Marité Schmidt y Andrea Morales: “Quipu va al aula y a las librerías”
En esta segunda parte de la charla con una de las fundadoras de Quipu, propietaria y factótum, y su editora, Marité y Andrea, respectivamente, conversamos acerca de los canales de venta; de la escuela, por supuesto, pero también las librerías y las Ferias, tanto las de Buenos Aires (la grande y la infantil) como las del resto del país. También tomamos el tema de las exitosas sagas de la editorial, como Caídos del mapa, o los personajes icónicos, como Puro Pelo. Y debatimos, con mucho aporte de los presentes, acerca de microficción, teatro, historieta y poesía, géneros menos trabajados en la escuela.
Mario Méndez: Acá en el chat, mientras presentabas los libros del catálogo, se escribieron comentarios. Debby pregunta si pueden compartir su mail y hay comentarios sobre los “excelentes Lecturones”, que son un clásico. Qué buenas estas colecciones que abren a temas más duros, como dijo Andrea. Ahora estoy leyendo El desertor, de Marcelo Eckhart, que me parece una novela impecable, que es la primera que se publicó sobre Malvinas. Y hablar de un desertor, en lugar de hablar de la lucha, o la participación, lo que vivimos los que fuimos testigos de esa guerra. Un desertor, un aborigen… me parece buenísimo. Me gusta muchísimo también lo de Guardianes de historia, que es muy lindo como lema de una editorial. Lo de “Quipu va al aula y a las librerías”, me abre para hacerles algunas preguntas más puntuales sobre el trabajo de editoras. Que como dijo Andrea, no es sólo leer un libro y elegirlo, sino cuidarlo y llevarlo al lector. Hacerlo llegar. Ustedes tienen muy armadas las dos patas, ¿no? Tienen promoción en las aulas, van por la adopción, pero también hay mucho libro de impacto, de la librería. ¿Cómo organizan eso?
Marité Schmidt: En realidad cuando empezamos a armar el libro en sí, lo pensamos para que sirva para los dos lados a la vez. Que pueda ir al colegio y que pueda ir a la librería. Por eso trabajamos tanto con los ilustradores. Trabajamos mucho las tapas para esta venta por impulso, porque en una librería pasa eso, lo que más llama la atención es la tapa y la venta se hace por impulso. Y en los colegios es al revés, una vez que se lee el texto, se investiga un poco más. Entonces cuando lo empezamos a armar, ya estamos pensando desde el comienzo que tiene que ir a la librería y a los colegios el mismo libro,
Andrea Morales: También le damos importancia al canal. Vamos a un montón de ferias a lo largo del año, y siempre buscamos ir con un librero, con un representante de la cadena que conoce el lugar y es el que puede recomendar.
MS: Tratamos de abastecer el canal. Vendemos a los colegios de manera directa donde no hay librerías. Donde no hay un librero que pueda ver el libro llegue al colegio.
AM: Buscamos una librería que si es necesario pueda hacer la conexión, tratamos de que la cadena no muera. Es un trabajo en conjunto. Los editores no podemos trabajar solos, los libreros tampoco. Trabajamos todos juntos, tenemos que cuidarnos y ayudarnos. Un librero puede necesitar un libro que nosotros le llevamos. Necesitamos de ellos para que los libros lleguen a esos lugares.
MS: Hacemos la promoción, pero por ahí no hacemos la venta. Tratamos de que la venta pase por el canal del librero. En 2019 fuimos a ciento treinta Ferias en todo el país.
MM: Eso te iba a preguntar. La Feria es un lugar importantísimo, ustedes tienen un stand muy grande en la Feria del Libro grande, siempre. Tienen otro en la Feria del Libro infantil, también muy importante, y andan por todo el país, con otras Ferias…
MS: Sí, la verdad es que se están haciendo muchísimas, es muy importante. Nos llamó la atención este año, porque pensamos que no iba a ser tan fuerte, pero se recuperó todo lo que se hizo en el 2019, y hubo muchísimas. Creo que estamos otra vez en las ciento y pico en lo que va del año. Muchísimas, en pueblitos chiquitos, de las que se ocupan librerías chiquitas, algunas en escuelas… Hay un gran movimiento. Llegan autores, se hacen talleres, muy interesante, la verdad. Sirve muchísimo para la promoción, la venta, para que conozcan a los autores… Es un trabajo muy grande, hemos llevado muchos autores este año; no me acuerdo cuántos fueron exactamente, pero fueron unos cuantos.
MM: ¿Ustedes envían gente que se encarga de vender, o trabajan con los libreros de las zonas?
