Karina Echevarría: “La escuela es una puerta de entrada en la literatura para muchísimos chicos”

En la anteúltima visita de 2022 entrevistamos a una querida amiga de la casa, Karina Echevarría, editora en el Grupo Macmillan, es decir de Estrada y Puerto de Palos. Hablamos, en primer lugar, de cómo es trabajar para dos editoriales de un mismo grupo, con sus semejanzas y sus diferencias. Hablamos, también, de la escuela en su relación con la literatura en general, y con las colecciones de estas dos editoriales en particular. Y, por supuesto, de literatura, de mediación, de elecciones lectoras. Hablamos de libros, que es lo que nos gusta.



Mario Méndez: Estamos en la anteúltima visita del año del Paseo por las editoriales. Y nada menos que con una editora de dos editoriales. Nos va a tener que explicar cómo se hace eso. Karina Echevarría es una vieja amiga, escritora además de editora (tuvimos el honor de editarla en Amauta), y queremos preguntarle muchas cosas sobre su trabajo en dos editoriales de un grupo internacional como es Macmillan, formado en nuestro país por Estrada, una tradicional editorial argentina, y Puerto de palos, que es un caso completamente distinto, porque es una editorial que nació pequeña o mediana, que se posicionó rápidamente (yo era maestro cuando la descosió con los libros de Biáreas, que de un lado era Lengua y Sociales y del otro Matemática y Naturales), se convirtió en una editorial exitosísima, y después se vendió al Grupo Macmillan. Así que comparte dos editoriales de origen muy distinto: una tradicional e histórica y otra relativamente nueva. ¿Cómo es tu trabajo y tu llegada a esta editorial, haciéndote cargo de las colecciones de dos editoriales?

Karina Echevarría: Lo primero que voy a aclarar es que estoy a cargo de lo que es literatura en los dos sellos editoriales. Tal como señalaba Mario, las dos editoriales tenían rumbos diferentes, las dos son de origen argentino, Estrada es la primera editorial de texto en la Argentina. De hecho tenemos el honor de llevar el ISBN 01. Después, fue comprada por el grupo Macmillan, de origen inglés, que también tiene una tradición literaria muy interesante, porque fueron los que publicaron Alicia en el país de las maravillas por primera vez. A su vez este grupo compra Editorial Estrada y prácticamente en el mismo año compra Puerto de Palos. Como vos señalaste, Puerto de Palos surge, básicamente, de la idea de Raúl González, que crea ese sello editorial y Cántaro, que es el nombre que le pone al sello de literatura. Le va muy bien en los noventas, con los Biáreas y el Manual Artesanal, que era un manual chiquito, lanza lo que fue la colección Libros del Mirador, en la que la propuesta de los textos literarios venía acompañada de una propuesta pedagógica. Generalmente, estas propuestas se encargaban a profesores, que estaban en el aula, así que los que éramos profesores en esa época encontrábamos propuestas fáciles de llevar al aula. Uno tenía la sensación de que eran libros hechos, pensados, para el aula. Y de hecho ese es el lema de Puerto de Palos, “Desde el aula para el aula”. El lema de Estrada es “Seguimos haciendo historia”. Porque nos vamos a remontar a estos orígenes que ya tiene más de un siglo y medio.

