Néstor Montalbano: “Yo soy un tipo del que la crítica dice que soy inclasificable. Y a lo mejor tiene razón, qué sé yo.”

En esta segunda parte de la entrevista a Néstor Montalbano seguimos recorriendo su obra, desde Soy tu aventura, paso a paso hasta llegar a la actualidad. Seguimos riéndonos, aprendiendo y pasando, sin exageración, un momento inolvidable.



Laura Ávila: Tendrías que haber hecho un documental con cómo filmaron Soy tu aventura.

Néstor Montalbano: Tengo, tengo un backstage que algún día lo pueden ver, existe. Me acuerdo de una anécdota. A Luque no le gustaba cómo cantaba Luis Aguilé, que estaba cantando “Ven a mi casa esta Navidad” con la guitarrita. Entonces, yo le hago el plano a Aguilé, pero los tengo a Luque atrás y a Capusotto en el medio. O sea que Aguilé me canta a cámara, y atrás de él, lo tengo a Luque que me está mirando. Y Capusotto lo está mirando a Aguilé, que canta (lo imita) “ven a mi casa esta Navidad”, (Risas) y Luque desde atrás me hace el gesto de pegarse un tiro. Lo hacía a cada rato. “Cargaba el revólver” y lo hacía de nuevo. En un momento Capusotto se larga a reír y Aguilé queda con la guitarrita… “¿Qué pasa muchachos?” “No, no, nada, Luis, me estoy acordándome de una anécdota de Navidad…” ¿Qué te hace reír de la Navidad?” Y el hijo de puta de Luque seguía “pegándose tiros” atrás. (Más risas). Todo el tiempo había que acomodar eso. “No, Luis, no pasa nada; este es un boludo que se caga de la risa siempre de todo, ya me tiene podrido…”. (Se ríe). El backstage está divertido.

Mario Méndez: ¡Qué bárbaro! Y el pueblo, me imagino, conmocionado con Aguilé, porque era un personaje.

NM: Una fiesta, porque era un pueblito chiquito, que se llama Patricios, a diecisiete kilómetros de 9 de julio. Entonces el pueblo dejaba de trabajar y se iba a ver la filmación. Por eso tiene mucha gente que yo no pagué. La gente se metía adentro del cuadro, era un delirio. Todo el tiempo había que hacer fiestas para que apareciera gente. Hay una escena muy linda, que es la escena del laburante, que la hicimos a las cuatro, cinco de la mañana, en ese pueblito, en mayo del 2003, que hacía cinco grados bajo cero, y estaban todas las señoras y los hombres en pijama cagándose de frío, marchando por la avenida de tierra del pueblo cantando esa canción… No tiene palabras vivir eso. Para lo que es el cine, la verdad es que esa película fue muy intensa pero muy divertida de hacer.


LA: Yo creo que esa escena es la mejor de la película. Porque es un poco documental, registra ese 2003 con gente que quería volver a estar feliz. Como la gente saliendo y viviendo algo lindo que pasaba, para compartir.

NM: Sí, sí. Esa es una escena muy linda que veo que muchos la suben a YouTube. También, cuando Soy tu aventura llega al comité del INCAA para ser calificada, tres me dieron el visto bueno, y dos, malo. Lo mismo le pasó a Verónica Llinás, que actuó en la película, que yo le acerco el guion (yo vivo en Almagro y ella andaba por el centro). Y un día la llamo, le pregunto si leyó el guion, y me dice que ella me tiene que conocer, porque no sabe si yo soy Enrique Carreras o soy un genio. Me dice: “¿Puedo ir a conocer tu casa? Quiero ir ya”. Quería ver la impronta y vino. Porque nunca había visto un guion así. “Esto es de los setenta, pero a la vez tiene algo interesante”, me dice. Me acuerdo de que me dijo que no sabía si la película era en serio o era en joda. Le dije que yo me la creía, que era divertida y que estábamos haciendo una comedia. Hay que recordar también que Luis Aguilé era un tipo que estaba ubicado muy del lado de la derecha. Su estilo no cuajaba mucho con aquello en lo que se estaba trasformando la Argentina. Era un tipo que parecía muy conservador, y después terminó siendo un atorrante. El tipo se llevó a Europa a un personaje con una voz estilo Aznavour, o Gilbert Becaud, y en realidad era de Barracas. Los europeos se comieron el verso que cantaba así (lo imita). Era divino. Con Capusotto nos divertimos de una manera tremenda con Aguilé.

MM: De ahí saltaste a trabajar con otro músico popular completamente diferente, con Fontova, en El regreso de Peter Cascada. Ahí hay una apuesta que nosotros charlamos mucho en el grupo. Una apuesta interesante con el tema de mirar la cuestión de género, de esa transformación que se da en el personaje, que al principio es un retrógrado, un cavernícola total, y después termina aceptando a su hijo/ hija en la escena final. ¿Hay una búsqueda en ese sentido?

