Juan Lima y Mariano Díaz Prieto: “Los niños preguntan por los detalles en los que los adultos muchas veces no reparan”

En la primera parte de la entrevista charlamos acerca de Mondo babosa, cuyo protagonista, un gato, persigue una mariposa. Comenzamos la segunda parte hablando de otros gatos, los de los poemas de Juan Lima, ilustrados por veintiséis amigos. Seguimos, luego, hablando de poesía, de técnicas de ilustración, de la mirada editorial, de las visitas a las escuelas, de historietas y proyectos futuros. Y, entre tantos temas, de la devolución de los lectores niños, de la mirada especial que tienen los chicos.



Mario Méndez: Un día, un gato… quizá lo conozcan, tiene una idea original y brillante, que es la de convocar a los amigos. Dice “Juan Lima y amigos”. ¿Cuántos ilustradores hay?

Juan Lima: Son veintiséis.

MM: En el medio está Klee, y termina con uno de estos gatos maravillosos de Landrú. Y las poesías son de Juan. ¿Cómo surgió este? ¿Cómo fue trabajar con estos veintiséis ilustradores?

JL: Amo los gatos, siempre he tenido gatos. Hacer un libro de gatos, en un mercado que está saturado de libros de gatos, incluso con editoriales que solo publican libros de gatos, como Lata de Sal, en España… Judith me decía que se lo llevara a Lata de sal, y yo le decía que quería hacerlo acá.

MM: Solo de gatos es la editorial…

JL: Sí, tienen sólo dos colecciones: una vintage y otra de gatos. Escribí los poemas y los empecé a dibujar, así como un kamikaze. Y después de dibujar algunos gatos senítn﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽ivoi mñatico, el ententageañar, su naturaleza es dibujada.el espacio estas, se ewcucha la voy grave de la brea y el so que era un plomo, me moría de aburrimiento.  Ahí se me ocurrió la idea de hacerlo con un grupo de amigos. Les escribí y todos resondieron generosamente, …o les gustan muchos los gatos o tiene empatía…

MM: Veintiséis amigos que te mandaron veintiséis trabajos…

JL: Sí, sólo les di opciones de medidas. Doble página, página y media o una página. Estas son las medidas, hacé el gato que te represente, el que quieras.

Asistente: ¿Les pediste los poemas?

JL: No, les pedí una ilustración, un gato. Que fuera emblemático para ellos.

Asistente: Y vos elegiste…

JL: En algunos casos me encontré con dibujos maravillosos. Por ejemplo, éste. Isol me mandó dos, creo. A la semana me dijo que el que me había enviado ya no le gustaba y me pedía que lo tirara. (Risas). Tenía otro que le gustaba mucho más. Finalmente quedó este, para este poema…

MM: Hacia allá, dije./ ¿Encontrará la gata su cachorro que cuando ha crecido una noche no vuelve?

JL: Isol me mandó el dibujo de la mamá que dice “Hacia allá”. Como si hubiera realmente leído el poema…

Asistente: ¿Vos ya los tenías escritos?

JL: Sí, pero no se los mandé a los autores. Sólo les pedí el gato que quisieran publicar, y el envío de Isol fue tangenial que hasta incluyó los cachorros…

MM: El gesto de la madre además, cuidadosa…

JL: Sí, tuve suerte además. Yo tenía guardado el gato emblemático de Landrú, que es un dibujo que él hizo en 1946. Era una postal-invitación muy hermosa de una muestra que hizo hace muchísimos años. Empecé a averiguar y me contacté con el hijo, que dirige la Fundación Landrú, …y ellos no tenían esa postal. Le expliqué que quería inlcuir esa imagen en el libro que estaba proyectando, me pidió algunos datos más e inmediatamente me dio la autorización para usarla libremente en mi libro. Y yo les di la postal para el archivo de la Fundación. A los dos o tres meses murió Landrú, que tenía noventa y dos años.

