Karina Fraccarolli: “Buscamos poder editar y sustentar textos de calidad. Ese siempre ha sido el proyecto”

Empezamos la segunda parte de la entrevista a Karina Fraccarolli, factótum de la editorial Comunicarte con su fuerte apuesta, La Grasita, de Mercedes Pérez Sabbi. Luego la charla pasó por muchos temas: la llegada de los libros a las escuelas, las novedades, los proyectos, las presentaciones, los viajes, los sueños… Una hermosa charla.



Mario Méndez: La Grasita se mete, vamos a decirlo redondamente, Kari, con el bombardeo del ’55. Silenciado hasta en los libros de historia. Muy pocos lo relatan. Y mucho menos la literatura infantil y juvenil. Ese libro es realmente una maravilla. Lo que me gustaría saber, y estoy seguro que también a los que nos lean después, y a los que escuchan acá también, es cuáles son las dificultades que encontraste en la recepción de La Grasita. ¿De qué tienen que defenderlos las maestras y los maestros? 

Karina Fraccarolli: Hay muchos que temen el trato que se da con la Iglesia. Tenemos escuelas confesionales a las que el libro las espanta. Porque Mercedes lo dice con todas las letras. ¿Cuánto de participación de la Iglesia hubo, en el desafortunado evento del 16 de junio de 1955? Me acuerdo de que cuando ella me presentó La Grasita, le pedí que le pusiera un crucifijo bien grande a esa madre. Que la hiciera bien católica, porque si no iba a quedar muy maniquea. Había que cuidar que el libro que soñábamos fuera un libro imbatible. Que nadie le pudiera tironear fácil una hebra para desarmarlo. Entonces Raquel Cané le hizo un crucifijo muy lindo a la madre, que cose en la máquina de coser del pueblo,  con esa confianza, y se va a encontrar con algo que rompe todo eso en lo que creía; se va a encontrar con una Iglesia que participa necesariamente en un hecho repudiable. Sin mirar que los pueblos tenemos aún hoy ese nivel de religiosidad que no se encuentra tan fácil en las capitales, por ahí era opinable… Les damos más trabajo. Con una Grasita que se para sobre pies mucho más objetivos y en absoluto panfletarios. Porque, por ahí, puede ser alterada la recepción de este hermoso libro que quiero que llegue a todos los chicos. Y lo estamos logrando. Porque cuando logremos que muchas escuelas católicas quieran este libro, prometo que me tomo unas vacaciones. 

MM: ¿Fue seleccionado por alguna compra estatal ya, La Grasita

KF: Todavía no, pero sí ha tenido manos votándola. Todavía no hay conformación de ventas a instituciones, pero sí está preseleccionada. Al margen de eso, lo que quería contarles, es que hay una Grasita que es la Grasita mini. Es exactamente La Grasita, solo que un poquito más pequeña. Y ese cambio de formato, manteniendo absolutamente todas las otras características, hace que tengamos un libro que pueda entrar mucho más fácil a dos tipos de lectores: porque sostengo que tanto los ricos como los pobres no compran libros. Para que las escuelas muy encumbradas hagan una compra tenés que hacer actos de un Vía Crucis. Y los chicos más pobres no pueden adquirirlo. Yo digo que La Grasita mini es para los pobres y para los ricos. A la clase media le fascina comprarse buenos libros. Sin miedo a generalizar, me parece que es la clase que puede acceder a buenos libros, que medita un poco pero compra. Los chicos de clases muy acomodadas por ahí no paran en Argentina. Van de aeropuerto en aeropuerto y no salen de sus espacios de encierro. Me parece que por ahí hay que ayudar un poco así, facilitando la cosa. La quiero tanto como a su autora; en el Tortoni me decidí a hacer La Grasita mini. Fui al baño del Tortoni, a ver qué había quedado de la época en la que vivió Clarita. Aunque vive en la ficción y en la imaginación de Mercedes, yo siento que ha vivido, y que está todavía viviendo por ahí; una niña a la que las bombas le dejaron marca. Vamos a tener una colección mini, que se me ocurrió a partir de esto. Y ahí estamos juntando aprobaciones, porque los autores a veces preguntan si va a ser tan chiquito. Mientras sea enormemente leído… Yo prefiero un libro chiquito que tenga una tirada enorme y reimpresiones todo el tiempo, a un libro muy grande que duerma de lomo en alguna biblioteca. 

