Fernando Calvi, César Da Col, Marcelo Danza y Roberto Sotelo: “La historieta es narrativa: hay clásicos de la historieta en los que el dibujo es engañosamente simple”

En la segunda parte de la entrevista con estos cultores de la historieta (como autores, editores y/o especialistas) abordamos el tema de la historieta en la escuela, de su ingreso, lento pero seguro, que hace una diferencia enorme con un pasado en que estaba excluida de las aulas. Recorrimos la historia de Banda dibujada, del premio que otorga, de los talleres que brinda. Hablamos acerca del enorme crecimiento de la edición de historietas para chicos en nuestro país y finalmente de los proyectos en los que estos fanáticos de la historieta siguen poniendo su pasión.

Mario Méndez: Llegamos a un tema álgido, ¿cómo entran la historieta y la colección en la escuela?
Roberto Sotelo: Antes quería destacar un detalle de algunas de las historietas que publicamos: no es fácil, no es la generalidad encontrar obras o proyectos en historieta que estén generados para ser publicados en libro. Lo que predomina son las recopilaciones. O sea, esto tiene que ver con la profesión del historietista, que la pueden contar mejor ellos. Un escritor escribe una novela y después la lleva a la editorial para que se la publiquen. Con un historietista es más difícil encontrar una obra que ya esté preparada para que se la publiquen en libro. En general, el historietista  va publicando donde puede, y a partir de ahí, después se recopila en un libro. Nosotros tenemos mucho orgullo de que los libros de Fernando están justamente preparados como para ser editados en libro.
Marcelo Danza: Y Fer esa regla la rompe con el número siete, porque si bien Niko y Miko no había sido publicada en ningún lado, Javi ya lo tenía todo hecho. Cuando hablo con Fer para hacer algo de Bosquenegro, él tenía la mitad del libro, ya lista, con cosas que había hecho para Imaginaria, y para los manuales Estrada. Pero le decimos que haga una historia larga y nos complete el libro. Y la historia que abre Bosquenegro, que es  ésta historia larga, es la primera que un autor hace exclusivamente para la colección. En los otros dos, yo le decía que íbamos a hacer otro Bosquenegro y él pregunta para cuándo y ya empieza a laburar. Se atrasa un poco a veces. (Risas). Y el último que sacamos, que es este, Puntapié,  son todas las historietas que hicieron cada uno de los autores a pedido, con todos los personajes que antes habían salido en la colección, pero tenía que ser relacionado con el fútbol. Y éste sí que es el proyecto más ambicioso…
César Da Col: Es el primer proyecto (puede haber otros), concebido directamente desde la colección y desde la editorial. Lo que intentamos acá es hacer un libro “puente”. ¿Qué significa eso? Queremos que los chicos a los que les gusta el fútbol entren en el mundo de la historieta. Porque no es un libro de fútbol cualquiera, sino que son los propios personajes de la colección, en la que cada uno cuenta en una historieta de cuatro páginas, o de dos o de tres. Y al final, justamente cierra el libro con Bosquenegro, aparecen los personajes, Chochán y Tuk Tuk, que se preguntan por cuál historieta empiezan, y están todas las tapitas de la colección. En este libro, no quisimos hacer un mero libro de fútbol para el Mundial, aunque tiene un poco de eso de subirnos a la ola del Mundial…
MD: Originalmente la idea era hacer una antología de los personajes de la colección pero con temática de “terror”.
CDC: También todos los personajes de ¡Toing!, cada uno con una historieta de terror.
MD: Justo llega Rusia 2018, y decidimos que la primera antología no va a ser de terror. Tenemos que aprovechar el Mundial, y salimos a la cancha.
CDC: Pero que no quede únicamente en una historieta de futbol, sino abrirle el juego a todo esto. Esa es la idea del libro.
Fer Calvi: Las colecciones están buenas, porque habrán visto que en la colección del Pan Flauta, los libros blancos de Alfaguara, los libros azules de ciencia ficción de Hyspamérica, para mí, cuando era chico eran re importantes. Había leído tres o cuatro y me habían gustado mucho. Y entonces iba al siguiente, que a veces era uno sobre algo que yo no tenía la menor idea, pero la sentía que pertenecía a algo más, había un ambiente de contención, entonces me animaba de otra manera, que a lo mejor, por la libre te cuesta un poco más. ¿Se entendió algo de lo que quise decir?
Asistentes: Totalmente.
MD: Esto era un poco lo que había hablado al comienzo del tema de la colección. Hay colecciones que ya forman parte de la cultura popular. La colección Robin Hood, para los que somos más viejos. Actualmente, Barco de Vapor funciona también, o la colección infantil de Alfaguara por ejemplo. Que haya una colección ayuda a descubrir un libro y a partir de ahí, empezar a hacer un recorrido por distintos autores, por distintas propuestas. Me parece que es importante el papel de la colección en ese aspecto.
