Una nueva edición del Filbita, cita ineludible para grandes y chicos
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“El desafío es que todos se puedan apropiar del espacio”. La
frase de Larisa Chausovsky, una de las organizadoras, ayuda a pintar
las intenciones detrás de un encuentro que ya es un clásico. Este año
habrá actividades en Buenos Aires, Virrey del Pino y Montevideo, con
encuentros, talleres y presencias argentinas y extranjeras.
Desde mañana y hasta el domingo, el lema de este año es “Quisiera ser grande”, con actividades literarias y musicales. Una
nueva edición del Filbita, el Festival de Literatura Infantil que
organiza la Fundación Filba, pone en escena no sólo la riqueza que hay
en los libros que se hacen para los chicos y chicas (sin excluir a los
adultos), sino también la avidez que despiertan en grandes y chicos
todas las propuestas alrededor de esta producción. Consolidado ya en su
séptima edición, el festival “se agranda” este año en tres sedes: la
ciudad de Buenos Aires, Virrey del Pino y Montevideo. Y, acorde a esta
idea, plantea el tema “Quisiera ser grande” como guía para sus
actividades. Con participantes como Laura Devetach, Adela Basch y Laura
Escudero, más invitados internacionales como los suizos Germano Zullo y
Albertine, los ingleses David Almond y Julia Green, la francesa Delphine
Perret, la chilena Sara Bertrand y el español Gustavo Martín Garzo, más
participaciones como las de Julieta Venegas y Mariana Baggio, entre
muchos otros, el festival comienza mañana con actividades para
profesionales y mediadores de lectura, y sigue el fin de semana, sin
límites de edades. Toda la programación es de calidad, está
cuidadosamente pensada y además (dato no menor en estos tiempos) es
gratuita.
Los chicos con los grandes
El sábado en el Espacio Cultural del Sur, con la particular impronta
colonial de este espacio (Av. Caseros 1750), y el domingo en la Casona
de los Olivera, con todo el verde que ofrece el Parque Avellaneda (Av.
Directorio y Lacarra), habrá todo tipo de actividades, desde las 15 y
hasta las 19 (y no se suspenden por lluvia). La larga lista incluye un
Armapoesía para jugar con palabras, o la Búsqueda del tesoro que propone
Valor Vereda, o la Esfera celeste para que cada uno cree su noche, la
Fábrica de historias de Inés Garland o la Historia de una semilla, que
llevará la Biblioteca Infantil de la Naturaleza del Jardín Botánico
Carlos Thays.
Están también los talleres, dictados por reconocidos escritores,
ilustradores y especialistas: Gastón Caba, con su ya popular conejo
Churro (la historieta sin palabras que editó Edelvives), el taller de
poesía de Mercedes Calvo (“Preguntándole al espejo”), el de filosofía
del Grupo El Pensadero (“Crecer, ¿es ser más grande?”), entre tantos.
Más la radio abierta de Tinkuy y los cierres musicales de cada jornada:
Julieta Venegas con los Cuentopos para acordeón y guitarra, junto a la
narradora Diana Tarnofky, el sábado, y Mariana Baggio con su espectáculo
Barcos y mariposas, el domingo.
“Siempre tenemos presente el desafío más importante y estimulante: el de
trabajar para dar vida a un espacio del que se puedan apropiar lectores
de todas las edades y tipos, quienes leen para sí y para otros, quienes
disfrutan de la literatura desde todos los lugares posibles”, destaca
Larisa Chausovsky, coordinadora del festival, sobre el modo en que
pensaron toda esta programación. “Además, tenemos conciencia de que
estamos trabajando en relación a libros y a niños, y eso siempre
requiere de un compromiso sincero, para que lo que se propone pueda
abordar contenidos que enriquezcan el campo cultural, que abran
horizontes, que inviten a conocer distintas miradas. Desde el festival
proponemos ciertos encuentros e intercambios, pero realmente cobran vida
cuando suceden, cuando invitan a continuar con esos encuentros y
lecturas de distintas maneras y por distintos medios”, describe la
tarea.
Todos los años el festival plantea una temática que sirve de disparador e
hilo conductor para las actividades y propuestas, “aunque esto no
quiere decir que atendamos sólo a los libros o álbumes que la abordan,
más bien es un lugar desde donde sentarnos a leer y a pensar”, advierte
Luján Picaeba, también a cargo de la programación del festival.
