Karina Echevarría: “Los jóvenes suelen ser lectores empáticos. No miran para el costado como sí hacemos los adultos”
Comenzamos la segunda parte de la entrevista con temas personales: el trabajo de Karina Echevarría como Docente y su carrera, en paralelo a la edición, como escritora. Luego volvimos a las cuestiones editoriales. Karina nos habló de cuestiones muy macro, como la concentración de empresas editoriales a nivel mundial, que ha afectado a Estrada y a Puerto de Palos, y cuestiones muy locales, como el concurso literario que organiza el Grupo desde 2017 y que ha ido cambiando de formatos y expectativas a lo largo de estos 5 años. Finalmente, nos hizo un hermoso recorrido por las novedades y proyectos. Un placer.
Karina Echevarría: No, un profesorado de niveles Inicial y Primario. Doy Didáctica de las Prácticas del Lenguaje, Literatura infantil y un Taller de escritura.
MM: Qué bueno, porque ahí das pelea con los futuros docentes, para que sean lectores.
KE: Sí, en realidad, el taller de primer año, en el que están juntos Inicial y Primaria el trabajo es con ellos, es “Ustedes lean”. Después vamos a ser maestros, a enseñar a leer, a promover la lectura, pero ahora lean ustedes. Trabajamos mucho el tema del recorrido lector propio. Les metemos a Laura Devetach de prepo, y que cada uno haga su propio recorrido. Porque quien no tiene recorrido no puede después andar convidando.
MM: ¿En dónde es?
KE: En Munro.
MM: ¿Y llegan leídos los futuros docentes? ¿O con poca lectura?
KE: Hay de todo. Nosotros trabajamos con una población de clase media, muchas chicas jóvenes, (digo “chicas” porque la mayoría son mujeres) que salieron del secundario, formaron una familia, tuvieron hijos, pasaron los años, y ahora, con los hijos un poco más grandes, dicen que querían ser maestras. Para mí es una delicia, porque acompañar que se retomen ese tipo de vocaciones y de trayectorias es maravilloso. Hay mucha fuerza de voluntad, mucha decisión, y te das cuenta de cómo cambia la mirada de ellas sobre la educación de sus propios hijos. Con el taller, a principios de año fuimos a la Feria del Libro, y más de una vino con el marido y los hijos. Y se llevaron un libro cada uno. No fue sólo la formación de ellas. Sino ver cómo se contagia eso a la familia, a los hijos y a los propios alumnos. Es maravilloso.
MM: Sos escritora. Nosotros en Amauta (acá está Jorge), lo sabemos de cerca. Te hemos editado…
KE: Ustedes lo saben más que nadie.
MM: ¿Te has editado en Estrada o en Puerto de palos?
KE: No; esa fue una de las condiciones. Porque cuando entré a trabajar, que el director era Carlos Silveyra, lo primero que le dije era que yo escribía y que quería saber si iba a poder seguir escribiendo. Y me dijo: “Sí, pero acá no “. Perfecto. Acepto las reglas del juego, pero puedo seguir escribiendo afuera.
MM: ¿Y no ven mal que estés escribiendo para la competencia o que publiques en otro lado?
KE: Supongo que no; yo no pregunto mucho. Fue el acuerdo inicial, supongo que cuando el acuerdo cambie me lo comunicarán.
MM: Digo porque me parece que Gustavo Roldán, Laura Devetach, para nombrar solamente a los que nadie va a ponerles un manto de duda, Adela Basch, Graciela Montes, se han editado a sí mismo, en Colihue, en Del Quirquincho, en Abran Cancha… así que ¿ por qué Karina Echeverría tiene que dejar de editarse? Realmente…
KE: Creo que ahí entra la propia seguridad personal. Yo necesito un lector, necesito que alguien me lea y me diga “esto no”, o “esto sí”. Necesito un editor. No me editaría a mí misma.