Asistente: Yo pensaba que ,de todas maneras, ustedes no apuntan a la escuela. Están pensando en hacer algo potente, que sea para los pibes, literatura…
MD: En ningún momento pensamos en la escuela. Sí, por supuesto, nos interesa muchísimo que nuestros libros también estén ahí, y de hecho están, por suerte. En estos momentos, todavía falta muchísimo pero muchos maestros y bibliotecarios escolares están teniendo a la historieta como un punto de referencia como para nutrir las bibliotecas escolares o las bibliotecas de aula con historieta.
Asistente: Me parece que hay que contrarrestar el Gaturro, y ofrecerles otra cosa…
MD: Otro tipo de producto, sí. Y esto puede contarlo mejor César, con todo lo que se viene haciendo con los talleres de Banda Dibujada, en las escuelas…
CDC: Hablamos un poquito de lo que era Banda Dibujada
MM: Sí, pero podríamos hablar un poco más, porque por ahí no todos saben lo que es Banda Dibujada.
CDC: Cuando nosotros vamos a hablar a un colegio, y charlamos en reuniones como esta, decimos que Banda Dibujada es un movimiento cultural para la difusión de la historieta infantil y juvenil. Entonces vamos explicando parte por parte qué es movimiento, qué es cultural, por qué tratamos de que la historieta se relacione con la cultura… Al lanzar el Manifiesto en Imaginaria, con el tiempo empezaron a llegarnos pedidos de las escuelas, para que fuéramos a dictar charlas o talleres para los chicos, cosa que hacíamos de vez en cuando. Después fueron pedidos más frecuentes, una vez por mes, hasta que llegó un momento en el que tuvimos que organizarnos de tal manera que pudiéramos afrontar todos los pedidos. Lo hicimos a partir del año 2009. Los pilares de Banda Dibujada son tres: las visitas a los colegios con los talleres de Historieta, la biblioteca de Historieta, se está armando la biblioteca “Juanito Laguna”, que ya cuenta con casi setecientos ejemplares, que se nutre con los libros que recibimos para los premios Banda Dibujada. ¿Qué son los premios Banda Dibujada? Son premios a libros de historieta para chicos y jóvenes. Nosotros quisimos hacer algo parecido a lo que hace ALIJA con los premios y los Destacados, pero enfocados cien por ciento en la historieta para chicos. Esto pudimos hacerlo porque en los últimos diez años la industria del libro de historieta para chicos creció un montonazo. Así cómo está la colección ¡Toing!, hay otras, un montón de editoriales, no sólo para chicos sino también para adultos, que pueden leer los jóvenes. Esa es un poco la idea de estos premios, que un jurado especializado en historieta pueda ofrecerles lecturas a chicos y a jóvenes. Pueden ser lecturas para adultos, pero está bien que lo lea un joven o un chico. La biblioteca se nutre de todo este material que vamos recibiendo, y las visitas a los colegios en las que les contamos a los chicos qué es una historieta, cómo se hace, qué lecturas hay… Estas mismas cosas que les contamos a ustedes se las contamos también a los chicos. La idea base de todo esto es generar lectores.
CDC: En cada convocatoria de los premios Banda Dibujada estamos recibiendo alrededor de cien libros de historieta editados, promedio, donde entraría lo infantil, lo juvenil y lo de adultos.
Asistente: Es un montón por año.
RS: Es mucho, por ser un género, sí. Son cien libros editados en el país en el año anterior. Para los premios de este año se está juzgando lo editado en el país el año pasado.
CDC: Es mucho, comparado con el año 2000, es un crecimiento del mil por ciento, fácil. Para chicos, prácticamente no había libros de historieta. Es verdad que todavía existían las revistas de historietas. Pero hay un hecho en particular del que a mí me gusta siempre hablar. Por ejemplo, la revista Billiken, que sigue saliendo y está próxima a cumplir cien años. La editorial Atlántida nunca tuvo la política de compilar en un libro las historietas que salían en Billiken. El Mono Relojero y La Hormiguita Viajera, sí tuvieron su compilado. Pero eran dos libros nada más.
FC: Porque eran de Vigil.
CDC: Pero bueno, se rescató parte de esa obra magnífica con guiones de Enrique Pinti, y dibujos de Fernández  - Branca. Y La Hormiguita Viajera con guiones de Víctor Sueiro, y dibujos también de Fernández - Branca. Pero son los primeros libros de historietas para chicos. Después, hubo otras experiencias. Recuerdo Libros del Quirquincho
RS: Sí, una colección que se llamó ¡BOOM!... donde se editaron...
