Literatura y artes visuales, las virtudes del intertexto
Después de un enero en el que repasamos el vínculo entre la literatura y la música, proponemos recorrer este nuevo mes a partir de la relación entre la literatura y el mundo de las artes visuales en sus distintas expresiones. Para comenzar repasamos algunos fragmentos Cartas a Theo, ese valioso testimonio íntimo y revelador de Vincent Van Gogh, que complementa su obra pictórica y en donde expresa sus reflexiones acerca de los difusos límites del arte y sobre cómo impactan en él ciertas lecturas. Luego, y a manera de enlace con la temática del mes anterior, compartimos un fragmento de Crónica e iluminaciones, de Eduardo Berti, donde Spinetta cuenta de la influencia de Artaud y de las cartas de Van Gogh, en particular en "Cantata de puentes amarillos", quizás una de las más grandes creaciones de la historia del rock nacional.
Wasmes,
Junio de 1879:
No
conozco mejor definición de la palabra arte que ésta: "El arte es el
hombre agregado a la naturaleza, la realidad, la verdad, pero con un
significado, con una concepción, con un carácter, que el artista hace resaltar,
y a los cuales da expresión, "que redime" que desenreda,
libera, ilumina. Un cuadro de Mauve o de Maris o de Israels dice más y habla
más claramente que la misma naturaleza."
Wasmes, julio de 1880:
(…)
Ahora, ¿qué hay que hacer, debo considerarme como un hombre peligroso
e incapaz de cualquier cosa? No lo creo. Pero se trata de sacar por todos los
medios de estas pasiones un buen partido. Por ejemplo, para mencionar una
pasión entre otras, tengo una pasión más o menos irresistible por los libros y
tengo necesidad de comer mi pan.
(…)
He estudiado más o menos seriamente los libros a mi alcance, como la
Biblia y la Revolución Francesa de Michelet, y el invierno pasado, Shakespeare
y un poco de Víctor Hugo y Dikens y Beecher Stowe y últimamente Esquilo y
después algunos otros, menos clásicos, varios grandes pequeños maestros. Sabes
muy bien que en esta categoría se encuentran Fabritius o Bida.
Así, cuando uno vive absorbido por todo esto, algunas veces resulta
enojoso, fastidioso para otros y, sin quererlo, más o menos peca contra ciertas
formas y usos y conveniencias sociales.
La Haya, abril de 1882:
(…)
Mauve me reprocha haber dicho: «yo soy un artista», pero no me
retracto, porque es evidente que la palabra lleva implícita la significación
de: «buscar siempre sin encontrar jamás la perfección». Es precisamente lo
contrario de: «ya lo sé, ya lo he encontrado».
(…)
Por lo que puedo darme cuenta, no son los peores pintores los que
están a veces una semana o quince días sin poder trabajar. Hay algo que lo
explica, son precisamente aquéllos «que se juegan en el arte hasta su pellejo»,
como dice Millet. Esto no es un impedimento, y a mi parecer es necesario
cuidarse cuando hace falta. Si durante algún tiempo uno está agotado, pues se
repone y descansa, y así gana que los estudios se cosechen igual que el trigo o
el heno del labriego. En cuanto a mí, no pienso por el momento en descansar.
Arlés, marzo de 1888:
(…)
Estoy leyendo Pedro y Juan de Guy de Maupassant; es muy
bello, ¿has leído el prefacio, explicando la libertad que tiene el artista de
exagerar, de crear una naturaleza más bella, más simple, más consoladora en una
novela, después explicando lo que tal vez quisiera exactamente significar la
frase de Flaubert: el talento es una larga paciencia, y la
originalidad un esfuerzo de voluntad y de observación intensas?
Crónicas e Iluminaciones
“Pero quizá el tema que más impactó al editarse Artaud fue la “Cantata de puentes amarillos”. En el aspecto musical, podría definirse como una exploración similar a la del tema “Cristálida”, del álbum Pescado 2: “una canción con varias formas poéticas y varias formas musicales, agrupadas en módulos”. La diferencia, diría Spinetta alguna vez, es que “mientras los módulos de “Cristálida” se reiteran de modo rotativo, los de la “Cantata” son diferentes entre sí.
En
cuanto a la letra, estaba inspirada en cartas que el pintor holandés Vincent
Van Gogh (1853-1890) le escribiera a su hermano Theo. La correspondencia entre
ambos fue dada a conocer por la viuda de Theo tras la muerte de su esposo, y la
primera edición en castellano data de 1949. Spinetta tuvo contacto con el libro
que recopila estas cartas tras leer el ensayo biográfico que Artaud escribiera
sobre Van Gogh.