MM: Está bien. Con esto de necesitar lector, ¿leés vos sola para las dos editoriales? ¿O tenés un grupo de gente trabajando?
KE: No, Mario. ¿Querés venir a trabajar conmigo, por favor? (Risas).
MM: Vos sabés que yo soy bastante mercenario. Si hay un dinero podemos conversar.
KE: La verdad es que el equipo de Literatura de Estrada y Puerto de Palos es un monoambiente. Por supuesto, en momentos así, en el que salen entre diez y doce títulos en el año, tengo la posibilidad de leerlos y elegirlos todos yo. En algún momento en que no he podido, o cuando hacemos el concurso, contratamos personas externas, que sean probados lectores, que nos den un informe y que nos digan su opinión. Por eso estoy tan atrasada con las lecturas. Algunos de los que están acá lo saben. No voy a decir más. (Risas).
MM: Ya entendimos. Diez o doce títulos al año. ¿Se dividen?
KE: En teoría tendrían que ser mitad y mitad cada sello. Siempre la idea es la de no perjudicar a ninguno de los dos, porque hoy en día son una misma editorial, porque Estrada y Puerto de Palos se fusionaron en agosto de 2021, (y Macmillan también), bajo el nombre comercial de Editorial Estrada. Hoy en día, si comprás un libro de Cántaro, vas a ver que en el copy dice “Editorial Estrada”.
MM: Ah mirá, no lo sabía.
KE: Sí: Esta fue una cuestión de unificar tres empresas, porque administrativamente era muy complejo. Todo lo que se hace a nivel administrativo, como el balance comercial, se hacía con las tres empresas. Para simplificar ese trabajo se hizo una fusión. Hoy en día todo es Estrada. Pero si el día de mañana los dueños de Estrada quieren vender el sello Cántaro, nosotros no podemos perjudicar lo que es el fondo editorial, el catálogo. Entonces tratamos de llevar pareja la cantidad de títulos que se publican en cada sello. A veces no me sale, porque puede ser un libro que es “muy Cántaro”, y tiene que ir ahí. Y entonces, al año siguiente trato de hacer un poco más del otro. Pero la idea es que vayan parejos.
MM: Y la gente de Macmillan, los ingleses y demás, ¿tienen alguna injerencia? ¿Hay un ida y vuelta, un control?
KE: En realidad acá viene otra vuelta más de la oreja, porque a Macmillan lo compró Springer Nature, que es un grupo alemán. Así que somos alemanes ahora. Los científicos conocen a Springer, porque es una revista científica muy importante. Y la revista Nature también es de publicación científica. Se unieron y ese mismo grupo compró a Macmillan Education que a su vez nos había comprado a nosotros. Esto es como un pez grande que se va comiendo al más chico. Así que somos alemanes. Volviendo a tu pregunta, hay una supervisión, una bajada de línea en cuanto a los valores de la empresa, hay una política anti soborno muy fuerte, que a nosotros nos impide hacer cierto tipo de reuniones o de acuerdos comerciales. Pero no hay una injerencia en los contenidos. En los libros, no. Y por supuesto, nosotros como unidad de negocios tenemos que ser autosustentables. Salvo catástrofes como la que atravesamos en 2020, nuestro balance no debería dar pérdidas.
Laura Gutman: Comercialmente, esa política del pez más grande que se come al más chico, ¿a quién beneficia y a quién perjudica?
KE: No lo sé, pero esto en lo editorial pasa todo el tiempo. Ha pasado con otros sellos. Son grupos editoriales que compran editoriales más locales, y van diversificando sus inversiones. En ese sentido, nosotros funcionamos como una pyme, más la mirada de una empresa más grande que es la dueña. Que no nos pide más que respetemos ese sistema de valores que dije, cierta normativa internacional en cuanto a lo sustentable, o esas cuestiones, pero después no tiene mayor injerencia. Al trabajar con las escuelas nosotros nos guiamos directamente por los contenidos curriculares, y ellos no intervienen.