FC: Estaba Birmajer.
RS: Sí, Marcelo Birmajer junto con Huadi editaron un libro que se llamaba Noches Blancas, que después lo reeditó Colihue; Rep sacó la primera parte de Auxilio, y un libro muy interesante de Sandra Lavandeira, que eran adaptaciones de los cuentos de Oscar Wilde. Eran tres cuentos editados en un libro, adaptados en historieta. Fue una colección que se editó a comienzos de los noventa. Después no prosperó, pero la idea de la editorial era la de brindar historietas de tipo infantil y juvenil.
CDC: Lo que decía de las historietas de Billiken, es que en este momento, todas tienen algún libro atrás que las está compilando: Tiburcio con Comiks Debris, Dante Elefante con De la Flor, Escuela de Monstruos, con Pictus…
MM: ¿El perro de la esquina salía en Billiken?
MD: Sí, salía en Billiken.
CDC: Se están publicando muchos libros. Hay mercados que son muchísimo más grandes que el argentino. Por ejemplo, en Francia tiran arriba de mil títulos por año. Yo creo que va creciendo la cosa, falta todavía profesionalizar más ciertos circuitos, pero va avanzando, se publican cada vez más cosas y por eso se necesita generar lectores.
MD: Yo quería comentar algo de las escuelas. Roberto decía que sí, que hay llegada a las bibliotecas. Lo veo en El Libro de Arena. Todos los que vienen a comprar llevan historietas, y creo que, por lo menos en Capital, ¡Toing! debe estar por lo menos en el setenta por ciento de las escuelas. Lo que faltaría un poco es que los docentes se animen. Eso todavía hay muy poco. Hace poco no sé si a través tuyo, Fer, me escribió un docente diciéndome que quieren adoptar antes de mediados de año Bosquenegro, para trabajarlo en dos grados. Cuando recibo esa noticia me pone muy contento. Que el docente se anime a trabajar historietas en un grado me parece genial.
MM: Novedoso. Vos, Fer, contaste que fuiste a una escuela. ¿Fuiste por la adopción o fuiste a dar un taller?
FC: Varias veces me convocaron de escuelas, por distintos tipos de planes que ya se me confunden. Pero fui a bastantes, como ilustrador de libros, o como historietista. La mayoría de las veces, como historietista, para hacer talleres de historieta con los chicos y ese tipo de cosas. Siempre falta un montón de todo. De todas maneras, cambió muchísimo Cuando yo era chico, uno entraba la historieta a la escuela de contrabando, y si te la veían te la rompían o la tiraban, o la ponían en algún lugar y andá a saber si te la devolvían. Hoy, hay muchos docentes…
Álvar Torales: No solo en la escuela eh… en el servicio militar pasaba lo mismo. (Risas).
FC: No me quiero imaginar. Hoy me parece que por la historieta hay un interés estructural, de que sea una más de las formas de leer, o de las formas de acceder a la lectura. Lo que pasa es que hay como un ajuste que falta. Yo trabajo mucho en manuales, trabajé en los manuales de casi todas las editoriales, y casi todas tienen un capítulo sobre historieta. Cada vez mejor, porque cada vez tiene mayor espacio, y porque nos habilita a los que hacemos historieta a opinar sobre el contenido del capítulo. “Fijate que esto no se hace así, o que esto no se usa más”. Me parece que hay una idea de que la historieta existe. Lo que falta es ese ajuste de costumbre, que es natural. La historieta hace muchísimo menos tiempo que entra a la escuela que la literatura, entonces sigue teniendo un montón de etiquetas. Cuando nombramos a Gaturro nos reímos un poco porque no nos gusta, o si decimos que los chicos leen Marvel… Siempre hay alguna cosita que enturbia un poco, pero me parece que cambió notablemente.
RS: En muchos casos lo que yo noto es cierta resistencia a partir de que el docente, o el adulto, no es un lector habitual de historietas. Pareciera ser como que se necesitan determinados recursos técnicos para entender el género, pero es más que nada por desconocimiento o falta de hábito en la lectura de historietas, que es un problema que el chico no tiene. El chico va, la lee y la disfruta. Y el adulto cree que para transmitirla necesita cierto requerimiento técnico.