MM: ¿De qué tamaño estamos hablando? 

KF: Creo que es 11x17.  Como cuando teníamos las fotos de ese tamaño. Cabe en una mano.

MM: La mencionaste, pero merece más mención el trabajo hermoso de Raquel Cané en la tapa y las ilustraciones interiores. 

KF: Magnífica Raquel. Primero elige una técnica muy austera para hablar de La Grasita, y también ficcionaliza. El personaje que está en la tapa no es el mismo que está en todo el interior del libro. Es parecido. Esta es una escena que ella abstrae. Fíjense que es un cuerpo que no da sombra de cuerpo. Es un cuerpo que tiene sobre sí la sombra de un avión. Y que tiene una paloma pero una paloma muerta, una paloma ensangrentada, cuya sangre cae a los pies de Clarita, la protagonista. Es un momento de la historia que no existe. Clarita nunca se para de pie en la Plaza y tiene una paloma muerta. Es ella la que tiene encima las heridas y sangra. Esto que se ve en la tapa, no pasa adentro. Donde ha trabajado con imágenes que tenían correlato con lo narrado. En la tapa ha creado en abstracto la historia del libro. Con la querida Raquel publicamos una de las novedades de este año, de las muy poquitas que publicamos últimamente.

Hemos publicado La bruja de los cangrejos, que escribió María Cecilia Moscovich, a quien conocimos en el Concurso de Novela del Mercosur. Es una profe joven, que vive en Santa Fe. Y le escribí un correo a Raquel Cané para preguntarle si le gustaría leer un texto para ver si le interesa publicarlo. Cuando le digo que es de María Cecilia me dice que yo ya hablé con ella; le digo que no, y me dice que ella fue amiga durante toda la infancia, y que vivían en la misma manzana en Santa Fe. Y me dice que aunque ella ahora vive en Buenos Aires, se conocen desde chicas. Así fue de chiquito el mundo, y fue muy curioso descubrir esto, porque entre ellas hacía mucho tiempo que no se hablaban y fue…

MM: ¡Mágico!

KF: Creo que sí; que fue absolutamente mágico. Me acuerdo que estaba manejando en una plaza que es repesada, de muchos autos, y entonces Raquel me hablaba y yo le juraba que no había hablado con María Cecilia. Porque aparte, cuando elijo ilustrador, no siempre hablo antes con el autor. ¡Me dijo que había sido la primera novia de su hermano! Parecía un chiste, pero no, era cierto. Así que tenemos dos libros de Raquel Cané; para mí es un honor tenerla en el catálogo. 

MM: Vos instituiste el Premio Mercosur, pero también has sido acreedora del premio que damos en ALIJA, el Destacado. ¿Qué sentiste cuando te enteraste? En este y en otros destacados. ¿Qué significa, para una editorial como Comunicarte? 

KF: Para mí es una aguja imantada que marca el norte. IBBY Y ALIJA son las instituciones que marcan el norte, para mí. Los jurados han sido siempre diversos, honestos con los lectores… Es un premio que realmente dice lo que es. ALIJA nos premió desde la primera edición. Desde 2004, que publicamos los primeros tres libros, nos otorgaron el Destacados en Poesía por Nanas para bichos inquietos. Nos dio el premio de colección para jóvenes con Veinte escalones. Hubo un año en que nos dio ocho premios y yo me fui con un trajecito negro; tendría que haber ido con uno rojo. Así no se notaba tanto que me ponía roja yo. Era subir y bajar del escenario. En ese tiempo estaba como presidente Carlos Silveyra. Fue una noche de mucha emoción; estaba Saúl Oscar Rojas, recuerdo esa noche en una sala del Pabellón A, muy bonita, estaba Diana Tarnofky, que hizo una intervención preciosa… ir a esos eventos… Piensen que nosotros hacemos presentaciones en las que jugamos mucho, y ponemos teatro, música, coros, orquestas de cuerdas… Siempre hemos hecho presentaciones complejas. A veces contratamos aire acondicionado central, porque justo iba a llover y no llueve… Los otros días, cuando hicimos la presentación de La Grasita, llovían cenizas en Córdoba.  Es triste, porque estaban quemando campos que están cerca, pero estábamos en el patio del Cabildo y nos caían cenizas… Parecían contratadas. Con Raquel no lo podíamos creer. 

