Las Cuenteras del Piñero. Mediar lecturas en salud en tiempos de pandemia

Con la llegada de la COVID 19, y las medidas de prevención y aislamiento, la vida de cada ser humano -y de las instituciones- ya no fue la misma. Frente a la coyuntura, un grupo de profesionales que trabajan en Centros de Salud y Hospitales de la zona sur de la Ciudad de Buenos Aires, apelaron a la creatividad para sostener los espacios de lectura y el vínculo con la comunidad que habitualmente asiste a ellos. Compartimos aquí algunas de las palabras que relatan dicha experiencia. 


“Este año, por la pandemia, no pudimos hacer la 4ta edición de nuestro curso Otras maneras de contar. Pero quisimos organizar este encuentro, para poder compartir la potente experiencia de las Cuenteras del Piñero.”

Con estas palabras de Ángeles Delgado –Trabajadora Social del CeSAC Nº 24- comenzó una de las reuniones virtuales más poderosas del 2020. El pasado 10 de diciembre se llevó a cabo vía Zoom el encuentro Mediar Lecturas en Salud en Contexto de Pandemia, organizado por Trabajadoras Sociales y Musicoterapeutas del Hospital Piñero, del CeSAC Nº 24 y el CeSAC Nº 20.

En ese encuentro virtual, que duró aproximadamente dos horas, profesionales y voluntarias le pusieron voz al trabajo realizado durante el año y a los sentimientos que florecieron en el propio quehacer en pleno confinamiento.



Marisol Mancini, Trabajadora Social del Hospital P. Piñero, fue una de las primeras en tomar la palabra y relató en una bella exposición la labor que vienen realizando en el hospital:

“Hace 5 años que por decisión de la jefatura del Servicio Social, (no de la Dirección, ni del Ministerio de Salud, ni del Gobierno de la Ciudad) comenzamos con el proyecto “Mediar lecturas en sala de espera de pediatría.”  Al principio éramos tan solo 2 trabajadoras sociales, pero pronto tejimos redes con profesionales que venían desarrollando estos espacios en el CeSAC Nº 24 -Ángeles Delgado-, en el programa de Juegotecas -Silvia Marcecca-, e incorporamos voluntarias y comenzamos a realizar capacitaciones.

Basamos este proyecto en 2 pilares: el convencimiento de que el acceso a los bienes culturales es un Derecho, por lo que nuestro Espacio de Lecturas debía estar disponible para la mayor cantidad de niñxs,  y el considerar a lxs niñxs sujetos de Derecho.

La propuesta era que pudieran esperar la atención de su salud en un ambiente acorde a sus necesidades de juego. En este caso, el juego estaba dado por la palabra y los libros, muchas veces, eran objetos con los cuales armar trenes, casas, inventar historias que podían o no coincidir con la propuesta del autor.

Hoy contamos con un grupo de narradoras orales que se ha consolidado en el tiempo y que, si bien siguen concurriendo a nuestros cursos, la mayoría de ellas tienen un recorrido previo en el arte de narrar, son talentosas, y estamos orgullosas de ellas.

Pero este año fue diferente. Las salas de espera quedaron desiertas y hubo colas en los nuevos espacios destinados a testear personas con síntomas compatibles con COVID 19.

Cabía la posibilidad que las personas que llegaban a testearse, ante un resultado positivo, permanecieran aisladas en el hospital y sus familias fueran trasladadas a hoteles quedando incomunicadas. Angustia, temor, incertidumbre, eran sentimientos que nos comunicaban los pacientes cuando los entrevistábamos desde el Servicio Social. Especialmente, en los primeros meses del aislamiento, esto estuvo acrecentado por la desorganización y falta de experiencia ante lo nuevo y amenazante.

A mediados de marzo, como grupo tuvimos que hacer un duelo, el de no tener más nuestro espacio, el del encuentro con lxs niñxs, sus familias, tuvimos una etapa de trabajo interno, no podíamos rendirnos. Entonces, la primera tarea fue la de aprender a usar los recursos tecnológicos. Gracias a Mariana y Ushi que nos enseñaron pudimos editar videos con cuentos, pero también, en esa búsqueda, aparecieron las fotos de los cinco años recorridos y volvimos a repasar y con ello a reafirmar el por qué hacíamos lo que hacíamos.

La segunda tarea fue crear la cuenta de Instagram y luego, cuando desde el Servicio Social pudimos saber de la necesidad de compañía y distracción de los pacientes internados por COVID, armamos las bolsitas poéticas, con la creatividad propia de cada una y donaciones varias. 

Pero este grupo siempre apuesta a más y retomamos el Seminario con Diana Tarnofky -ahora por Zoom- y con ella se grabaron bombones poéticos, se sumaron relatos y finalmente -aunque seguimos extrañando las caras de lxs niñxs al escucharnos y el asombro de los adultos ante las voces que narran- pudimos seguir sembrando poesía, esparciendo semillas literarias, hoy mediante relatos que viajan por WhatsApp.