Asistente: Lo que pasa es que ya nació como un “género menor”. Hay prejuicios que se traen arrastrados… Por eso hay problemas para imponerla. Ahora, con el precio carísimo de los libros álbum, hay un montón de Tallín, ¿lo conocen? que se usa mucho en las escuelas. Me parece fascinante, porque pueden desde primero hasta secundaria. Y es una cultura social impresionante. Y se lo podés dar a un pibe de primer grado. A mí me interesan mucho los libros de imágenes sin diálogo, porque ejercitan mucho la imaginación de los chicos. Cuando uno termina de contarles una historia, de pronto no tenés la imagen…  “¿Cómo lo dibujarían ustedes si de pronto una editorial los llama, y tienen un trabajo?” Y después les mostrás la historieta, el dibujo. Y es fascinante cómo los chicos te traen después el dibujo de los personajes.
MD: Lo que vos decís de la imagen sin texto, cuando vienen a la librería, y el adulto te dice: “Ese no porque yo quiero que lea…”. Es otra lectura diferente, porque puede resultar mucho más complicado el tratar de entender lo que te cuentan las imágenes, y poder seguirlo, que una lectura del texto.
Asistente: Es más completo…
MD: Es otro tipo de lectura.
Asistente: Lo que al chico le falta es la escucha, la atención y la concentración. Y con eso lo ejercita. Es increíble que se lo tenga como “género menor”.
MD: Yo he visto el nene de una compañera de trabajo que tenía cuatro años y este era el que más le gustaba. Venía y te contaba a su manera la historia, que era cualquier cosa, nada que ver con lo que Javi quiso expresar. Les había puesto sus propios nombres, era el astronauta Pepito… y la historia que inventaba era tan fascinante como la de Javi.
Asistente: Yo creo que los niños son historietistas natos. Lo primero que hacen cuando dibujan una escena, es poner el globito, y aunque sea, la onomatopeya. Eso se ve constantemente, es algo que ellos tienen absolutamente incorporado. En una escena, tengo la escritura, digo algo. Para mí es un recurso complejo y muy rico para trabajar.
Asistente: Yo en el primario trabajo con chicos del Primer Ciclo, y llevé varias veces la historieta como tema de discusión, como organizador para la lectura y para la escritura, y la experiencia me ha demostrado (al principio elegía historietas de una sola viñeta), es que el grado de complejidad, por lo que sintetiza una sola viñeta, para entender un chiste solo con eso hay que tener un bagaje bastante importante. No siempre lo que parece simple a primera vista lo es.
FC: Igual nos estamos refiriendo a lo accesible de la lectura desde lo formal, no al contenido. Vos podés poner un chiste que es muy simple y muy directo desde lo formal, pero por contexto el chico se queda afuera. El humor gráfico es un dispositivo de lectura súper accesible, lo mismo que muchas historietas, porque en general pasa como con los folletines. Son géneros literarios, o lenguajes que se desarrollaron para trabajar con gente que tenía poco bagaje cultural, que leía rápido, que leía mucho por poco dinero… Es decir, el dispositivo de lectura de la historieta si está bien hecha, es súper claro. Y además, en el chico funciona más claramente todavía. Como cualquier cosa, un picaporte, un timbre. Vos ves un timbre y pensás, “esto es una chapita que tiene electricidad…”. El chico aprieta y suena. Va al dispositivo real el niño, y pasa. Por eso, por ahí una historieta para un adulto suena como algo mucho más complejo desde la ingeniería, lo es desde que la tenés que hacer. Pero en cuanto a la lectura, si está bien hecha, el chico puede entrar y avanzar. Separo lo del contexto, porque hay contextos culturales de los cuales uno se puede quedar afuera. También un adulto se puede quedar afuera.
RS: Si me permiten, traje un testimonio de una mamá de un lector de historietas. En un intercambio de mails que tuve con la mamá me mandó un testimonio, una anécdota que se relaciona con la recomendación de las historietas. Me pone: “La maestra de Facu está invitando a los nenes del grado (Facu está en primer grado), a que lleven su cuento preferido y que ellos se lo lean a sus amigos del aula. Facu se empecinó en que él quería compartir el de Elías y el perro de la esquina. Le dije que me parecía difícil llevar una historieta porque los amigos no iban a ver los dibujos mientras leía. Lo hablé con la maestra y me dijo que ella le dijo lo mismo, pero que como lo vio tan entusiasmado le parecía que eso cumplía el objetivo del proyecto, que era entusiasmar a los nenes con la lectura. Así que se lo dejó llevar. Me parece que le fue bien, no me cuenta mucho Facu, pero me dijo que leyó dos partes largas del cómic, y nombró varios amiguitos que se reían de los chistes. Así que entiendo que le fue bien. Justo ahora Facu está copado con el de Elías. Justamente ayer y hoy también me pidió llevarlo al cole para leerlo en el recreo. Alguna vez había llevado el del ninja, y me contaba que lo leía con algunos amigos del recreo. Y después me contó cómo lo lee, y él insiste en leerlas en voz alta.”  Yo le preguntaba a la mamá sobre la experiencia de Facu porque realmente es complicado, es difícil leer historietas. Me ha pasado a mí con mi hijo y con alumnos. Es muy distinta de la experiencia de leer un libro álbum o un libro ilustrado. Y la mamá me siguió contando un poco más: “El insiste en leerlas en voz alta. Hace voces graciosas y pronuncia cada uno de los ruidos que aparecen. Se ve que todavía no lo incomoda esta situación. Y eso que es muy tímido”. Así que esa tensión que existe entre el chico y el adulto… me parece que el chico no tiene esos problemas. Es difícil también el tema de lo que decía Marcelo sobre la adopción: no es lo mismo adoptar una novela, no es lo mismo adoptar un libro de cuentos, que adoptar una historieta, porque hay que abordar otro tipo de trabajo en el aula. A veces el maestro siente que desconoce el género y por eso genera resistencia… Eso está bueno nombrarlo, en la biblioteca “Juanito Laguna” a lo largo de estos años lanzamos dos o tres experiencias de cursos de Banda Dibujada para docentes. ¿Y qué recepción tuvieron, César?