MS: Trabajamos con los libreros y con los que se llaman feriantes. Algunos son de acá, de Buenos Aires, y viajan a muchísimas Ferias del interior. Algunos van con las camionetas ya cargadas con los libros, otros los mandan por transporte, pero trabajamos todo el año con Ferias.
AM: Incluso afuera. Hace poquito en una Feria de Uruguay.
MS: En San José. También fue Chavetta, hubo mucho público, fue muy lindo.
AM: La idea es no solo hacerlo acá, sino pensarlo para otros países de habla hispana. Pensar qué palabras usar, qué temas abordar…
MS: Claro eso también. Cuando editamos el libro trabajamos con los diccionarios latinoamericanos, buscando qué quiere decir cada palabra en distintos países, porque a veces tiene otras connotaciones.
MM: Me decía Martín Blasco que la Feria de San José fue impresionante, que hubo autores inclusive europeos, españoles, en un pueblo más bien chico.
MS: Sí, es un pueblo chiquito pero hace muchos años que hacen la Feria, nos han invitado varias veces, nosotros tenemos distribuidor allá en Uruguay, así que se ocupa de que no falten los libros en las librerías, nosotros mandamos al autor desde acá y fue interesante. Lo hace la Municipalidad de San José.
MM: ¿A Juan Chavetta mandaron?
MS: Sí, lo pidieron ellos. En general nosotros les pasamos la lista de todos los autores del catálogo y ellos eligen. En otra oportunidad fue Falconi… no me acuerdo quién más fue…
MM: Tiene muchos seguidores. Coincidí con él en la Feria de Zapala el año pasado, y es impresionante.
MS: Sí; a la Patagonia va muchísimo. Este año ya fue a un montón de lugares de allá. Y en Facebook tiene un millón doscientos mil seguidores.
MM: Con el fenómeno Puro pelo, que además agrega remeras, y otras cosas, no solamente libros.
MS: Sí, también vendimos derechos para unas zapatillas…
MM: Impecable. Acá en el chat, Juan Manuel dice que este año hubo una gran necesidad de volver a encontrarnos con los libros y los lectores. Es verdad, la Feria fue emocionante. Y Laura, que trabaja en el MICA, pregunta cómo se enteran de las Ferias, y con cuánto tiempo de antelación. Una pregunta muy práctica y muy concreta.
MS: La mayoría de las veces nos lo comunican los libreros. Nosotros tenemos alrededor de cuatrocientas cuentas acá en la Argentina, que atendemos normalmente. Y ellos nos informan que va a venir una Feria. A veces con muy poquito tiempo, nos cuesta mucho llegar, pero como hay consignaciones en las librerías, normalmente se ocupa el librero y ya están los libros en el lugar. Si no, es más complicado. Necesitamos como un mes de anticipación para movernos bien. Para llevar a un autor, que los libros no falten, que esté todo bien aceitado, para que dé resultados.
AM: Por eso hablaba de la importancia de la cadena. Realmente, es una cuestión de construcción, y de relaciones.
MM: Dice Debby que es una de las fans de Puro Pelo, y que la tiene en su biblioteca, Sudestada. Una de las cosas que me llama la atención, y que incluso ustedes tienen como una entrada en su página, es el tema de las sagas. ¿Cómo han logrado que sean exitosas la segunda, tercera, a veces hasta la décimo cuarta publicación? Porque en general, la experiencia que tengo, de colegas y de mí mismo, que es que el primero se vende muy bien cuando hay suerte, el segundo más o menos y con el tercero ya no pasa nada. Un ejemplo concreto: Ricardo Mariño me contaba en una entrevista que su libro más vendido en Loqueleo es La casa maldita y, paradójicamente, Nueva visita a la casa maldita es el menos vendido. ¿Cómo lograron ustedes que las sagas lleguen a ser tan exitosas y tengan estas colecciones?
MS: Creo que tiene mucho que ver el autor. También nos pasa que las sagas van cayendo. El primero siempre se vende muchísimo más que el quinto. Igual se siguen vendiendo, no es que no se venda nada, pero se vende menos. Con Caídos del mapa, que es la más vendida pasa lo mismo. Se siguen vendiendo pero un poquito menos.
MM: Quizá, me atrevo a hipotetizar, sea porque además de ocuparse de la escuela ustedes tienen muy puesta la mirada en el canal librero…
AM: Eso ayuda, en la recomendación. “Te llevaste esto, mirá, tengo esto otro”. Y que otro libro de la editorial sea la continuación de la historia. Lo que pasa es que ahí tenés que convencer al librero de que la historia es buena. Nadie recomienda algo que no le gusta. Creo que es un poco eso, otro poco de suerte, en el sentido de que “la pegaste”. Esa misma saga en otro momento, en otra fecha no iba a funcionar. Y después la cuestión del autor, en el sentido de que entienda al lector. No es que suma un siguiente libro porque sí, sino que tiene en cuenta qué es lo que gustó, y se mantiene esa historia en el tiempo. Hacer crecer el libro con los lectores. Si no sabés quién es el lector, estás totalmente perdido.