NM: No. Ese libro no era así. A mí me dieron un libro que tenía un final totalmente opuesto, totalmente machista, pero querían que lo hiciera yo. Dije que sí, pero que le íbamos a cambiar el final. Yo generalmente escribo con mi mujer, y veíamos que tenía algo muy oscuro. Y la historia terminaba en un crimen. Mataban a la chica, terminaba muy mal y no me gustaba. Para la época era muy coherente eso. Y después, cuando hice mi versión, que es de la que vos hablás, lamentablemente un par de personas muy cercanas me dijeron que les parecía una vergüenza. Ojo que el machirulo en ese momento no aceptaba la película. Incluso algún actor (no el Negro), cuestionó cosas del personaje. De no aceptación, de por qué me metía con los travestis, digamos. Fue muy fuerte decirles que yo la iba a hacer, pero como yo quería. Agarré el guion original que era de Sergio Bizzio y tenía una muy buena base, pero yo ideológicamente no coincidía. Con mi señora lo retocamos juntos y salió eso que viste. Hicimos las canciones, todo. En su momento querían que fuera otro actor. Pero como ya estaba el dinero y había que hacerla me aceptaron la propuesta. Y hoy la miro y la verdad es que no estábamos errados. Obvio que no estábamos errados. Pero no me fue fácil mostrar esa película en su momento. Tuve un rechazo muy machista, y después surgió una cosa muy desagradable, y fue que no se estrenó. Se estrenó una sola vez en un cine de Recoleta, en el Village. Estuvo una sola semana. Con el Negro Fontova tuvimos que pagar la entrada para verla en el cine. Nos habían prometido de todo, fue muy tiste. Un día el Negro me dijo: “¿Por qué no vamos a la casa del tipo y lo cagamos a puteadas? Fuimos a ver la película, y después fuimos a la casa, y le golpeamos la puerta y fue muy desagradable todo. Lamentablemente, ese es el resultado de muchas películas, y de la forma en la que se nos ha usado a los directores y muchas películas terminan en un cementerio de la nada. Tanto sacrificio, tanta ilusión… Total estaba el subsidio, paga el Estado… Vamos a decir las cosas como son en esa parte también. Porque es muy doloroso que como artista te pasen esas cosas. Vos tenés toda una ilusión y tu película no la vio nadie. Y quedó encajonada porque encima entró en un juicio. Ni siquiera yo tengo una copia de set, y el Negro se murió con una frustración tremenda. Yo creo que es una película que tiene un lindo valor, pero no tuvo la oportunidad de llegarle a la gente. La gente no pudo ver la peli.

MM: Esa parte no la sabíamos. Nosotros investigamos todas las películas y nos estás dando una noticia bastante conmocionante. Sí vimos que había un anticipo de lo que pasó después, de la apertura de nuestra sociedad a la cuestión de género, muy anticipada. Pero no sabíamos que se dio una semana sola en una sola sala. Qué horror…

NM: Un horror, sí. Esas cosas… a veces el productor la estrena para cobrar el subsidio y ahí se termina el negocio para él. No le interesa lo que pasa después, total, ya cobró, ya hizo la diferencia, es así. Digamos las cosas, a la distancia o a la cercanía, como son, lamentablemente, pero fue un dolor, porque te tomen por idiota. Y estaba no solo mi compromiso, sino que me acuerdo, pobre Negro, que nos dio una decepción muy grande. Porque para nosotros fue una película feliz que hicimos con dos mangos, encima. La hicimos en un momento en el que yo estaba haciendo teatro… Son esas cosas que suceden, a muchos le han sucedido.

LA: ¿Ni siquiera pudo ir a los circuitos de los espacios INCAA?

NM: No, en ese momento no llegó. Sé que tuvo un problema legal muy fuerte, que se encajonó, pero muchas veces en el INCAA no la he podido nombrar la película. No existe, es una película que está encajonada.

LA: Sin embargo, tiene visualizaciones en Internet. La gente la ve un montón.

NM: Yo la tengo en mi canal y hay otro más que la tiene.

LA: Se la recomienda mucho. Y está ese chico, Nahuel Pérez Biscayart, que es un hallazgo y que empezó ahí, es uno de sus primeros trabajos.

NM: Había empezado un par de años antes. Sí, es muy interesante y muy linda. Tiene una historia con un muy lindo giro, están Mabel Manzotti, Rubén Stella… Pero no se vio en su  momento. Vos me decís que se ve ahora (yo no hago el seguimiento), y me das una linda noticia.

LA: Sí, además tenés muchos seguidores por los documentales de los años que vas subiendo.

NM: Eso es algo que me dio mucha visibilidad. Gracias a eso están conociendo más lo que hice. Porque generalmente, yo quedé atrás del nombre de Capusotto, la marca la tiene él. Quedé un poco tamizado ahí. Por otro lado, no soy un tipo institucional, no estoy en lo institucional del cine. Eso a veces te hace tener un poco más de presencia en algunos lados. Yo soy reacio a eso. No soy muy sociable. Y con estos anuarios, ahora pueden ver Cómplices, y todo lo que ustedes han visto.

LA: Hay un mayor conocimiento de tu obra que surge a partir de tu canal de internet, en YouTube.

NM: Sí, algo que hago y que me gusta mucho. Para aquellos que no saben, desde el año pasado estoy haciendo un anuario (voy por el ‘94), en el que recopilo todo lo que pasó en un año de una manera muy cinematográfica si querés, porque hago un tejido sensorial, y a la vez ilustrativo y de mucha emoción e información, que ordena un poquito la historia. Aún los años más duros de nuestra historia los presento de una manera amable, como para que no se pueda quedar afuera o despegarse. Pasó mucha gente, tengo como catorce millones de visitas, sí.

MM: Acá preguntan si con El regreso… el problema legal y las trabas tuvieron que ver con la temática, por esta cuestión de género y demás, o no.