CDC: Éramos un millón. Más de cien. Yo creo que los que vinieron estaban interesados en el tema, y la convocatoria fue muy amplia. Yo creo que estaban interesados, un poco era lo que vos decís, y es que muchos, al no ser lectores de historietas tienen miedo de acercarse a una, y más de exponerla en un aula, y trabajarla con los chicos.
Asistente: ¿Cómo era la convocatoria?
RS: Eran cursos para docentes. Los talleres que mencionó antes César son talleres para chicos. Y estos eran para docentes.
CDC: Lo mismo que hacíamos con los chicos lo hacíamos con los docentes. Los mismos ejercicios. Exactamente todo lo mismo. Trabajar con el docente para que vea que está bueno trabajar con historietas.
Asistente: Yo participé de esa experiencia, y hay un tema con la imagen, con en el componente visual de la historieta. Un componente que es re simple, de repente en la historieta tiene una complejidad, una  presencia y una potencia narrativa mucho más fuerte que la de las palabras. Y nosotros, como docentes, estamos atravesados por la prosa, más que por la poesía. Lo que recuerdo de este taller es que, teníamos tres viñetas y teníamos que acomodarlas…
CDC: ¿Era la de Tintín?
Asistente: No… era… muy difícil. Te daba un pudor tan grande ponerte a dibujar (a medida que crecemos nos van sacado la imagen), era un pudor muy grande, y muchas ganas también de dibujar la viñeta. Yo hice un mono de espaldas como un recurso de síntesis. Era el disfrute de que el docente se pudiera comunicar con la imagen de alguna manera. Era muy potente la consigna para ver la complejidad del género. A pesar de que pueda parecer simple, me parece que hay una complejidad inherente a la historieta y a sus efectos de lectura.
CDC: Nosotros decíamos que no hacía falta saber dibujar, sino saber expresarse con los elementos de la historieta. Para dibujar hay cursos, son años, es práctica y estudio. Pero expresarse en una historieta, lo hace un chico de siete u ocho años. Todos lo podemos hacer. Obviamente, en el dibujo si uno tiene una herramienta mayor, si uno dibuja mejor, puede expresar mejor las cosas. Pero los elementos de la historieta son cinco o seis, y los puede hacer cualquiera.
FC: A mí me pasa que doy talleres de historieta para niños y para adultos. Y cuando doy los talleres para niños, en general el tiempo es muy acotado, hay que hacer una introducción de qué es la historieta, darles una consigna. Y los chicos entienden qué es lo que hay que hacer, inventan un personaje, plantean una historia y dibujan una página. Yo tengo colegas profesionales que no pueden hacer eso. Porque en general, tiene que ver con trabas neuróticas, más que nada. (Risas). El chico tiene una cosa que es fantástica: entiende que las cosas se hacen con las herramientas que tenés. Es como cuando tenés que cocinar algo: abrís la heladera y cocinás con lo que tenés. Podrías tener un peceto, pero no lo tenés, así que no vas a cocinar con eso. La historieta es lo mismo. Porque es narrativa, no es plástica. En la historieta no hay que tener un dibujo virtuoso, académico, para poder contar una historia. Hay muchísimas historietas que son fabulosas, que son clásicos de la historieta, en las que el dibujo es engañosamente simple, pero es simple a efectos prácticos, porque la búsqueda no es la del lucimiento plástico, académico, para colgar en un museo. La búsqueda es que un cuadrito te lleve al otro, que un personaje sea reconocible, y en general, los chicos dibujan muy bien historietas. Cuando todavía no les llenaron la cabeza con que se dibuja bien o mal, fluyen. Y cuando entrás con los adolescentes es un poco más complicado. Hay vergüenza entre ellos, el canchero de la clase se frustra porque es el que peor dibuja, entrás con todas esas trabas, que son sociales, y que también afectan la lectura. ¿Qué buscamos en una historieta? ¿La abro para mirar los dibujos o simplemente voy a leer, me voy a abandonar a la lectura? Me parece que pasa eso, que está bueno que se llegue a la lectura de una forma más fresca, trabajar la historieta con los chicos desde ese lugar. Como un dispositivo de lectura más, no como un dispositivo de lectura terriblemente diferente al cuento ilustrado, a la novela o al poema, sino uno más. Está el cine, está el teatro, hay muchas formas de ver una historia, y la historieta es una.
