Postales de la Biblioteca infantil “Juan P. Garrahan”
Seguimos con el desarrollo del tema del mes: las bibliotecas y las/ los referentes, que desde estos espacios promueven la lectura. En este caso, María de los Ángeles Iervolino nos presenta algunas "postales" de su trabajo en la biblioteca del Hospital "Prof. Dr. Juan P. Garraham".
Por María de los Ángeles Iervolino
Ellos, sus familias, sus vidas, lo cotidiano, de pronto, se puso patas arriba. Pero…. En ese pequeño lugar de la biblioteca, encuentran un espacio de calma, de alegría, de entretenimiento, de placer que los convoca a soñar cada vez que pueden hacerlo. Sometidos a procedimientos que asumen como amenazantes, destructores, por medio de la fantasía del cuento, y con su imaginación, los niños y las niñas hospitalizados “viven” como el personaje de la historia, todas sus penalidades y contratiempos, pero, como le ocurre a éste, sueñan con un final victorioso.
Testimonios de los padres y las madres acerca de la experiencia de sus hijos e hijas en la biblioteca del hospital.
“Siempre soñé con un mundo lindo de verdad, pero nunca es como queremos. En estos momentos lo único que sueño es que mi hija sane y que gracias a los libros de cuentos volví a ver el mundo diferente. A mí me devuelve un sueño que perdí, pero creo que soñar con todo lo que me está pasando nunca lo imaginaría. En estos momentos no son muchos los sueños, pero nunca hay que perder las esperanzas. Gracias a los libros que me han devuelto lo sueños”… (Sonia, la mamá de Nicole).
“Mi nombre es Karina, tengo treinta y seis años y una hija que hace cuatro meses está internada en terapia intensiva y quiero contar lo que para nosotras significan los libros. Mi hija entró a terapia con un cuadro de neumonía que luego se complicó. Los médicos me dijeron que ella escuchaba todo lo que se decía y es por eso, para que no notara la tristeza de mi voz, que decidí leerle. Y así todos los días cuando la sedación era mínima viajábamos a otros lugares con libros, como el imperio de las cinco lunas que te enseña a luchar y a no rendirte, cuentos con montañas y bosques, en donde el amor, el coraje y la valentía pueden superar todas las pruebas y muchas más, y así pasaron tres meses. Hoy mi hija se acuerda de todos estos cuentos y me dice que la ayudaron para salir adelante, a no rendirse, y que en esos momentos ella se sentía alejada de los ruidos de los aparatos y se transportaba a esos lugares que yo, incansablemente, noche tras noche le acercaba. Hoy sigue en terapia, pero, aunque está ya despierta, y charlamos mucho, todos los días a las doce en punto de la noche se les prohíbe la entrada a los enfermeros y a los médicos a su habitación, porque es e es el momento en que las dos nos transportamos fuera de las paredes a mundos maravillosos que nos esperan a las dos y a los que sólo se puede viajar a través de los libros…donde todo es posible, lo malo se vence y las dificultades más grandes se superan. Así es como nos conectamos a través de los libros, de las historias y es así como n os permitimos cada noche soñar junto a tantos héroes que se puede salir adelante”... (Karina, la mamá de Corina).
“Para una bibliotecaria única que me levanta el ánimo y me hace olvidar de todo lo feo que me pasa y además es “el amor de mi vida”. Gracias por ser como sos. Gracias por soportar a este pesado. Te quiero mucho” (Fernando Cáceres, paciente de 17 años. Hoy, trasplantado de hígado, tiene una gran banda musical en su Córdoba natal Ya es un hombre).
Algunos testimonios más…
"A él le encanta que lean los cuentos. Se pone más atento cuando se lo leo, diferencia los colores y los dibujos de los cuentos, y sabe la hora de la maestra de los cuentos porque ella le entiende a mi hijo y todos los días le lleva distintos y yo la madre estoy de acuerdo…Francisco me pregunta por la maestra y le dije la maestra no viene fin de semana porque a él le gusta que le lea el cuento que a él le gusta, porque la maestra es una amor porque reentiende a mi hijo. Yo soy la madre estoy de acuerdo con la maestra María de los Angeles. Gracias y un beso" (Mamá de Francisco).