NM: No. Tuvo el problema el productor en ese momento, inclusive, tengo entendido, con otras películas. Y no sé si se portó bien o mal, porque después de esa película tampoco hubo más diálogo. Salvo ese encuentro con Fontova puteándolo. Ese tipo, en un año, creo que pudo hacer cinco películas. Se metió en un quilombo al que se sumó esta película. Tengo entendido que por ahí venía la mano. Se portó muy mal, y la verdad es que hicieron un daño psicológico muy grande, porque pobre Negro, nunca pudimos volver a juntarnos para divertirnos porque nos quedó una cosa amarga. Una película te lleva tres años. Dar vuelta un guion… La última película, No llores por mí, Inglaterra, me llevó dieciocho años. Desde que hice el guion hasta que pude hacerla. Dieciocho años estuve, es mucha entrega, del actor también… la ilusión… Mínimamente que haya un reconocimiento, que le llegue a la gente, que puedas decir que le gustó o no le gustó. Como no se promocionó, el día del estreno fuimos al Village con el Negro, y no había nadie. Éramos cinco en la sala. El Negro, yo y tres personas que habían pagado su entrada. Nadie sabía que estábamos, una vergüenza. Después de ahí, hicieron la presentación, cobraron el subsidio, se rajaron, la verdad, un mal recuerdo, pero bueno… está la película. Y está el Negro, que canta encima…

MM: Y Biscayart, como dijo Laura. Tiene muchas cosas. Después hay un salto a una película que supongo que te tiene que haber dado muchas alegrías, para compensar, que es Pájaros volando. Creo que está allá arriba, por lo menos para mi gusto, y tiene algunos momentos inolvidables. Para mí, Cafiero es algo inolvidable en el cine argentino. “Donde hay una necesidad hay un derecho”, me parece absolutamente genial. Contanos un poco de eso, de Mesa, de ese personaje que tiene al perro Culo… esa película es extraordinaria. Contános algo de Pájaros volando.

NM: Pájaros volando la hice en el 2010. Fue filmada en San Marcos Sierras, Córdoba. Como vos decís, tiene todo lo que tiene que tener una película, desde su creación hasta el lanzamiento. Es mi película más vista en cines, y creo que responde a esos momentos de lucidez, de madurez y de precisión en que la vida te dice: “Es ésta”. Y ya es esa. Ese es mi hit. Creo que es un guion muy logrado, con Tracy, y tuvo la magia… Vamos a empezar por Cafiero. Muchas veces a mí me aburre el tema del casting si no sorprendo. A veces un actor me aburre, o a veces me está aburriendo el personaje que es funcional a la historia, pero no me está dando nada. Me acuerdo que con lo de Cafiero dije: Acá hay un vendedor. ¿Lo vamos a desaprovechar? ¿Vamos a poner un extra? ¿Por qué no nos jugamos? Ponemos a Cafiero. Era un personaje. A mí me encantaba. ¿Cómo no te vas a dar el gusto de ofrecerle un personaje así? Cuando Cafiero me dijo que sí, esa partecita de texto que era otra, era mucho más fría y más funcional a la historia, la hicimos bien peronista, acorde a su tono, y le puse de secretaria a una Evita. (Risas). Se ganó el Premio Cóndor al mejor actor de reparto ese año, así que fue completo. Nos divertimos mucho ese día que estuvimos con Cafiero, nunca tuve tanta prensa en un set. Me acuerdo de que había como doscientos periodistas sacándole fotos. Y lo mismo sucedió con Mesa… Bueno… un legado. De mi generación, ¿quién no admiró Mesa de noticias y todo eso? Ofrecerles el personaje era un lujo. Quedé hecho a medida de él. Yo le di un personaje con una letra, pero le dije que no quería que repitiera esa letra, que la acomodara toda él. Ni lo dirigí. Le dije que iba a ser él, que lo único que le pedía era que me diera el Mesa de noticias que yo había conocido. Que mirara a cámara en televisión, me chupaba un huevo. Que esto era cine pero que me diera Mesa… y que se sintiera cómodo. Y así fue. Un tipazo, una cosa increíblemente noble, bonachón… No tengo palabras para agradecerle. Y lo puse junto a un personaje que no estaba en el libro, pero cuando fui a San Marcos Sierras, lo vi que andaba en la calle, que es Freedom, el tipo que tiene el perro que se llama Culo (ahora voy a decir por qué se llama así). Freedom no estaba, era otro personaje. Pero cuando lo vi dije: “Este es un conquistador, esta imagen no la voy a cambiar). Entonces ese personaje interactúa con Mesa. Lo llevé a otro estado y generé ese personaje casi en filmación. El perro Culo se llama así, porque en 9 de julio había un amigo mío que tenía un perro que se llamaba Culo. (Risas). Está Cantilo, está la Puyó, está Zavaleta, fue muy divertido, muy libre esa película. Imposible de volver a hacer por los costos. Casualmente tomé un café con el director de la película el domingo, y sacamos la cuenta. Hoy saldría setenta millones de pesos. Eso saldría hoy una película como Pájaros volando; estamos hablando de seiscientos mil dólares. Imposible. Eso te dice que el cine nuestro va a tomar un camino muy chiquito. No hay manera. Porque ahora se habla de contenidos audiovisuales, ya no se habla más de cine. Pero el INCAA va a quedar para proveer películas muy chiquititas. Porque creo que ha cambiado también la capacidad de llenar los cines. Me fui a la miércoles con esto. Pájaros volando es una película muy feliz, muy completa en todo sentidlo. Tiene escenas que yo las veo y pienso en lo lúcido que estaba en ese momento para hacer eso de esa manera. Cómo hice la puesta en escena… Fue muy linda, sí.

MM: Y en el mismo año (un año glorioso), hacés Chasqui, que para mí es otro punto de los más altos.

NM: ¿La vieron?

MM: Sí, ¡cómo no! Vimos todo. Y Chasqui es muy divertida. ¿Ahí también trabajó Damián Dreizik en el guion?

NM: En Chasqui, no. Pedro Saborido.