MM: ¿De dónde venían esas cenizas?

KF: Por el viento. Había incendio en campos cercanos a la ciudad, y era tan fuerte el viento que traía las cenizas; y la tierra, por supuesto. Para nuestra presentación era casi parte del programa. Premios nos han dado también en Bolonia, The White Ravens`s, nos han dado el premio de Ibby con El árbol de lilas, cuando estuvo en Bolonia el premio Ibby Internacional. Cuando reparan en la poesía y una se pregunta por qué no tiene el gran premio de ALIJA Las Indias, de Juan Lima con Christian Montenegro. Este libro que es la versión poética del Diario de a bordo, de Cristóbal Colón. Escrito por Juan. Una a veces se pregunta por qué a este no le dieron. Sandra Comino que se habrá preguntado durante mucho tiempo por qué no le daban un ALIJA y este año pudo decir “¡Bien!”, porque se lo dieron. Me acuerdo de Susana Itzcovich, que fue la primera presidenta que nos recibió. Era muy enternecedor ver que en 2004, una editorial pequeñita de Córdoba presentaba tres libros y a uno le daban el premio de poesía. Es una  palmadita en la espalda. Pero sobre todo es una aguja imantada que marca en norte y siempre lo agradezco, porque es un trabajo que señalen. Y para allá vamos. 

MM: Qué bueno. Hablando de “allá vamos”… aunque sean pocos seguramente son buenos. ¿Cuáles son los proyectos para el 2023? ¿En qué andan? 

KF: En este momento estamos tratando de cerrar un libro que también ha ilustrado Christian y ha escrito Canela, que se lama La hoguera. A partir del diseño de colección que hizo Juan, donde sacamos Las Indias, abrimos un espacio para los grandes viajes. Seguimos con Memorias de Vladimir, de Perla Suez. Entonces le pregunté a Christian, si le interesaba, en la medida en que las obras lo conmovieran, seguir ilustrando en esta colección que se llama Idas y vueltas. Y me dijo que sí, que miraba los proyectos y por supuesto. Entonces estamos ahora a punto de publicar La hoguera, un libro en el que la Inquisición es la protagonista. Un relato fuerte, maravillosa la escritura de Canela. Gigliola Zecchin, va a ser publicado con su nombre de pila. Y tengo una gran alegría, porque voy a publicar un libro que va a ser de esos de nunca olvidar. La persona que lo hace es de esas con las que uno no puede achicar el cariño, porque es un libro teórico que se llama Poesía en la escuela. Guía para nadar sin agua. El autor es Ignacio Scerbo. Sería hermoso que alguna vez lo inviten a compartir, porque es una persona absolutamente humilde de alma y riquísima de conocimiento, de generosidad. Y acá ha hecho un abordaje hiper creativo para acercar la poesía a las aulas. Así que en eso andamos Otro libro teórico es Voces maestras. Ahí se ha recopilado la palabra de distintos maestros populares que han hecho del aula su vida. Por fin podemos darle voz a esta gente, desde el interior de Córdoba. Son cosas muy reconfortantes para mí. También un libro de Diego Bianki, hablando de Vocales al vuelo, y un frondoso programa por cumplir, porque muchas de las cosas que estaban programadas para 2020 no se hicieron. De manera que hay mucho trabajo esperando. 

