Néstor Montalbano: “Yo soy un tipo del que la crítica dice que soy inclasificable. Y a lo mejor tiene razón, qué sé yo.”
En esta segunda parte de la entrevista a Néstor Montalbano seguimos recorriendo su obra, desde Soy tu aventura, paso a paso hasta llegar a la actualidad. Seguimos riéndonos, aprendiendo y pasando, sin exageración, un momento inolvidable.
Laura
Ávila: Tendrías que haber hecho un documental con cómo filmaron Soy tu
aventura.
Néstor
Montalbano: Tengo, tengo un backstage que algún día lo pueden ver,
existe. Me acuerdo de una anécdota. A Luque no le gustaba cómo cantaba Luis
Aguilé, que estaba cantando “Ven a mi
casa esta Navidad” con la guitarrita. Entonces, yo le hago el plano a Aguilé,
pero los tengo a Luque atrás y a Capusotto en el medio. O sea que Aguilé me
canta a cámara, y atrás de él, lo tengo a Luque que me está mirando. Y
Capusotto lo está mirando a Aguilé, que canta (lo imita) “ven a mi casa esta
Navidad”, (Risas) y Luque desde atrás me hace el gesto de pegarse un tiro.
Lo hacía a cada rato. “Cargaba el revólver” y lo hacía de nuevo. En un momento
Capusotto se larga a reír y Aguilé queda con la guitarrita… “¿Qué pasa muchachos?” “No, no, nada, Luis, me estoy acordándome de
una anécdota de Navidad…” ¿Qué te hace reír de la Navidad?” Y el
hijo de puta de Luque seguía “pegándose tiros” atrás. (Más risas). Todo el
tiempo había que acomodar eso. “No, Luis,
no pasa nada; este es un boludo que
se caga de la risa siempre de todo, ya me tiene podrido…”. (Se ríe). El backstage está
divertido.
Mario
Méndez: ¡Qué bárbaro! Y el pueblo, me imagino, conmocionado con Aguilé, porque
era un personaje.
NM:
Una fiesta, porque era un pueblito chiquito, que se llama Patricios, a
diecisiete kilómetros de 9 de julio. Entonces el pueblo dejaba de trabajar y se
iba a ver la filmación. Por eso tiene mucha gente que yo no pagué. La gente se
metía adentro del cuadro, era un delirio. Todo el tiempo había que hacer
fiestas para que apareciera gente. Hay una escena muy linda, que es la escena
del laburante, que la hicimos a las cuatro, cinco de la mañana, en ese
pueblito, en mayo del 2003, que hacía cinco grados bajo cero, y estaban todas
las señoras y los hombres en pijama cagándose de frío, marchando por la avenida
de tierra del pueblo cantando esa canción… No tiene palabras vivir eso. Para lo
que es el cine, la verdad es que esa película fue muy intensa pero muy
divertida de hacer.
LA: Yo creo que esa escena es la mejor de la película. Porque es un poco documental, registra ese 2003 con gente que quería volver a estar feliz. Como la gente saliendo y viviendo algo lindo que pasaba, para compartir.
NM:
Sí, sí. Esa es una escena muy linda que veo que muchos la suben a YouTube.
También, cuando Soy tu aventura llega
al comité del INCAA para ser calificada, tres me dieron el visto bueno, y dos,
malo. Lo mismo le pasó a Verónica Llinás, que actuó en la película, que yo le
acerco el guion (yo vivo en Almagro y ella andaba por el centro). Y un día la
llamo, le pregunto si leyó el guion, y me dice que ella me tiene que conocer,
porque no sabe si yo soy Enrique Carreras o soy un genio. Me dice: “¿Puedo ir a conocer tu casa? Quiero ir ya”.
Quería ver la impronta y vino. Porque nunca había visto un guion así. “Esto es de los setenta, pero a la vez tiene
algo interesante”, me dice. Me acuerdo de que me dijo que no sabía si la
película era en serio o era en joda. Le dije que yo me la creía, que era
divertida y que estábamos haciendo una comedia. Hay que recordar también que
Luis Aguilé era un tipo que estaba ubicado muy del lado de la derecha. Su
estilo no cuajaba mucho con aquello en lo que se estaba trasformando la
Argentina. Era un tipo que parecía muy conservador, y después terminó siendo un
atorrante. El tipo se llevó a Europa a un personaje con una voz estilo
Aznavour, o Gilbert Becaud, y en realidad era de Barracas. Los europeos se
comieron el verso que cantaba así (lo
imita). Era divino. Con Capusotto nos divertimos de una manera tremenda con
Aguilé.
MM: De ahí saltaste a trabajar con otro músico popular completamente diferente, con Fontova, en El regreso de Peter Cascada. Ahí hay una apuesta que nosotros charlamos mucho en el grupo. Una apuesta interesante con el tema de mirar la cuestión de género, de esa transformación que se da en el personaje, que al principio es un retrógrado, un cavernícola total, y después termina aceptando a su hijo/ hija en la escena final. ¿Hay una búsqueda en ese sentido?
NM:
No. Ese libro no era así. A mí me dieron un libro que tenía un final totalmente
opuesto, totalmente machista, pero querían que lo hiciera yo. Dije que sí, pero
que le íbamos a cambiar el final. Yo generalmente escribo con mi mujer, y
veíamos que tenía algo muy oscuro. Y la historia terminaba en un crimen.
Mataban a la chica, terminaba muy mal y no me gustaba. Para la época era muy
coherente eso. Y después, cuando hice mi versión, que es de la que vos hablás,
lamentablemente un par de personas muy cercanas me dijeron que les parecía una
vergüenza. Ojo que el machirulo en ese momento no aceptaba la película. Incluso
algún actor (no el Negro), cuestionó cosas del personaje. De no aceptación, de
por qué me metía con los travestis, digamos. Fue muy fuerte decirles que yo la
iba a hacer, pero como yo quería. Agarré el guion original que era de Sergio
Bizzio y tenía una muy buena base, pero yo ideológicamente no coincidía. Con mi
señora lo retocamos juntos y salió eso que viste. Hicimos las canciones, todo.