Cuando el grupo Macmillan compró los dos sellos hubo un momento de confusión, porque dos editoriales, con dos colecciones diferentes, en literatura tenían títulos que se repetían. El Lazarillo de Tormes, estaba en una colección de Estrada, y estaba también en una colección de Cántaro. Como eso, un montón de cosas. De hecho, todavía hay algunos títulos repetidos que conviven, porque consideramos que había una diferencia entre uno y otro, la propuesta era un poco diferente. A partir de ese momento, primero hubo una etapa de tratar de fusionar. Los editores eran los mismos para las dos editoriales, lo que generó una confusión en cuanto a la identidad de los sellos. Esto que vos señalabas de Puerto de Palos, con esa impronta que estalló en las aulas, y que todos los docentes lo sentían tan cercano, se empezó a perder con la fusión. Ese fue un momento un poco conflictivo. Y que llevó a la idea de que había que sostener la identidad de cada uno de los dos sellos, sobre todo en lo que eran los libros de texto. Y también la identidad de ciertas colecciones de literatura, que tenían características muy particulares, sobre todo en Cántaro, y que hacían una diferencia, aunque pareciera que estamos hablando siempre de libros para chicos, libros para la escuela, porque eso es lo que une a las dos editoriales, sabemos que no compran nuestros libros como regalo de cumpleaños. No son libros que vas a regalar, son los libros que pide la maestra o la profesora. En ese sentido también, uno como editor tiene que saber dónde está, y cómo va a funcionar ese libro en el catálogo. A veces hay que decir que no a ciertas propuestas, no porque no me gusten, sino porque sabemos que no van a funcionar en nuestro catálogo. Lo cual es malo para el libro, el autor y la editorial. Estos libros no van a llegar a buen puerto a través de nosotros, y es mejor que busquen la editorial en la que van a encontrar un camino más apropiado para lo que proponen sus autores, sus creadores. Estoy convencida de que la literatura en la escuela es literatura, no estoy de acuerdo con la mirada que menosprecia lo que es la literatura escolar. A lo mejor el adjetivo “escolar” es el problema, por eso digo “literatura en la escuela”. Creo que la escuela es una puerta de entrada en la literatura para muchísimos chicos, que de otra manera quizá no la conocerían. Entonces me parece fundamental que las propuestas sean principalmente literarias, que respeten lo que es la literatura. Pero al mismo tiempo sé que estoy en una editorial que me va a pedir que esa propuesta literaria, además, sume a los contenidos que se van a trabajar en las aulas. Entonces tratamos de elegir textos que tengan esa impronta. Que no quiere decir que sean mejores o peores, sino que se pueda aprovechar además en el aula, sin dejar de ser literatura. Me parece que lo de la literatura es como un requisito previo. Por eso también, cuando elijo, cuando leo para pensar en el catálogo, trato de no pedir a los autores “que me escriban un libro sobre”, porque la experiencia me dice que eso no funciona, que en general los autores queremos escribir sobre lo que queremos. Y si después resulta que eso que escribimos sirve para otra cosa, fantástico. Pero primero tenemos que escribirlo porque queremos. En esto ahí la tengo a Vero que no me va a dejar mentir. Las cosas llegan, de repente nos llega un texto, una propuesta, y una dice que va justo para tal cosa. Pero me parece que es importante recalcar esto del deseo del autor de escribir, en primer lugar. De lo que tiene que escribir, de lo que quiera escribir, de lo que le salga. Para mí es fundamental; como autora no me sentiría bien, no podría hacerlo. Sé que hay muchos autores de oficio que pueden hacerlo y muy bien, porque tienen mucho para decir. Pero como editora prefiero no pedirlo. Dejar que suceda.

MM: Qué bueno y qué sorprendente, Karina, porque me encanta la honestidad intelectual de aclarar que tanto Estrada, como Puerto de Palos, piensan en una literatura que llega a la escuela, que no oculta esto para nada. Las mismas guías didácticas que la mayoría de las editoriales publican aparte, en las páginas web o antes en el folletito que se entregaba al maestro, ustedes lo ponen, en el caso de Cántaro en el Cuarto de herramientas