MM: Qué gran artista…

JL: Sí. Maravilloso. Y también está la imagen de Klee, que fue un gusto que me di, porque soy admirador de su obra, así que averigüé que los derechos pasaron a dominio público. Hay que tramitar en el Fondo Nacional de las Artes, y previo pago de un arancel muy barato, te dan un certificado y podés publicarlo.

MM: Si están por editar algo de literatura infantil que sea de dominio público es el 0.5 % cada mil ejemplares, del precio de venta al público. Es realmente barato, y sirve supuestamente para sostener los premios literarios, los premios municipales… que después no los pagan. Eso también es cierto…

JL: También hay mucha gente que evade. Gente que ha publicado miles de imágenes y jamás ha pagado el arancel que correspondía.

MM: Entonces vos le llevaste Un día, un gato, así completo a Judith…

JL: Cerrado, sí. Y con ilustradores muy famosos acá…

MM: De los que han venido acá, Isol, Roberto Cubillas…

JL: Y artistas de otros paises. Martín Jarrie, por ejemplo. Un ilustrador impresionante…

MM: ¿Es amigo tuyo?

JL: Tenemos un intercambio. Recibió mi correo y al toque me mandó dos para que eligiera. Varios me dieron esa chance.

MM: Homenajeaste, y está Ayax Barnes.

JL: Sí, totalmente…

MM: Roberto, que estuvo acá. Diego Bianki que estuvo acá. Muchos que hemos mencionado bastante como Turdera, Elenio Pico, Gustavo Roldán…

JL: Sí, además son colegas que también me ha invitado a participar mí en algunos de sus proyectos.

MM: El de Gustavo Roldán es maravilloso.

JL: Es muy bello, sí.

MM: Porque además, no parece. Sale completamente de línea.


JL: Es de lo más jugado, sí. Está muy bueno eso de abrir un poco el juego . En un libro anterior, Loro hablando solo, también convoqué a unas amigas fotógrafas…

Asistente: Ah, ¿esas fotos no son tuyas?

JL: El 80% es mío, y el resto es de amigas con las que hablamos mucho el tema del libro y de los animales… Está aclarado el copyright de las imágenes en la página de legales.

MM: ¿Esa qué editorial sería?

JL: Comunicarte

MM: Sí. Como saben, es cordobesa…

JL: Sí, y no tiene una distribución muy fluida en Buenos Aires, pero es una muy buena editorial.

MM: ¿Y has traído algún original para mostrar?

JL: Sí, rara. Lo anti acuarela.

MM: ¿Esto de qué es?

JL: De El mercado de las pulgas, donde hay puestos que venden cada cual su producto. Yo vivo a dos cuadras del Mercado de San Telmo, o sea que voy siempre ahí. Y se me ocurrió hacer un libro sobre un mercado, donde se vendan cosas un poquito anómalas.

MM: ¿El título del libro?

JL: El Mercado de las Pulgas. Y por ejemplo, en este puesto, venden eclipses. Entonces esta imagen representa el eclipse. Y el poema habla de eso, de los eclipses. Otro puesto vende sombras, y así, …


Asistente: Este lo vimos con Cecilia Bajour. Y ahí fue donde yo te conocí, con EL mercado de las pulgas. Y dije: ¿Qué le pasa a este señor? Esto no es para chicos.

JL: Exactamente. Así dijeron en la editorial, también.  Y lo pusieron en el catálogo en la categoria libros de arte. Pese a eso, en ALIJA me dieron un premio Destacado en poesía.

Asistente: Yo te conocí porque Cecilia te presentó con ese que dice “Yo soy Juan”

MM: Este es el de las sombras, por supuesto “En sombras”. ¿Lo leo?

JL: ¡Sí!