“Quisiera ser grande” es la guía de esta edición, capaz de iluminar
ideas sobre el crecimiento, la infancia, lo que permanece de ella más
allá de edades, y también, claro, la literatura. Una idea que abarca,
por qué no, a un festival que se ha consolidado y crecido durante ya
siete años. “El crecimiento ya como deseo, ya como temor, está en el
corazón de la infancia, y la literatura se zambulle en él desde
diferentes perspectivas, con diferentes estéticas y poéticas”, concluye.
Grandes autores para chicos
Todos los años el festival tiene la virtud de sumar autores muy
consagrados, “presentando” también a algunos que tal vez no son tan
conocidos por el gran público, pero que tienen destacadas trayectorias,
como varios de los invitados internacionales de este año. “La selección
siempre es muy delicada, porque sabemos que en cada decisión hay un
recorte. Afortunadamente la permanencia del festival nos da la
posibilidad de saber que los que no pudieron estar este año tal vez
puedan acompañarnos el próximo, y así”, explica Picaeba sobre esta parte
del trabajo. “En cualquier caso el criterio siempre es la calidad
artística, literaria y poética. Y esa sensación que tenemos todos los
lectores cuando un libro nos conmueve, nos sacude, nos atenaza la
garganta, esa necesidad de contárselo a otros lectores, para que lo
prueben, para que no lo dejen pasar, para que experimenten. Invitar
desde el entusiasmo, desde la pasión, con la absoluta convicción de que
esos autores tienen cosas para decirnos y modos de hacerlo que no pueden
dejarnos incólumes”.
Hay otra parte del trabajo que se extiende durante el año, el Filba
Escuelas, donde trabajan especialistas como Carola Martínez (autora de
Matilde) y Melina Pogorelsky (autora de Como una Película en pausa), que
también tienen su participación en estos días de Festival. “Pero
además, en el armado del festival, durante todo el año vamos ‘tejiendo’
distintas redes que van generando otro tipo de encuentros, que nos pone
en contacto con personas, instituciones y lectores con quienes seguimos
alimentando esa conversación infinita que es la literatura”, observa
Chausovsky.
Grandes que trabajan con chicos
Mañana y el viernes, las tres sedes abrirán espacios para especialistas
(con inscripción previa en el caso de los talleres, varios de ellos con
cupo ya completo, consultar en www.filba.org). Virrey del Pino se suma
por primera vez a esta propuesta, y la inclusión tiene que ver con el
trabajo que sostiene durante todo el año, más allá de los días puntuales
de festival, el Filbita. “En el recorrido que hacemos en escuelas nos
encontramos con muchos maestros, directivos y bibliotecarios muy
comprometidos con el desarrollo de los chicos, que trabajan a diario en
contextos sumamente complejos, y donde la tarea asume desafíos que
exceden ampliamente lo curricular. Y desde ese punto de vista es desde
donde creemos que es importante hacer un tiempo y espacio para hablar,
reflexionar y compartir experiencias en torno a la lectura”, cuenta
Chausovsky a PáginaI12. “Y si bien el festival tiene un carácter más
eventual, en cierto sentido, nosotros lo pensamos mucho desde la
continuidad, desde la construcción de espacios comunitarios de lectura.
Virrey del Pino como lugar de encuentro, pero los caminos que
recorremos, los encuentros que proponemos representan en distintas
escalas uno de los sentidos más profundos que tiene la lectura: el de
construirnos a nosotros mismos y en comunidad”.
El escritor y editor Mario Méndez es uno de los que participará, mañana,
de actividades en esa sede, un momento que espera con particular
interés, “porque lo compartiré con colegas, amigos y compañeros a los
que respeto mucho y porque hablaremos de la infancia, que es el
territorio que más transito con mi literatura”. “¿Podemos dar por
sentado que crecer significa dejar la infancia atrás, abandonarla para
siempre? ¿Hay modo de llevarse consigo la infancia?”, plantea como punto
de partida el momento de diálogo “Con la infancia a cuestas”, que
compartirá con Poly Bernatene y Cecilia Pisos. Sobre esta idea de
infancia como una forma de habitar el mundo”, más que como un momento
vital cronológico, el escritor reflexiona: “me parece que es de aquellas
que abren puertas para dialogar, para intercambiar. Creo que en mi
caso, porque escribo y edito literatura destinada a los chicos, la
infancia acompaña mi día a día. Y creo que también, en algunos
nostálgicos como yo, las vivencias de la propia niñez, las lecturas, los
aprendizajes, están siempre presentes”.
Fuente: Página/12
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