MM: es muy buen actor Dreizik, ese San Martín es impecable. Y Capusotto y la onda del documental, es muy, muy divertida. Luque, otra vez, con el indio… ese corto es maravilloso. Debe tener muchísimas visualizaciones, porque además está en Cine.ar, debe verse muchísimo.

NM: Sí, sí.

MM: Al año siguiente hacés Soledad y Larguirucho. Ahí la voy a dejar a Laura que sabe bastante de la dirección…

LA: Más que nada de la parte de animación. En realidad, lo que te quería preguntar era cómo fue hacer el vivo de esa animación. Porque está muy bien, la verdad es que está muy bien empatada la parte del vivo con la animación. ¿Cómo fue trabajar así?

NM: Tanto Manuel como yo fuimos autodidactas. Teníamos una manera de ser, con todo el respeto por lo que significó Manuel García Ferré, él me eligió a mí para hacer esa película, después de haber buscado muchos directores. Vio Soy tu aventura, y dijo que yo era el pibe que él necesitaba. Me mandó a llamar y estuve dos años con él. Y la verdad es que llegamos a filmar eso de la manera como nosotros sentíamos intuitivamente que lo podíamos hacer. Es decir, así entendí también que él había hecho su vida artística así, de una manera artesanal. ¿Te acordás de Petete? Un día lo saca de un armario y me dice: “Mirá Petete. ¿Sabés quién lo hizo? Yo.” Y me mostró cómo lo había hecho. Con una tijerita, la goma espuma… Y yo soy igual. Yo soy un tipo que quiero saber cómo sacar el ingenio para resolver algo. Fue simple. Llevar cartones donde figuraban los personajes, del punto de mirada, si eso es lo que vos me preguntás.

LA: Sí.

NM: O ponerme yo arrodillado haciendo la voz de Larguirucho, interactuando con los actores mismos. Fue de una manera muy artesanal, así como fue artesanal lo de él. A pesar de que ya estaba la técnica digital, quiso hacer los dibujitos a veinticuatro cuadros, fotograma por fotograma, dibujados. Como había hecho Hijitus, con la técnica antigua de la animación. Se llegó de esa manera, fue una manera de sentido común, pero nunca tuvimos un tipo con una capacidad tecnológica que dijera “voy a llevar esto”. Nos imaginábamos cómo tenía que ser, y él con sus dibujantes… nunca abandonó a los dibujantes de toda su vida, gente mayor, muy tiernos… Fue una película en la que él pudo cumplir un sueño que traía desde el año ’95 o ’96, cuando había conocido a Soledad que era chica, y que ella no había aceptado hacer. No me acuerdo por qué circunstancia, cuando yo llego aceptó hacer la película. Fue una experiencia muy linda con Manuel. Fue mi otro Aguilé, Manuel. Esos tipos que tienen otra cabeza. Manuel era un tipo que tenía dos cerebros. Uno que era para lo artístico, y la otra parte del cerebro para el negocio.

MM: Antes del siguiente largo, después de Soledad y Larguirucho, otro corto de celebración histórica, que es Para muestra basta un botón. También lo vimos, y nos gustó, y nos pareció muy interesante enfocar el tema Malvinas tratando de salirse de lo bélico.

NM: De eso se trataba, sí.

MM: ¿Cómo fue la experiencia de ese corto?

NM: Bueno, el actor que hace de inglés es coguionista mío, es el que escribió Soy tu aventura conmigo. Y también la última película, No llores por mí, Inglaterra. Es descendiente de inglés, así que tuvo la batuta él, en esa historia tan particular basada en los indios esos. La idea era abordar el tema pero que no fuéramos por el lado de Malvinas, igual que en No llores por mí, Inglaterra. Uno habla de la relación con los ingleses, no es que habla de la guerra ni la rivalidad. Nos metimos ahí, en ese punto. Fue una experiencia linda, distinta. La hicimos en un día en un estudio, muy rápido. Un amigo de Ushuaia me mandó las imágenes de fondo, y surgió eso…

LA: Empezaste a trabajar con mucho fondo verde… Creo que a partir de Larguirucho y Soledad empezaste con eso, y todas las otras películas tienen mucho de eso, de esa terminación digital. También se nota que Por un puñado de pelos tiene algunas tomas así, y bueno, la última, que es histórica y que es más difícil de recrear. Pero está muy bueno cómo lo resolvieron con las maquetas, es muy lindo todo el tema de la plaza, todo eso quedó muy bien. Quería preguntarte algo de Por un puñado de pelos, que es una película que se mete un poco con las mitologías populares, pero intervenidas por el mundo del dinero, de alguna manera. ¿Cómo se les ocurrió esa película? ¿Cómo fue filmarla, allá en San Luis? Contanos un poco.

NM: Como siempre, uno parte de una idea. Si no hay una idea que pueda contar en tres palabras no existe. Después viene la historia. Pero con la idea uno puede focalizar el punto justo de una historia. Surgió esta historia del pelo, surgió algo simpático con eso, y por supuesto surgió la posibilidad de hacer cine; yo venía desde Larguirucho… con mucha relación con San Luis. Y eso los estimuló mucho a decir: “Traete una historia que tenga montañas, te la vamos a producir, y a ver qué nos ofrecés”. Ahí vino lo de ofrecérsela a Valderrama. Todo eso también tiene que ver, más allá de la película. Lo que promueve una película como industria en el momento de su realización. No solamente en lo económico, sino también en el pueblo, como fue llevar a Luque, a Luis Aguilé y a Capusotto a un pueblito. También llevar la cultura, empieza a tener la mística desde el primer día que la empezamos a producir. Y lo que nos faltaba para la magia de la película era Patricio (lo muestra). Acá estamos con la gente, Patricio. (Risas). Patricio es el chanchito que trabaja en la película. Una cosa novedosa también para mí, porque al chancho había que hacerlo actuar. Esa fue una película muy especial para mí; trabajé mucho para el lugar, a la par de la película. Tratando de llevarle a esa gente a la montaña, una historia que la pudiera divertir. Ya la verdad es que el día en que la estrenamos en el pueblito Valderrama vino como un señor con su esposa, y con el Negro Rada  se sentaron en la plaza y vieron la película. Y esas son las cosas que más me reconfortan de todo, ese es el objetivo. Nos vemos ahí, estamos acá, y hay algo de sinceridad en todo esto que hemos hecho, que no es solamente la demagogia de la fama, la frivolidad o lo que sea. Sino que tiene un sentido cultural.