MM: Las sombras cruzan con las alas abiertas la puerta del Mercado./Las sombras hechas de silencios, más leves que el humo se deslizan por este puesto./ Si quieren, pueden probarse una./
Acá tenemos sombras,/ de una variedad asombrosa./ La sombra que alumbra/ la sombra secreta/ la sombra que vuela/ la sombra que flota/ sombras de mariposas nocturnas/ y esas sombras de sombras que te ponen la piel de gallina./ Algunas son para usar de día/ otras, sólo de noche./ ¿Se les rompió el espejo?/ ¿Cruzaron por debajo de una escalera? / Compren aquí y ahora/ una sombra de conejo/ y enseguida les cambiará la suerte./ Y si se llevan una sombra de camello/ sabrán lo que es bueno/ podrán pasar por el ojo de una aguja/ como Pancho por su casa/ como quien hace la plancha/ en un oasis/ y no se moja./ Pasen/ a ver si se animan”. Qué bueno, qué bueno.  Este es una sorpresa para mí. No lo conocía y me encanta. Y mantenés esta idea de la poesía y de lo coloquial…

JL: Sí, sí. Esta es una maqueta que hice… La compañera de Mariano hace unas encuadernaciones maravillosas…

Mariano Díaz Prieto: Sí, ella hace encuadernación.

JL: Encuadernadora de la mayoría de las maquetas importantes que circulan por ahí. Y yo no la conocía cuando hice este.

MM: O sea que esto es una maqueta tal como la llevás a la editorial, terminada. Y ahí tenés que escuchar que te digan que no es para chicos, o por ahí alguno te dice que no va a andar…

JL: Totalmente. ¿Y esto cómo lo vendemos? Decía el encargado del área comercial en la reunión. Silvia Portorrico, era la editora del área infantil, y fue quien decidió publicarlo en ese momento. Empática con mi poesía y mi gráfica. Mi agradecimiento, tambièn ahora..

MM: ¿Y después qué pasa? ¿Cómo andan estos libros de poesía tan heterodoxa en las escuelas?

JL: Andan muy bien. Botánica Poética ha circulado y se ha trabajado mucho en las escuelas. Tal vez porque tuvo el viento a favor de los premios. Fue Gran Premio de ALIJA y Destacado en Poesía el mismo año. Si hay gente sensible a lo poético que lo trabaja, se generan juegos interesantes. Hubo cantidad de talleres que funcionaron con propuestas derivadas de este libro, gente que hacía herbarios poéticos, que crea nuevas plantitas raras, que inventan otras taxonomías de vegetales más heterodoxas …

MM: ¿Y vas a las escuelas?

JL: Sí, bastante.

MM: ¿Y te gusta?

JL: Sí, tengo buen encuentro con los chicos. Es un momento que depende muchísimo de la intermediación. Depende del docente, de la bibliotecaria… Casi siempre suceden cosas creativas e interesantes.

MM: ¿Y vos, Mariano? ¿Te ha tocado ir a escuelas?

MDP: Todavía no tuve la suerte. Alguna vez me preguntaron si no quería ir, y dije que sí, pero nunca me confirmaron. Si recibí mail o mensajes de los padres, o de las madres sobre los libros. Porque van con los niños a la biblioteca o a la librería a comprarlos, y me mandan una foto que sacaron con el celular, diciendo que el hijo encontró un bichito en tal lugar… Y me preguntan qué es, y les explico. Sobre todo estos dos libros están llenos de detalles en los que el adulto no repara. Un niño ve este primer libro que está acá, y mira y mira y se da cuenta de que allá hay un hombre que está montado en una cucaracha. Y que allá atrás hay un hombrecito escondido. Y que allá hay uno regando las plantas. Y uno que saluda. “¿Por qué saluda ese?”. Ese tipo de cosas que preguntan los niños, me llegan. También hay una particularidad con estos libros, que es interesante, y es el hecho de que los Planes de lectura no los quieren. Porque no tienen texto. Lo cual es curioso. Generalmente, al tener texto tienen que trabajar interpretación de texto y todas esas cosas que hacen las docentes de curso. Y estos no. Sin embargo, puede haber un ejercicio de comprensión de la historia, tranquilamente, porque hay una narración. No obstante, de este libro se vendieron los derechos, y el gobierno provincial hizo una impresión muy grande.

