Operación Masacre, el 23

El Capítulo 23 (suprimido por Walsh desde 1969, por considerarlo demasiado literario), es compartido hoy por Libro de arena, como parte de la semana dedicada a la novela de Rodolfo Walsh.


Hasta que escuchó accidentalmente la frase que hacía referencia a un fusilado que vivía, y empezó a rastrearlo para contar esa historia, la vida de Rodolfo Walsh no se había cruzado de manera tan brutal con la violencia política. Después de la edición de Operaciónmasacre, y como consecuencia también de sus años en la Cuba revolucionaria, comenzó a vivir un fuerte dilema interno, que lo llevaba a plantearse si correspondía o no, para contar ciertas historias, “hacer literatura”, mezclar lo testimonial con lo bello. De hecho, desde la primera edición, y hasta el año 1969, la obra tenía un epígrafe de T.S. Eliot, y en el capítulo 23, había una invocación al basural de José León Suárez, que a nuestro entender la emparentaba con el Facundo, ese otro gran texto de la literatura política argentina. En el marco de la conmemoración los sesenta años de los fusilamientos, Libro de Arena les acerca a sus lectores, el texto de ese capítulo que Walsh  en su momento decidió suprimir.

(¡Siniestro basural de José León Suárez, leproso de zanjas anegadas en invierno, pestilente de moscas gordas y azules en verano, insultado de bichos muertos insepultos, corroído de latas y chatarra, velludo de pastos acerbos, último sumidero del mundo, mira la carga que te traen! Ni alquitrán, ni cal viva, ni salitre que te echen encima pueden limpiarte. Ni “todos los perfumes de Arabia” si siglos de olvido pueden borrar tu hedor. Quién aquí alzará tu casa, quién acariciará un hijo, quién plantará un árbol, quién cultivará las mansas costumbres de la vida. Solo espectros y larvas gemebundas han de habitarte, llaga purulenta de la tierra.
Pero mira la carga que te traen, mira ese chico de veinte años. ¿Qué has lecho de tu vida, Carlitos Lizaso? ¿Qué pecado tan espantoso has cometido? ¿Has matado, has robado, has perjurado? No se te nota en el ademán tranquilo, no se te nota en los ojos limpios, por Dios digo que no se te nota. ¿Piensas en tu anciana madre, piensas en tu hermanito Bocha a quien también se llevó la desgracia, piensas en tu novia Ester, piensas en tu dolorido padre que no tendrá corazón para sobrevivirte? Apresúrate porque van a matarte los hombres justos. Y tú, Nicolás Carranza, dentro de poco sí que estarás Entregado, y no imaginarás siquiera quién ha de ser tu último Guardián. Piensa en Berta, en Elena, en Julia Reneé… Apresúrate, porque son tantos los tuyos, a quienes tanto quieres, y van a matarte los hombres justos. Y tú, Francisco Garibotti, también los tuyos son muchos. Ferroviario: no conoces las señales ni estaciones de esta línea. Apresúrate porque van a matarte los hombres justos. Y tú, Vicente Rodríguez, ¿te acuerdas acaso de los chicos que dejas, te acuerdas de Alicia, de Titi, de Vicente Carlos? Apresúrate porque van a matarte los hombres justos. Creías que el mundo era tuyo, Vicente Rodríguez. Con qué fuerza hombreabas bolsas en el puerto. Cómo gritabas y te llevabas todo por delante. Pero el mundo -ya lo ves- es de los doctores que afilan ciegas espadas ajenas. Y tú, Mario Brión, qué tarde volverás a tu casa, qué nunca volverás a  tu casa. Has dejado algo por hacer en tu jardín, has dejado el diario de hoy y el de mañana, has dejado los subtes y los trenes, has dejado un disco sin escuchar, has dejado un libro a medio leer con un lápiz adentro, una llave vertical aplaudiendo un párrafo. Has dejado todo y ya no hay tiempo. Van a matarte, Mario, van a matarte los hombres justos.
Abre las bocas de tus zanjas, siniestro basural de José León Suárez. Aguza los filos de tus latas herrumbradas. Multiplica las trampas de tus pozos. Recalcitra tu hedor y tu ignominia. No dejes escapar a nadie. No traiciones a los tuyos. Hiede, sangra. El bien, la justicia, la libertad, la democracia misteriosamente confían en ti). 

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