Una
lectura atenta de las cartas y la letra de “Cantata de puentes amarillos”
revela los puntos de contacto entre ambas obras. Numerosos párrafos escritos
por Van Gogh sirvieron como inspiración poética y - dice Luis- “despertaron imágenes en mí”. Por ejemplo:
a) Los “puentes amarillos”.
El único puente amarillo que puede
observarse en la obra de Van Gogh es un retrato del puente levadizo de Langlois, en Arles.
“He encontrado una cosa curiosa, como no lo haría todos los días. Es un puente
levadizo con un cochecito amarillo y un grupo de lavanderas”, escribe Vincent
el 20 de abril de 1888.
b) “Aquellas sombras del camino azul, dónde están/ yo las comparo con cipreses que vi solo en sueños”.
Los cipreses eran una de las grandes obsesiones de Van Gogh
como pintor. En un pasaje le confiesa a Theo:” Los cipreses me preocupan
siempre; quisiera hacer con ellos una cosa como las telas de los girasoles”.
Uno de sus cuadros más conocidos lleva por título “Camino con cipreses”.
c) “Mira el pájaro/se muere en su jaula” dice otro verso de la canción.
Escribe Van Gogh en una de sus cartas:
“Un pájaro enjaulado en primavera sabe poderosamente bien que hay algo para lo
cual serviría, siente poderosamente bien que hay algo que hacer, pero no puede
hacerlo. ¿Qué será? No lo recuerda bien:
luego, tiene que ideas vagas y se dice
‘los demás hacen sus nidos y tienen sus pequeños y los crían’; y luego
se golpea el cráneo contra los barrotes
de la jaula. Y la jaula queda ahí, y el pájaro está loco de dolor. ‘Ese es un
holgazán’ dice otro pájaro que pasa, ‘Ese es una especie de rentista’. Empero
el prisionero vive y no muere: nada aparece por fuera de lo que le pasa
adentro; está bien de salud, está más o menos alegre bajo los rayos del sol.
Pero viene la estación de las migraciones. Ataque de melancolía. ‘Sin embargo
–dicen los niños que lo cuidan en su jaula – tiene todo lo que necesita’. Pero
él sigue mirando afuera, el cielo hinchado, cargado de tormenta, y siente
dentro de sí, rebelión contra la fatalidad. ‘Estoy enjaulado. Y por lo tanto,
no me falta nada, imbéciles. ¡Ah, por piedad, la libertad! ¡Ser un pájaro como
los demás pájaros!’”.
Pero,
¿qué otras lecturas y que otras vivencias inspiraron la “Cantata” Spinetta
vuelve a expresar que desconocen los factores de la inspiración, mientras se
encoge de hombros.
-Alguna vez dije que muchas imágenes de
la “Cantata” parecen inspiradas en la matanza de Ezeiza, que ocurrió en junio
de 1973, en el exacto momento en que vos escribías la canción. Me refiero a
cosas puntuales como “en un momento vas a ver que ya es la hora de volver; el
camino y los puentes que bien podrían ser los de la autopista que conduce a
Ezeiza, donde se produjeron varios enfrentamientos; “con esta sangre alrededor
no sé qué puedo yo mirar”. Cuando expuse esta teoría, hace unos tres años, te
reíste en mi cara. Ahora vuelvo a la
carga…
-
Mirá, la “sangre alrededor”, es la sangre de la herida de la oreja de Van Gogh
y también la sangre de Heliogábalo cuando lo tiran en las letrinas de la
ciudad. Pero probablemente hasta la matanza de Ezeiza haya influido, aunque yo
no me dé cuenta – dice y de inmediato recuerda un episodio de aquella época -:
una de las cosas que me quedaron grabadas es cuando me llevaron en cana por
averiguación de antecedentes y vi un cadáver en el patio de la comisaría,
manando sangre. Un tipo de unos treinta años, tirado boca abajo sin siquiera un
manto, con un par de agujeros de bala y,
a su alrededor, una especie de lago de sangre. Esas cosas me marcaron, sin
dudas. Con esa sangre allí, ¿qué podía hacer? Yo me veía ahí, en el patio, cagándome
de frío, y me preguntaba: “¿qué hago acá, qué pasa?”
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