LA: Cumpliste tu sueño de espagueti western, porque estaba el Pibe Valderrama como un héroe de western.

NM: Sí. Bueno, el western lo traigo desde chiquito. Ahí me saqué el gusto. Tenés razón.

MM: Después volvés a la historia, con No llores por mí, Inglaterra. Nos contaste que te llevó dieciocho años. ¿Por qué? ¿Era una idea que traías de pibe?

NM: año 2003. Cuando terminé de filmar Soy tu aventura, última toma, me acuerdo de que estaba Marrale… Yo lo miro… Marrale es un tipo que tiene un cuerpo… no es alto, es más bien retacón, de piernas gorditas… Y me dice: “¿Qué película vas a hacer después de esta?” Y lo miro a Marrale y le digo: “La verdad es que yo a vos te veo de Belgrano, con unas calzas blancas, ajustadas, que te marquen bien los huevos. Vos estarías para Belgrano, con una chaqueta y un culo bien ajustado…” (Risas). Y se ve que esa imagen burda me quedó. “Yo quiero hacer una película histórica, pero no me banco hacerla muy seria”. Y bueno, con el coguionista de Soy tu aventura que es de 9 de julio  también, el Inglés, ahí nomás dijimos de meternos en las invasiones inglesas. Y ahí nos surgió un guion que no era con el fútbol, sino con un boxeador que traían los ingleses, una bestia que cagaba a trompadas a todo el mundo, y nos quedaba chico el boxeador. Después se transformó en fútbol, y al ser una película de época es una película cara, entonces realmente el productor sale corriendo. Tuve dos oportunidades de hacerla a lo largo de diecisiete años. Una con un alemán, que leyó el libro y dijo que teníamos que hacerla con Tévez, Yo iba a verlo a Ezeiza, el tipo pasaba por Argentina para charlar, y no prosperó. También hubo un concurso en el INCAA, la metieron, salió segunda y no quise hacerla. Y en el año 2016 el Inglés manda el guion a Euroscript, en Londres, un concurso de guion muy importante. Y de entre cuatrocientos guiones sale entre los primeros veinte. No ganamos, pero los ingleses nos mandaron una nota, diciéndonos que no nos perdiéramos de hacer esa película, y remarcan algunos detalles en el guion para mejorar. Con muy buenos criterios, para fortalecer un poco los conflictos, porque había cosas que no conocían. Había muchos próceres en la historia.  Estaban Moreno, Belgrano… Nos decían que la película a nivel local iba a funcionar, porque nosotros conocíamos a esa gente pero que esos personajes no rendían en la historia en sí. Nos dieron una serie de detalles. Agarramos de nuevo el guion y lo achicamos, lo hicimos un poco más accesible. Y bueno, la vida me puso a tres tipos con dinero en un café, charlamos, rápidamente, pusieron guita para hacerla y así se hizo esa película. Se hizo en tiempo récord. Conseguí la plata y en ocho meses la terminé. No pasé por el INCAA. Una experiencia extraña, que llega también en un momento extraño. Yo, sinceramente, sentí que era un tema que no le interesaba a nadie. Quedó fuera de época. Recién ahora estoy viendo que la están rescatando de varios lados. Yo iba a las salas cuando se daba, siempre voy a las salas cuando se dan las películas. Incluso me tomo el trabajo, por ejemplo, de seguir a una pareja que sale del cine hasta el bar, para escuchar lo que dicen. Porque ahí tenés la verdad. Porque vos me podés decir que mis películas son buenas, pero yo no te voy a creer nunca. Yo le creo al tipo que pagó una entrada para verme. El espectador incondicional. Entonces voy y escucho. Y a veces me morfo que hablan bien y a veces que hablan mal. Pero siempre escucho ciertas verdades. Y con esta película, me pasaba que siempre había un grupo que la aplaudía, otro grupo en el que había como una resistencia y había dos o tres que se paraban en la mitad y se iban. Y me pasaron cosas locas. En una ciudad del sur de la Provincia de Buenos Aires, que no voy a decir cuál es porque tengo amigos ahí, me invitan para pasar la película en un verano. Inauguraban un parque muy grande. Y cuando llego, me recibe el subsecretario del intendente, y me dice que la película la pidió él porque le gusta mucho, pero que el intendente no quería que se pasara, porque tenía su mambo, dudaba de la película, de lo que hablaba. Le dije que se quedara tranquilo, que no era en contra de los ingleses. Y el intendente me recibe. Me agarra solo y me dice: “Mire, Montalbano, yo con esta película tengo un problema: acá, en este pueblo, no nos gusta que se hable mal de los ingleses. Como si dijera:  El pueblo no va a querer una película que habla mal de los ingleses y ese cachetazo me lo voy a comer yo”. Me dijo: “¿Qué pasa con esta película, al final? ¿Cómo es?” Le dije que se quedara tranquilo, que si quería la mirábamos en ese momento o pasábamos otra película. Y me iba a la mierda. Me dijo que él confiaba, pero que el de los ingleses era un tema que ya había pasado. Como la guerra. Al final la película se dio en el parque, la vio un montón de gente, vino y me dijo que era muy buena y que la vería de nuevo. Un intendente peronista, aclaro también eso, medio pasado al macrismo. En ese momento había hecho un pacto con el gobierno de Vidal. Más allá de todas estas anécdotas, siento que es una película que llegó a destiempo. Como está filmada de manera clásica creo que el humor va a resistir. Ahora le tengo que dar tiempo, va a quedar como una cosa rara, y de culto. Yo soy un tipo del que la crítica dice que soy inclasificable. Y a lo mejor tiene razón, qué sé yo. Yo no hago malas cosas, lo sé. Algunas pueden ser mejores que otras, pero creo que me merezco todavía lo mejor que puedo hacer, por el punto de madurez en el que estoy. Lo siento. Ojalá tenga la oportunidad.

