Experiencias de lectura vinculadas a otros lenguajes artísticos
En el marco del 19°
Congreso Internacional de Promoción de la Lectura, que formó parte de las
actividades de la 43° Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, realizado
en el mes de mayo de 2017, María Trombetta, docente de los seminarios para
auxiliares de bibliotecas y mediadores de lectura organizados por el Programa,
compartió algunas reflexiones en un panel dedicado a las “experiencias de
lectura vinculadas con otros lenguajes artísticos”. Aquí les dejamos una síntesis
de lo conversado ese día.
Por María Trombetta
¿Qué tienen que ver Romeo y Julieta con un
secador de pelo? ¿Un héroe griego con un club de fútbol? ¿Un tomate con un
monstruo? Quien crea que nada, tal vez se equivoque.
Un 14 de febrero, los amantes de Verona y
el artefacto para el arreglo capilar coincidieron en una peluquería de la Ciudad
de Buenos Aires. El secador, por supuesto, ya estaba allí. Los que llegaron por
un rato fueron los personajes de Shakespeare, al igual que otras parejas
famosas de la literatura universal. Los convocó el ciclo “Amores de papel”, pensado para el programa “Leyendo espero”, iniciativa que se
propuso instalar pequeños dispositivos de lectura en más de 50 peluquerías y
salones de belleza de la Ciudad.
El día que Romeo y Julieta fueron al salón
de belleza, se celebraba el día de los enamorados. La oportunidad perfecta para
homenajear a diez parejas literarias famosas, que se presentaron ante los
clientes desde las páginas de los libros, y sirvieron como punto de partida
para que los presentes se animaran a compartir, en una ronda espontánea de narraciones,
los recuerdos de sus propias historias de amor.
Lo universal de esos relatos pasó por el barrio para rescatar los puntos
en común compartidos con las historias de cada uno de los presentes.
Los ciclos y actividades de promoción de
la lectura que ofrece el Programa Bibliotecas
para armar se conciben a partir de articular la literatura con diferentes
disciplinas artísticas, como artes plásticas, animación audiovisual,
historieta, teatro o narración oral, como en el caso que acabamos de compartir.
La idea de cada proyecto es trabajar en la
conformación de comunidades lectoras,
promoviendo en los espacios visitados el surgimiento de mediadores, motivadores
representativos dentro de su comunidad. Al concurrir a un complejo
penitenciario, un comedor comunitario o una sala de espera de un centro de
salud con una intervención que combina lectura y experiencia artística, buscamos
que lo leído, su historia y su contexto, dialoguen con la historia de los
participantes. Es en ese momento del intercambio donde se genera comunidad,
nuevos sentidos. Y una vez que nos retiramos del lugar hasta la próxima
ocasión, los encargados de continuar replicando el movimiento serán aquellos
multiplicadores o mediadores del propio entorno donde se produjo el encuentro.
Hablemos ahora del monstruo y el
tomate. La conexión entre estos dos elementos aparentemente disímiles se dio
durante una experiencia realizada en Centros de Primera Infancia de la Ciudad,
donde asisten niños de 2, 3 y 4 años. Una vez por semana, durante un par de
meses, los chicos escucharon cuentos y leyeron imágenes de libros de todo el
mundo sobre un tópico central y muy visitado a esa edad: los monstruos. Niños
que en muchos casos estaban practicando sus primeras palabras, contaron cómo se
imaginaban su propio monstruo. A partir del registro de sus opiniones, surgieron
breves relatos a los que diferentes ilustradores pusieron imágenes para crear un
corto audiovisual. “El monstruo másmonstruo del mundo” tiene una sola mano, cabeza de peluche, muchos aretes y
claro, un corazón de tomate rojo.
Se ve el movimiento, ¿verdad? Los
monstruos pensados por diversos autores de todo el mundo, arrastrando distintas
tradiciones, contados a nenes y nenas de los barrios de Buenos Aires, cuyos
padres y abuelos les han contado alguna vez las historias que les contaban cuando
pequeños en Tucumán, Bolivia o Italia. Y después, las voces de los nenes de los
barrios de Balvanera y Colegiales ayudando a la ilustradora Didi Grau a
completar la imagen, a partir de la creación de un corto animado.
Las ideas salen de los libros, a partir
de una consigna que las organiza con los códigos de un lenguaje artístico y
motiva productos diferentes, vuelven con otra forma, se disparan en cosas
nuevas.
Todos sabemos que el club Argentinos
Jr. tiene su propio héroe mítico desde hace algunos años, pero no es griego:
nació en Villa Fiorito. El héroe al que hacía referencia la pregunta del
principio es Ulises, el protagonista de la Odisea, y también de la experiencia
que se llamó “La Odisea de las
bibliotecas comunitarias”. En este caso, y durante diez encuentros, se
trabajó de forma simultánea en cuatro bibliotecas comunitarias de diferentes
barrios de la ciudad. Allí, niños de entre 9 y 12 años se relacionaron con una
historia clásica, La Odisea, trabajando
cada grupo con consignas a partir de un lenguaje artístico, para crear un juego
sobre esa historia. En una jornada en el Club Argentinos Juniors, los cuatro
contingentes pudieron hacer su propio recorrido pasando por los juegos creados
por ellos mismos, a través de las instancias de una historia que todos
conocían.
Esa misma tarde, cuando la docente a
cargo de uno de los grupos, narradora de profesión, explicaba a los chicos que
la Odisea, en su origen, no fue una historia escrita, sino que al principio fue
un producto oral, transmitido en la cultura griega de generación en generación,
de padres a hijos, de hijos a nietos, uno de los nenes comentó: “Y yo se la voy
a contar a mis hijos, y mis hijos a los suyos, y así…”
Otra vez el movimiento, en una síntesis
perfecta. Lectura, arte y juego combinados para comprender en un momento 2500
años de Historia. Una cultura antigua donde una voz comunitaria, compartida,
permitía la transmisión de tradiciones y representaciones. Y una de sus
manifestaciones, una historia de aventuras y héroes intrépidos, que un grupo de
niños con su cultura particular hizo propia gracias al juego y el arte,
catapultando el proceso hacia el futuro, los hijos y nietos de estos chicos.
Las que acabamos de compartir son
algunas de las intervenciones que realizamos en estos años de trabajo, y que
hacemos todos los días. Experiencias que se proponen generar fenómenos
sostenidos en el tiempo, que no se agoten en sí mismas, si no que inicien
impulsos multiplicadores en donde la lectura sea protagonista. En las que, a
partir de la interacción entre diferentes disciplinas, tradiciones y saberes
disímiles, campos semánticos diversos, surjan productos culturales nuevos,
lectores interesados, comunidades lectoras.
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