KE: Ahí hay varias diferencias que también tienen que ver con etapas de la editorial. Porque hubo un momento en el que la dirección consideró que era mejor sacar las actividades de los libros. Y entonces hay algunas colecciones de las que se han quitado. Y en otras quedaron dentro. Nosotros tuvimos una colección que se llamaba Todos distintos, y decíamos que, al final, todos son todos distintos, porque no tenemos dos libros en la colección que respeten la pauta de la maqueta lo cual es grave, sobre todo para los diseñadores gráficos, que se vuelven locos. Hubo un movimiento para tratar de sacar las actividades del libro, y a nosotros, trabajando con docentes, nos resultó imposible. Los docentes volvían a pedirlas. Aunque les dijeras que estaban en un PDF en la web, decían que necesitaban que estuvieran en el libro para indicarles a los chicos de tal a cual página. Por eso digo que no son libros que van a regalar para un cumpleaños. Así y todo, no todos los libros tienen actividades. La colección de los más chiquitos en Cántaro, Rincón de lectura, no tiene actividades. Está pensada como libro ilustrado, no necesariamente libro álbum. Alguno lo es. Y acá la propuesta es simplemente la lectura. Esto para mí es fundamental, y se los digo también a mis alumnas del profesorado. Ya leer es una actividad. Entonces, justificar la lectura con actividades a veces es una necesidad de los docentes pero no de los niños. Leer ya es una actividad que implica un gran esfuerzo para los chicos. Así que esta colección, por ejemplo, no tiene actividades. Otra que no tiene actividades es Aldea Literaria, que es para adolescentes. Son libros complementarios, no hay literatura clásica, son autores contemporáneos que escriben sobre adolescentes, para adolescentes. A veces no necesariamente para adolescentes. Tenemos un caso, que es un texto de Mia Couto, que es un autor para adultos, pero que consideramos que la novela que estábamos publicando, La lluvia indecisa, funcionaba muy bien como una novela de aprendizaje, para adolescentes, y entonces la publicamos en esta colección. El autor estuvo de acuerdo, la agencia también, y salió así. No sé cómo le irá, si venderá menos que las de adultos, o más, pero para mí es una de las joyitas de esta colección. Esta colección, comenzó publicando autores europeos, sobre todo franceses, alemanes, italianos, ingleses, que hablaban de situaciones de adolescentes en diferentes lugares del mundo. Pero en definitiva, siempre eran adolescentes. Las necesidades propias de la adolescencia aparecían en todos los textos, y hacían la “aldea literaria”; un poco por la frase “describe tu aldea y describirás al mundo”. Un adolescente de cualquier aldea es un adolescente. Hace unos años abrimos esta serie a autores argentinos, para completar esta idea de la aldea. Y por supuesto, la abrimos a otros continentes, no solo Europa. Ahí estuvo el desafío de pensar en autores africanos, latinoamericanos, como en este libro de Flavia Lins e Silva (muestra Mururu en el Amazonas), una autora brasileña, y para mí todavía le falta. Me gustaría completarla, como esos que van raspando en el mapa los países que visitan, yo quiero ir tachando los países que vamos incluyendo en esa colección. 



MM: Muy linda idea. Antes de hacerte otra pregunta y comentarte parte de esto que decís, dice Debby que en la biblioteca Sudestada los libros están, y los chicos y los padres los eligen por más que no sean de cumpleaños. Contándote una cosa interna, cuando implotó SM muchos autores salimos a buscar, a preguntar, a charlar entre nosotros, y escuché de muchos autores que Aldea Literaria era una lindísima colección. 

KE: Yo no la creé; el creador fue Guillermo Höhn, que iba trayendo títulos de Europa. A mí me tocó trabajar con Raúl González en Mandioca. Y conociendo su metodología de trabajo creo que también hay algo de Raúl en esta colección. Por el tipo de búsqueda bibliográfica que hace y por los títulos que yo veo en la primera etapa de Aldea… Me parecía una idea muy interesante, que faltaba terminar de desarrollar. Si vamos a hacer la aldea, que sea de todo el mundo, realmente. Y empezar a buscar esos autores que muchas veces hablan de los adolescentes, aunque no sean autores para adolescentes. La literatura juvenil es literatura, ahí es donde se nota más claramente que la buena literatura no tiene edad. Tenemos otro autor africano, Ondjaki, que para mí escribe que es una maravilla. Y la novela que nosotros tenemos es sobre un chico que termina la escuela primaria y arranca la secundaria en medio de lo que es un régimen muy autoritario, en Angola y cuenta situaciones de escuela, pero en medio de ese régimen, y el miedo que él percibe hasta ahí nomás, porque todavía es chico. Ondjaki es un autor que después escribe novelas como Los transparentes, que es una novela coral impresionante. Me parece que son autores que no se pueden encasillar en lo juvenil, sino que escriben interesante, y que eso puede llegar a los jóvenes. Y si tenemos la mediación de la escuela, mejor. 