MM: Acá Edit escribe que es una película que habla de cómo una pasión despierta la identidad de un pueblo.

NM: Tal cual.

MM: Bueno, antes de darle la palabra al grupo, ya que dijiste que estás en un momento de madurez, ¿estás con algún proyecto en marcha? ¿Estás por hacer alguna película? ¿Alguna idea?

NM: Tengo una idea muy linda, que tiene que ver incluso con el tema de la pandemia, un guion muy lindo que he escrito con mi señora. Muy divertido. Género de terror, pero muy gracioso, ambientado en 1901, Todos los que lo leen quedan fascinados, pero bueno… está difícil para hacer cine. Tengo otra historia como Pájaros volando también. Justo antes de la pandemia, te lo juro (yo vivo cerca de la parrilla Mirasol), y justo quince días antes me había juntado con un tipo que me garpaba una película, con la misma estructura de Pájaros volando pero sobre los dinosaurios en el sur. Para hacerla en Plaza Huincul o en un lugar así. Me iba a poner en la pre producción de eso, se cayó todo. Así que tengo esta de los dinosaurios, tengo esta de terror que te digo, todo de humor. Y lo que he hecho ahora son seis documentales para Encuentro, históricos. Devenidos de lo que hago en YouTube, hice con la negra Flechner y Damián Dreizik, seis capítulos de distintos años, que cuentan la historia de esos años, de una manera muy amena, muy amable, muy comedia también. Hay varias ideas dando vueltas.

MM: Qué bueno. ¿Eso se puede ver? ¿Lo de Encuentro ya está?

NM: Lo estoy terminando. En septiembre, se supone.

MM: Ya nos contarás…

NM: Son dos amigos que se juntan a boludear, y siempre traen un regalo a partir del que se conmemora. “Uy, mirá, el libro de Cortázar”; “El disco Artaud, de Spinetta, que es del ’73…”. Van recordando, como dos viejos en la confitería “Las Violetas”. Es muy divertido, lo hacen muy bien.

LA: ¿De dónde sacás el material de archivo para hacer esos documentales?

NM: ES una mezcla. Muchas cosas tengo. Otras cosas que puedo comprar en YouTube, por eso yo no cobro, lo hago gratis porque son cosas de las que YouTube puede proveer el copyright. Busco también… De amigos… Siempre me gustó juntar VHS y grabar, grabar. Mezclo todo eso, algunas cosas las pido, he pedido incluso algunas cosas al Archivo General de la Nación. De todos lados. Porque son cosas que tienen derecho de autor. Si vos ya ponés una canción, esa canción tiene un derecho de autor, o sea, pagarla es imposible, Por lo tanto lo hago gratis absolutamente.

MM: Bien. ¿Alguien quiere anotarse para hacerle una pregunta a Néstor? Beatriz.

Beatriz: Primero un comentario. De tus películas, la que más me gustó es No llores por mí, Inglaterra. A lo mejor, como vos decís, hoy se ve distinto, pero a mí me gustó mucho. Otra cosa que me gustó mucho y que agradezco a nivel personal, son los años argentinos. Como es obvio, por la edad que tengo viví la mayor parte de esos años. Y volver a ver, desde cómo era la Avenida 9 de Julio en el año ‘50, cuando yo era chica, o cómo era el tranvía, cómo se ve a Videla, que estuvo cinco años gobernando, etcétera. Cada una de las cosas que uno ve y que ha vivido, es fantástica, y en mi opinión, además, está muy bien armado. La música, con lo político, con la moda… Tengo una pregunta que surgió cuando vimos El regreso de Peter Cascada, y es el final. Acá no nos pusimos de acuerdo. ¿Eso es algo que él imagina o es algo que existió? Lo del baile con la hija.

NM: Eso es algo que existió, lo vivió.

Beatriz. Fue algo que discutimos. Gracias.

MM: Igual, Néstor, los que creen que está soñando, si pueden justificarlo con argumentos está muy bien. ¿No? Porque una vez que entregaste tus películas son “nuestras”.

NM: Es comprensible, porque es un momento en el que él está convaleciente por el disparo y le están diciendo que van a completar un sueño. Después esa imagen se pone objetiva, digamos, y uno puede entender que es una ensoñación. Es comprensible eso. Pero lo hice con el sentido de que eso está pasando.

Alicia: Bueno, yo vi tus videos, quedé enganchadísima y me surgió el interés por conocerte más como director. Por cómo estaban armados. Pensaba que son ideales para la formación docente. No tan solo para ser trabajados en escuelas de nivel medio o universitario. ¿Hiciste algún contacto con el Ministerio de Educación o pensás hacerlo? Porque es excelente el material.