RS: Hay un dibujante español que se llama Calpurnio, no sé si lo conocés…
FC: Claro. Calpurnio es lo más grande del mundo.
RS: El personaje de él es Cuttlas, que es un sheriff, y sus dibujos son el típico muñeco del “ahorcado”. La cabeza, los palitos de las patas y los brazos. Y a partir de eso genera un cómic que está muy bueno. Gráficamente es eso…
FC: Además, Cuttlas tiene que cruzar el desierto, tiene sed, se le muere el caballo, lo siguen… Es compleja la historia y es muy emocionante. Y enseguida te olvidás de que son palotes, y es el sheriff, y son los indios, y funciona increíblemente.
Asistente: Yo di muchos años clase en secundaria, y todos los años les hacía hacer historietas de algo. Y lo hacían en grupos. Estaba bueno, porque se armaba una dinámica además, en la que le encajaban al que mejor dibujaba, esa parte. Después, todo el otro proceso, de armar el guión, de resolver cosas como la que contaba Sabri del mono dado vuelta, que era impresionante. Hay un montón de trucos para resolver cosas en la historieta. Qué se yo… explota… No van a dibujar todo, entonces van a tratar de simplificar todo lo más posible, y hacen unas cosas impresionantes. En grupo funcionaba bien. Si no, les producía un bloqueo.
CDC: Una vez que pasan ese bloqueo, todos se concentran y trabajan.
Asistente: Sí, lo que pasa es que pienso en lo que decías de la adopción por parte del docente… El año pasado a mi hija le pidieron un libro de poesía, el de Palabras manzana. A mí me pareció genial, pero pensaba en qué le habría pasado a la maestra. Y atrás estaba Cecilia Bajour, que había sido su docente de poesía. Pero algunas madres, en el chat de madres, decían “¿Un libro de poesía, a vos te parece? ¿Ese libro van a leer?”.
MM: El tema es el tiempo, me parece. Lo que contaba Marcelo antes: una historieta, el chico al que le compran el libro de quinientas páginas, la leyó mientras el papá daba vueltas en la librería. Y hay que entender también que a la maestra le cuesta pedir un libro que si no tiene las herramientas para trabajarlo, el chico leyó en quince minutos.
Asistente: Yo soy profesora de Plástica de Primer Ciclo, y me parece que ese es el punto en el que se unen, donde se ven los límites, no hay espacios interdisciplinarios contemplados en la currícula, o en el espacio de la escuela. Ahí debería mezclarse el maestro de grado con el profe de Plástica, ahí es donde se cruza todo. Ese bloqueo, esos límites que se ponen ellos cuando dicen que no saben dibujar y que en Plástica se ven un montón. En la escuela, en primer grado tienen cuarenta minutos de clase semanales. ¿Qué hacés?
Asistente: No coincide con la profe de Literatura en el mismo día, así que no se conocen…
Asistente: Están sentaditos con el cuaderno: Matemáticas, Ciencias Naturales, Conocimientos del Mundo, Plástica… De pronto,  para trabajar con estos materiales el maestro siente que no sabe dibujar, y piensa en cómo va a hacer para habilitarles a los chicos si siente que le faltan herramientas, que no tiene manejo del lenguaje plástico…Yo lo veo porque tengo la formación en lo otro.
MM: ¿Y hay tiempo de pasar por profesorados? Porque me parece que ese es uno de los lugares. El lugar de formación de los futuros maestros…
FC: En el postítulo docente una vez se hizo una Jornada de historieta.
RS: Ahí había maestros formados… Cuento mi experiencia con los profesorados en la “Juanito Laguna”. Allí recibimos visitas de grupos escolares desde Jardines Maternales hasta estudiantes de profesorado. Actualmente, durante todo el año nos están visitando prácticamente todos los profesorados de la Ciudad de Buenos Aires, tanto de Inicial como de primaria, y las historietas son como una forma más de hacerles conocer cómo está organizada la biblioteca. La experiencia es buena. No sé qué pasa después, dentro de los profesorados. Por ahí pueden comentarlo mejor Sabrina o Flavia que están en Capacitación Docente.
