LISPECTOR DESNUDA CLARICE

Seguimos con las reseñas de Clarice Lispector en el #LaboratorioLIJ, aunque el autor, Juan Serafini, nos aclara dos cosas: que no es #LIJ, y que no es una reseña. Compartimos, entonces, esta “reseña no reseña” de “La hora de la estrella”. Les va a gustar.



Por Juan Serafini*


Desnuda toda, todo. 

Desnuda me. 

Desnuda vacío, no escribe. 

Desnuda lleno, no escribe. 

Desnuda soledades. 

Desnuda que es un narrador, hombre, él. 


Al desnudarse ella, nos desnuda y nos vuelve locos. 

Nos ve. 

Te ves. 

Se ven.

Me veo. 

Veo, veo, ¿Qué ves? Una cosa, ¿Qué cosa? Maravillosa. ¿De qué color? Color, color... lloro. Como Macabea que “siempre se llueve”.

Me parece no entender, pero entiendo, como Maca: porque sí. 

Escribí como se te cante, nos explica sin hablar. Que se entienda lo que se entienda, ¿entendés? Pero no, sigue y sigue. Casi insistiendo, casi plomazo... pero no. Prácticamente sin ocupar espacio que moleste y molesta igual. Ocupando el todo del microorganismo tan todo como el sol, como un palito de yerba. 

“¿Así es como se escribe? No, no es acumulando; sí es desnudando. Pero tengo miedo de la desnudez, porque es la palabra final”.

No es una decisión fácil, pero ta’ bueno leerla. Alguien dijo que su escritura tenía efectos. Irreversibles, agregaría. 

“La hora de la estrella”.

Una mujer mínima, descripta por un narrador varón, inventado por una escritora hembra. Salvaje. No doméstica.

Un relato que comienza a mitad del libro, que se desviste lento pero una vez comenzado no nos deja y nos pregunta sin respuesta. 

Río de Janeiro chupándose los dedos luego de engullir un bombón de licor, el lugar del mundo donde no se necesita tapado de piel y una adivina adivinadora cambiará el rumbo de los hechos, o de las palabras. O no cambiará nada.

Clarice desnuda Clarice.

Lispector desnuda Lispector.

Yo me desnudo solito... pero también me dejo.


* Juan Serafini es maestro, clown, carpintero y cuenta cuentos. Nació en el año 1967 en el barrio de Palermo viejo, Buenos Aires, Argentina, y ha vivido en Valparaíso, Chile, San José de Costa Rica y San Cristóbal de las casas, Chiapas, México. En todos estos lugares se desempeñó como clown, cuenta cuentos, facilitador y co-creador de grupos de teatro del oprimido en comunidades de bajos recursos económicos.



La hora de la estrella
Clarice Lispector
Siruela, 2014.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

El crimen casi perfecto, de Roberto Arlt, Ilustrado por Decur

“Esa mujer”, de Rodolfo Walsh, por Ricardo Piglia

"El libro", un cuento breve de Sylvia Iparraguirre