Mediadores de lectura en acción
Por María Trombetta.
La Capacitación para Auxiliares de Bibliotecas comunitarias, como todas las que ofrece el Programa Bibliotecas para armar, está destinada a referentes de bibliotecas, bibliotecarios, docentes, y cualquier persona interesada en promover la lectura y los espacios organizados para fomentar esta práctica. Así de diverso, y a la vez homogéneo, es el público que participa de la misma.
La Capacitación para Auxiliares de Bibliotecas comunitarias, como todas las que ofrece el Programa Bibliotecas para armar, está destinada a referentes de bibliotecas, bibliotecarios, docentes, y cualquier persona interesada en promover la lectura y los espacios organizados para fomentar esta práctica. Así de diverso, y a la vez homogéneo, es el público que participa de la misma.
Ese fue uno de los aspectos que más llamó mi atención desde que comencé a ocuparme de organizar los encuentros de la Capacitación: bibliotecarios escolares, universitarios o especializados, maestros con la intención de crear un pequeño espacio de lectura en el aula, voluntarios con el proyecto de fundar una biblioteca en algún barrio en el que realizan trabajo comunitario, trabajadores de la salud que desean ofrecer lecturas a sus pacientes mientras esperan ser atendidos, o, simplemente, quienes se acercan para asomarse a una tarea que les atrae, pero a la cual todavía no saben por dónde acceder.
Esta diversidad, lejos de presentar una complicación, aporta la riqueza de la multiplicidad de miradas, conocimientos, intenciones, y confluye en la conformación de grupos interesados y comprometidos, que a medida que van recorriendo los diferentes temas e instituciones que visitamos durante los encuentros, logran tener una visión general de la función de un mediador de lectura, visto como un sujeto activo y ocupado en multiplicar las formas y posibilidades de acceso a la lectura de aquellos a quienes se dirige.
Es entonces que, más allá de su formación específica, siguen con atención las charlas de los especialistas en procesos técnicos, buscando la forma más conveniente para organizar sus espacios, o comparten la experiencia de Alejandra Lezcano, la bibliotecaria en el Club Nueva Chicago, que los invita con un café mientras les cuenta sus mejores estrategias para lograr que los chicos que van a jugar al fútbol entren a la biblioteca, y lleven a sus mamás con ellos. Se sorprenden con la habilidad de los trabajadores del Departamento de encuadernación en la Biblioteca del Congreso de la Nación, y averiguan todo sobre los mejores materiales para la restauración de libros y dónde conseguirlos. Cada viernes llegan, algunos desde ciudades del interior de la Provincia de Buenos Aires y localidades del conurbano, casi todos apurados desde sus trabajos, y toman nota con sorprendente avidez de cada dato, título, autor, que mencionan los especialistas en literatura infantil, edición editorial o comunicación comunitaria que participan de los encuentros.
Hacia el final del recorrido, les proponemos la visita a una biblioteca comunitaria, espacios con los que trabaja el Programa, y que se caracterizan por estar asociadas con otras organizaciones que ofrecen determinados servicios a la población – comedores comunitarios, centros de salud, clubes de barrio, hogares para adultos mayores- para acercar información, apoyo escolar o lecturas para acompañar momentos de espera. Los Auxiliares, entonces, se interiorizan en su funcionamiento, conocen las dificultades con las que lidian, los logros que recogen con su tarea, las ideas que desean implementar agregando tiempo a sus tareas originales atendiendo pacientes, asistiendo a niños en situaciones de vulnerabilidad o adultos mayores y sus problemáticas específicas. Les toca a ellos, en esa instancia, retribuir a la comunidad lo que aprendieron durante el curso, proponiendo una intervención pensada para ese contexto específico.
Así, un grupo de participantes reorganizó por completo la biblioteca del Hogar 20 para adultos mayores, que luego de la inundación de 2013 en el Barrio Mitre, permanecía sin uso. Otro grupo, tomando el modelo de la biblioteca especializada La Nube y otras infantiles, ideó un sistema de señalización por colores para que los nenes y nenas del CAF Mitre, en la Villa 20 de Lugano, pudieran elegir autónomamente sus lecturas. Otro proyecto realizó un títere mascota que, en la sala de espera del Cesac 15 de San Telmo, convoca todas las semanas a los pequeños pacientes para invitarlos a compartir cuentos y lecturas. Un grupo donó una importante cantidad de libros en el Hogar San Martín para adultos mayores que se distribuían con material de difusión del resto de las actividades que la biblioteca organiza. El mismo lugar, unos años después, otros participantes acercaron audio libros en formato digital junto a algunos dispositivos para reproducirlos, y permitir a aquellos mayores con dificultades visuales, disfrutar también de textos literarios.
Hace pocas semanas dio inicio una nueva edición de la Capacitación. Los participantes llegaron con sus motivaciones y proyectos personales, que tímidamente compartieron con los otros en el primer encuentro. Les espera un trayecto que les permitirá investigar y reflexionar acerca de los temas más relevantes que hacen a la gestión de una biblioteca, pero sobre todo trabajar sobre sus conocimientos y creatividad para descubrir cuál debe ser el rol de un mediador de lectura.
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