Debby: Una pregunta cortita. ¿Qué respuesta hay de parte de los jóvenes con esta colección? Por lo que contás es maravillosa, pero me interesa saber la respuesta. 

KE: A mí también me interesa saber qué piensan los jóvenes de esta colección. Le medición va por las ventas, no podemos saber mucho más. Hay títulos a los que les va muy bien, que llevan muchos años y que siguen funcionando, y hay otros que no tanto y me sigo preguntando por qué. Hay que volver a la idea de que nuestra literatura tiene la mediación del docente. Entonces, a los que les va muy bien no sé si les gustan a los jóvenes o les gustan a los docentes. No tengo la respuesta directa de los pibes para ver qué les pasa con los libros, pero me encantaría. El contacto con las escuelas es importante, pero yo en general tengo más contacto con las primarias. Donde puedo entrar, y hacer talleres y hablar con los chicos. En las secundarias es más complicado, pero me encantaría saberlo. Si te enterás, Debby, me avisás. 

Debby. Dale, cuando quieras me ocupo de hacer las encuestas.

JE: Estaría bueno. Sí, nosotros siempre pasamos por la mediación del docente. Como docente yo tengo la esperanza de que cuando un libro le gusta mucho a otro docente esa pasión se transmite. No podés ocultarlo y los pibes se dan cuenta. 

Debby: Otra cosa que quería contarles es que hoy estoy conmocionada para bien. Como conté, estoy en una biblioteca popular, estoy en una ONG y estaba trabajando con una escuela secundaria. Hoy era mi último día en la escuela  con los segundos años y un chico me preguntó qué era una biblioteca popular. Como que prendió la mecha y les estuve contando un montón y surgieron muchas preguntas. Como bien decís, el mediador es el sostén. A veces es difícil con chicos de alrededor de diez años que vienen con mucho entusiasmo y después decís “¿Y qué?”

MM: Hay que seguir insistiendo con esos chicos y tratar de contagiarles la pasión por la lectura. Que es lo que suelen contagiar los profes que son apasionados. Otro actor importante, y al que le tiene que gustar el libro son los promotores. 

KE: Los promotores son aliados. Hay que partir de esa base. Un libro que no le gusta al promotor cuesta más venderlo. A través de ellos nosotros llegamos a las escuelas. Son representantes comerciales que visitan las escuelas mostrando las novedades. En general, les aviso a los autores que no conocen la editorial o que es la primera vez que publican con nosotros, que nuestros libros no van a encontrarlos en la vidriera de la librería. Y a veces no lo van a encontrar en la librería. En general nuestro libro se vende por encargo. Le pedís al librero que te lo traiga y te lo trae, porque todos pueden hacerlo a través de distribuidores, pero en general, no es que las librerías stockeen nuestros libros. Suele suceder que nuestros títulos no están en las librerías, y ahí depende mucho del promotor. El promotor es el que le acerca el libro al docente, le lleva la propuesta… Ahí hay que trabajar mucho con ellos, para que todo lo que uno piensa cuando se convence de que ese libro es para nosotros y lo edita, hay que transmitirlo a los promotores para que a su vez puedan transmitirlo. Hace once años que estoy en Estrada y Puerto de Palos, y siempre trabajé con los promotores. Ya sea en capacitación, en acompañarlos a las escuelas, en facilitarles el material y la propuesta y explicarles por qué la elegimos. Y también confiar en el conocimiento que ellos tienen del campo. Muchas veces, con títulos con los que no termino de convencerme o no estoy segura de si son para nosotros, el termómetro son los promotores. Les pedimos a diez promotores que lean el texto, sin saber el autor ni nada, y que nos den su opinión. Y por supuesto, hay que tomarla en cuenta, porque es valiosa, y porque si no la tomás en cuenta la próxima no te lo lee. En este sentido es un trabajo en equipo. Y tratamos de que estén al tanto de lo que nosotros hacemos. Porque las decisiones no siempre son solo nuestras; son compartidas. Y cuando son nuestras, explicamos por qué. 