En su momento querían que fuera otro actor. Pero como ya estaba el dinero y
había que hacerla me aceptaron la propuesta. Y hoy la miro y la verdad es que
no estábamos errados. Obvio que no estábamos errados. Pero no me fue fácil
mostrar esa película en su momento. Tuve un rechazo muy machista, y después
surgió una cosa muy desagradable, y fue que no se estrenó. Se estrenó una sola
vez en un cine de Recoleta, en el Village. Estuvo una sola semana. Con el Negro
Fontova tuvimos que pagar la entrada para verla en el cine. Nos habían
prometido de todo, fue muy tiste. Un día el Negro me dijo: “¿Por qué no vamos a la casa del tipo y lo
cagamos a puteadas? Fuimos a ver la película, y después fuimos a la casa, y
le golpeamos la puerta y fue muy desagradable todo. Lamentablemente, ese es el
resultado de muchas películas, y de la forma en la que se nos ha usado a los
directores y muchas películas terminan en un cementerio de la nada. Tanto
sacrificio, tanta ilusión… Total estaba el subsidio, paga el Estado… Vamos a
decir las cosas como son en esa parte también. Porque es muy doloroso que como
artista te pasen esas cosas. Vos tenés toda una ilusión y tu película no la vio
nadie. Y quedó encajonada porque encima entró en un juicio. Ni siquiera yo
tengo una copia de set, y el Negro se murió con una frustración tremenda. Yo
creo que es una película que tiene un lindo valor, pero no tuvo la oportunidad
de llegarle a la gente. La gente no pudo ver la peli.
MM:
Esa parte no la sabíamos. Nosotros investigamos todas las películas y nos estás
dando una noticia bastante conmocionante. Sí vimos que había un anticipo de lo
que pasó después, de la apertura de nuestra sociedad a la cuestión de género,
muy anticipada. Pero no sabíamos que se dio una semana sola en una sola sala.
Qué horror…
NM:
Un horror, sí. Esas cosas… a veces el productor la estrena para cobrar el
subsidio y ahí se termina el negocio para él. No le interesa lo que pasa
después, total, ya cobró, ya hizo la diferencia, es así. Digamos las cosas, a
la distancia o a la cercanía, como son, lamentablemente, pero fue un dolor,
porque te tomen por idiota. Y estaba no solo mi compromiso, sino que me
acuerdo, pobre Negro, que nos dio una decepción muy grande. Porque para
nosotros fue una película feliz que hicimos con dos mangos, encima. La hicimos
en un momento en el que yo estaba haciendo teatro… Son esas cosas que suceden,
a muchos le han sucedido.
LA:
¿Ni siquiera pudo ir a los circuitos de los espacios INCAA?
NM:
No, en ese momento no llegó. Sé que tuvo un problema legal muy fuerte, que se
encajonó, pero muchas veces en el INCAA no la he podido nombrar la película. No
existe, es una película que está encajonada.
LA:
Sin embargo, tiene visualizaciones en Internet. La gente la ve un montón.
NM:
Yo la tengo en mi canal y hay otro más que la tiene.
LA:
Se la recomienda mucho. Y está ese chico, Nahuel Pérez Biscayart, que es un
hallazgo y que empezó ahí, es uno de sus primeros trabajos.
NM:
Había empezado un par de años antes. Sí, es muy interesante y muy linda. Tiene
una historia con un muy lindo giro, están Mabel Manzotti, Rubén Stella… Pero no
se vio en su momento. Vos me decís que
se ve ahora (yo no hago el seguimiento), y me das una linda noticia.
LA:
Sí, además tenés muchos seguidores por los documentales de los años que vas
subiendo.
NM:
Eso es algo que me dio mucha visibilidad. Gracias a eso están conociendo más lo
que hice. Porque generalmente, yo quedé atrás del nombre de Capusotto, la marca
la tiene él. Quedé un poco tamizado ahí. Por otro lado, no soy un tipo
institucional, no estoy en lo institucional del cine. Eso a veces te hace tener
un poco más de presencia en algunos lados. Yo soy reacio a eso. No soy muy
sociable. Y con estos anuarios, ahora pueden ver Cómplices, y todo lo que ustedes han visto.
LA:
Hay un mayor conocimiento de tu obra que surge a partir de tu canal de internet,
en YouTube.
NM: Sí, algo que hago y que me gusta mucho. Para aquellos que no saben, desde el año pasado estoy haciendo un anuario (voy por el ‘94), en el que recopilo todo lo que pasó en un año de una manera muy cinematográfica si querés, porque hago un tejido sensorial, y a la vez ilustrativo y de mucha emoción e información, que ordena un poquito la historia. Aún los años más duros de nuestra historia los presento de una manera amable, como para que no se pueda quedar afuera o despegarse. Pasó mucha gente, tengo como catorce millones de visitas, sí.
MM:
Acá preguntan si con El regreso… el
problema legal y las trabas tuvieron que ver con la temática, por esta cuestión
de género y demás, o no.
NM:
No. Tuvo el problema el productor en ese momento, inclusive, tengo entendido,
con otras películas. Y no sé si se portó bien o mal, porque después de esa
película tampoco hubo más diálogo. Salvo ese encuentro con Fontova puteándolo.
