La noche de las cosas, de Laura Escudero Tobler

En estos días que parecen ser todos iguales, puede caerse en la simplificación de afirmar que los más chicos de la casa se entretienen con una pantalla. En algunos momentos es posible. Pero los dispositivos electrónicos no son la única compañía posible para el universo infantil. Puede ser ideal también, un buen libro como La noche de las cosas, de Laura Escudero Tobler, que además los acerca a la vida cotidiana y la cultura del norte argentino. 

Por Irene Ferrari*

En La noche de las cosas, hay un detenerse del tiempo, de ese tiempo que percibimos como real. Queda suspendido aleteando como un pájaro. Y es que desde los primeros momentos, son ellos los que dan señales, y hacen nido en el entramado de esta historia. 
“Pedro no puede quitarse de la cabeza la desesperación del pájaro, el cuerpo diminuto y tembloroso entre sus manos. Le ha quedado una tristeza suelta por ahí, que disimula, y sale a cumplir con los encargos.”
Pedro es el nieto de Pacha, una mujer que de un momento a otro cae en un sueño profundo. Es todo lo que Pedro tiene y conoce. A Pedro se le escapan partes de su vida, partes que lo constituyen, por eso peregrina en medio de la noche al paso que la sorpresa y la confusión lo empujan a conocerse más.
Así la oscuridad se hace amiga, le abre la puerta, le permite caminar hacia su identidad y hacia un entorno, casi del todo femenino. Porque “por algo se iban los hombres” de Ciénaga de Quebrachal. Los hombres, y su mamá también.
Este pueblo de tierra seca, espera el agua como bendición; es terruño que se abandona por otros más esperanzadores. Tal y como sucede en la vida de los que migran de un lugar a otro para subsistir. Familias desgranadas por el viento, y un dolor que nunca se sabe, una razón que no se llega a conocer. No siempre hay olvido; no siempre, abandono.
Una atmósfera distinta a la cotidiana, al menos para quienes somos extraños a las costumbres ancestrales y a las “voces de tiempos lejanos”, pero que nítidamente reconocemos en el norte de nuestro país. 
El amor primero que parte como un rayo; los secretos del pago chico, la fragancia del pan y las especies, las caricias que llegan cuando pueden. Las vivencias personales que hacen emerger la historia de los pueblos que llegan con su lengua y costumbres mestizándose con las que estaban desde antes. Así, cuentan su cosa íntima. Y a la vez, lo universal.
En esta noche, hay un doble tiempo que expande los sentidos, los despabila. 
Y los pájaros, siempre los pájaros.

*Mi nombre es Irene Ferrari, juego, exploro y aprendo en y de la escritura narrativa y poética desde hace muchos años. Actualmente integro el taller de Iris Rivera. Hace siete años, nació Violeta: mi sobrina y compañera de aventuras. Decidí cursar la diplomatura en LIJ de la UNSAM. Desde hace un tiempo colaboro en el blog Avion que Va de LIJ y continuo formándome como mediadora de lectura y escritura en distintos espacios formales y no formales. Este año tuve la oportunidad de participar de las Jornadas en Tecnópolis que organizó el Plan Nacional de Lecturas.

La noche de las cosasLaura Escudero Tobler
Editorial Babel, 2017.

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