MM: Qué bueno que se sientan importantes…

KE: Sí, porque ellos son el contacto directo con los docentes. A veces lo que te traen es la frase de la maestra. Además, porque cuando querés hacer una literatura más o menos plural, es obvio que va a haber escuelas en donde va a entrar muy bien y otras en donde no. Por ejemplo, hay docentes que están pidiendo a gritos literatura para trabajar ESI, y hay colegios que dicen que no quieren que les llegue  nada de ESI. “Nada de ESI” es casi como decir “no damos literatura”. 

Debby: los colegios religiosos, ¿no?

MM: Algunos, no todos eh…

KE: Hay un desconocimiento también, porque ESI no es solamente el tema sexual. Es el tema de roles, e tema de género desde lo histórico. Hay un montón de cosas de ESI que se pueden trabajar sin entrar en algo relacionado con el sexo. Ahí hay que bajar un cambio. Pero insisto, no todos los libros son para todas las escuelas. 

MM: Acá hay un comentario importante de Silvana, que dice que está la figura de la bibliotecaria o el bibliotecario que media también. En muchas escuelas fungen como asesores literarios, les muestran a las maestras lo que llega.

KE: Hay escuelas que a los promotores no los dejan llegar hasta el docente; trabajan con el bibliotecario o la bibliotecaria y el nexo con los docentes se hace desde ahí, sí. Es fundamental. 

MM: Laura pregunta sin son independientes de los Planes de Lectura del Ministerio de Educación. Si preguntás por los promotores, son empleados de la editorial.

Laura Gutman: No, quedé enganchada con una pregunta anterior, donde preguntaba si son promotores de la editorial o hay una formación en promoción de la lectura que genera un intermediario, como un gestor.

KE: Los promotores son representantes comerciales de la editorial. 

LG: ¿Qué formación tienen, en general?

KE: En general son docentes de distintos noveles. Se busca que tengan cierto conocimiento de lo que es la escuela y la currícula. 

LG: ¿Todas las editoriales cuentan con ese servicio?

KE: La mayoría de las editoriales “texteras” suelen tener promotores. 

LG: ¿La currícula se modifica mucho?

KE: Hay cambios cada tanto. Y eso afecta sobre todo a los libros de texto; hay que ir actualizándolos constantemente. En lo que es texto hay una carrera, una renovación constante. Siempre tiene que haber novedades. Eso hace que los cambios de currícula puedan incorporarse en seguida. En otras épocas usábamos los manuales muchos años. Los que tienen mi edad o más, saben que heredaban el manual del hermano o la hermana. Hoy ya no: en los libros, sobre todo de lo que es primer ciclo, hay novedades todos los años de todas las editoriales. Son textos que se van quemando rápido, no aceptan muchas temporadas. 

Debby: ¿Eso no es por una cuestión económica?