Ese tipo, en un año, creo que pudo hacer cinco películas. Se metió en un quilombo
al que se sumó esta película. Tengo entendido que por ahí venía la mano. Se
portó muy mal, y la verdad es que hicieron un daño psicológico muy grande,
porque pobre Negro, nunca pudimos volver a juntarnos para divertirnos porque
nos quedó una cosa amarga. Una película te lleva tres años. Dar vuelta un
guion… La última película, No llores por
mí, Inglaterra, me llevó dieciocho
años. Desde que hice el guion hasta que pude hacerla. Dieciocho años estuve, es
mucha entrega, del actor también… la ilusión… Mínimamente que haya un
reconocimiento, que le llegue a la gente, que puedas decir que le gustó o no le
gustó. Como no se promocionó, el día del estreno fuimos al Village con el
Negro, y no había nadie. Éramos cinco en la sala. El Negro, yo y tres personas
que habían pagado su entrada. Nadie sabía que estábamos, una vergüenza. Después
de ahí, hicieron la presentación, cobraron el subsidio, se rajaron, la verdad,
un mal recuerdo, pero bueno… está la película. Y está el Negro, que canta
encima…
MM:
Y Biscayart, como dijo Laura. Tiene muchas cosas. Después hay un salto a una
película que supongo que te tiene que haber dado muchas alegrías, para
compensar, que es Pájaros volando.
Creo que está allá arriba, por lo menos para mi gusto, y tiene algunos momentos
inolvidables. Para mí, Cafiero es algo inolvidable en el cine argentino. “Donde hay una necesidad hay un derecho”,
me parece absolutamente genial. Contanos un poco de eso, de Mesa, de ese
personaje que tiene al perro Culo… esa película es extraordinaria. Contános algo
de Pájaros volando.
NM:
Pájaros volando la hice en el 2010.
Fue filmada en San Marcos Sierras, Córdoba. Como vos decís, tiene todo lo que
tiene que tener una película, desde su creación hasta el lanzamiento. Es mi
película más vista en cines, y creo que responde a esos momentos de lucidez, de
madurez y de precisión en que la vida te dice: “Es ésta”. Y ya es esa. Ese es mi hit. Creo que es un guion muy
logrado, con Tracy, y tuvo la magia… Vamos a empezar por Cafiero. Muchas veces
a mí me aburre el tema del casting si no sorprendo. A veces un actor me aburre,
o a veces me está aburriendo el personaje que es funcional a la historia, pero
no me está dando nada. Me acuerdo que con lo de Cafiero dije: Acá hay un vendedor. ¿Lo vamos a
desaprovechar? ¿Vamos a poner un extra? ¿Por qué no nos jugamos? Ponemos a
Cafiero. Era un personaje. A mí me encantaba. ¿Cómo no te vas a dar el
gusto de ofrecerle un personaje así? Cuando Cafiero me dijo que sí, esa
partecita de texto que era otra, era mucho más fría y más funcional a la
historia, la hicimos bien peronista, acorde a su tono, y le puse de secretaria
a una Evita. (Risas). Se ganó el Premio Cóndor al mejor actor de reparto ese
año, así que fue completo. Nos divertimos mucho ese día que estuvimos con
Cafiero, nunca tuve tanta prensa en un set. Me acuerdo de que había como
doscientos periodistas sacándole fotos. Y lo mismo sucedió con Mesa… Bueno… un
legado. De mi generación, ¿quién no admiró Mesa
de noticias y todo eso? Ofrecerles el personaje era un lujo. Quedé hecho a
medida de él. Yo le di un personaje con una letra, pero le dije que no quería
que repitiera esa letra, que la acomodara toda él. Ni lo dirigí. Le dije que
iba a ser él, que lo único que le pedía era que me diera el Mesa de noticias que yo había conocido.
Que mirara a cámara en televisión, me chupaba un huevo. Que esto era cine pero
que me diera Mesa… y que se sintiera
cómodo. Y así fue. Un tipazo, una cosa increíblemente noble, bonachón… No tengo
palabras para agradecerle. Y lo puse junto a un personaje que no estaba en el
libro, pero cuando fui a San Marcos Sierras, lo vi que andaba en la calle, que
es Freedom, el tipo que tiene el perro que se llama Culo (ahora voy a decir por
qué se llama así). Freedom no estaba, era otro personaje. Pero cuando lo vi dije:
“Este es un conquistador, esta imagen no la voy a cambiar). Entonces ese
personaje interactúa con Mesa. Lo llevé a otro estado y generé ese personaje
casi en filmación. El perro Culo se llama así, porque en 9 de julio había un
amigo mío que tenía un perro que se llamaba Culo. (Risas). Está Cantilo, está
la Puyó, está Zavaleta, fue muy divertido, muy libre esa película. Imposible de
volver a hacer por los costos. Casualmente tomé un café con el director de la
película el domingo, y sacamos la cuenta. Hoy saldría setenta millones de
pesos. Eso saldría hoy una película como Pájaros
volando; estamos hablando de seiscientos mil dólares. Imposible. Eso te
dice que el cine nuestro va a tomar un camino muy chiquito. No hay manera.
Porque ahora se habla de contenidos audiovisuales, ya no se habla más de cine.
Pero el INCAA va a quedar para proveer películas muy chiquititas. Porque creo
que ha cambiado también la capacidad de llenar los cines. Me fui a la miércoles
con esto. Pájaros volando es una
película muy feliz, muy completa en todo sentidlo. Tiene escenas que yo las veo
y pienso en lo lúcido que estaba en ese momento para hacer eso de esa manera.
Cómo hice la puesta en escena… Fue muy linda, sí.
MM:
Y en el mismo año (un año glorioso), hacés Chasqui,
que para mí es otro punto de los más altos.
NM:
¿La vieron?
MM:
Sí, ¡cómo no! Vimos todo. Y Chasqui
es muy divertida. ¿Ahí también trabajó Damián Dreizik en el guion?
NM:
En Chasqui, no. Pedro Saborido.
