Desde mayo a la fecha, en el ciclo de Cine y Literatura que coordino desde hace ya varios años, nos dedicamos a ver, disfrutar (a veces no tanto) y analizar la obra literaria de Gabriel García Márquez y su paso por el cine. Fue un recorrido de meses, que alternó lecturas, debates y proyecciones y que termina hoy mismo. Un recorrido que nos gustó realizar.
Por Mario Méndez
A cuarenta años del Premio Nobel, que famosamente Gabriel García Márquez recibiera con un magnífico discurso y una provocativa guayabera en lugar del acostumbrado traje de etiqueta occidental, en Bibliotecas para Armar decidimos realizar un recorrido por algunas de las obras que, de su pluma, llegaron al cine.
Así fue como en mayo empezamos con la lectura de los cuentos de Los funerales de la Mamá Grande, entre los que se encuentra “En este pueblo no hay ladrones”, historia que en 1965, y con un famoso cameo de Gabo vendiendo entradas en la puerta del cine del pueblo, llevaron a la pantalla Emilio García Herrera y Alberto Isaac.
Interesante versión de un gran cuento, que disfrutamos antes de leer La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada, un cuento largo o tal vez una nouvelle, magnífica narración que llevó al cine el director brasileño Ruy Guerra, sin demasiado éxito, a pesar de que el propio escritor colaboró con el guion y de que en el elenco brillara la extraordinaria Irene Papas en el papel de esa abuela desaforada y cruel.
Después de Eréndira tocó el turno de Crónica de una muerte anunciada, según el propio Gabo, su obra más perfecta. Volvimos a disfrutar de las peripecias anunciadas de Santiago Nasar rumbo a la muerte, descritas desde la voz de un narrador testigo, que no es otro que un alter ego de García Márquez. No disfrutamos tanto, en cambio, de la versión cinematográfica, costosa y fallida, del italiano Francesco Rossi.
Seguimos con otra novela breve maravillosa: El coronel no tiene quien le escriba, una de las historias más queridas por el autor colombiano, en la que homenajea a su abuelo. La película, con sus altos y bajos, de la mano de un maestro como el mejicano Arturo Ripstein, si bien no es una obra memorable, estuvo a la altura del desafío.
No nos pareció que estuviera a la altura, al menos a la mayoría de los miembros del ciclo, la versión de Mike Newell de El amor en los tiempos del cólera. Súper producción con un elenco internacional, la película, algo desangelada, quedó bastante lejos de la emoción que transmiten en la novela el persistente amor de Florentino Ariza por Fermina Daza. Sí nos conmovieron las premiadas canciones que compuso e interpreta Shakira. Quedamos muy conformes con la siguiente película, de la cineasta costarricense Hilda Hidalgo. Con menos recursos económicos, y una mirada muy poética y muy caribeña, Hidalgo logró llevar con encanto la novela Del amor y otros demonios a su versión cinematográfica. La última novela que leímos fue la última que García Márquez escribió y publicó, quizás la más polémica de todas, una novela que hoy quizás no superaría los cuestionamientos a su temática. Se trata, claro está, de Memorias de mis putas tristes, tal vez la novela menos lograda del gran García Márquez, y probablemente la menos querida por sus lectores. La película, que con el mismo título dirigió Henning Carlsen tampoco consiguió, salvo en esporádicos momentos, conmovernos demasiado. Desde luego, no todos en la cofradía de lectores y espectadores pensamos lo mismo, pero cuento la impresión mayoritaria. Como un bonus track dejamos para el final del ciclo la lectura de una de las obras de teatro que más le gustaban a García Márquez, quizás la que más: Edipo rey, la inmortal tragedia de Sófocles. Leímos maravillados la obra, discutimos los mitos, el sino trágico, el libre albedrío, la ironía y los caracteres psicológicos. Y vimos la película que a mí personalmente más me gustó de todo el recorrido: Edipo alcalde, versión guionada por García Márquez, ambientada en la Colombia de los ejércitos privados, las bandas de narcotraficantes y los grupos guerrilleros. Excelente adaptación, interpretada con tono trágico y teatral por Jorge Perugorría (el alcalde) y especialmente por una genial Ángela Molina (Yocasta) y un no menos espectacular Paco Rabal (Tiresias), la película del colombiano Jorge Alí Triana es una verdadera joya.
Pronto seguiremos con otros autores, otras novelas y películas. El cine y la literatura siempre están ahí, y nosotros vamos hacia ellos.
Muchas gracias. Me encantó participar. Gracias
ResponderBorrarExcelente tu publicación. Cuánto que leímos!!! Cuánto trabajamos con tu conducción!!. Gracias
ResponderBorrarFue un gusto leer, releer, ver pelis basadas en las obras del Gabo. Es una alegría cada encuentro, cada martes con esta cofradía que te sigue y agradece tu compromiso.
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