KE: Es un círculo vicioso. Ojo, las editoriales podrían seguir reimprimiendo el mismo y venderlo. Pero no. Hacen libros nuevos. Pero también los docentes piden todos los años algo nuevo. Cuando fui docente de secundaria, durante mucho tiempo no usé libro. Y cuando usé, fue el mismo durante años, porque me resultaba muy cómodo, porque estaba de acuerdo en cómo estaban planteados ciertos temas. Por ahí cambiaba lecturas, pero usaba el mismo libro. Hoy en día es casi imposible eso, porque al tercer año ya no se consigue, hay una nueva edición, hay una renovación constante de los libros de texto. 

MM: Así es, y hay una lógica de la novedad que a veces es buena y a veces problemática. 

KE: Yo hago una descripción, no quiero hacer un juicio de valor. Con literatura es al revés. Esa lógica se aplica a lo comercial. El libro de texto, el primer año tiene que ser un boom. Si no es así, y no vende un montón, ya se sabe que las próximas temporadas no van a mejorar. Con el libro de literatura es al revés. El primer año vende poquito, lo van a conocer pocos docentes. Pero si es bueno y gusta, al año siguiente va a vender más. Hay libros que han crecido y se han sostenido a lo largo de los años. Porque son buenos, porque les gustan a los docentes y porque la propuesta tiene vigencia. Creo que esa es también una característica de la literatura. Sostenerse en el tiempo y poder seguir dando. Por suerte en la cadena comercial se sabe que es al revés, por eso no me vienen a pegar cuando un libro no vende mucho. 

MM: Además de que esa es una característica de la literatura en general, es una suerte para los que escribimos libros para niños y jóvenes, Porque no entramos en esa lógica de que dura dos semanas y sale de las bateas y nunca más. Tenemos libros publicados hace veinte años que siguen renovando sus lectores, y eso es una maravilla. Quiero aprovechar esta realidad tan particular de tu trabajo, Kari. Hace un ratito dijiste “tenemos que pensar si un libro es para nosotros”. ¿Quiénes somos “nosotros”? Porque tenés que elegir entre Puerto de Palos y Estrada. ¿Cómo diferenciás eso?

KE: Porque como las colecciones son diferentes, tengo la posibilidad de decir que un libro lo veo más para una colección que para otra. Más allá de la edad. Nosotros tenemos una segmentación por edad en las dos editoriales. Los que amamos la literatura sabemos que también es relativa. Lo bueno es cuando te dicen que un libro que pensaste para cuarto, quinto y sexto grado se está usando en secundaria, porque las leyendas que trae están buenísimas y a la docente le sirve. Lo de la segmentación por edad tiene que ver con una orientación a los libreros, a los docentes y a los promotores. Es para los adultos que son los mediadores que les van a llevar el libro a los chicos. Pero dentro de esa segmentación por edad, que en un momento, cuando se fusionan las dos editoriales se empiezan a pisar, cada sello tenía una impronta particular. Sobre todo en ciertas colecciones. Te doy un ejemplo. Lo que sería el segundo ciclo, cuarto, quinto y sexto grado, desde los nueve hasta los once años, en Estrada serían los Azulejos naranjas. Y Hora de Lectura, que sería de Cántaro, es para la misma edad, para el segundo ciclo. El de Cántaro, tiene una propuesta de actividades mucho más lúdica. Siempre tiene que haber algún juego, (una sopa de letras, un crucigrama). Propuestas que disparen a crear, a imaginar, a hacer otras cosas que no tengan que ver necesariamente con la lectura y con la escritura. La propuesta en sí es lúdica. Mientras que en el Azulejos naranja, la propuesta de actividades está un poco más estructurada, en tres partes: una parte de comprensión, una de producción escrita, y una de relación con otras áreas, disciplinas, materias.

