Pudor

Lo oculto, lo prohibido, la intimidad de los otros despierta el morbo e interés del hombre desde siempre. Cuando se convierte en objeto de una estilización que observa de cerca este mecanismo aparece la posibilidad de pensar en sus efectos. Libro de arena publica una reseña sobre el libro Pudor, novela del escritor peruano Santiago Rocangliolo.


Por César Barbería*

Hace un tiempo que están de moda las historias mínimas, la indagación en los mundos íntimos de los personajes, la superposición de las miradas sobre un mismo evento que se convierte en relato. Tanto el cine como la literatura, y probablemente el cine a instancias de la literatura, se han puesto a desarrollar esa faceta de la narratividad. Me vienen al recuerdo así apurado y de golpe nombres como el de García Marquez o Paul Auster tanto como films vistos hace muchos años o no tanto entre los que puedo evocar Amores perros o Las Horas. Muy buenos productos, por cierto, y muy recomendables. Parece una suerte de necesidad de la narración, de necesidad compositiva, el ir desgajando el texto en varios textos, la historia en varias pequeñas historias que anudan en un punto en común. Esta constante que es ya regla de la estructura de estos relatos tiene una evidente ventaja contra novelas extensas y arduas de transitar. El constituir un relativo fácil objeto de consumo, no le quita, sin embargo, los méritos a las obras. Y esto ocurre con Pudor, la novela del escritor Santiago Rocangliolo, que a partir de ese tratamiento trabaja los fragmentos de la escena. Está contada desde el punto de vista de los distintos integrantes de una familia limeña de clase media, en la que incluso el gato tiene su perspectiva de las cosas, y en ella persigue a una gata, por el olor de la gata por la que está turbado, lo mismo que se verá que ocurre con el ambiente humano en que se encuentra. Pudor es una novela que va hilvanando los mundos de los protagonistas para presentarnos como en un cuadro impresionista los muchos y variados tonos que componen una imagen total. En realidad, más que por un tono, por un olor, como el del sexo, que recupera el aspecto inarticulado, animal que desata el deseo. Todo está atravesado por la sexualidad de los personajes, por sus sueños frustrados, por la inadecuación entre la imagen que se hacen de sí y los modos de representación socialmente aceptados, o lisa y llanamente por la imposición del deseo del otro. Y si uno quisiera encontrar el nudo en el que todos los hilos de la urdimbre convergen, creo que ese sería. El texto inicia con la doble significación del término pudor” (del lat. Pudor-is) m. Honestidad, modestia, recato. (del lat. Pudor-is) m. desus. Mal olor, hedor.” El marido se entera así de que padece una enfermedad terminal a la vez que sospecha de la infidelidad de su esposa y su obsesión por la secretaria a la que considera, en realidad, poco atractiva, crece. La mujer es asediada por mensajes anónimos pornográficos cuyo origen desconoce al tiempo que pretende emular la sofisticación de su prima que se impone sobre ella que no la alcanza, en su brutal sencillez. El niño de la casa comienza a develar el sentido de la sexualidad en su organización infantil y su hermana mayor, adolescente, cuyo cuerpo no va con la época y los cánones de belleza femenina, se ve desdibujada entre sus pares y atraída simultánnemente hacia su prima. En este tren el lector se siente cada vez más decidido a hurgar en esa intimidad que Rocangliolo construye hábilmente en la visibilidad a la que va exponiendo la vida de sus personajes hasta en los detalles más ínfimos, en contra precisamente de todo pudor. Agrandados por la lupa del narrador, los cuerpos, las ilusiones, los deseos de los personajes quedan a la vista de todos, liberados, expandidos. De esta manera, el relato anula la distancia entre lo público y lo privado, muestra lo que no se puede decir, acerca el padecer de los otros con el nuestro y en ese movimiento igualador que desnuda, también nos libera.

Pudor
Santiago Rocangliolo
Buenos Aires, Alfaguara, 2005













*César Barbería: es amante del cine y la literatura y disfruta escribiendo acerca de sus observaciones e impresiones.


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