LG: ¿Con la elección de los autores tampoco?
KE: No, tampoco.
MM: Mencionaste al concurso. Por ahí soy yo, que estoy poco leído, pero ¿no le falta un poco de promoción a este concurso? Porque ya no quedan. El concurso Barco de vapor no está más, no sé si sigue existiendo el de Sigmar… Cuando Franco, que sé que estuvo en el jurado, me habló del concurso, yo no sabía que existía. ¿Cuál es el objetivo? ¿Cómo se llama? ¿Qué pasa que no lo conocemos más?
KE: La primera versión del concurso que hicimos era solo para Aldea Literaria. Para esta mirada que queríamos tener sobre autores argentinos. Pensamos un concurso de novelas para jóvenes de tema abierto. Ése fue el primer concurso, en 2017. Decidimos hacer otro dos años después, no tenemos estructura para sostener un concurso todos los años. Ni publicamos tanto como para decir que podemos ir publicando todo lo que leemos. En 2019 fuimos con el concurso y Comercial me dijo que no fuera solo para jóvenes. Y como justo eran los ciento cincuenta años de Estrada decidimos que ese año el concurso fuera para Estrada. Para los tres Azulejos: Azulejitos, Azulejos naranjas y Azulejos Rojos. Primer ciclo, segundo ciclo y final de primaria. Y ya después decidimos ir con un concurso uniforme, porque si no, no era ni chicha ni limonada. Decidimos ir con un concurso que fuera para cualquiera de los dos sellos, el Más que Lectura, para cualquiera de las colecciones o la segmentación etaria. Hicimos dos categorías similares a las que hacen las demás editoriales, y de acuerdo a los textos veíamos en qué colección se publicaba el ganador. Dependía de lo que saliera. Nosotros lo promocionamos en nuestras redes, en una página de concursos que es escritores.org que reúne todos los concursos de escritura del mundo, en castellano. Después me ha pasado de gente que me dijo que no se enteró, pero hace tres meses que estamos publicando, y nos parece que llegamos a todo el mundo, y evidentemente no. Así y todo tuvimos casi doscientos textos para leer. Así que no sé si nos conviene promocionar mucho más, porque no vamos a dar abasto con la lectura. La idea es hacerlo cada dos años. Así que el año que viene haríamos la convocatoria.
MM: La última ganadora fue una chica, ¿no?
KE: Sí, Virginia Beccaria Canelo. Canción de molino y noche.
MM: Me mandó el libro, me gustó mucho. Franco ya me había dicho que era muy buena. Ya había leído otro de ella, que me dejó en la Feria del Libro, de buena onda nomás, y me encantó.
KE: Es una historia muy linda, atrapante. La verdad es que nos gustó mucho cuando la leímos. Enseguida destacó, incluso en las lecturas de pre selección. Quedó entre las finalistas y por decisión del jurado quedó como ganadora.
MM: ¿Sos parte del jurado, Karina?
KE: Yo soy el tercer miembro. Decido en caso de empate. El jurado eran Franco, Ana Lucía Salgado, y yo. Eso lo hemos ido cambiando. El único que repetimos es Franco. Porque se engancha.
MM: Bueno, contanos un poco de las novedades de este año. Sé que hay reediciones de libros que nos gustan y novedades puras. ¿En qué andan? ¿Cuáles son los proyectos?
KE: Voy a compartir pantalla con nuestra página en la parte de novedades. Nuestra página es Más que lectura. Ahí juntamos todo lo que es literatura. El proyecto de la página web surgió hace unos años, con una consultoría que tuvimos con Roberto Igarza, que es especialista en esto de la comunicación educativa a través de Internet, de los medios y de lo digital. La propuesta era juntar todo lo que era literatura en una página, más allá de las páginas de Puerto de Palos, y de Estrada, en donde aparecen todos los libros de texto. Más que lectura reúne todos los textos de literatura de los dos sellos. Las últimas novedades tienen que ver sobre todo con el Mundial. Nosotros ya teníamos dos antologías de cuentos, una para chicos más chicos y otra para un poquito más grandes. Acá están los cuatro libros que tienen que ver con el Mundial. Hay dos que son novedades: El secreto de la pelota y El enigma Brandon. Las otras dos antologías, ya las teníamos y las estamos promocionando especialmente por el Mundial: Cuentos de fútbol para los más chicos y Cuentos futboleros para chicas y chicos.