En el desarrollo de estos 5 años es importante destacar los procesos que se fueron dando, el trabajar desde una perspectiva interdisciplinaria, interinstitucional, comunitaria, que nos permitió seguir mediando lecturas durante el aislamiento.

Quiero compartir las reflexiones de lo que pasó este año, a partir de cómo abordamos la mediación de lecturas en el hospital en pleno ASPO y DISPO. 

Nos quedó, junto al deseo de seguir realizando mediación de lecturas, lo que construimos  paso a paso, con esquemas flexibles, que poco se ajustan a lo que en salud sería un proyecto, programa, y que se acerca más a las construcciones colectivas, sabiéndonos parte de un todo mayor, participando de modo nutricio con otras compañeras de otras instituciones, encontrando apoyo en compañeros de otras disciplinas del hospital que valoran nuestro quehacer,  esquemas que permiten la entrada y salida de actores que enriquecen el proceso. Y, concretamente, nos queda el grupo de WhatsApp, el seminario de Diana por Zoom,  este espacio como lugares de encuentro en el que pensar cómo seguir.”

Desde el año 2019 Diana Tarnofky, narradora e integrante del Programa Bibliotecas para armar, acompaña al grupo de voluntarias coordinando el seminario “La palabra es salud. Lecturas y narraciones en salas de internación de gente adulta.” Ella también expuso su mirada como coordinadora:

“Ante la incertidumbre y la imposibilidad de continuar con los encuentros presenciales comenzaron nuestros encuentros quincenales por la plataforma Zoom.


En el mar revuelto, tormentoso

una tarde de invierno

una ronda de mujeres aisladas

traspasaron pantallas, hicieron cuerpo su voz

la primavera, como red de pescadores

sostenida desde muchas orillas,

floreció.


Este texto nació en uno de los encuentros en el mes de octubre. El juego propuesto fue crear historias escritas que nacieran de una escena significativa de este tiempo de pandemia compartido en la experiencia de prácticas de lectura en el hospital. En cada ocasión de encuentro, nos aparecían en primer plano la gestualidad, las miradas, los cuerpos y sus voces creando comunicación.

Cada jueves, un tiempo de encuentro para reflexionar sobre las prácticas de lectura a distancia: los bombones poéticos donde nuestra voz se hacía cuerpo y llegaba a les otres para crear juntes una nueva espacialidad, territorio de posibilidades, creación de diversos mundos posibles “construidos con palabras”.

Cada jueves, tiempo para compartir lectura de poemas, textos breves, microrrelatos, escuchar música, compartir ilustraciones, generar mínimas danzas. Todos los lenguajes del arte, disponibles para nutrir las prácticas, enriquecer los modos de decir y escuchar.

Existe en las prácticas poéticas en salud un trabajo invisible, imprescindible.  Entrenamiento de lecturas diversas, andamiaje en conversaciones, cuestionar y preguntarnos sobre nuestras propias prácticas y procesos creativos, instancias de juego y exploración.  Lo llamo ritual de disponibilidad, implica un trabajo consciente con las posibilidades expresivas del lenguaje verbal y no verbal, la amplia gama de colores en nuestra propia voz. El entrenamiento de la escucha sutil, la mirada periférica, buscar hasta encontrar los tonos de voz en cada ocasión.” 


Estos fragmentos son solo una muestra pequeña de todo lo que se dijo en ese Zoom. Nada de toda esta experiencia puede graficarse y contarse en unas líneas. Por suerte, la tecnología se hace amiga para compartir el enlace y poder escuchar a este grupo de voces femeninas apostando a una experiencia poética y vital: 

Las voluntarias del Hospital Piñero: Dora Gilbert, Norma Escudero, Magda Mejía, Susana Martínez, Cecilia Víctor, Susana Carranza, Cecilia Panero y  Daiana Batista.

La bibliotecaria del Hospital Piñero: Liliana Toloza.

Mediar Lecturas en Salud en Contexto de Pandemia:

https://www.youtube.com/watch?v=imgB6o3EP9k


Y siempre presente, el equipo que lleva adelante el curso Otras maneras de contar que en su 4° edición -en 2021- comenzará siendo virtual y en el que participarán, como siempre lo han hecho tan generosamente, referentes de la literatura infantil y juvenil, de la narración oral y la mediación lectora:

Ángeles Delgado, Trabjadora Social del CeSAC N° 24.

Marisol Mancini, Trabajadora Social del Hospital P. Piñero.

Mariana González, Musicoterapeuta del Hospital Piñero.

Karina Podestá, Trabajadora Social del Hospital P. Piñero.

María Laura Fernández Vecchio, Trabajadora Social del Hospital P. Piñero.

Verónica Moreira, Trabajadora Social del CeSAC N° 20




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