En memoria de Federico
Un 18 de agosto de 1936 a pocos días del
levantamiento inconstitucional de Francisco Franco, fusilaron y enterraron como
NN al más grande poeta de España. A 80 años del asesinato de Federico García Lorca, Libro de arena publica un escrito en su homenaje.
Por Ernesto Hollamn*
A Federico García Lorca que fue asesinado salvajemente y sin
motivos por esbirros franquistas entre los que se encontraba su propio
primo.
Un
poeta muerto entre olivares, en una cuneta sin nombre, en una oscura noche sin
luna. Perdidos están tus huesos, perdida está la estancia de la muerte
para llevar a ella un mísero ramo de claveles rojos como tus heridas y abrazar
en ella la tierra que cubre el manto de tu olvido.
No
habrá paz hasta que no sea señalado el sitio de tu martirio; mientras Andalucía
y Granada toda es herida por los lacayos que guillotinaron tu corazón: ellos
descansan en tumbas con lápidas escritas a su memoria y tú el poeta de España,
el de la lira cantábile, el de la tragedia enlutada, ese poeta que amó a los
gitanos de la piel aceitunada y esparció por las hondonadas de los valles
la savia de su canto no tiene un cortejo que lo guarde.
Las
huestes de la cofradía marchan en algarabía al Valle de los Caídos; pero
tu Federico no estás en ese lugar de gloria para los unos, los parricidas
enemigos del pensamiento, aquellos que clamaban por una España católica, esos
mismos que colmaron los campos con tumbas anónimas y legaron a la posteridad el
grito de horror de Guernica.
Federico
de la fina estampa: tus descendientes no quieren que se muestre tu cadáver al
mundo. Tienen miedo, se les cuela por sus entrañas la envidia y la vergüenza de
haberte parido. Desde el báratro donde yacen ignoran saber nada de ese poeta
maricón, sólo viven de tus regalías que les llueve como oro bendecido desde el
cielo.
Tu
alma de navegante enamorado penetra en cada verso, en la copla de la
veleta y en los lamentos de los duendes que toda noche de teatro descarga sobre
los mansos y atribulados escuchas la lágrima de tus heridas.
Tu
cuerpo mancillado no encuentra el descanso para sus cansadas amarguras. Donde
están tus manos amado Federico, esas manos que supieron dibujar lunas y soles
sobre un entramado de punto cruz, esas que tocaron claves de antiguos sones, escribieron
las estrofas del ánima y hurgaron en los pliegues del amor de los
amados.
Estás
perdido entre la fragua terrenal de la árida estepa castellana.
¿Dónde
está tu cuerpo, Federico, dónde tus heridas que siguen lastimando aún hoy,
ochenta años después y sangrando como el Sacro Corazón de Jesús?
Tus
esbirros se mofaron manoseando tu carne de nácar y te humillaron hasta el hartazgo;
lanzaron tu cuerpo en una zanja, derramando sobre tu rostro la tierra del
estiércol.
Cada
noche de luz lunar saldrás a caminar junto a tus camaradas muertos por los
pastizales como elfos fraternales para prodigar la simiente de la Libertad
sobre los campos de tu querida España.
Quiero
brindarte un atavío de pompa y cielos de espuma, un resquicio en el alfeizar de
la torre más alta de la ibérica Ándalus para el descanso de tus cenizas.
*Ernesto Hollmann: nacido en Buenos Aires el 23 de septiembre de 1947. Hizo crítica de cine para las revistas Siete Días, Biógrafo y El Porteño. Ha publicado Hierofanía de Samael (poemas), editado por Faro en 1992. Fue integrante del FLH en los años '70, participó en el año 2008 de la película "Rosa Patria", de Santiago Loza, dedicada a la vida y la poesía de Néstor Perlongher. Se han publicado, además 12 poemas suyos en la antología Poesía Gay de Buenos Aires-Homenaje a Miguel Ángel Lens, de Acercándonos Ediciones.
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