90 años del nacimiento del poeta ruso Evgueni Evtuchenko

Hoy se cumplen noventa años del nacimiento del poeta ruso Evgueni Evtuchenko en Nizhneúdinsk. Cuando tenía un año la familia se mudó a Moscú. Comenzó a publicar sus poemas a fines de la década del 40. En 1952 se lo admitió en la Unión de Escritores Soviéticos. Entre ese año y 1954 estudió en el Instituto Maximo Gorki, en Moscú. Es una de las grandes voces de la Generación del 60 en la poesía soviética. En 1991 se mudó con su familia a Tulsa, Oklahoma, en los Estados Unidos, para desempeñarse como docente de la universidad local. Murió en esa ciudad, el 1 de abril de 2017- Recordamos a Evtuchenko leyendo dos de sus poemas. 



Dos ciudades

Soy un tren
que hace años corre
entre la ciudad Sí
y la ciudad No.
Mis nervios están tendidos
como cables
entre la ciudad No
y la ciudad Sí.

Todo está muerto y asustado en la ciudad No,
igual a un despacho empapelado de tristeza.
Por las mañanas enceran con bilis su parquet,
los sofás están hechos de falsedad y las paredes de desgracias.
Los retratos miran con sospecha,
cada objeto parece enojado.
Acá jamás se te dará un buen consejo,
ni un ramo de flores, ni un simple saludo.
Las máquinas de escribir teclean en respuesta:
"No-no-no...
no-no-no...
no-no-no..."
Y cuando se apagan las luces,
se inicia la lúgubre danza de los fantasmas.
Jamás, ni aunque te mueras, se te dará el boleto
para escapar de la negra ciudad No...

En cambio, la vida en la ciudad Sí
es un canto de mirlo.
No tiene paredes, es como un nido.
Las estrellas quieren caer en las manos de cualquiera
y otros labios, sin avergonzarse, solicitan tus labios
mientras murmuran: "no te preocupes..."
La incitante reseda pide ser arrancada,
mugiendo los rebaños ofrecen su leche,
nadie mira con recelo,
adonde quieras ir, te llevarán de inmediato,
trenes, aviones, barcos,
y, con rumor de años, corre el agua susurrando:
"Sí-sí-sí...
sí-sí-sí...
sí-sí-sí..."
Sólo que a veces es aburrido
que todo se me dé sin esfuerzo
en esta ciudad Sí multicolor y radiante.

¡Es mejor ir y venir
hasta el fin de mis días
entre la ciudad Sí
y la ciudad No!
¡Mejor tener los nervios tensos,
como cables,
entre la ciudad No
y la ciudad Sí!

De Animales en Bruto, 31 de octubre de 2014- Versión de Natalia Litvinova.


La abuela

Meditando en los años
recuerdo
cómo los hogares vivieron esperando,
cómo las tormentas del cuarenta y uno
se abatieron sobre la pequeña estación Zimá.
No me cayó, por cierto,
el maná del cielo.
Por aquel tiempo
me congelaba
aguardando en las colas.
Mamá estaba en el frente
y yo vivía solo con mi abuela
que era una autoridad del soviet local.
Cubierta la cabeza con su viejo pañuelo,
botas de hombre,
capote militar
y un viejo portafolios bajo el brazo.
Abarcando toda la maldad del mundo
me hablaba con odio
de un desertor capturado
y de los que robaban
el cereal.
Su palabra asustaba
cuando la saludaban,
y por algo le huía
el borracho contable.
Pero a veces,
a la hora de la breve pausa,
comenzaba de pronto a cantar
mientras avivaba el fuego.
Junto con mi banda de la estación Zimá
me sentaba con mis compañeros.
Ella contaba con voz alegre y doliente,
con una ansiosa lejanía en los ojos,
de huelgas,
de victorias,
de luchas clandestinas,
de cárceles
y amigos fusilados.
Furiosa la tormenta golpeaba la ventana,
pero,
quitándose los lentes
montados en carey,
nos cantaba suavemente
sobre la gran batalla final.
Le hacían eco
y brillaban asombrados
los ojos de la impaciente compañía.
En Siberia los chicos cantaban la “Varsoviana”
y los alemanes
se retiraban de Moscú.


De
No he nacido tarde, Ediciones La Rosa Blindada, Buenos Aires, 1967- Traducción de José Luis Mangieri.


No he nacido tarde
Eugueni Evtuchenko
Treducción de José Luis Mangieri
Ediciones La Rosa Blindada, 1967.


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