Uno es Cuestión de técnica de Florencia Serpentini, una novela que se publicó en Aldea Literaria. Florencia logra una voz narrativa de adolescente muy auténtica, muy creíble. Lo leés y no decís que es un adulto haciéndose el adolescente. Te metés en el personaje por esa voz que logra. Ella ya había sido finalista en el segundo concurso nuestro, con otro libro, La orfandad de los muertos. Muy interesante, una novela coral en la que hay cinco personajes, que iban contando lo mismo, pero cada uno desde su punto de vista. En Cuestión de técnica, hay una chica que decide a mitad de la secundaria cambiarse, porque no le gusta la modalidad que está haciendo y elige una escuela técnica. Esa sería la historia vista desde lo argumental. Pero como trasfondo hay toda una familia de mujeres, (ella tiene dos madres), y todo eso va generando un intercambio entre los personajes sobre este cambio de escuela que también tiene que ver con un cambio en esta adolescente que está creciendo y tomando decisiones que tienen que ver con su vida, con su futuro.
Hay una historia familiar, a raíz de que sean dos madres hay una abuela muy enojada, y hay que ver cómo se recupera ese vínculo. Hay una tía cómplice que es la que le va a hacer las rastas, y que la acompaña en esta decisión que ella tomó. Y una prima que queda embarazada y tiene que afrontar algún tipo de decisión. Con la excusa de esta chica que tiene que afrontar un cambio de escuela aparece una situación familiar más que interesante. Está muy lograda. Después tenemos el primer libro de nuestro fondo de Marisa Potes, Soy un perro. Ella es marplatense como vos. Había escrito para el concurso, su novela también quedó finalista. Es una novela para chicos en la que la historia la cuentan los perros. A partir de este punto de vista particular, aparecen un montón de situaciones y actitudes muy humanas, pero desde el punto de vista de las mascotas. En este caso, de un grupito de perros que viven en una misma cuadra.
MM: Linda ilustración de tapa.
KE: Sí, es de Juan Manuel Tanco, que es un ilustrador de Jujuy que está con nosotros hace un tiempo y la verdad es que quedó muy linda, muy expresiva. Después, otra novedad, Jinete de las olas, una novelita de aventuras para chicos de Fabián Sevilla, de piratas, que salió en Azulejitos. Con ilustraciones de Walter Laruccia, que tiene un estilo un poco Disney; es una novela muy divertida, que nos gustó mucho y vamos a ver cómo le va. Tenemos un libro de Sebastián Vargas, “heredado” de SM. Es una alegría tener a Sebastián en el catálogo; hace tiempo que lo venía leyendo, pero no se pueden andar robando autores. La maldición del arribeño es un libro que me encanta por el desafío que implica para el lector. Esto de dirigirse al lector y decirle que no haga tal cosa me parece fabuloso.
Por supuesto, la primera vez que lo leí le hice caso en todo. Soy una lectora muy obediente, pero estoy segura de que los chicos no le van a hacer caso, y eso es lo más interesante. Y como trasfondo, las guerras de independencia, que es un tema muy escolar. Yo no le pido a un autor que me escriba un libro sobre las guerras de la independencia, pero cuando me aparece un libro en el que las encuentro como trasfondo, sé que es un libro que los docentes van a querer en las aulas. Y sobre todo porque más allá de ese trasfondo, hay una trama interesante de amistad, de traición, de desconfianza… Porque la traición puede ser muy obvia o puede generar un movimiento de desconfianza que va in crescendo. Excelentemente narrado: felices nosotros de tener La maldición del arribeño en nuestros Azulejos Rojos. Por acá está La lista, de Verónica García Ontiveros…
MM: Claro, que estuvo hasta hace un ratito con nosotros. Ese lo leí cuando era un original. Me gusta mucho.