MM: Qué bueno todo. Ustedes son una editorial cordobesa. Los autores, especialistas, estudiosos cordobeses, además de los escritores y los ilustradores ¿tienen alguna prioridad en el momento de decidir la publicación? ¿O no?

KF: No. Nunca fue así. De hecho, los primeros libros ya tuvieron gente de Buenos Aires, San Juan… No fue nunca una premisa darle voz a Córdoba. Naturalmente, la mayoría de los autores que escriben o ilustran acá forman parte del catálogo. Y ojalá que surjan nuevos para seguir sumándolos. Pero nunca miramos a un libro por su geografía. Cuando hicimos Mercosur, fue para conocer gente de acá a la vuelta. De México para abajo, pero no por un tema de geografía, sino por conocer, por expandirnos. El punto siempre ha sido la calidad. Buscamos poder editar y sustentar textos de calidad. Ese siempre ha sido el proyecto. 

MM: Acá dice Gaby de la Iglesia, que es profe en Arrecifes, que es otra gran lectora y viene siempre, que Ignacio tiene otro libro en la editorial. 

KF: Sí, tiene otro libro que se llama Leer al desaparecido en la literatura argentina para la infancia. Está agotado, es un libro muy querido, que está en la misma colección que La aldea literaria de los niños, que La orfebrería del silencio. Es un trabajo muy rico que tenemos que reeditar, porque lo vale. A veces ha sido complejo mantener todas las reimpresiones al día. Pero Leer al desaparecido… merece de reimprimirse y lo antes que se pueda. 

MM: Qué fuerte esa premisa. Yo no lo conocía. ¿Y es exclusivo de autores de literatura para niños? 

KF: Sí, Leer al desaparecido en la literatura argentina para la infancia, es el título completo. 

MM: Ahí lo muestra Lili Morales. Me lo vas a tener que prestar cuando andes por acá, Lili. ¿Cuántos libros suma el catálogo de Comunicarte?

KF: No lo sé. Un ayuda memoria al que siempre recurro es el número de ISBN, porque viste que se van sumando. Con el último ISBN llevamos unos cuatrocientos setenta títulos. Groso modo, son seiscientos libros publicados.  

MM. ¡Guau! Seiscientos libros publicados en veinticinco años… Es impresionante. Vos te das cuenta, ¿no? 

KF: Creo que me doy cuenta, no sé bien. Pero sí, son muchos. Cuando la Cámara Argentina del Libro te otorga la tira de ISBN, te da cincuenta, después te da cien y después te da mil. Son muchos libros los que se han publicado, sí. No me arrepiento de ninguno. 

MM: Qué bueno eso. Como editora ese orgullo es muy bueno.

KF: Sí. Muchos libros los hice, (y los sigo haciendo), por amor al arte. Me hacen muy feliz. Sé que mucha gente no entiende cómo se pueden publicar algunos libros, porque no tienen público. Pero bueno, también estar en Córdoba explica esa situación, porque los autores recurren a nosotros como una posibilidad más próxima de tener su obra publicada. Y en algunos casos me he obstinado en que alguien que sabía demasiado sobre un tema se pusiera a divulgarlo, hiciera un libro para que otros entiendan. Entonces me dicen que tengo capacidad de persuasión y que los convencí.  Que van a escribir un libro para jóvenes, para contar qué cornos es una estrella, cuándo nace, por qué brilla, y cuándo muere. Así hicimos un libro que ALIJA premió en la categoría libro informativo, que se llama así, ¿Cuándo nacen, por qué brillan, y cuando mueren las estrellas? Es un librazo, que nosotros entendemos. Imagínense el que va destinado a los especialistas. Está lleno de fotos del autor, fotos de la NASA; porque lo editamos y el autor se carteaba con los de la NASA como nosotros con el almacenero de la esquina. Ese tipo de cosas, que son de los pocos libros a pedido que hicimos, tuvieron un camino que me gusta, aunque a veces haya sido demasiado en cuesta, en subida; a veces ha tenido algunos atajos, que siempre nos dan ánimo, y ha tenido también curvas muy cerradas, porque, por ejemplo, Alicia Salvi era una colaboradora principal de la editorial y cuando ella se va lejos quedan un montón de preguntas, de respuestas de consejos, de compañía, Son cosas que pasan y que hacen que uno vaya más lento. 