NM: No. ¿Sabés qué pasa? Es un material que no se puede comercializar. Y por más que sea del Ministerio de Educación es muy difícil sacarlo del nicho de YouTube porque tiene problemas de copyright. De todas maneras, la verdad es que no he ido a ofrecer nada, pero siento que se puede hacer fuera de YouTube, puesto que tenemos archivos de RTA, del Archivo General de la Nación, y muchas cosas que están dando vueltas sin derechos. Hay una cosa que hay que saber. Todo lo que ustedes ven en YouTube viene de canales privados. Hay un lugar, que lo han visto, que se llama Di Chiara/Di film, en el que están todo el material de ese tipo. Lo han visto muchas veces, tiene una marca de agua cruzada en la imagen, que dice Di Chiara. Es el dueño de ese material. Ese tipo tiene en YouTube toda la historia argentina. Si vieran las cosas que hay ahí… Busquen cada año y van a encontrar todo. Y está con una marca de agua porque el tipo lo vende. Si yo lo quiero se lo tengo que comprar. Lo vende por una fortuna. Ahora… él no es dueño de eso. Porque tiene material que fue de Canal 13… qué fue de otro. Consiguió esa imagen en algún lado. Quién sabe cómo la consiguió. Y ese tipo te vende el material, pero a la vez que te vende la imagen no tiene el poder para decirte que vos sos el dueño. O sea, para ir a negociar realmente con ese material tenés que ir, o a Canal 13, canal 11 o la productora que generó en su momento ese material. ¿Qué quiero decir? Que la historia está en manos de todos, a la vez está aprisionada, porque por lo de los derechos no la podemos traer parea generar estas cosas. Yo las puedo hacer porque no cobro, y porque YouTube, internamente, tiene una ley que me ampara porque es una comunidad y yo trabajo para otros. Cuando yo estoy poniendo a Luis Miguel, esa canción la cobra Luis Miguel. No la cobro yo. Vos me clickeás, estás viendo mis videos, llegás a ese momento y ahí le está entrando un dinero a Luis Miguel. ¿Se entiende? Entonces es muy complejo el tema de los derechos. Pero sí, la Argentina tiene mucho archivo. Y ahora, como dije, hice seis capítulos que es un intento, contado de otra manera pero que va por este lado, de contar la historia de una manera amable y entretenida, como a mí se me ocurre. Pero no, no me han llamado ni pienso ir. No sé si es lo mío. Yo lo hago como hobbie, lo hago con mucho rigor, me paso desde las once de la noche hasta las cuatro de la mañana editando esas cosas ad honorem, pero lo hago con responsabilidad también. Porque es Historia, me siento muy comprometido con la juventud. Con ser honesto, con que ordenemos la Historia. Me parece que ordenarla es ordenar las emociones. Ordenar la Historia es poder ir a buscar nuestras verdades y nuestra identidad, pero con un orden de las cosas. Está teniendo una repercusión llamativa. Me han llegado, sí, comentarios de todos los gobiernos; del gobierno macrista también. Pero de mi parte, no siento ir a promover esto.

MM: A ver Néstor…

Néstor: En este grupo, en el que la mayoría somos gente grande, aprendimos a quererte y a respetarte. Empezamos con las primeras películas, con muchos compañeros, que no la veían ni cuadrada, y terminamos diciendo en cada película: “A mí esta sí me gustó”. O “Esta me divirtió mucho”. Y así aprendimos a quererte. Ahora la pregunta. Yo leí algunos reportajes en los que vos hablás de que falta un nuevo cine argentino. Faltan directores nuevos, jóvenes que aparezcan, ¿Podés profundizar algo de eso?

NM: Sí, yo lo que digo es que estamos transitando una nueva década, que de alguna manera está tomada por la pandemia, y eso ha generado que todas las acciones que estaban previstas desde la cultura o para movilizar a los artistas, hayan terminado con una cachetada para todos. Creo que cada década ofrece un lenguaje y cada década ofrece un despertar, porque se tiene que acomodar a la circunstancia, y que en este momento estamos en un letargo. Somos de los que piensan que las series son buenas, pero se parecen entre sí y no hay un lenguaje propio. Tengamos en cuenta que en este momento el copyright de nuestra Argentina se lo están llevando las corporaciones extranjeras. Nosotros estamos viendo el Maradona que va a hacer Amazon, estamos viendo el Bonavena que va a hacer Fox. Y vamos a ver Santa Evita, que la está haciendo Disney. Entonces, indudablemente, tenemos que tener una capacidad de proyecto cultural, que genere un nuevo semillero, que con una nueva pasión nos dé una nueva continuidad de lo que es la esencia de nuestro ser. Y esto tiene que ver con la identidad. Yo veo que hoy los pibes filman como ven, y hasta el crítico, te lo puedo asegurar Néstor, tocayo, que hasta el crítico tampoco es muy avezado en haber visto tanto cine argentino. Hoy se mira lo de afuera y se copia. Lo veo en cómo se filma. Falta esa capacidad de identidad que se la lleva esta nueva era de Internet. Nos mezcló a todos, nos dejó sin fronteras. Entonces, si un gobierno no pone pautas culturales para generar semillero… Eso quizá empiece a nacer cuando nos desprendamos un poco de esta pandemia. No vamos a pretender que pase ahora. Pero en los últimos tiempos, honestamente, veo que esa pasión argentina por las cosas se diluyó hasta en el tono. El joven adquirió un lenguaje totalmente naturalista. Hasta la cámara la produce como en un noticiero de televisión. Tiene que moverla porque sí. Modular… el actor ya no modula, no tiene expresión “¿Qué hacé’ boludo como andás? Hasta las películas históricas. Lo ves a Rago haciendo Belgrano como si hablara en un bar de Barracas. Hay un lugar el que se tamizó todo y quedó todo en un mismo plano. Y eso pasa con la música también. Si no nos promocionamos, si no promocionamos la historia, el tango, el folklore, las cosas nuestras… y, se las llevan los de afuera. Por eso te digo. Vamos a ver Santa Evita hecha por Disney. Prestémosle atención. ¿Qué nos queda por hacer? Creo que va a haber chicos nuevos, que le van a poner una nueva mirada y va a haber un resurgir. La Argentina es muy potente culturalmente. Tenemos un don para salir adelante y hacer cosas, pero nos tiene que llegar la emoción. No es culpa de nadie. Estamos todos a la deriva, desbordados, nos pasan muchas cosas todo el tiempo. No sé si te respondí…