MM:
es muy buen actor Dreizik, ese San Martín es impecable. Y Capusotto y la onda
del documental, es muy, muy divertida. Luque, otra vez, con el indio… ese corto
es maravilloso. Debe tener muchísimas visualizaciones, porque además está en
Cine.ar, debe verse muchísimo.
NM:
Sí, sí.
MM:
Al año siguiente hacés Soledad y
Larguirucho. Ahí la voy a dejar a Laura que sabe bastante de la dirección…
LA:
Más que nada de la parte de animación. En realidad, lo que te quería preguntar
era cómo fue hacer el vivo de esa animación. Porque está muy bien, la verdad es
que está muy bien empatada la parte del vivo con la animación. ¿Cómo fue
trabajar así?
NM:
Tanto Manuel como yo fuimos autodidactas. Teníamos una manera de ser, con todo
el respeto por lo que significó Manuel García Ferré, él me eligió a mí para
hacer esa película, después de haber buscado muchos directores. Vio Soy tu aventura, y dijo que yo era el
pibe que él necesitaba. Me mandó a llamar y estuve dos años con él. Y la verdad
es que llegamos a filmar eso de la manera como nosotros sentíamos
intuitivamente que lo podíamos hacer. Es decir, así entendí también que él
había hecho su vida artística así, de una manera artesanal. ¿Te acordás de
Petete? Un día lo saca de un armario y me dice: “Mirá Petete. ¿Sabés quién lo hizo? Yo.” Y me mostró cómo lo había
hecho. Con una tijerita, la goma espuma… Y yo soy igual. Yo soy un tipo que
quiero saber cómo sacar el ingenio para resolver algo. Fue simple. Llevar
cartones donde figuraban los personajes, del punto de mirada, si eso es lo que
vos me preguntás.
LA:
Sí.
NM:
O ponerme yo arrodillado haciendo la voz de Larguirucho, interactuando con los
actores mismos. Fue de una manera muy artesanal, así como fue artesanal lo de
él. A pesar de que ya estaba la técnica digital, quiso hacer los dibujitos a
veinticuatro cuadros, fotograma por fotograma, dibujados. Como había hecho Hijitus, con la técnica antigua de la
animación. Se llegó de esa manera, fue una manera de sentido común, pero nunca
tuvimos un tipo con una capacidad tecnológica que dijera “voy a llevar esto”.
Nos imaginábamos cómo tenía que ser, y él con sus dibujantes… nunca abandonó a
los dibujantes de toda su vida, gente mayor, muy tiernos… Fue una película en
la que él pudo cumplir un sueño que traía desde el año ’95 o ’96, cuando había
conocido a Soledad que era chica, y que ella no había aceptado hacer. No me
acuerdo por qué circunstancia, cuando yo llego aceptó hacer la película. Fue
una experiencia muy linda con Manuel. Fue mi otro Aguilé, Manuel. Esos tipos
que tienen otra cabeza. Manuel era un tipo que tenía dos cerebros. Uno que era
para lo artístico, y la otra parte del cerebro para el negocio.
MM:
Antes del siguiente largo, después de Soledad
y Larguirucho, otro corto de celebración histórica, que es Para muestra basta un botón. También lo
vimos, y nos gustó, y nos pareció muy interesante enfocar el tema Malvinas
tratando de salirse de lo bélico.
NM:
De eso se trataba, sí.
MM:
¿Cómo fue la experiencia de ese corto?
NM:
Bueno, el actor que hace de inglés es coguionista mío, es el que escribió Soy tu aventura conmigo. Y también la
última película, No llores por mí,
Inglaterra. Es descendiente de inglés, así que tuvo la batuta él, en esa
historia tan particular basada en los indios esos. La idea era abordar el tema
pero que no fuéramos por el lado de Malvinas, igual que en No llores por mí, Inglaterra. Uno habla de la relación con los
ingleses, no es que habla de la guerra ni la rivalidad. Nos metimos ahí, en ese
punto. Fue una experiencia linda, distinta. La hicimos en un día en un estudio,
muy rápido. Un amigo de Ushuaia me mandó las imágenes de fondo, y surgió eso…
LA:
Empezaste a trabajar con mucho fondo verde… Creo que a partir de Larguirucho y Soledad empezaste con eso,
y todas las otras películas tienen mucho de eso, de esa terminación digital.
También se nota que Por un puñado de
pelos tiene algunas tomas así, y bueno, la última, que es histórica y que
es más difícil de recrear. Pero está muy bueno cómo lo resolvieron con las
maquetas, es muy lindo todo el tema de la plaza, todo eso quedó muy bien.
Quería preguntarte algo de Por un puñado
de pelos, que es una película que se mete un poco con las mitologías
populares, pero intervenidas por el mundo del dinero, de alguna manera. ¿Cómo
se les ocurrió esa película? ¿Cómo fue filmarla, allá en San Luis? Contanos un
poco.
NM:
Como siempre, uno parte de una idea. Si no hay una idea que pueda contar en
tres palabras no existe. Después viene la historia. Pero con la idea uno puede
focalizar el punto justo de una historia. Surgió esta historia del pelo, surgió
algo simpático con eso, y por supuesto surgió la posibilidad de hacer cine; yo
venía desde Larguirucho… con mucha
relación con San Luis. Y eso los estimuló mucho a decir: “Traete una historia que tenga montañas, te la vamos a producir, y a ver
qué nos ofrecés”. Ahí vino lo de
ofrecérsela a Valderrama. Todo eso también tiene que ver, más allá de la
película. Lo que promueve una película como industria en el momento de su
realización. No solamente en lo económico, sino también en el pueblo, como fue
llevar a Luque, a Luis Aguilé y a Capusotto a un pueblito. También llevar la
cultura, empieza a tener la mística desde el primer día que la empezamos a
producir. Y lo que nos faltaba para la magia de la película era Patricio (lo muestra). Acá estamos con la gente,
Patricio. (Risas). Patricio es el chanchito que trabaja en la película. Una
cosa novedosa también para mí, porque al chancho había que hacerlo actuar. Esa
fue una película muy especial para mí; trabajé mucho para el lugar, a la par de
la película. Tratando de llevarle a esa gente a la montaña, una historia que la
pudiera divertir. Ya la verdad es que el día en que la estrenamos en el
pueblito Valderrama vino como un señor con su esposa, y con el Negro Rada se sentaron en la plaza y vieron la película.
