Nieve, de Orhan Pamuk

Para seguir en la línea de la Poesía, que es el tema del mes de mayo en Libro de Arena, compartimos este fragmento de Nieve, de Oran Pamuk, en el que encontramos al personaje en medio del proceso interno de escribir un poema.


10.¿Por qué es bonito este poema?


Nieve y felicidad


“En cuanto entró en la habitación del hotel, Ka se quitó el abrigo. Abrió un cuaderno de hojas cuadriculadas con las tapas verdes que había comprado en Frankfurt y comenzó a escribir el poema que se le estaba viniendo a la mente palabra por palabra. Se sentía tan cómodo como si estuviera pasando lo que otra persona le susurraba al oído, pero al mismo tiempo entregaba toda su atención a lo que escribía. Como nunca antes había escrito así un poema, con tanta inspiración y de una tirada, en un rincón de su mente había ciertas dudas en cuanto al valor de lo que escribía, Pero también veía con los ojos de la razón que el poema estaba perfecto en todo según le iban saliendo los versos y aquello aumentaba su entusiasmo y su alegría. Ka escribió treinta y cuatro versos así, dudando muy poco y dejando algunos espacios vacíos en algunos lugares, como si se tratara d palabras que no podía oír bien.

Compuso el poema con todas aquellas cosas que poco antes se le habían pasado por la mente a la vez. La nieve que caía, los cementerios, el perro negro que correteaba alegre por el edificio, muchos recuerdos de la infancia, e Ípek, que se le había ido apareciendo ante los ojos según aceleraba los pasos de vuelta al hotel con una sensación mezcla de felicidad e inquietud. Llamó al poema “Nieve”. Cuando mucho después pensara en cómo había escrito aquel poema, se le vendría a la mente un copo de nieve y decidiría que, si ese copo de nieve representaba en su forma su propia vida, el poema debía hallarse en algún lugar próximo al centro y en el punto donde se explicara la lógica de la vida. Como ocurre con el poema en sí, resulta difícil resulta difícil asegurar cuántas de aquellas decisiones las tomó en ese momento, y cuántas fueron resultado de la simetría oculta de su vida, misterios que este libro intenta resolver.

Cuando ka estaba apunto de terminar el poema, fue hasta la ventana y comenzó a contemplar en silencio la nieve que caía fuera con elegancia, a grandes copos. Percibía en su interior la sensación de que si contemplaba la nieve terminaría el poema exactamente como debía. Llamaron a la puerta, Ka la abrió y olvidó los dos últimos versos del poema, que estaban a punto de venírsele a la mente, para no volverlos ya a recordar durante toda su estancia en Kars.”



Nieve
Orhan Pamuk
Debolsillo, 2012.

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