Asistente: ¿Rústica?

MDP: Más que rústica, diría yo. Lo dejaron tipo revistita. Entonces tiene una tapita blanda, abrochada, y adentro las hojitas están sueltas.

MM: ¿En la Provincia de Buenos Aires?

MDP: Sí, tiene el sellito. Sé que iban a repartirlo en comedores, Centros de Día, y me gustó. Porque esto está hecho para un niño que quizá no ve esto en su abuelo y su abuela. Esto es más para alguien de mi edad, que tenía esa abuela en los ochenta y los noventa. Igual refleja esto de ver a la abuela sola… qué es lo que hace. Además, es un espacio privado. ¿Quién ve lo que hace el viejo adentro de la casa? Nadie. Y eso me parece interesante.

JL: Totalmente.

MM: ¿Cómo surge Doña Elba? Porque estamos hablando de este, que es uno de tus libros más exitosos, y que más ha circulado, aun cuando no tenga texto, lo cual me parece una zoncera. Hay un texto, una historia fuerte que subyace.

MDP: Doña Elba es un libro que surge de una manera azarosa; en general yo nunca pienso lo que voy a contar. Supongo que a vos te pasa lo mismo. Es como que te viene de un lado una idea. Me había ido un fin de semana largo con mi mujer a San Antonio de Areco. Un pueblo que a mí me gustó, pero a ella no le gustaba. Nos tocó un fin de semana de lluvia, además. Y cuando íbamos caminando por ahí pasé por una casa. Una de las casitas a las que les dicen “romanas”, con la medianera baja, una puertita, que tiene la virgencita empotrada en la pared con luz, la cortina roller… Yo había visto mucho esas casas en mi infancia en el conurbano. La vi, me pareció raro, y me pregunté si allí podría haber una vieja en el fondo de la casa barriendo unos dragones. Nadie se enteraría, incluso dirían que está loca. Y ahí me lo anoté…


MM: Barriendo unos dragones…

MDP: Sí, como quien echa los pájaros, las palomas… Y me quedó esa imagen. Lo anoté en un cuaderno. Los dibujantes llevamos cuadernos de apuntes, de bocetos. Después volví a mi casa y lo empecé a bocetar, empecé a pensar en la abuela, en cómo era. Yo tenía (y sigo teniendo) una obsesión con que en los libros para chicos estén cómo son las casas de esta época o del pasado en Buenos Aires. Cuando uno ve las ilustraciones que están de moda, hay como mucha tendencia hacia los ilustradores franceses, como Rebeca Dautremer o Benjamin Lacombe, que tienen estos personajes con caras muy grandes, expresivas, y que recrean una estética que está más asociada desde la pintura, a estas cosas que son más francesas. Cuando Dautremer está contando cosas de Francia, se  ve en su estética. Pero acá en algún punto hay como algo vergonzoso, como que no nos gusta ver eso. Por ejemplo, al chino del  barrio nadie lo dibuja. Es mejor hacer una “patisserie”. Entonces me gustó esto, porque registra eso. Para mí, se tendría que hacer un libro para chicos que se llame “El chino de mi barrio”. Sería genial mostrar eso, el chino con el nenito, jugando, o el chino fumando en la puerta. (Risas). Todas esas cosas que uno ve todos los días y en las que nadie repara, porque dicen que eso no es estético. Para mí es maravilloso.

MM: ¿Te acordás de la china de Juana Molina?