Y esas son las cosas que más me reconfortan de todo, ese es el objetivo. Nos
vemos ahí, estamos acá, y hay algo de sinceridad en todo esto que hemos hecho,
que no es solamente la demagogia de la fama, la frivolidad o lo que sea. Sino
que tiene un sentido cultural.
LA:
Cumpliste tu sueño de espagueti western, porque estaba el Pibe Valderrama como
un héroe de western.
NM:
Sí. Bueno, el western lo traigo desde chiquito. Ahí me saqué el gusto. Tenés
razón.
MM:
Después volvés a la historia, con No
llores por mí, Inglaterra. Nos contaste que te llevó dieciocho años. ¿Por
qué? ¿Era una idea que traías de pibe?
NM:
año 2003. Cuando terminé de filmar Soy tu
aventura, última toma, me acuerdo de que estaba Marrale… Yo lo miro…
Marrale es un tipo que tiene un cuerpo… no es alto, es más bien retacón, de
piernas gorditas… Y me dice: “¿Qué
película vas a hacer después de esta?” Y lo miro a Marrale y le digo: “La
verdad es que yo a vos te veo de Belgrano, con unas calzas blancas, ajustadas,
que te marquen bien los huevos. Vos estarías para Belgrano, con una chaqueta y
un culo bien ajustado…” (Risas). Y se ve que esa imagen burda me quedó. “Yo quiero hacer una película histórica, pero
no me banco hacerla muy seria”. Y
bueno, con el coguionista de Soy tu
aventura que es de 9 de julio
también, el Inglés, ahí nomás dijimos de meternos en las invasiones
inglesas. Y ahí nos surgió un guion que no era con el fútbol, sino con un
boxeador que traían los ingleses, una bestia que cagaba a trompadas a todo el
mundo, y nos quedaba chico el boxeador. Después se transformó en fútbol, y al
ser una película de época es una película cara, entonces realmente el productor
sale corriendo. Tuve dos oportunidades de hacerla a lo largo de diecisiete
años. Una con un alemán, que leyó el libro y dijo que teníamos que hacerla con
Tévez, Yo iba a verlo a Ezeiza, el tipo pasaba por Argentina para charlar, y no
prosperó. También hubo un concurso en el INCAA, la metieron, salió segunda y no
quise hacerla. Y en el año 2016 el Inglés manda el guion a Euroscript, en
Londres, un concurso de guion muy importante. Y de entre cuatrocientos guiones
sale entre los primeros veinte. No ganamos, pero los ingleses nos mandaron una
nota, diciéndonos que no nos perdiéramos de hacer esa película, y remarcan
algunos detalles en el guion para mejorar. Con muy buenos criterios, para
fortalecer un poco los conflictos, porque había cosas que no conocían. Había
muchos próceres en la historia. Estaban
Moreno, Belgrano… Nos decían que la película a nivel local iba a funcionar,
porque nosotros conocíamos a esa gente pero que esos personajes no rendían en
la historia en sí. Nos dieron una serie de detalles. Agarramos de nuevo el
guion y lo achicamos, lo hicimos un poco más accesible. Y bueno, la vida me
puso a tres tipos con dinero en un café, charlamos, rápidamente, pusieron guita
para hacerla y así se hizo esa película. Se hizo en tiempo récord. Conseguí la
plata y en ocho meses la terminé. No pasé por el INCAA. Una experiencia
extraña, que llega también en un momento extraño. Yo, sinceramente, sentí que
era un tema que no le interesaba a nadie. Quedó fuera de época. Recién ahora
estoy viendo que la están rescatando de varios lados. Yo iba a las salas cuando
se daba, siempre voy a las salas cuando se dan las películas. Incluso me tomo
el trabajo, por ejemplo, de seguir a una pareja que sale del cine hasta el bar,
para escuchar lo que dicen. Porque ahí tenés la verdad. Porque vos me podés
decir que mis películas son buenas, pero yo no te voy a creer nunca. Yo le creo
al tipo que pagó una entrada para verme. El espectador incondicional. Entonces
voy y escucho. Y a veces me morfo que hablan bien y a veces que hablan mal.
