Sudeste


“Remó hacia la entrada, cayendo suavemente a la derecha. Ahora podía oír el rumor del agua alborotada allí fuera y, un momento después, estuvo él mismo navegando sobre esas aguas. Enfiló hacia una de esas playas en aquella curva que se abre como un balcón sobre el río abierto. Justamente, cuando ya más bien estaba sobre el río abierto, el agua se hizo mucho menos profunda. Ahora veía los juncales a ambos lados y, frente a él, aquella inmensa superficie gris que a lo lejos se confundía con el cielo. Sintió sobre el rostro el viento húmedo que venía a través de ella, en la mañana.”

Haroldo Conti, Sudeste.

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