MM: No es fácil tampoco saber lo que quiere el lector. Acá Juan Manuel tiene levantada la mano. Es escritor y profesor que trabaja en un área que es la del microtexto, que no es una cosa muy leída en la escuela. Te escuchamos, Juan Manuel.
Juan Manuel Montes: Primero quería comentar que antes de trabajar con Quipu ya era fan de Quipu. Lo que siempre me sorprendió de la editorial es la multiplicidad de lenguajes que utilizan, en cómo se arriesgan. Porque por ahí hay un formato que funciona pero se arriesgan a meter otro formato. Yo lo veía como lector, y cuando empecé a trabajar ya lo vi como autor. Llevar esta propuesta de la microficción y decirles que quiero ver cómo se puede conectar con el colegio. Yo estoy a una tesina de recibirme de magíster en Educación en escenarios digitales. Queríamos ver toda la parte digital, para que no fuera solo el texto sino lo que Carina Lyon llama aulas porosas. Traer el afuera adentro del aula. Y hacer con los hashtags lo que se llama una comunidad de aprendizaje, Y ahora las comunidades son todas online. Porque las comunidades de aprendizaje fortalecen la promoción de la lectura. Y crean otro tipo de lector, distinto del lector individual al que estamos acostumbrados. Yo veo con mis propios alumnos que son lectores mucho más dinámicos, más permeables al otro, a lo que se van recomendando entre ellos. Yo veo al microrelato como una forma actual por más que ya lleva un transcurso, sobre todo en la Argentina, desde los ochenta, los noventa, y ya está categorizado. Pero recién ahora la escuela lo está descubriendo. Recién ahora lo están descubriendo los docentes, para hacerlo entrar al aula, con esa doble vara de la brevedad, de que parece fácil pero no lo es, y que se lee mucho más de lo que dicen. Yo siempre dije que una microficción “engaña”, porque es como el iceberg, del que vemos la punta, pero por dentro hay mucho más escondido. Y es lo que tenemos que desarrollar también en los jóvenes y en la literatura, que puedan leer todo lo que no se dice, lo inferencial. Que el lector sea un lector cómplice, que es casi un coautor. Hay un autor que dice que el micro relato trabaja con el silencio. Hay que trabajar con lo que no se dice para crear en el lector eso que conmueve. A mí me encanta la microficción, pero cuando la llevo al aula, porque no es un cuento canónico, que está cerrado en cambio el microrelato es mucho más poroso. El lector le da sentido, es casi como la poesía, el lector le da sentido a través de sus vivencias, de sus estados de ánimo. También, el microrelato es un poco más abierto a la interpretación, al debate, a los comentarios. Por eso con los hashtags queríamos crear esta comunidad donde se debata cada texto, que se lea, que se relea. Cuando planteamos eso, se fue para adelante, y fue algo muy abierto y muy dinámico. Trabajar con las chicas de Quipu me parece una experiencia increíble, siempre están abiertas a nuevas propuestas y formas. Todo lo que se puede hacer, se va haciendo, por supuesto con mucho trabajo.
MM: Qué bueno. ¿De dónde sos, Juan Manuel?
MM: ¡Qué bueno! El otro tema, que nos dio pie Juan Manuel que habló de la poesía y de otros temas a los que es difícil entrar: el teatro. Ustedes tienen toda una colección de teatro. Incluso van a los jóvenes, teatro juvenil, Cuando Romeo se transó a Julieta, esas adaptaciones que son muy descontracturadas, y muy respetuosas a la vez. Permiten el acceso de los pibes y las pibas de la secundaria a obras clásicas. ¿Qué respuesta tienen en las escuelas de la colección de teatro?
MS: Hay una respuesta muy buena, es una colección que se vende mucho. Ya no sé por qué edición vamos, pero se ha vendido muchísimo.
AM: Fue seleccionada hace poquito en una compra del Estado también.
MS: Se vende en otros países también, la compra el Estado. La verdad es que es muy buena. La verdad es que se pueden realizar las obras en un espacio muy chiquito, en el aula misma. Justamente por eso la colección se llama Teatro sin telones. Porque es muy fácil de poner en práctica.
MM: No por nada María Inés trabajó en el teatro popular. Antes de hacerles otra pregunta le paso la palabra a Laura que tiene la mano levantada.