Pero siempre escucho ciertas verdades. Y con esta película, me pasaba que
siempre había un grupo que la aplaudía, otro grupo en el que había como una
resistencia y había dos o tres que se paraban en la mitad y se iban. Y me
pasaron cosas locas. En una ciudad del sur de la Provincia de Buenos Aires, que
no voy a decir cuál es porque tengo amigos ahí, me invitan para pasar la
película en un verano. Inauguraban un parque muy grande. Y cuando llego, me
recibe el subsecretario del intendente, y me dice que la película la pidió él
porque le gusta mucho, pero que el intendente no quería que se pasara, porque
tenía su mambo, dudaba de la película, de lo que hablaba. Le dije que se
quedara tranquilo, que no era en contra de los ingleses. Y el intendente me
recibe. Me agarra solo y me dice: “Mire,
Montalbano, yo con esta película tengo un problema: acá, en este pueblo, no nos
gusta que se hable mal de los ingleses. Como si dijera: El
pueblo no va a querer una película que habla mal de los ingleses y ese
cachetazo me lo voy a comer yo”. Me dijo: “¿Qué pasa con esta película, al final? ¿Cómo es?” Le dije que se
quedara tranquilo, que si quería la mirábamos en ese momento o pasábamos otra
película. Y me iba a la mierda. Me dijo que él confiaba, pero que el de los
ingleses era un tema que ya había pasado. Como la guerra. Al final la película
se dio en el parque, la vio un montón de gente, vino y me dijo que era muy
buena y que la vería de nuevo. Un intendente peronista, aclaro también eso,
medio pasado al macrismo. En ese momento había hecho un pacto con el gobierno
de Vidal. Más allá de todas estas anécdotas, siento que es una película que
llegó a destiempo. Como está filmada de manera clásica creo que el humor va a
resistir. Ahora le tengo que dar tiempo, va a quedar como una cosa rara, y de
culto. Yo soy un tipo del que la crítica dice que soy inclasificable. Y a lo
mejor tiene razón, qué sé yo. Yo no hago malas cosas, lo sé. Algunas pueden ser
mejores que otras, pero creo que me merezco todavía lo mejor que puedo hacer,
por el punto de madurez en el que estoy. Lo siento. Ojalá tenga la oportunidad.
MM:
Acá Edit escribe que es una película que habla de cómo una pasión despierta la
identidad de un pueblo.
NM:
Tal cual.
MM:
Bueno, antes de darle la palabra al grupo, ya que dijiste que estás en un momento
de madurez, ¿estás con algún proyecto en marcha? ¿Estás por hacer alguna
película? ¿Alguna idea?
NM:
Tengo una idea muy linda, que tiene que ver incluso con el tema de la pandemia,
un guion muy lindo que he escrito con mi señora. Muy divertido. Género de
terror, pero muy gracioso, ambientado en 1901, Todos los que lo leen quedan
fascinados, pero bueno… está difícil para hacer cine. Tengo otra historia como Pájaros volando también. Justo antes de
la pandemia, te lo juro (yo vivo cerca de la parrilla Mirasol), y justo quince
días antes me había juntado con un tipo que me garpaba una película, con la
misma estructura de Pájaros volando
pero sobre los dinosaurios en el sur. Para hacerla en Plaza Huincul o en un
lugar así. Me iba a poner en la pre producción de eso, se cayó todo. Así que
tengo esta de los dinosaurios, tengo esta de terror que te digo, todo de humor.
Y lo que he hecho ahora son seis documentales para Encuentro, históricos.
Devenidos de lo que hago en YouTube, hice con la negra Flechner y Damián
Dreizik, seis capítulos de distintos años, que cuentan la historia de esos
años, de una manera muy amena, muy amable, muy comedia también. Hay varias
ideas dando vueltas.
MM:
Qué bueno. ¿Eso se puede ver? ¿Lo de Encuentro ya está?
NM:
Lo estoy terminando. En septiembre, se supone.
MM:
Ya nos contarás…
NM:
Son dos amigos que se juntan a boludear, y siempre traen un regalo a partir del
que se conmemora. “Uy, mirá, el libro de
Cortázar”; “El disco Artaud, de Spinetta, que es del ’73…”. Van
recordando, como dos viejos en la confitería “Las Violetas”. Es muy divertido,
lo hacen muy bien.
LA:
¿De dónde sacás el material de archivo para hacer esos documentales?
NM:
ES una mezcla. Muchas cosas tengo. Otras cosas que puedo comprar en YouTube, por
eso yo no cobro, lo hago gratis porque son cosas de las que YouTube puede
proveer el copyright. Busco también… De amigos… Siempre me gustó juntar VHS y
grabar, grabar. Mezclo todo eso, algunas cosas las pido, he pedido incluso
algunas cosas al Archivo General de la Nación. De todos lados. Porque son cosas
que tienen derecho de autor. Si vos ya ponés una canción, esa canción tiene un
derecho de autor, o sea, pagarla es imposible, Por lo tanto lo hago gratis
absolutamente.
MM:
Bien. ¿Alguien quiere anotarse para hacerle una pregunta a Néstor? Beatriz.
Beatriz:
Primero un comentario. De tus películas, la que más me gustó es No llores por mí, Inglaterra. A lo mejor, como vos decís, hoy se ve distinto, pero a
mí me gustó mucho. Otra cosa que me gustó mucho y que agradezco a nivel
personal, son los años argentinos. Como es obvio, por la edad que tengo viví la
mayor parte de esos años. Y volver a ver, desde cómo era la Avenida 9 de Julio
en el año ‘50, cuando yo era chica, o cómo era el tranvía, cómo se ve a Videla,
que estuvo cinco años gobernando, etcétera. Cada una de las cosas que uno ve y
que ha vivido, es fantástica, y en mi opinión, además, está muy bien armado. La
música, con lo político, con la moda… Tengo una pregunta que surgió cuando
vimos El regreso de Peter Cascada, y
es el final. Acá no nos pusimos de acuerdo. ¿Eso es algo que él imagina o es
algo que existió? Lo del baile con la hija.
NM:
Eso es algo que existió, lo vivió.
Beatriz.
Fue algo que discutimos. Gracias.
MM:
Igual, Néstor, los que creen que está soñando, si pueden justificarlo con
argumentos está muy bien. ¿No? Porque una vez que entregaste tus películas son
“nuestras”.
NM:
Es comprensible, porque es un momento en el que él está convaleciente por el
disparo y le están diciendo que van a completar un sueño. Después esa imagen se
pone objetiva, digamos, y uno puede entender que es una ensoñación. Es
comprensible eso. Pero lo hice con el sentido de que eso está pasando.
Alicia:
Bueno, yo vi tus videos, quedé enganchadísima y me surgió el interés por
conocerte más como director. Por cómo estaban armados. Pensaba que son ideales
para la formación docente. No tan solo para ser trabajados en escuelas de nivel
medio o universitario. ¿Hiciste algún contacto con el Ministerio de Educación o
pensás hacerlo? Porque es excelente el material.
