Cuando San Pedro viajó en tren

En este mes que el Laboratorio de Análisis y Producción de LIJ dedicamos a las migraciones, compartimos la reseña de un bello cuento de Liliana Bodoc ilustrado por Valeria Docampo. Ambas autoras nos cuentan el viaje metafórico de todo un pueblo, en las valijas de un niño migrante.

 

Por Débora Pert*



El lector ve en la tapa un nene que mira por la ventanilla de un tren. Su mirada es triste. Está hecho un ovillo, como para protegerse. Al lado suyo, una señora (presumiblemente su mamá), duerme. El color sepia remarca ese ambiente de tristeza que se vive, pero… ¿por qué?


Al abrir el libro, se siente empatía con el protagonista, Nicanor, un chico de nueve años, que se convierte en la voz que relata las reacciones que la gente experimenta al viajar y dejar atrás el lugar donde ha nacido y se ha criado, para ir a otro, desconocido y al que por eso temen. Nicanor y su mamá abandonan el pueblo donde nacieron y se criaron y van a encontrarse con su papá que ha tenido que migrar en busca de una mejor situación económica.


Ante la tristeza de la partida, el guarda le dice a Nicanor que cuando las personas como él dejan un pueblo, se llevan en la valija todo lo que aman del lugar, por eso el tren va tan pesado. Nicanor vuelve a San Pedro cada verano, y ahora comparte los mismos viajes con su nieto. Eso sí, cada vez que sube, su equipaje pesa, porque lleva consigo a todo su pueblo

Cuando San Pedro viajó en tren narra una historia itinerante que retrata sutilmente los sentimientos que invaden a los pobladores de San Pedro cuando lo abandonan para ir a vivir lejos. El narrador focaliza el efecto y las reacciones que las personas experimentan cuando viajan y dejan atrás el lugar donde han crecido para dirigirse a un espacio nuevo, probablemente agresivo (“la ciudad de los grandes dientes”). El lector, ni bien abre el libro, experimenta empatía hacia el protagonista que vive esa situación. Nicanor cumple nueve años cuando San Pedro cumple ciento diez. Un pueblo que está cansado y se va quedando sin gente, gente que busca “suerte en otros sitios”. Es lo que ha hecho el papá de Nicanor, que como todos los que deben migrar en busca de trabajo y mejores condiciones de vida, partió y, al poco tiempo, quiso que su familia lo siguiera. Y así, el niño y su mamá, Ofelia, toman el tren con rumbo a la gran ciudad que le está robando a San Pedro sus habitantes. Para irse deben enfrentar un viaje largo, triste. A la manera de los héroes en los ritos iniciáticos, Nicanor hace un viaje que tendrá repercusiones en su vida futura, ya que deberá enfrentar cambios mientras crece y se adapta e integra a un medio urbano totalmente diferente de aquel del cual proviene. Aun de manera metafórica, ese viaje será para él el inicio de una vida nueva en la que muchas de las cosas aprendidas le servirán para resolver los problemas que se le presentarán en el futuro mientras transita hacia su vida adulta. Durante la noche, mientras todos los pasajeros duermen, Nicanor camina hacia la locomotora que “…era el lugar más alejado de San Pedro” y allí, durante la conversación que mantiene con el guarda, hallamos la clave del relato en sus palabras: “De tanto en tanto viajan personas que, como tú y tu madre, son personas que llevan… ¿Sabes que llevan? ¡Llevan su pueblo entero como equipaje!”. Y así lo hizo Nicanor, cada vez que viajó a su pueblo, a pesar del transcurrir de los años, llevaba el río, los campos sembrados, amaneceres enteros, un sol, un cielo…

La trama narrativa se organiza en torno a dos momentos: el viaje de ida de Nicanor y su madre a la ciudad, y el reiterado regreso de Nicanor con su nieto para pasar los veranos en San Pedro. La vida pasa entre esos dos momentos, una vida que el lector imagina llena de vivencias, pero también repleta de nostalgia por el lugar de origen. En esta obra el texto lingüístico, elaborado con una maravillosa prosa poética, narra lo esencial poblándolo de inolvidables recursos retóricos: imágenes sensoriales, metáforas, animismos, oxímoron, personificaciones, comparaciones. Luego de la conversación con el guarda, el lenguaje verbal cede su espacio a las ilustraciones de Valeria Docampo, que hablan por sí solas de momentos significativos del crecimiento de Nicanor que él siempre llevó consigo, que lo acompañaron incluso en sus viajes, después de cinco, diez, veinte… cincuenta años. Al dibujar el paso del tiempo crece el personaje, crece la historia y el tono sepia se vuelve de color. Las ilustraciones crean un clima acogedor, de nostalgia, y se amalgaman a la escritura casi como en un diálogo.


* Débora Pert es narradora de cuentos. Coordinadora del Sector Infantil y Juvenil en la Biblioteca Popular Sudestada. Coordinadora del Rincón de Libros en la ONG Leamos un Libro. Escribió “El ovillo de Ariadna”, publicado por la Editorial Muchas Nueces.



Cuando San Pedro viajó en tren

Liliana Bodoc. Ilustraciones de Valeria Docampo

Editorial SM, 2008.

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