Laura Gutman: Quería decir que hace tiempo que vengo de las artes escénicas, y que llegué a través de la dramaturgia a la LIJ: ahora estoy tratando de escribir. Creo que mi experiencia en Escénicas, y conociendo a María Inés, es que para los adolescentes, hacer teatro es un gran momento. Porque no es solo la comprensión del salto a la ficción, sino que el adolescente puede construir un personaje. Más allá de la representación de la obra, que es otra cosa. Uno puede representar la obra, ese es un modo de entender los conflictos que suceden en la obra. Pero a la construcción del personaje se llega después de bucear dentro de las emociones de uno mismo y también ponerse en los zapatos de otro. Construir un villano, por ejemplo. Para poder construir un personaje en el teatro hay que dejar de lado la moral y los prejuicios. Para poder ser ese sujeto que hace falta en la obra para que el conflicto crezca. Para el adolescente es algo que tiene que ver con el autoconocimiento, con el desarrollo de aspectos de la personalidad, que uno naturalmente bloquea por cuestiones morales y que en el teatro tienen una función constructiva. Por eso me parece que al teatro para adolescentes se le puede sacar mucho el jugo. Por eso creo que Caídos del mapa hizo el camino que hizo. Y hay mucho para hacer.
MM: Muy buen aporte. Laura, ¡gracias! Para ir cerrando, vamos a la historieta, a esa maravillosa serie de libros que es la adaptación de María Inés y Cucho de Don Quijote, ¿llega bien a la escuela? ¿Hay adopciones? ¿O es todo librería?
MS: Hay muy pocas adopciones, es casi todo librería. Nos llama la atención…
MM: Qué pena, es una maravilla. Esos libros me encantan.
MS: Es un trabajo muy grande y muy bien hecho. La verdad es que en los colegios recién empieza. Creo que va a estar un tiempo todavía. Se están animando con el uno. Como es una saga de seis libros creo que va a empezar a crecer. Pero se vende más por librerías.
MM: Ojalá la escuela lo tome. Porque es un gran trabajo de los dos. ¿Alguien tiene alguna pregunta más?
Maryta Berenguer: Un comentario para Laura. Escuché con atención lo que dijiste y es muy cierto. Yo soy profesora de teatro y di clases en distintas escuelas de la provincia de Buenos Aires, tanto en escuelas de estética como en primarias y secundarias. Y también en una escuela de teatro para futuros profesores. Hay una cosa que les encanta a los chicos, al alumno actor, porque el teatro le permite hacer como si fuese alguien que no es. Entonces, los chicos saben que hay que mantener el cable a tierra, para no hacer catarsis en el escenario. Y ese pacto ficcional se nota desde el juego dramático. A partir del jardín de infantes, y de los primeros grados, las escuelas tienen que impartirlo que se llama “juego dramático”. No creer que ellos son actores, porque no lo son. Ni tienen la madures, ni intelectual ni emotiva como para meterse como se mete un actor. Y eso da muchos resultados. Recuerdo que cuando era docente, que si había algo que les gustaba a los chicos era la hora de teatro. Podían gritar y reír y correr sin que nadie les dijera que no lo hicieran. Eso es lo que hace el juego dramático. Incluye en las escuelas el puro juego.
Debby: Mi experiencia como narradora, pasando por los colegios a hacer promoción lectora, es que la poesía y el teatro entran poco en las escuelas. Son géneros a los que parecería que los docentes les tienen miedo. En la biblioteca doy un taller, Quiero ser escritor, y el otro día cuando les pregunté si les gustaba la poesía una nena me dijo que no, que es horrible. Y cuando terminaron de escribir a partir de las consignas que les había dado, no dije nada y les empecé a leer poesía. Les pregunté si les había gustado y qué habían sentido. Cada cual contó lo que le pasaba. A la nena que me había dicho que era horrible le había encantado. Cuando terminamos con todo les dije que eso que habían escuchado era poesía. Nada menos que María Cristina Ramos.
MM: Está muy bien.
MS: Nosotros tenemos pocos títulos de poesía pero lo que tenemos se vende. Lo venimos vendiendo bien todos los años, desde que se creó la colección. Se vende menos, es cierto, pero se vende. Y también la compran los ministerios, de Argentina, de Chile, de México…
MM: Acá dice Ana que a ella y a los niños les gusta mucho El último dragón, de Jaquelina Romero. Bueno, ya es hora de dejarlas volver a sus casas, que todavía están en la editorial. Les agradezco mucho a las dos; espero que se hayan sentido cómodas. Gracias a todos por venir. Un abrazo grande y buena semana.
AM y MS: Muchas gracias a ustedes.
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