El germen de Operación Masacre

Después de enterarse casi accidentalmente, de que había “un fusilado que vive”, Rodolfo Walsh comenzó una investigación que culminaría con la publicación de una serie de artículos que fueron editados posteriormente en formato libro con el título de Operación Masacre. Antes de conocer que había más sobrevivientes que muertos, y en fin, que había unos cuantos “fusilados que vivían” (en Argentina y en el exilio), Walsh publicó, durante los meses de enero, febrero y marzo de 1957 una serie de notas sobre el caso puntual de Juan Carlos Livraga en la revista Revolución Nacional. A continuación,  en Libro de Arena transcribimos los fragmentos inicial y final de la primera de esas notas. En ella, Walsh escribe y publica para resguardar la vida de Livraga. Aún no conoce  los verdaderos alcances de la masacre. Ni sabe que esta nota es el germen de lo que será uno de los grandes textos de la literatura política argentina.

“Un caso único en los anales de la Justicia tiene en sus manos en este momento un magistrado de la Provincia de Buenos Aires. Juan Carlos Livraga, un fusilado durante la asonada peronista del 9 y 10 de junio acaba de presentarse para denunciar a los responsables  de su fusilamiento. Noes un fantasma, es un hombre de carne y hueso que –hasta el momento de escribir estas líneas- sigue viviendo y afirmando su absoluta inocencia de todo delito.
Si la denuncia resulta probada- y lo será, a juzgar por la abrumadora evidencia que el autor de esta nota ha visto- nos hallaremos ante una atrocidad comparable a las más célebres hazañas de la Gestapo. Porque a diferencia de Livraga y de una –o acaso dos- personas que también salvaron milagrosamente su vida, cayeron otras siete, y existen pruebas en algunos casos, y fuertes indicios en otros, de que todas ellas o la mayoría eran inocentes de cualquier delito o actividad subversiva.
Todo permite suponer que en la madrugada del 10 de junio, a unas doce cuadras de la estación José León Suárez, (F.C. Mitre), se cometió uno de los asesinatos en masa más brutales que registra la historia argentina.” (…)

“Si Juan Carlos Livraga llegara a ser víctima de alguno de los rarísimos `accidentes´ o `suicidios´que están ocurriendo en las madrugadas bonaerenses, sobre todo en las proximidades de las vías férreas, la opinión pública sabrá cómo interpretarlo.
Y si Juan Carlos Livraga llega a desaparecer sepan los culpables que no habrían destruido una sola de las pruebas que lo acusan, pues todas ellas han escapado a su contro.
Y si a Juan Carlos Livraga llega a pasarle algo, cualquier cosa, aún la simple interrupción del contacto que se tiene con él, no sólo lo sabrán los familiares y amigos; lo sabrá todo el país, lo sabrá toda América, lo sabrá todo el mundo. Se han tomado infinitas precauciones para ello.
Sepan pues, todos los que están directa o indirectamente vinculados a estos trágicos acontecimientos que no hay en este momento en todo el territorio de la nación, una vida más intocable que la de este muchacho argentino.”

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