Asistente: Me parece que lo mismo que pasa en la escuela, para los docentes que también damos clases en profesorados es como una apuesta, un riesgo importante. Porque hay que conocer y hay muchos que no estamos preparados. Yo, porque me impuse aprender un poco. Llevar la historieta ya es una apuesta importante. En el aula está entrando de a poquito, pero me parece que en la formación docente todavía hay un camino importante para recorrer.
MD: Este es uno de libros que más adopciones tiene.
MM: La Historietería, es brillante.
MD: Este personaje que ven en la tapa, que está vestido como un heladero, tiene un local en el cual vende historietas de distintos sabores. Y los sabores pueden ser…
RS: Boba, de terror, romántica,  asquerosa, vergonzosa o educativa.
MD: Entonces, el chiste está en que no va una sola persona a pedir, sino que van de a  dos, de a tres. El nene va y pide una historieta de terror y la nena quiere algo romántico. Y el historietero, para darles el gusto a los dos, hace una combinación. Y ahí es donde Chanti, que es el autor, logra el chiste. De este, creo que lo que les atrae a los docentes es que con esta estructura después trabaja con sus alumnos. A los chicos les tirás esta consigna: “Tenés estos sabores, inventate una historia”, y sacan veinte. Si este tiene varias adopciones encima, tiene que ver con que al docente le genera la idea de que es más fácil laburarlo.
Asistente: Es una historieta que a los adultos les gusta. Lo que uno da en un aula, generalmente es lo que a uno le gusta. Para encontrar una historieta que te guste, tenés que recorrer, y ves que no todo es lo mismo. Esta historieta genera mucho placer.
MD: A mí me pasa en la librería que cuando vienen a comprar trato de no mostrarla, porque se vende sola. Entonces prefiero mostrar el resto del abanico. Si el adulto encontró esta, ya la tapa le llama la atención. Lee solo una, y te dice que lleva esa. Tiende a eso que decís vos.
MM: ¿En qué proyectos andan?
MD: El proyecto mayor fue este, Puntapié, acaba de salir y estamos totalmente agotados. En todos los aspectos, el económico sobre todo. Pero ya estamos preparando dos libros nuevos.
MM: ¿Para este año?
MD: Yo creo que sí. El volumen 2 del ninja Kururo.
MM: Cuando Fer recién mencionaba lo de la violencia. Ahí hay violencia, pero contada con una gracia y con un tono…
MD: En el segundo de Elías y el perro de la esquina, hay una historieta larga de ocho páginas, híper  cargada de violencia, pero está contada de una manera que hasta es graciosa.
MDC: ES la misma violencia que aparece en Tom & Jerry. Tampoco estamos hablando de algo terrible…
MD: Es que cuando éramos chicos, esa violencia era habitual. Después, como que fue cambiando.
MM: Sigue siendo. ¿O cambió tanto?
MD: Cambió en cierta manera.
FC: En los dibujos animados hay un momento, porque todos esos dibujos que nombramos eran para adultos, no para niños, eran dibujos animados que se veían en cine, y estaba producidos como una variedad. Un noticiero, después veías un capítulo del Correcaminos y después veías una película. No eran dibujos animados pensados para el público infantil. Por eso hay una cantidad de chistes rarísimos, que hoy los ves con los niños y tenés que ponerte a explicar montones de cosas, porque son para un público muy amplio. Cuando el dibujo animado recala en la televisión, y entra en el segmento de los sábados a la mañana que es para niños, aparece el psicopedagogo (risas) y empieza a haber un cierto control que por suerte se va relajando.
AT: ¿Qué vínculo habría entre la historieta y el dibujo animado?
CDC: Dentro del proceso de realización de un dibujo animado, se utiliza algo parecido a una historieta, que se llama “story board”, que no es una historieta, pero parece. Tiene un vínculo… y después  nada más.
FC: Es una narración gráfica. Me parece que ese es un parentesco fuerte, porque en los dos casos es una historia contada a través de dibujos.
RS: Además, cualquiera de estas historietas pueden ser tranquilamente llevadas al dibujo animado.
MD: Marko Torres que es el único autor que hasta ahora tenemos que no es argentino, es vecino, de Chile, hizo una animación promocionando el libro que es fantástica. Es un dibujo animado.
RS: También el tema de la secuencialidad. En la animación se ven todos los movimientos. En la historieta se van saltando de un cuadrito a otro, y el lector, en la construcción del sentido, imagina esos movimientos, pero no los ve. En el dibujo animado sí se ven.