MM: Hoy justo me acordaba de Alicia. Hablaba de la historia de Amauta, y si podemos hoy decir que crecimos y que construimos algo fue porque el primer libro que publicamos, uno solo, Alicia lo eligió para un proyecto de bibliotecas y nos compraron mil ciento un ejemplares. Obviamente, ese número no me lo olvido más, y a partir de ahí empezamos a publicar un poquito más. ¿Y ese lugar de Alicia lo pudiste suplir? 

KF: No. Son cosas que hay que ver cómo se dan. Los encuentros son fortuitos; sí tengo amigas consejeras que a veces les presento un trabajo y les consulto su opinión. Pero no hay una persona que esté continuamente haciendo.

MM: Te tengo que leer esto que está en el chat: “Estoy muy orgullosa de escuchar a Karina y su camino editorial” dice Mercedes Pérez Sabbi. 

KF: Y yo soy muy feliz por haberla encontrado en una playa de Brasil, panza al piso, con mi hija que lo había leído primero y me dijo “Este mamá”. Porque había leído Mayonesa y bandoneón y le había encantado. Empecé a leerlo, y claro. Era muy bueno ese texto como para no premiarlo. Y así la conocimos; la sencillez que tiene Mercedes, la energía, la humildad que tiene para hacer, para decir, para no colgarse de ningún estandarte, a mí me tiene muy sorprendida. La estoy conociendo más de cerca ahora, con el trabajo con La Grasita. Ella sabe que yo encarno sus personajes, que narro sus novelas. A mí me encanta narrar. A Pascualita Gómez la conozco perfectamente. Hasta he adelgazado junto con ella una vez. Soy muy feliz con sus personajes, haciendo esto.

MM: Kari, antes de abrir a las preguntas del público, una más personal. Porque has contado toda tu trayectoria como editora, y parte de tu trayectoria como librera y feriante. ¿De dónde provenís vos como editora y librera? ¿Cuál es tu interés, tu formación, tu carrera previa? ¿Cómo llegás a esto?