NM:
No. ¿Sabés qué pasa? Es un material que no se puede comercializar. Y por más
que sea del Ministerio de Educación es muy difícil sacarlo del nicho de YouTube
porque tiene problemas de copyright. De todas maneras, la verdad es que no he
ido a ofrecer nada, pero siento que se puede hacer fuera de YouTube, puesto que
tenemos archivos de RTA, del Archivo General de la Nación, y muchas cosas que
están dando vueltas sin derechos. Hay una cosa que hay que saber. Todo lo que
ustedes ven en YouTube viene de canales privados. Hay un lugar, que lo han
visto, que se llama Di Chiara/Di film, en el que están todo el material de ese
tipo. Lo han visto muchas veces, tiene una marca de agua cruzada en la imagen,
que dice Di Chiara. Es el dueño de ese material. Ese tipo tiene en YouTube toda
la historia argentina. Si vieran las cosas que hay ahí… Busquen cada año y van
a encontrar todo. Y está con una marca de agua porque el tipo lo vende. Si yo
lo quiero se lo tengo que comprar. Lo vende por una fortuna. Ahora… él no es
dueño de eso. Porque tiene material que fue de Canal 13… qué fue de otro.
Consiguió esa imagen en algún lado. Quién sabe cómo la consiguió. Y ese tipo te
vende el material, pero a la vez que te vende la imagen no tiene el poder para
decirte que vos sos el dueño. O sea, para ir a negociar realmente con ese
material tenés que ir, o a Canal 13, canal 11 o la productora que generó en su
momento ese material. ¿Qué quiero decir? Que la historia está en manos de
todos, a la vez está aprisionada, porque por lo de los derechos no la podemos
traer parea generar estas cosas. Yo las puedo hacer porque no cobro, y porque
YouTube, internamente, tiene una ley que me ampara porque es una comunidad y yo
trabajo para otros. Cuando yo estoy poniendo a Luis Miguel, esa canción la
cobra Luis Miguel. No la cobro yo. Vos me clickeás, estás viendo mis videos,
llegás a ese momento y ahí le está entrando un dinero a Luis Miguel. ¿Se
entiende? Entonces es muy complejo el tema de los derechos. Pero sí, la
Argentina tiene mucho archivo. Y ahora, como dije, hice seis capítulos que es
un intento, contado de otra manera pero que va por este lado, de contar la
historia de una manera amable y entretenida, como a mí se me ocurre. Pero no,
no me han llamado ni pienso ir. No sé si es lo mío. Yo lo hago como hobbie, lo hago con mucho rigor, me paso
desde las once de la noche hasta las cuatro de la mañana editando esas cosas ad honorem, pero lo hago con
responsabilidad también. Porque es Historia, me siento muy comprometido con la
juventud. Con ser honesto, con que ordenemos la Historia. Me parece que
ordenarla es ordenar las emociones. Ordenar la Historia es poder ir a buscar
nuestras verdades y nuestra identidad, pero con un orden de las cosas. Está teniendo
una repercusión llamativa. Me han llegado, sí, comentarios de todos los
gobiernos; del gobierno macrista también. Pero de mi parte, no siento ir a
promover esto.
MM:
A ver Néstor…
Néstor:
En este grupo, en el que la mayoría somos gente grande, aprendimos a quererte y
a respetarte. Empezamos con las primeras películas, con muchos compañeros, que
no la veían ni cuadrada, y terminamos diciendo en cada película: “A mí esta sí
me gustó”. O “Esta me divirtió mucho”. Y así aprendimos a quererte. Ahora la pregunta.
Yo leí algunos reportajes en los que vos hablás de que falta un nuevo cine
argentino. Faltan directores nuevos, jóvenes que aparezcan, ¿Podés profundizar
algo de eso?
NM:
Sí, yo lo que digo es que estamos transitando una nueva década, que de alguna manera
está tomada por la pandemia, y eso ha generado que todas las acciones que
estaban previstas desde la cultura o para movilizar a los artistas, hayan
terminado con una cachetada para todos. Creo que cada década ofrece un lenguaje
y cada década ofrece un despertar, porque se tiene que acomodar a la
circunstancia, y que en este momento estamos en un letargo. Somos de los que
piensan que las series son buenas, pero se parecen entre sí y no hay un
lenguaje propio. Tengamos en cuenta que en este momento el copyright de nuestra
Argentina se lo están llevando las corporaciones extranjeras. Nosotros estamos
viendo el Maradona que va a hacer Amazon, estamos viendo el Bonavena que va a
hacer Fox. Y vamos a ver Santa Evita,
que la está haciendo Disney. Entonces, indudablemente, tenemos que tener una
capacidad de proyecto cultural, que genere un nuevo semillero, que con una
nueva pasión nos dé una nueva continuidad de lo que es la esencia de nuestro
ser. Y esto tiene que ver con la identidad. Yo veo que hoy los pibes filman
como ven, y hasta el crítico, te lo puedo asegurar Néstor, tocayo, que hasta el
crítico tampoco es muy avezado en haber visto tanto cine argentino. Hoy se mira
lo de afuera y se copia. Lo veo en cómo se filma. Falta esa capacidad de
identidad que se la lleva esta nueva era de Internet. Nos mezcló a todos, nos
dejó sin fronteras. Entonces, si un gobierno no pone pautas culturales para
generar semillero… Eso quizá empiece a nacer cuando nos desprendamos un poco de
esta pandemia. No vamos a pretender que pase ahora. Pero en los últimos
tiempos, honestamente, veo que esa pasión argentina por las cosas se diluyó
hasta en el tono. El joven adquirió un lenguaje totalmente naturalista. Hasta
la cámara la produce como en un noticiero de televisión. Tiene que moverla
porque sí. Modular… el actor ya no modula, no tiene expresión “¿Qué hacé’ boludo como andás? Hasta las
películas históricas. Lo ves a Rago haciendo Belgrano como si hablara en un bar de Barracas. Hay un lugar el que
se tamizó todo y quedó todo en un mismo plano. Y eso pasa con la música
también. Si no nos promocionamos, si no promocionamos la historia, el tango, el
folklore, las cosas nuestras… y, se las llevan los de afuera. Por eso te digo.