Entonces, hay libros que para mí es más fácil ubicarlos en lo lúdico. Y otros que al contrario, me parece que pueden desarrollar mucho más su potencia porque se relacionan con contenidos curriculares, que pueden retomarse en algunas de estas actividades. Además, Hora de Lectura es una colección sólo de narrativa. Se la pensó así cuando se creó originalmente. Entonces todo lo que sea teatro para esa edad, yo sé que lo tengo que poner en Azulejos naranja. Si es poesía, lo mismo. La poesía es lo que más nos cuesta publicar, porque en general los promotores dicen que no; que no se vende, que las maestras fotocopian poemas y entregan poemas sueltos más que elegir un libro de poesía. A veces queda esa idea, y como los nuestros son libros que pide el docente a sus alumnos como obligatorios, la idea de pedir un libro de poesía les resulta como que les estoy pidiendo un libro por unos textos cortitos… Es lo que más cuesta, pero hacemos nuestro esfuerzo. La poesía me resulta más fácil publicarla en el formato de Rincón de lectura, que aunque está pensado para el primer ciclo tiene muchos libros de poesía que pueden usarse en el segundo, con chicos más grandes. Este formato me permite textos cortos, con más ilustración, y ahí la poesía funciona mejor, llega mejor y se vende mejor. 

MM: Debby dice que “la poesía tiene que entrar en el aula, que hay que enseñarles a los docentes a leerla y enseñarla. Los chicos se niegan a leerla porque no saben qué es”. 

KE: los chicos no saben y a veces los docentes no saben qué hacer con la poesía en la escuela. 

Debby: Algo que me pasó el otro día. Doy un tallercito: Quiero ser escritor. Para chicos de más o menos ocho años en la biblioteca. Nos quedaban cinco minutos, agarré un libro y les dije que iba a leerles unas poesías. Empezaron a “poner cara”. No dije nada y me mandé. Después de leerles dos o tres poemas, les pregunté si les había gustado y les había parecido lindo. Las nenas estaban por ahí, flotando. Por eso me parece que hay que imponérselos. Y a los docentes, darles talleres. No sé…

MM: Quizá el gran tema es qué hacer después. Cómo lo trabajamos a continuación; nos dura poco la lectura, entonces el libro tiene menos recorrido en el aula, y hay que comprar más libros… es un tema difícil. 

Debby: ¿Por qué hay que hacer algo después? ¿Por qué no se les puede enseñar a los chicos que la poesía es algo para disfrutar? 



MM: Estamos hablando justamente con una editora que nos dice que los libros que edita Estada y Puerto de Palos, son libros para la escuela, y la gran mayoría viene con actividades, por lo tanto hay un “hacer después” que la docente o el docente están esperando. Esa cuestión, en este caso en particular más que en otros, es algo a tener en cuenta. ¿Qué hacés con un libro de poesía o con un libro de teatro? Supongo que igual los pedagogos que trabajan en las guías didácticas lo responden. 

KE: Por supuesto. Eso se hace Yo estoy de acuerdo en que no es necesario “hacer”. Leer ya es hacer. Estoy de acuerdo en eso con Debby, totalmente. De hecho es lo que yo enseño en el profesorado. Pero a la hora de llevar los libros a la escuela los docentes te preguntan si tiene actividades, y vos tenés que decir que sí, que se queden tranquilos, que tiene actividades. Más allá de que después el poema pueda disparar otras cosas, mucho más valiosas que las actividades que están al final del libro, que también son buenísimas. Pueden surgir otras cosas, y está bueno que surjan, pero dentro de lo que es el circuito comercial, la poesía cuesta más. El teatro también, pero permite una interacción en el aula que también es interesante y a los docentes les gusta. Para teatro siempre hay que buscar cosas que puedan hacerse en el aula. Que no impliquen una obra grandiosa, sino obras cortitas que se puedan leer, con pocos personajes y que los chicos puedan representar caso haciendo teatro leído. Es distinto si hablás del secundario, en el que hay un diseño curricular en Literatura que te pide ciertos títulos, y en donde podés trabajar con otro tipo de textos. Igualmente, el diseño curricular es cada vez más amplio en esto de los títulos que se piden. Desde cuando empezó el Polimodal se abrió la currícula, y en ese sentido hay mucha posibilidad para trabajar en las aulas.


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