La actualidad de Moby Dick a 170 años de su primera edición

Herman Melville dejó su huella a través de Moby Dick o La Ballena Blanca. Su viaje hacia las profundidades del ser humano sigue hoy vigente, 170 años después.

El pasado 18 de octubre, Moby Dick –la obra maestra de Herman Melville– cumplió 170 años desde su primera publicación, en Londres. El 14 de noviembre cumplirá la misma edad, pero desde su primera publicación en Nueva York. “Llamadme Ismael” es la frase que da inicio a una aventura hacia las profundidades del océano y del ser humano.

El genial Melville se inspiró en el naufragio del ballenero Essex del año 1820, a 3.700 kilómetros de la costa chilena, luego de ser embestido por un cachalote. A partir de una narrativa en primera persona (y por momentos en tercera), de escenas teatrales, de un manual de biología cetácea, hizo una historia maravillosa. De una novela atravesada por el mal y la venganza, así como por la amistad y la misericordia, hizo un canto a la vida. Emocionan los paralelismos entre el océano, el hacerse a la mar, las partes de la ballena y el ser humano, con sus búsquedas, sus pasiones, las miserias y grandezas de su corazón.

Quienes leyeron esta obra, probablemente lo hicieron gracias a largos viajes yendo a su trabajo, en largas vacaciones, en largos meses de embarazo… Lo que fuera, pero “largo”, como lo es la novela, que comienza con la etimología de “ballena” y prosigue con 80 citas extraídas de distintos textos en los que se nombra a este animal.

Portada de la primera edición de Moby Dick o La Ballena Blanca

“Aun siendo salvaje, y tan horriblemente marcado el rostro –al menos para mi gusto–, su expresión, sin embargo, tenía algo que no era en absoluto desagradable. Es imposible esconder el alma. A través de todos sus fantasmagóricos tatuajes, yo creía ver las huellas de un corazón sencillo y honrado; y en sus grandes ojos profundos, ferozmente negros y valientes, parecía haber muestras de un espíritu que se atrevía contra mil diablos”, nos cuenta Ismael sobre Queequeg, quien sería su fiel compañero en la travesía en altamar, a bordo del barco Pequod. La herencia de Melville es este espíritu inclusivo, de aceptación del otro tal como es, de trascender las diferencias.

Herman creció en el marco de un calvinismo estricto, al igual que Ismael, quien se declara “un buen cristiano: nacido y educado en el seno de la infalible Iglesia presbiteriana”. Sin embargo, a través de Moby Dick podemos percibir su experiencia de un Dios abierto y misericordioso, cuya voluntad es que la persona ame al prójimo como a sí misma y hacer por el otro que le gustaría que hicieran por ella. Por eso, Ismael se ofrece a acompañar a Queequeg en su momento de adoración a su ídolo, entendiendo que ese es el mejor modo de, también él, rendir culto.

Moby Dick y algunos de los tripulantes del Pequod en un bote

Herman Melville nos invita, a través de cientos de páginas –que a él le tomó un año y medio escribir–, a bucear por las profundidades del corazón humano, por medio de distintos personajes que nos harán conectar con nuestra inocencia, deseo de venganza, compasión, impotencia y redención.

Dos curiosidades sobre la historia de la ballena más famosa del mundo

Moby Dick ha inspirado a los fundadores de una de las más grandes cadenas de tienda de café, que se declararon fanáticos de Starbuck, uno de los tripulantes de esta aventura.

El conocido DJ estadounidense Moby lleva su nombre en honor al cachalote. Herman era el tío bisabuelo de este artista, por lo cual comparten el apellido, en tanto que su nombre real es Richard Melville Hall.

Fuente: www.mdzol.com

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