Vamos a ver Santa Evita hecha por
Disney. Prestémosle atención. ¿Qué nos queda por hacer? Creo que va a haber
chicos nuevos, que le van a poner una nueva mirada y va a haber un resurgir. La
Argentina es muy potente culturalmente. Tenemos un don para salir adelante y
hacer cosas, pero nos tiene que llegar la emoción. No es culpa de nadie.
Estamos todos a la deriva, desbordados, nos pasan muchas cosas todo el tiempo.
No sé si te respondí…
Néstor:
Perfecto, gracias.
NM:
Y también, te digo la verdad, yo me siento grande ya. Porque yo fui parte de
ese cambio. Porque en los ’90, en el ’93, con Cha, cha, cha y toda esa movida, se generó un nuevo estilo. Un
código nuevo, un lenguaje nuevo. Me di cuenta después, cuando la misma
publicidad fue absorbiendo el lenguaje visual de lo que nosotros hacíamos. Se
fue replicando y hoy quedó una marca. “Mirá,
esa porquería se parece a Todo por dos
pesos”. Eso lo hicimos cuando éramos jóvenes, esos descubrimientos los
captan y los lanzan los jóvenes, que son los que producen el cambio, la
revolución. Y a nosotros, lo que nos queda es seguir defendiendo nuestra
identidad, nuestros valores, aunque nos sintamos viejos. No importa. El artista
sale del corazón. Uno puede estar formado desde lo académico, saber el ABC de
las cosas, pero el artista que pierde su sentimiento… El sentimiento hoy es la
identidad. Vuelvo entonces al comienzo de esta charla. El día en que yo escuche
una canción de Leonardo Favio y no me emocione… cualquier pibe va a decir que
soy un viejo choto mal. Pero eso fue mi vida, y la emoción la recibí ahí. Y eso
se puede resetear, no tengo porque seguir escuchando lo que escuchaba hace
cuarenta años. Pero yo tengo que traer eso, a Nestítor, traerlo acá, y
resetearlo. De eso se trata. Y de eso se trata el arte también.
María
del Carmen: Yo que te encontré por las redes, Néstor, quiero decirte que capté
desde el principio esa esencia, esa emoción. Desde la primera que vimos, Cómplices, que me pareció una versión de
Hamlet, con todas las dudas. Que quiere matar al tío que se quedó con la madre.
O Peter Cascada que a lo mejor se
llama así porque quería resolver todo con dar una cascada. Esa emoción yo la
capté. Y te agradezco.
MM:
Cerramos con Marcela porque se nos va el tercer zoom.
Marcela.
Yo quería preguntarle si da charlas, o clases, o cursos, como para estimular
esa emoción en la gente joven, porque a veces una palabra puede hacer de
semilla en estas nuevas generaciones que él está esperando que aparezcan.
NM:
Es uno de mis fuertes, sinceramente. Lo digo con mucha humildad, pero con mucho
orgullo y sinceridad porque me lo transmiten, sé que soy un gran motivador, que
lo que puedo transmitir motiva. No doy charlas. Doy clases. En este momento soy
tutor de una escuela de cine del sur, de San Martín de los Andes. Muchas veces el INCAA me invita
a ir a muchos lugares. A pasar películas y dar una charla a los jóvenes , y es
lo que más me apasiona. Pero no lo hago yo, no lo sé promocionar, no soy clases
particulares, pero no me pierdo de oportunidades como la que ustedes me
brindan, para serles sincero, de hablar desde lo más profundo de mi corazón de
lo que siento. Y creo que si hay otro corazón que lo interpreta, como muchos de
ustedes, creo que estamos hablando y nos estamos realimentando para formar un
futuro inmediato mejor. Esto no es perder el tiempo. Mario, todas las veces que
se me requiera voy a estar donde sea.
Marcela:
Eso sentí. Que había que conocerte más allá de tus películas. Y la verdad es
que me sorprendiste gratamente. Un encanto de persona.
NM:
Bueno, muy amable.
MM:
De mi parte, Néstor, un lujo. Muchas gracias. Me sumo a lo que dicen acá en el
chat, que vuelvas todos los martes. Te agradecemos mucho. Ha sido un gran
placer. Laura, te dejo el cierre.
LA:
Quería agradecerte, en nombre de todes nosotres porque nos diste una alegría.
Porque tu cine es alegría y es sentimiento. Favio debería estar orgulloso de tu
cine, porque es un poco la continuidad de ese sentimiento. Así que gracias.
NM:
No, gracias a ustedes. Infinitas. La verdad es que les agradezco enormemente.
Lo que necesiten, sinceramente. Si algún día quieren una charla especial o un
conversatorio para alimentar y para seguir creyendo, porque ahora se trata de
seguir creyendo, hagámoslo. También por mí, y por mi amigo el chancho Patricio
(lo muestra. Risas). Gracias a todos,
a todas. Un gusto. Beso grande y acá estamos.
APLAUSO
DE CIERRE
Que lindo encuentro, un orgullo un maestro y es nuestro...Muchas gracias...NO participe en el Zoom por razones de horario, no puedo participar veo los encuentros en diferido....Gracias MARIO y a todo el grupo. En este caso saludo especial a MONTALBANO......
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