KE: Sí. De hecho, sabés que te lo dedicó, ¿no?
MM: Sí, por supuesto. Me dio mucho orgullo.
Sebastián Vargas: La lista es buenísimo, y Geometría de la manzana también. Fueron dos libros que cuando fue el Destacado estuvieron muy cerca de recibirlo.
KE: Geometría de la manzana es un libro precioso, de Elizabeth Bentsson, que lamentablemente falleció en febrero. Una novela preciosa y un desafío, porque ya la numeración de los capítulos a mí me partió la cabeza, y a la diseñadora casi le provoca un infarto.
SV: Tenés un capítulo 1, después otro capítulo 1, después 2, después 5, después 8, 13, 19, y en los últimos capítulos. Números de seis o siete cifras.
MM: ¿La escritora era matemática?
SV: Sí, esa la secuencia que siguen muchas cosas en la naturaleza. Las cosas que son en espiral en la naturaleza siguen la secuencia de Fibonacci.
MM: Creo recordar algo en Crímenes imperceptibles, de Guillermo Martínez, en el que habla de Fibonacci.
SV: Más allá de la numeración de los capítulos es una novela juvenil preciosa.
KE: Sí, aparece el diálogo intergeneracional, las familias peleadas, habla de la enfermedad del padre, de cuando un adolescente tiene que hacerse cargo de cuidar a su padre o a su madre por una cuestión de enfermedad. Es una novela preciosa, sí.
MM: ¿Tiene otras cosas publicadas esta autora? No la había oído nombrar.
KE: No lo sé.
SV: Yo tampoco.
KE: Era docente. Vivía por acá, por Boulogne. Me acuerdo de que cuando salió dije: “¡Es una vecina!”. Después, entre las novedades, El zorro, zorro andaba, son obras de títeres de Patricia Suárez. Para teatro Patricia es lo más. Y cada obra está basada en un cuento popular de algún cuento originario. Por ejemplo, hay un cuento popular wichi y ella lo convirtió en una obra para títeres. Más allá de que los textos son hermosos, desde lo escolar me parece aprovechable desde todo punto de vista. Porque tenés teatro, tenés literatura popular, tenés pueblos originarios, tiene muchas posibilidades de abordaje. Por supuesto, yo no le pedí a Patricia que hiciera esto. Ella me presenta textos y cuando lo veo me doy cuenta de que esto es para nosotros, éste libro lo veo en una colección de Estrada.
MM: Qué bueno. Y el ilustrador es Leo Arias.
KE: Si, en un estilo que no suele ser el de él. En el catálogo hay un PDF con las primeras páginas de cada libro. Nosotros le decimos al docente que chusmee un poco y por supuesto, que le pida al promotor que le lleve el libro.
MM: Me faltan las novedades. ¿Qué se está cocinando?