MDP: Sí, la conocí a Juana hace poquito y le llevé una ilustración. Fue divertido. Volviendo al libro, lo boceté y empecé a armarlo. No tenía registro de esto, porque acá no hay, como en otros países, un registro de lo que se conoce como el kitsch, o la estética de los hogares hecha por las personas sin mucho cuidado, sin mucho detenimiento. Pero si uno entra a las casas de los viejos o a las casas de los cuidadores, que tienen santitos, almanaques viejos, bolsitas con bolsitas, esos mantelitos de crochet sobre cualquier cosa, los perfumitos en los baños, esas colonias que tenían un moñito, una cabeza de un muñeco, los souvenirs de los cumpleaños de quince, o de los nacimientos, las tarjetas españolas que se hacían antes… Todas esas cosas estaban muy en mi mundo cuando yo era niño y vivía en la casa de mi abuela. Iba a otras casas de abuelas y pasaba lo mismo. Como no encontré registro de esto, tuve que sacar de mi memoria lo que me acordaba.

Asistente: La heladera SIAM…

MDP: La heladera SIAM a la que se le jode el mango, entonces le ponen una manguera… (Risas). Es típico. Hacían un ruido terrible…

JL: Cuando arrancan, sí…

MDP: Sí, además esos almanaques de carnicería que tienen la foto de un perrito, con ese gancho de metal… Quería ver eso. Y después la historia fue sola. Va in crescendo el quilombo de la señora, y se cansa. Cuando se cansa aparece la solución, que al parecer es el nieto. En realidad, no sabemos si el libro termina bien. Porque al parecer este es un conflicto que vive la señora. Viene el niño y descubre el conflicto. Y se lo lleva con él, a su casa, con su padre. Las personas hacen lecturas muy diversas de los libros silenciosos. Están los que te dicen que la señora está loca, o que tiene Alzheimer, otros que te dicen que este libro es muy macabro y a un niño le da miedo, o que es su pasado… No es ninguna de todas esas cosas. Es otra cosa, que ni yo sé. Pero me llevó la idea de contar estos mundos internos de los viejos, que no se ven.

Asistente: ¿Y tenés devoluciones de registros de lectura de chicos? ¿O solo con adultos?

MDP: No, en realidad por alguna razón del destino yo no contacto mucho con niños. Más allá de que pueda ver a un niño en la calle o no. Como no me llaman para hacer interacción con niños en las escuelas, la verdad es que no lo sé. Sí te digo que me pasa esto de que las madres me escriben a través de los niños. Pero no me entero. Es un misterio. A mí me encantaría…

Asistente: Si tenés ganas te conseguimos pibes… (Risas).

MDP: A mí me encantaría. No tengo un magnetismo paternal, ni mucho menos. Pero tampoco soy cruel…

MM: Estaría bueno ver la reacción. ¿No?

Asistente: Por ahí no hace falta ni que vayas. Que se trabaje con alguno de tus libros, y que los comentarios te lleguen por los registros de los chicos.

MDP: Me encantaría, por ejemplo, que hicieran el ejercicio de preguntarse en qué otros lugares podrían estar esos dragones. Preguntarles si alguna vez vieron un dragón de esos. Ese tipo de juegos serían buenísimos. O preguntarles si su abuela es así o no. Preguntarles qué olor hay en la casa de su abuela. Yo lo que quería en ese libro era que hubiera olor también. Pero no sé si hay. Son las dimensiones a las que no llega la imagen.

JL: Golosinas húmedas…

MDP: Sí, o los triangulitos esos de hojaldre…

MM: Incluso se podría preguntar si son dragones. Porque por ahí no ven dragones…

MDP: Claro. Los niños probablemente vean otra cosa…

MM: Si ven fantasmas, si ven gatos… Qué sé yo…

MDP: Los niños tienen contacto con planos de la realidad que nosotros desconocemos profundamente. A medida que nosotros crecemos, vamos perdiendo esas láminas de sutileza, de magia que hay en la realidad. Entonces es súper interesante acercarse a esa parte; preguntarles a los niños si realmente ven cosas, y saben que hay algo ahí. ¿Viste que a veces los niños no quieren entrar a un lugar y dicen que ahí hay una cosa? Capaz que la hay… y nosotros creemos que no.

