Al otro lado del espejo
Universal como pocos otros temas es el tema del "espejo". Su historia, sus múltiples significados, el poder que las culturas le atribuyen, los efectos que se entiende que son capaces de causar, la manera que tiene, finalmente, de representarlos la literatura. El espejo es protagonista de grandes historias.
Por Gimena Reche*
El espejo ha sido para la humanidad un utensilio que viene de larga
data. A pesar de no haberse fabricado desde un principio en vidrio, como lo
conocemos actualmente (en excavaciones arqueológicas hallaron espejos de bronce
y cobre pertenecientes a civilizaciones tan antiguas como la etrusca, egipcia e
incluso la china, aunque los hay también más antiguos fabricados de obsidiana) desde
siempre ha sido el manifiesto de la fascinación del hombre por la (¿su?)
imagen.
Muchos escritores han demostrado un gran
interés por este objeto, como la antropóloga francesa Sabine Melchior-Bonnet
que dedicó un libro entero a su estudio, Historia
del espejo (Edhasa), en el cual realiza un recorrido extenso y minucioso
sobre la técnica utilizada para fabricarlo a través de los años, su historia, e
incluso el significado que toma según diferentes culturas.
Pero ¿qué sucede en la literatura con algo tan llamativo? Puede decirse
que la simbología del espejo ha sido tan fuerte a través de la historia de la
humanidad que en la Edad Media se empleó un género literario que llevaba su
nombre. En el Medioevo, el espejo era una obra escrita por monjes dirigida a la
nobleza para guiar a maestros, discípulos y príncipes a un retrato ideal de sí
mismos, es por ello que en sus páginas se enumeraban algunos de los medios
prácticos para alcanzarlo.
Si bien es casi imposible decir cuál es la creación literaria que alude
por vez primera al espejo, también es cierto que puede hacerse un recorrido
cronológico, aunque jamás acabado, de aquellos escritos que le han dedicado un espacio
significativo.
Un ejemplo de este trabajo se encuentra en el libro A través del espejo (Atalanta) publicado en el año 2016 por el
escritor madrileño Andrés Ibáñez, antología que compila cronológicamente textos
de ficción y ensayos de autores tan destacados como los hermanos Grimm, Poe,
Lovecraft y Borges, por nombrar solo algunos. En el prólogo, del propio Ibáñez,
el escritor se explaya acerca de este interesante elemento y su impacto en la
literatura refiriendo a mitos conocidos, como el de Medusa, quien no puede
reflejarse en los espejos, y el de Narciso, que al hacerlo en un estanque cae
al agua y se ahoga.
Así como el autor, no puedo dejar de pensar en tantos otros personajes
de la literatura que tienen (o no) relación con los espejos. Drácula, en la
novela de Bram Stoker, no se refleja en ellos y por eso el joven Jonathan
Harker no puede encontrarlos en el castillo de su anfitrión. La reina malvada
de la historia Blancanieves, escrita
por los hermanos Grimm, no solo es vanidosa sino que, además, no admite
competencia alguna ya que suele preguntar a un espejo mágico: “¡Espejito, espejito de mi habitación!
¿Quién es la más hermosa de esta región?”
Por otra parte, en la continuación de Alicia en el país de las maravillas, A través del espejo y lo que Alicia encontró allí, Lewis Carroll
narra lo que le sucede a la joven protagonista cuando traspasa el espejo de la
sala. Y si a literatura infanto-juvenil nos referimos, en la primera novela de
la saga de la autora J. K. Rowling, Harry Potter y la piedra filosofal,
el niño se sorprende al descubrir un espejo en el castillo de Hogwarts, “Oesed”
(Deseo al revés), que lo refleja junto a sus padres quienes, en realidad, han
fallecido cuando él era un bebé. A lo que Albus Dumbledore, el director de la
escuela mágica, le explica: “(el espejo) Nos muestra nada más y nada menos
que los más profundos, más desesperados deseos de nuestro corazón”.
Ventana al infinito
o a otros mundos posibles, reflejo del ideal, del anhelo o sombra de nosotros
mismos, los espejos pueden ayudarnos a soñar, pero también a codiciar,
arrastrándonos a nuestras peores pesadillas.
Podemos darle al
espejo una representación fantástica y misteriosa, seductoramente mágica,
reveladora y peligrosa, es de esta última interpretación un claro ejemplo el
cuento “El extraño”, de H.P. Lovecraft, maravillosamente narrado por Alberto
Laiseca (https://www.youtube.com/watch?v=-UbmJEtUQYU). O simplemente podemos verlo como un objeto
valioso, no por su magia, sino porque enlaza “los destinos de distintas
personas en distintos tiempos” y “porque los espejos reflejan la historia de su
tiempo. Y a veces, como los cristales curvos, la ensanchan, la adelgazan, la
distorsionan”, reflejaré aquí, para terminar, algunas palabras que introducen a
la novela de Liliana Bodoc titulada El espejo africano:
“Hay objetos que jamás nos pertenecerán del todo. No importa que se trate
de antiguas reliquias familiares, pasadas de mano en mano a través de las
generaciones. No importa si los recibimos como regalo de cumpleaños o si
pagamos por ellos una buena cantidad de dinero… Estos objetos guardan siempre
un revés, una raíz que se extiende hacia otras realidades, un bolsillo secreto.
Son objetos con rincones que no podemos limpiar ni entender. Objetos que se
marchan cuando dormimos y regresan al amanecer.
Los espejos, por ejemplo. No hay duda alguna de que los espejos
pertenecen a esta categoría. Más aún… Si tuviésemos que hacer una lista de
objetos fantasmales, rebeldes, incontrolables, los espejos ocuparían el primer
lugar.
Mucho se escribió sobre ellos. Poemas y cuentos, leyendas y relatos de
horror. Se ha dicho que son puertas hacia países fantásticos. Se ha dicho que
son capaces de responder, con sinceridad, las oscuras preguntas de una
madrastra. «Espejito, espejito, ¿quién es la más hermosa?»
Pero aun así, con tanta letra escrita, siempre habrá nuevas cosas que
contar, porque en los espejos cabe el mundo entero.”
*Gimena Reche nació en Buenos Aires en abril de 1986. Sus padres le leían desde muy pequeña, y así comenzó su amor por la literatura. De profesión docente, en el 2015 comenzó a cursar la carrera de Bibliotecario de Instituciones Educativas. Desde hace más de tres años administra el Blog literario ALL YOU NEED IS BOOKS en facebook.com/youneedbooks, donde comparte su pasión por los libros.
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