KF: A mí me encantaba leer cuando era chica. Leía todo lo que caía en mis manos. Lo que se podía, lo que había… Me tocó vivir toda la escuela en la época de la dictadura, y encima en un colegio de monjas alemanas. La biblioteca estaba cerrada. Te dejaban entrar, pero todo tenía tantas puertas, tantos vidrios que te separaban de los libros que era tierra de nadie, ahí no existía nada. Entonces, para mí siempre fue “la ñata contra el vidrio”. Leía los libros que había en mi casa, que no eran de niños, y me apasionaba como ahora, que la vida sigue y yo me quedo adentro de un libro. A partir de ahí, y de tener una hija a la que pude leerle muchísimo, todos los días mucho tiempo. Cuando tenía cuatro o cinco añitos le mostré un stand de una feria de editoriales cordobesas donde exponía Comunicarte y le pregunté qué le parecía, me dijo que era feo porque no tenía libros para chicos. Eso me quedó ahí latiendo, fue muy fuerte, y creo que inconscientemente me desperté una mañana y me encontré con una amiga que estaba cerrando una editorial que tenía tres libros y que me dijo que quería dejarlos. Entonces le dije que yo los podía recibir en la medida en que ella pudiera acompañar a la editorial haciendo eso. Empezamos con ella a editar los primeros. Es Graciela Pedraza, una queridísima amiga. Después de un tiempo, por distintas razones de salud y de familia no pudo seguir. Buscamos alguien para que yo pudiera continuar en el tema. Porque los libros de lingüística, los ensayos, los libros de texto para la escuela secundaria me quitaban el sueño. Empezar a publicar para niños, hacer tres libros en un semestre, dos más a fin de año, era como una locura. Me acuerdo de que los tres primeros se presentaron con una acrobacia de tela en la Biblioteca Córdoba en el año 2006. Era de locos. La acrobacia de tela era parte de la presentación de los libros, que a su vez implicaba traer a los autores de Buenos Aires. Había niñas disfrazadas de libélulas, dos de ellas eran Abril y Zoe, mis hijas. No, eran langostas. Langostas verdes, un libro de Abel Giménez, un libro hermoso El increíble vuelo de la langosta; bibliotecario él. No tengo una lista de cuántos eventos se hicieron en Comunicarte hasta ahora. Solo sé que tuvimos suerte, que ninguno se pospuso ni se tuvo que bajar. Siempre pudimos hacerlos. Eso es una cosa enorme. Que se hayan hecho todos los eventos que se planificaron. Desde el 15 de febrero hasta el 8 de marzo de 2020 me trepé a colectivos, aviones, y me fui sola a La Rioja y Catamarca en auto por las salinas grandes. Me acuerdo de que volvía la noche del Día de la Mujer, porque eran las doce de la noche y no llegaba a mi casa. Domingo 8 de marzo, hicimos veintiún presentaciones antes del 20 de marzo de 2020. Mendoza, San Juan, Rosario, por supuesto Córdoba, La Rioja y la última en la Universidad Nacional de Catamarca. Cuidamos que las presentaciones sean siempre en espacios públicos, y que estén cerca de la mayoría, para que llegue más gente. El tema del acceso es importante. Yo vivía en una quinta, y era bastante inaccesible la cultura, no había teléfono, no había luz eléctrica, (¡tuve luz eléctrica a los siete años!), por eso para mí el libro era todavía más importante. No había televisión. Había mucho silencio, muchos pájaros, y las plantas que quieras. 

MM: Qué lindo… ¿En qué zona de Córdoba era eso?

KF: Una quinta que está pegadita a la ciudad. En el Cinturón Verde. 

MM: Ahí se fue Juan que te deja un abrazo. También te quiero ir dejando, que has hablado tanto, y nos has dejado tantas lindas cosas. ¿Alguien del público quiere hacer una pregunta?

KF: Nadie me quiere preguntar nada.

MM: Parece que has satisfecho todas las dudas previas. ¿Hay algo que no se me haya ocurrido preguntar y que sea importante que sepamos?

KF: Creo que ha sido muy buena la entrevista que hiciste, porque pasaste por varios rincones y pasadizos por los que no pensaba meterme. Me encantaría que pudiéramos hacer más acciones para que las maestras se acerquen a los libros. En más provincias, en más lugares chiquitos. La gente tiene vergüenza de acercarse a los libros. Porque no sabe. Y en lugar de decirlo, de poder sincerarse, se oculta, busca otras cosas… tenemos que trabajar mucho en promover que la gente se anime a leer. Para mí es eso, la sencillez de llevar adelante los libros, de abrirlos, de tocarlos. Alguna acción que podamos hacer en conjunto. Que los editores que estamos en distintas provincias podamos acercarnos en un mismo día a distintas escuelas.  Y compartir, y mirarnos.

MM: En ALIJA vamos a tomar ese deseo. Me parece que es una buena punta. Algo intentamos con el premio Favorito, pero es un principio de un camino largo. Kari, te dejo un saludo, muchas gracias, disculpá los problemas de mi conexión a Internet, que hizo que al principio no fluyera, y después sí. Y quiero agradecerle a Gloria Candiotti que haya grabado todo. Mercedes dice “Hermosa entrevista”. Muchas gracias por todo. Un abrazo.

KF: Muchas gracias a ustedes. 


Comentarios

Entradas más populares de este blog

Cincuenta años sin J.R.R. Tolkien: cómo lo cuidó un sacerdote español y qué tiene que ver la Patagonia con “El señor de los anillos”

El crimen casi perfecto, de Roberto Arlt, Ilustrado por Decur

La lectura del tiempo