MM: Es un poco macabro eso, pero es divertido.

MDP: En general, el miedo está asociado a lo que se desconoce. Una vez que se vuelve cotidiano… Sabemos que hay murciélagos por toda la ciudad y no estamos pensando en que pueden bajar, o en la rabia…

MM: Tal cual. ¿Y este que tenés acá, Juan?

JL: Les muestro…

MM: Acá tenemos Periquito, un libro con poemas de Laura e ilustraciones y diseño de Juan


JL: Bueno, éste lo leo, ya que lo tenemos acá… “Quien”. ¿Por qué hay fuego encendido en la casa de la A?/ ¿Quién ahúma a la mañana?/ ¿Quién amasa el pan? / ¿Quién canta en la cocina de la  casa de la A?

MM: ¿Acá las fotos también  son tuyas?

JL: Sí, sí.

MM: Y el lorito… todo el trabajo es tuyo.

JL: Para horror de las chicas de SM…

MM: ¿Por qué?

JL: Porque llego y les digo que tengo el libro listo.

Asistente: ¿Se horrorizan con las maquetas de madera?

JL: Un poco, sí.

Asistente: Pero si igual vos hacés las fotos…

JL: Antes les tengo que mostrar los originales.

MM: Y tenés que ir hasta la editorial…

JL: No, yo vivo cerca, y les sugiero a las chicas que vengan a casa. Antes estaban en Belgrano y Perú…

MM: Claro.

Asistente: ¿Tuvo un Destacado en ilustración?

JL: Sí, sí. Y estuvo expuesto en la Bienal de Bratislava.

Asistente: ¿El personaje Periquito en qué está hecho?

JL: En un papel de cero calidad, la idea era representar un personaje niño de condición social baja, y su mundo paralelo de fantasía y juego onírico, que se me ocurrió hacerlos en relieve y color. El resto, eel contexto, la villa son papeles pegados y maderas.

MDP: Ellos me preguntaban de qué estaba hecho el lorito…

JL: El lorito es una masilla epoxi.

Asistente: ¿El otro, el de las hormigas cómo fue?

MM: La hormiga que canta

JL: Son acrílicos. Y también tienen yeso, y polvo de cuarzo… acá se  ven planos, pero en el original tiene bastante relieve. Y los colores son acrílicos.

Asistente: Está buenísimo.

JL: El trabajo fue descubrir una morfología de hormiga que me representara, y que funcionara en todo el libro. En distintas escalas cromáticas. Me llevó mucho más trabajo encontrar el formato hormiga que pensar el resto del libro. Una vez que tuve la morfología de mis hormigas, todo fue mucho más simple y encaré confiado el resto del proceso de construcción formal.

Asistente: Te iba a preguntar cómo hiciste para trabajar el texto con eso…

JL: Laura me mandó un fax (qué viejo suena) con el libro completo. Y yo me tomé atribuciones, como desarmarlo…

MM: ¿Los versos también pudiste tocar?

JL: Sí, acá por ejemplo…

Asistente: Sí, despatarró los textos…

JL: A ella le gustó, compartimos. Inventé dobles páginas que no había. Esto fue en el inicio de la irrupción del libro álbum como formato.

MM: ¿Eso es Del Eclipse?

JL: Sí. Y el proceso de este libro me tomé libertades… Hasta inventé un sumario muy producido que no existía en la idea de edición original.

MM: Subyace la poesía en tu pensamiento… Porque pensar en “una morfología de hormiga que te represente”, (Risas) es un pensamiento absolutamente poético.

Asistente: Es muy musical ese libro.

JL: Sí, es una poesía súper musical.

Asistente: ¿De qué año es?