Néstor: Perfecto, gracias.

NM: Y también, te digo la verdad, yo me siento grande ya. Porque yo fui parte de ese cambio. Porque en los ’90, en el ’93, con Cha, cha, cha y toda esa movida, se generó un nuevo estilo. Un código nuevo, un lenguaje nuevo. Me di cuenta después, cuando la misma publicidad fue absorbiendo el lenguaje visual de lo que nosotros hacíamos. Se fue replicando y hoy quedó una marca. “Mirá, esa porquería se parece a Todo por dos pesos”. Eso lo hicimos cuando éramos jóvenes, esos descubrimientos los captan y los lanzan los jóvenes, que son los que producen el cambio, la revolución. Y a nosotros, lo que nos queda es seguir defendiendo nuestra identidad, nuestros valores, aunque nos sintamos viejos. No importa. El artista sale del corazón. Uno puede estar formado desde lo académico, saber el ABC de las cosas, pero el artista que pierde su sentimiento… El sentimiento hoy es la identidad. Vuelvo entonces al comienzo de esta charla. El día en que yo escuche una canción de Leonardo Favio y no me emocione… cualquier pibe va a decir que soy un viejo choto mal. Pero eso fue mi vida, y la emoción la recibí ahí. Y eso se puede resetear, no tengo porque seguir escuchando lo que escuchaba hace cuarenta años. Pero yo tengo que traer eso, a Nestítor, traerlo acá, y resetearlo. De eso se trata. Y de eso se trata el arte también.

María del Carmen: Yo que te encontré por las redes, Néstor, quiero decirte que capté desde el principio esa esencia, esa emoción. Desde la primera que vimos, Cómplices, que me pareció una versión de Hamlet, con todas las dudas. Que quiere matar al tío que se quedó con la madre. O Peter Cascada que a lo mejor se llama así porque quería resolver todo con dar una cascada. Esa emoción yo la capté. Y te agradezco.

MM: Cerramos con Marcela porque se nos va el tercer zoom.



Marcela. Yo quería preguntarle si da charlas, o clases, o cursos, como para estimular esa emoción en la gente joven, porque a veces una palabra puede hacer de semilla en estas nuevas generaciones que él está esperando que aparezcan.

NM: Es uno de mis fuertes, sinceramente. Lo digo con mucha humildad, pero con mucho orgullo y sinceridad porque me lo transmiten, sé que soy un gran motivador, que lo que puedo transmitir motiva. No doy charlas. Doy clases. En este momento soy tutor de una escuela de cine del sur, de San Martín  de los Andes. Muchas veces el INCAA me invita a ir a muchos lugares. A pasar películas y dar una charla a los jóvenes , y es lo que más me apasiona. Pero no lo hago yo, no lo sé promocionar, no soy clases particulares, pero no me pierdo de oportunidades como la que ustedes me brindan, para serles sincero, de hablar desde lo más profundo de mi corazón de lo que siento. Y creo que si hay otro corazón que lo interpreta, como muchos de ustedes, creo que estamos hablando y nos estamos realimentando para formar un futuro inmediato mejor. Esto no es perder el tiempo. Mario, todas las veces que se me requiera voy a estar donde sea.

Marcela: Eso sentí. Que había que conocerte más allá de tus películas. Y la verdad es que me sorprendiste gratamente. Un encanto de persona.

NM: Bueno, muy amable.

MM: De mi parte, Néstor, un lujo. Muchas gracias. Me sumo a lo que dicen acá en el chat, que vuelvas todos los martes. Te agradecemos mucho. Ha sido un gran placer. Laura, te dejo el cierre.

LA: Quería agradecerte, en nombre de todes nosotres porque nos diste una alegría. Porque tu cine es alegría y es sentimiento. Favio debería estar orgulloso de tu cine, porque es un poco la continuidad de ese sentimiento. Así que gracias.

NM: No, gracias a ustedes. Infinitas. La verdad es que les agradezco enormemente. Lo que necesiten, sinceramente. Si algún día quieren una charla especial o un conversatorio para alimentar y para seguir creyendo, porque ahora se trata de seguir creyendo, hagámoslo. También por mí, y por mi amigo el chancho Patricio (lo muestra. Risas). Gracias a todos, a todas. Un gusto. Beso grande y acá estamos.

APLAUSO DE CIERRE

Comentarios

  1. Que lindo encuentro, un orgullo un maestro y es nuestro...Muchas gracias...NO participe en el Zoom por razones de horario, no puedo participar veo los encuentros en diferido....Gracias MARIO y a todo el grupo. En este caso saludo especial a MONTALBANO......

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