Té para tres


Carson McCullers (1917-1967) fue una escritora que narró como nadie el racismo y los prejuicios de la sociedad del sur de Estados Unidos. Este año se cumplieron cien años de su nacimiento y María Pía Chiesino la recuerda reseñando su obra, La balada del café triste.



Por María Pía Chiesino 

El comienzo en La balada del café triste nos presenta un paisaje pueblerino de abandono, desolación y deterioro, en el que se levanta una casa cerrada y en ruinas. Parece abandonada, pero una vez por día, y durante solo una hora, se puede ver “una cara asexuada, pálida, con unos ojos grises que bizquean hacia adentro”.  En esa casa, años atrás, ha funcionado el café del pueblo. Y la cara que se asoma por la ventana es la de Miss Amelia Evans, una de las protagonistas de la historia de amor sencilla y terrible a la que nos va a enfrentar el cuento.  

Miss Amelia es una mujer solitaria que administra la herencia paterna y tiene una destilería de whisky en un pueblo perdido del sur estadounidense. 

Es demasiado alta y no se caracteriza precisamente por tener modales femeninos. De hecho, el narrador nos aclara que “a Miss Amelia no le importaba nada el amor de los hombres; era un ser solitario. Su matrimonio (…) fue una unión extraña y peligrosa que duró solo diez días y dejó a todo el pueblo asombrado escandalizado”. 

Una noche, llega a su vida Lymon Willis, un enano jorobado que invoca un parentesco lejano y difícil de probar. Ninguno de los hombres que asisten a su llegada jugaría dos centavos a favor de la posibilidad de que la mujer siquiera lo escuche. Se equivocan. No solo le convida whisky gratis sino que además, cena con él, y lo deja pasar esa noche en su casa.

No sólo esa noche: los cuatro años siguientes, el jorobado vive en la casa con Miss Amelia que se dedica a mimarlo “de una manera increíble”.

La relación con Lymon es asimétrica. Él está cómodo y es amable con ella. Pero nada indica que sienta algo ni siquiera parecido a los sentimientos de Amelia, que vive pendiente de él. 

El pasado “amoroso” de ella, sabe de asimetrías. Ese breve matrimonio “peligroso” con un hombre “terrible”, la tuvo en el pasado no solo como protagonista, sino como la ejecutora absoluta del maltrato sobre el otro que caracterizó a la relación. 

Marvin Macy, “el ídolo de numerosas chicas de la región”, realmente está enamorado de ella cuando le propone matrimonio. Y no sabemos por qué razón, ella acepta. No le permite compartir la cama con ella desde la primera noche y va pasando de la indiferencia al desprecio y luego a la violencia física, hasta la separación que lo empuja al delito y la cárcel. 

Parece que nada escapa a los cálculos de Amelia Evans… pero sí. Hay algo que no puede manejar: el amor. El que ella siente por el jorobado y el que siente el jorobado por Macy, que cuando sale de la cárcel no hace otra cosa que ir al café de su ex mujer. El hombrecito lo atiende personalmente noche tras noche, cuando llega a comer y beber, y lo sigue a todas partes. Llega a imponerle a la dueña de casa que Marvin viva junto con ellos.
Lymon siempre ha sido un personaje oscuro. Desde que llegó y se quedó, alegando ese parentesco imposible de probar, hasta el momento en el que el ex marido de Amelia aparece en el café. 

¿Cuál es la verdadera historia del jorobado? ¿Conoce a Marvin Macy desde antes? ¿De dónde se conocen? ¿De la cárcel, acaso? ¿De dónde conocía el nombre de Amelia Evans cuando llegó hace años preguntando por ella? ¿Acaso es un enviado de Macy, con el encargo de humillarla?

Amelia Evans es una mujer que sobrevive en un mundo de hombres, es el sur de los Estados Unidos, y es la década del cuarenta. 

Si las cosas hubieran sucedido después, podría haber aparecido Bruce Springsteen, golpearle la ventana tapiada y decirle:


La única redención que puedo ofrecerte
está debajo de este sucio capó
Con una posibilidad de que salga bien
Escucha  ¿qué más podemos hacer?
Excepto bajar la ventanilla
y dejar que el viento eche hacia atrás tu pelo


Pero faltaban casi treinta años, para pensar que un final así fuera posible para la vida terrible y conmovedora de Amelia Evans.






La balada del café triste 

Carson McCullers
Barcelona, Seix Barral, 2004.

Comentarios

  1. Qué lindo, María Pía, qué hermosa fantasía para esa vida terrible

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