MM: Ya te digo… 2005. De paso una pregunta editorial. ¿Tienen algún proyecto para esto con Laura? Porque Del Eclipse está por cerrar…

JL: Ya cerró. Sí, estamos viendo. Lo que pasa es que todavía hay bastantes ejemplares distribuidos, entonces no queremos superponer cosas, pero creo que en algún momento lo vamos a reeditar-

MM: Seguramente.

JL: Circuló mucho. Del Eclipse lo vendió en el Plan Nacional de Lectura, también en el de Uruguay, coincidiendo con que había todo tipo de estímulo económico.

MM: Qué pena que no esté más…

JL: Sí. Del Eclipse estaba un poco direccionado a este tipo de proyecto que órbita compras estatales desde distintos marcos institucionales. Al discontinuarse eso, el proyecto hace agua.

MM: Claro. Esta pregunta cae de madura. ¿En qué proyectos andan los dos?

JL: Yo estoy escribiendo poesía…

MM: Todavía sin ilustrar…

JL: No, ni idea.

MM: Y sin saber si va a ser diseño o fotografía, o todo junto…

JL: Seguramente va a ser algo en lo que esté todo junto…

MM: Y vos Juan, si te convocan para ilustrar a otro autor, ya no…

JL: Excepcionalmente, sí. Si son interesantes. Ahora hice la editorial Maravilla, de Roberta Ianamicco. Para la colección…

MM: La del Lagarto Obrero…

JL: Sí.

Asistente: Y uno de David Wapner también…

MM: Me parece que la colección del Lagarto Obrero tuvo una mención como Destacado de ALIJA.

JL: Sí, Destacado en Poesía, otro por la colección y una mención en Dibujo.

MM: Tres destacados, mirá vos. Y vos, Mariano, ¿estás ilustrando a otros escritores o estás dedicado a hacer obras integrales?

MDP: Por ahora sigo con la idea de las obras integrales, porque yo no vivo económicamente de los libros. Vivo de la docencia. Y eso me permite la libertad de hacer lo que tengo ganas. Cuando me dieron tu proyecto lo agarré porque tenía ganas de hacer ese libro. Si el texto es bueno, si la propuesta es interesante, yo me engancho en ilustrar, pero si no, prefiero seguir haciendo mis libros álbum o con la historieta, que es algo que está un poco de moda, pero que más allá de eso, me gusta, es más práctico, más directo. Los libros llevan mucho tiempo, sobre todo esas cosas detallistas y mudas y que tienen que funcionar, y me agotan. A veces me llevan un año, un año y medio, mientras uno trabaja, y hace otras cosas. La historieta es algo muy inmediato, que lo hago, tengo una permisividad a la hora de registro gráfico, del error, de ese tipo de cosas. Y veo una respuesta más rápida del producto, de cómo las personas lo reciben. Las redes hoy han tomado como una fuerza muy interesante para la respuesta. Uno dibuja y hace porque siente algo, y quiere ver qué pasa con los demás, le gusta mostrar. Hay un poco de exhibicionismo del bueno…

MM: A veces bueno y a veces malo…

MDP: Es como mostrar algo distinto, mostrar algo nuevo y ver qué pasa. Es estimulante. Y estoy haciendo un nuevo libro mudo en acuarelas, que esperemos que vea la luz en un año o dos.

MM: ¿Quieren hacer alguna pregunta que se les ocurra ahora, sobre el final? A ver, Alejandro…

Alejandro Alonso: Dijiste que no vivís de la ilustración. ¿Cómo es tu rutina? ¿En qué momento trabajás los libros? Porque hay veces que uno está todo el día haciendo algo, y no hay manera de meter una isla de dos horas como para ponerse a hacer escritura, dibujo, lo que sea. No tenés la paz para poder hacerlo.

