bajo Belgrano, barrio de studs en esa época "Bajo Belgrano", como es de sana / tu brisa pampa de juventud /que trae silbidos, canción y risa / desde los patios de los studs. O también "Siga el corso" que describe los carnavales porteños de antaño: Esa Colombina / puso en sus ojeras / humo de la hoguera / de su corazón... Gardel grabó los dos. Homero Manzi, por su parte, con Barrio de tango "Un pedazo de barrio, allá en Pompeya, / durmiéndose al costado del terraplén; / un farol balanceando en la barrera / y el misterio de adiós que siembre el tren; y Sur: San Juan y Boedo antiguo, y todo el cielo; / Pompeya y más allá la inundación; /  Tu melena de novia en el recuerdo / y tu nombre flotando en el adiós; el primero con música de Aníbal Troilo y estrenados por este músico cantando Francisco Fiorentino y el segundo también con Troilo pero cantando Edmundo Rivero. Se dice que la noche del estreno decidieron cambiar el verbo florando por flotando.

No solo al barrio escribieron los poetas, sino también a "figuras pastoriles" tales como el compadrito, el malevo, el bailarín y hasta el rufián. Veamos algunos ejemplos: Bailarín compadrito; Vestido como un dandy, peinao a la gomina / y dueño de una mina más linda que una flor, / bailás en la milonga con aire de importancia, / luciendo la elegancia y haciendo exhibición. Guapo de la guardia vieja: Fue testigo el barrio de audaces hazañas / que lo consagraron Rey del compadraje / y las mozas lindas de garabitaje /bordaron su fama de guapo cantor... (Parece escrito para solaz de Borges). También  están los dedicados a oficios como El pescante: Yunta oscura trotando en la noche, / latigazo de alarde burlón. / Compadreando, de gris, sobre el coche, / por las piedras de Constitución;  o el cornetín del tranvía: La clarinada rompió la siesta / en la barriada de los Corrales / y con zumbón frufrú de percales / más de una china salió al umbral. A los objetos, como el Gacho (sombrero) gris: ¡Gacho gris...! compadrito y diquero, /   fiel testigo de un tiempo de farra;  siempre fuiste mi buen compañero / a quien nunca he podido olvidar; y a los más diversos como el tranvía, el cordón de la vereda, el pañuelo (lengue) del cuello sin contar los dedicados a sus instrumentos como el bandoneón y la guitarra, hasta a una especie de lavanda que se usaba en la época y que se llamaba agua florida y que además sirve para explicar otros versos, los que dicen Morocho de ojazos negros / y chambergo requintao / pañuelo florido al cuello / y zapatos charolaos. El florido se refiere a que el pañuelo tenía la fragancia del agua florida, nadie puede imaginarse a un varón del 900 con un pañuelo estampado.

A este grupo de poesía tanguera es lo que yo llamo bucolismo urbano, discúlpenme el atrevimiento por el oxímoron, pero Buenos Aires tiene su paisaje. Dejo para el final, como bonus, la bellísima poesía de Homero Manzi "Milonga triste" con una hermosa música de Sebastián Piana.

Llegabas por el sendero / delantal y trenzas sueltas. / Brillaban tus ojos negros / claridad de luna llena. / Mis labios te hicieron daño / al besar tu boca fresca. / Castigo me dio tu mano / pero más golpeó tu ausencia. ¡Ay! / Volví por caminos blancos, / volví sin poder llegar. / Grité con mi grito largo, / canté sin saber cantar. / Cerraste los ojos negros. / Se volvió tu cara blanca. / Y lloramos tu silencio / al sonar de las campanas. / La luna cayó en el agua. / El dolor golpeó mi pecho. / Con las cuerdas de cien guitarras / me trencé remordimientos ¡Ay! / Volví por caminos viejos, / volví sin poder llegar. / Grité con tu nombre muerto / recé sin saber rezar. / Tristeza de los caminos / que después ya no te vieron. / Silencio del camposanto. / Soledad de las estrellas. / Recuerdos que duelen tanto. Delantal y trenzas negras. ¡Ay! / Volví por caminos muertos / volví sin poder llegar. / Grité con tu nombre bueno, / lloré sin saber llorar.-
¿No parece de García Lorca?

* Álvar Torales: amigo y compañero de Bibliotecas para armar, decano en el Programa, permanente animador de los ciclos de cine y literatura en Hebraica, de las entrevistas en La nube y del actual Laboratorio de análisis y producción de literatura infantil y juvenil.


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