"Cuando le cuento un cuentito a mi hijita Milagros, observo sus ojitos grandes y brillosos me doy cuenta de que la lectura la transporta a un mundo mágico, lleno de alegría, de felicidad, de hadas, de flores y pájaros, de mundos hechos de dulces, de chocolate y quizás la haga olvidar por un ratito los pinchazos, las sondas, aunque sólo sea por un ratito, aunque quizás ella mucho no me entiende, yo le cuento y aunque pareciera que le hablo a las paredes yo sé que mi hija con sus ojitos, viendo mis labios moverse contándole un cuento me entiende. Por eso la lectura es para mí aparte de aprender, conocer, es alegría para mi hijita y quizás sea poco, pero para mí es demasiado ver a mi hijita feliz. ¡Gracias!" (Lorena mamá de Milagros).
“Leer es un placer, es un deber, es un consuelo, es un refugio, es un calmante para los nervios destrozados”… (Carmen, mamá de María Lourdes).
La historia de Arturo
Arturo, fue un pequeño titán. Desde pequeño estuvo en hemodiálisis, hasta que a sus quince años llegó el tan esperado riñón. Hoy es un lector empedernido, un escritor increíble de quien tengo muchos cuentos guardados como tesoros. Hasta aprendió a tocar el violín con su profe de Música.
Ya tiene veinitrés años y sigue cada día con nuevos proyectos e inquietudes. A continuación transcribo para ustedes un poema que me regaló a la edad de once años para el día del bibliotecario.
La biblioteca es un gran alboroto
En los libros, la infancia
En el cielo la imaginación
En una rima, un párrafo
Y en el párrafo una nubecita
Que dice adiós.
Toda mi imaginación está en mi mente
Un jardín con flores,
Los pájaros vuelan encima de todos los libros
Un ángel los cuida, para que yo lea
Y lo guarde en mi imaginación.
Feliz día María de los Ángeles de Arturo, Formosa.
El trabajo en las terapias
Mi querida Domi, con su corazón artificial a cuestas, disfrutaba salir de su terapia coronaria para pasar algún rato en la biblioteca. La acompañaban sus papis, alguno de sus médicos pero ella era feliz. Su mundo se escapaba de esas paredes frías y del dolor, a través de las historias.
Su nuevo corazoncito latió hasta los dieciséis años y ya no pudo seguir. Brilló en todo lo que se propuso. Dejó una marca imborrable entre todos los que tuvimos el placer de estar cerca de ella de una manera u otra.
Brian, qué decir de “mi negrito”. Desde el año vivió en la terapia intensiva del Garrahan por una enfermedad neuromuscular. Trabajábamos a diario, con los cuentos, los títeres, elemento que adoraba y muchas veces en los talleres con profesores de diferentes asignaturas en la biblioteca ya que tenía permitido asistir cuando se encontraba bien.
Era su lugar en el mundo. Se integraba con alegría a las actividades que siempre adaptábamos a sus posibilidades.
Su cuerpo invadido llegó hasta sus veintidós años. Pero su alma forma parte de mi corazón.
Taller para mediadores de lectura
¡Cuán distinto sería el resultado de plantear a un grupo de mediadores si hoy les pidiera realizar este taller que titulaba “Cuentos con barbijo”! La idea era que ellos vivenciaran qué les pasaba a los niños internados que tanto tiempo debían tenerlos puestos y sumaba la inmovilidad de su mano útil. El puntapié inicial, el cuento de Angeles Mastretta “Mujeres de ojos grandes” y luego por grupos plasmar en dibujos o palabras lo que habían experimentado. Los resultados, sorprendentes.
Estos talleres los di hace muchos años, cuando nadie imaginaba lo que nos tocaría vivir hoy. Pero ellos… siempre lo supieron…lo vivieron… se reinventaron en el hospital para dar lo mejor.
Son tantos y tantos los recuerdos del paso de cada uno, que tratar de contar todo es interminable.
Para cerrar estas postales que dan cuenta de tantos años de trabajo, me parece bueno recordar a Laura Devetach cuando dice: “Todos necesitamos leer y que se nos lea bien, con conocimiento y pasión. Un verdadero derecho humano”.
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