MDP: Hay algunas cosas que te van a dar una pauta. Yo no trabajo de lunes a viernes en un trabajo de oficina ni con horarios. No tengo niños… (Risas), vivo con una persona que lleva una vida diurna… Yo antes vivía a cualquier hora, muchos de estos libros están hechos a la madrugada, a las cuatro o cinco de la mañana… Pero como vivo con una persona, si quiero verla me levanto a las siete, desayuno, hago lo que hace cualquier persona, y después me pongo a trabajar. Lo que pasa es que siendo docente hay horarios que son para preparar las clases. Yo tengo el taller en mi casa, hay horarios es lo que hago como oficina, mando mails, contesto una cosa u otra, hago publicidad de los talleres… Y hay horarios o días que son libres, y me pongo a trabajar. También depende del estado de ánimo, uno no se tiene que presionar, ni sonar como un chanta, pero a veces uno se da cuenta de que no es el día para trabajar. Y hay días en los que en dos horas trabajás un montón. Es clave poder manejar el tiempo. Porque son procesos por los cuales, a veces estoy una semana trabajando en una sola idea, o dos días en una misma imagen porque estoy encontrando la manera de hacerla, y en ese momento en el que lo hago estoy aprendiendo algo. Y me lo tomo como lo que es, un aprendizaje.

Asistente: ¿Por ahí trabajás en dos proyectos?

MDP: Sí. Ponele que yo estoy trabajando ahora en un libro, que son veinticuatro ilustraciones A3. Y estoy pintando eso y de pronto me harto, me aburro y quiero destruirlo. Digo que mejor no, y que mejor ponerme a hacer otra cosa. Me pasó antes de hacer el libro que estoy haciendo, que empecé a hacer un libro muy ambicioso sobre el árbol. Y eran composiciones donde había un solo árbol, quieto. E iban pasando cosas alrededor del árbol. Era hermoso el concepto, pero la exigencia de la idea de lo que quería hacer me empezó a destruir por dentro, era tan grandilocuente que lo quería destruir. Y lo estaba por prender fuego, pero mi mujer me dijo que no lo rompiera, que no lo tirara. Que ella me lo guardaba y lo escondía, yo no iba a saber dónde estuviera. Y que cuando volviera a mi cordura y pudiera retomar ese proyecto, iba a poder hacerlo. Así que ahora está escondido en alguna parte de mi casa que desconozco, y quizá en unos años vuelva a trabajar en ese proyecto…

Asistente: Una genia, la queremos…

MDP: Sí, ¿cómo es que se le dice al que cuida las obras?

MM: El albacea…

MDP: Sí, el que las protege, las cuida… Tiene que protegerlas porque vive con un iracundo.

MM: Dicen que la mujer de Sábato salvó del fuego Sobre héroes y tumbas. Así que eso tiene antecedentes…

Asistente: Y por ahí los editores también…

MDP: Está el caso de los cuentos de Carver, a los que supuestamente el corrector les cortaba el final, y quedan buenísimos, en una especie de tensión suspensiva, en todos. Y supuestamente están los pedazos, pero nunca nos vamos a enterar, porque Carver ya murió…

JL: El editor les metía mano…

MDP: Sí, y quedan con un final del tipo del cine independiente…

MM: Yo no me acuerdo el nombre, pero se dice que el editor de Julio Verne había corregido cosas…

Asistente: O lo de Kafka…

JL: Lo de Kafka fue que se transgredió su pedido.

MM: Claro, Max Brod. Bien, llegamos al final, hoy se acaba el ciclo. Quiero agradecerles a quienes vinieron prácticamente a todos los encuentros, y a las caras nuevas. El año que viene quizá volvamos con un La ilustración toma la palabra 2, porque muchos ilustradores nos quedaron, valga la metáfora fácil, en el tintero. Y quiero terminar agradeciéndoles a Juan y a Mariano su presencia, y pidiendo para ellos un aplauso grande. Este cierre con ustedes ha sido un espacio de mucho aprendizaje. Y eso es muy valioso.

APLAUSO FINAL.

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