KE: Lo que acaba de salir es Soy un perro y Cuestión de técnica. Lo que nos queda de acá a fin de año es nada. Hay dos libros que están cerrados, pero en imprenta. Uno es una novela que también salió finalista del concurso, de Guillermo Tangelson, que cuenta la historia de una chica con ELA. Muy linda novela, muy bien trabajado el tema, que a mí personalmente me llega muchísimo, y que no hubiera podido hacer si no estuviera tan bien trabajado desde la escritura. Con Guillermo trabajamos mucho, y me parece que es un texto interesante para que lo lean los jóvenes. El tema de las enfermedades no frecuentes cada vez cobra más difusión. Pero además está esta cuestión de que “me puede pasar a mí”. Me parece que eso está bueno y que los jóvenes suelen tener empatía con eso. No miran para el costado como sí hacemos los adultos. Los pibes enseguida piensan que les puede pasar a ellos. La novela quedó muy linda, con tapa de Romina Pereira, y está esperando su lugar en la imprenta. Y el último texto que estamos terminando, estamos trabajando en la ilustración, pero les puedo anticipar, es un Azulejos Naranja, de Oche Califa. Son una serie de cuentos, y cada uno transcurre en algún parque nacional. Fue una propuesta de él, un trabajo que ya tenía realizado. Me acercó los textos y era muy escolar. Va a haber un docente que va a saber sacarle el jugo al libro. Los cuentos están muy logrados, muy bien, recuperan ese tono de lo popular. Algunos me hacen acordar mucho a los cuentos de Gustavo Roldán, por ese tono de los animales dialogando entre ellos. Además, recupera mucho del paisaje autóctono, de la Argentina. En ese sentido me parece súper escolar. Lo va a ilustrar Lucas Orueta, que es un ilustrador argentino, porteño. Así como hay otro ilustrador de Jujuy… Lo bueno de la virtualidad es que nos ha permitido abrir estas posibilidades. El ilustrador no tiene que venir a la editorial. Entonces, ¿por qué tendría que vivir cerca? Los contratos pueden viajar perfectamente por correo, se puede buscar otra manera y eso nos abrió el panorama para buscar muchas posibilidades. Hasta ahora, eso. Y la editora, empezando a leer para el año que viene.
MM: ¿Va a volver Estrada a la Feria del Libro?
KE: No lo creo. No está en las prioridades de la empresa. Para nosotros, como para todas las editoriales resultaba muy caro, y además coincide con la época de mayor promoción. Cuando necesitamos que los promotores estén en las escuelas. Designar personal para que esté en la Feria es quitar promotores de las escuelas. Y por los gastos del stand en relación con las ventas, no cerraban los números. Esa decisión se tomó en ese momento, aunque fue en otra dirección, porque había otra persona en la dirección general, pero no pareciera que por el momento fuera a modificarse.
MM: Bueno, yo abro acá al amable público por si hay alguna pregunta más que se les ocurra y quedó en el tintero. Incluso a vos, Karina, si hay algo más que quieras contar y no se nos ocurrió preguntarte.
Silvana: Yo quería hacer una pregunta comercial. ¿Hay promociones especiales por cierta cantidad de libros?
KE: Nosotros no hacemos venta directa. Esa es una de las cosas que nos pauta la casa matriz. Se supone que no debemos hacerla porque sería competencia desleal con los libreros. Trabajamos solo con distribuidores y libreros. Las distribuidoras pueden llegar a hacerle un descuento para la escuela. Pero tienen que hablarlo directamente con ellas, nosotros no podemos hacerlo. Lo que sí podés hacer es hablar con el promotor, que puede orientarte acerca de qué distribuidor te puede hacer el descuento. Averiguá por los promotores de la zona en donde está la escuela en la que vos trabajás y lo ves con ellos. Podés entrar a la página, pedir un promotor, decir de qué escuela sos. En caso de que no lo encontraras me avisás. Tenés mi mail y te pongo en contacto.
Silvana: Muchas gracias.
MM: Está bueno decir esto, que por ahí no se sabe. Lo de no puentear a las librerías en la venta directa está bueno. La gran mayoría de las editoriales no lo hace. Hacen venta directa. Son estilos de conducción.
KE: Tal cual. A veces da bronca porque pensás que estarías vendiendo un montón, pero es parte de las reglas del juego. A nosotros nos sirve que existan las librerías, y si queremos defenderlas, tenemos que facilitar las cosas. Nosotros podríamos hacer el descuento que le hacemos al distribuidor, pero fundiríamos a las librerías. Y no, no funciona.
MM. Bueno, Kari, muchísimas gracias por este rato. Un placer. Gracias, chicos y chicas.
KE: ¡Muchísimas gracias a ustedes! Me encantó, Mario.
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