CDC: Entre viñeta y viñeta uno tiene que establecer relaciones y usar la cabeza como para ir construyendo la historia.
MM: Son distintos recursos narrativos. ¿Y vos Fernando? ¿Algún proyecto de historieta?
FC: Yo estoy en muchos proyectos que no voy a nombrar porque no son con Marcelo… (Risas).
MD: Le dije a Alberto Scholiadis, periodista que tiene un programa de radio especializado en historietas, que acá tenía un libro nuevo. Y me dijo que a Diego Greco lo iba a llevar en cualquier momento. Pero que a Fernando lo iba a esperar, porque ve que está haciendo un montón de libros, así que va a llevarlo cuando tenga todo.
FC: Mientras aguante la nafta, yo prefiero hacer libros y publicar cuando sea mayor. Estoy haciendo proyectos con un par de historietas que supongo que son cercanas a los niños, una historieta sobre El mono de la tinta, de Borges, que editará MacMillan en algún momento…
MM: ¿Con Iris Rivera?
FC: Con Iris, sí. Con ella hicimos la novela, yo la ilustré. Es un libro que nos gusta mucho a los dos, que nos dio muchas alegrías a los dos, que se vende muy bien, que tuvo reedición… Después, una novela gráfica para Calibroscopio, que no sé si será para chicos o para grandes. No lo sé. Yo estoy dibujando y me divierto.
MM: ¿Y siempre escribís vos?
FC: Casi siempre los guiones son míos, yo fui guionista antes de ser dibujante, entonces arranco pensando la idea, y dibujo pensando en cómo contarla. El año pasado empecé con el proyecto de ver qué onda las colaboraciones, empecé cinco o seis proyectos con guionistas, y de a poco van tomando forma. Tanto el de El mono de la tinta que es con Iris, como con el de Calibroscopio que es con Nicolás Schuff, son proyectos con un guionista que estoy disfrutando un montón, así que yo, que pensé que no iba a ir para ningún lado… bien. Dibujo y alimento conejos. Esa es mi vida real.
MM: ¿Lo de alimentar conejos es una metáfora?
FC: No, tengo once conejos en mi casa. Cuando terminé de darle de comer al último, tengo que empezar de vuelta. (Risas).
MM: ¿Y César? Estamos esperando un libro tuyo…
CDC: Y bueno, ya vendrá en algún momento. Todo es una cuestión energética.
MD: En la colección hace su debut con la viñeta de apertura.
CDC: Yo trabajo para un diario de Tarragona, hace años que trabajo con un humorista gráfico catalán, Andrés Faro, que me manda todos los días el chiste, y yo lo dibujo y se lo mando por mail. Justamente una de las ideas que me mandó para dibujar, cuando ya estábamos armando Puntapié, la pensé exclusivamente para ponerla acá, en la carátula. Que tiene un poco que ver. Es una lluvia de celulares, los papás están frenando los celulares con los paraguas, y un niñito le pega a una pelota. Que cada uno saque sus propias conclusiones. Yo lo conocí a Fernando Calvi trabajando como asistente de mi papá. Había un proyecto de manga, ¿te acordás?
FC: Sí, yo en esa época trabajaba con Carlos Trillo, y había surgido un proyecto de un editor yugoslavo demente, que quería hacer falsas historietas japonesas. (Risas). Quería que los argentinos hiciéramos historietas, las firmáramos con seudónimos japoneses, editarlas y venderlas en Europa como si fueran japonesas. (Risas). Todos se imaginan el resultado de eso… (Risas).
MM: Debe haber sido una genialidad. (Risas).
CDC: Fernando hacía los guiones, mi papá que es dibujante de historietas hacía los dibujos, yo hacía los fondos, y así lo conocí a  Fernando. Un día que vino al estudio en el que laburábamos con mi papá. Y mirá vos dónde llegamos…
FC: Hace como veinticinco años.
CDC: Me formé en el oficio gráfico, y siempre tratando de sobrevivir haciendo dibujos.
FC: Una cosa que yo pensaba hoy en el bar… Hay un punto en el que César es un poco coautor de todos estos libros. Lo mismo que Roberto o Marcelo. En la historieta, una cosa de la que me di cuenta hace mucho tiempo, y habíamos empezado a verlo con Trillo, es que todos los involucrados son coautores. A lo mejor se lee como autor al tipo que pone el nombre adelante y punto, pero hay una persona que diseñó la tipografía, hay un tipo que dice en qué papel va a quedar bien, un imprentero que se preocupa por imprimir muy bien los libros, el que selecciona y corrige… Yo siempre me enojo, pero Marcelo me dice que me deje, que tienen razón. Eso es todo trabajo autoral. Hay como una deformación, uno ve una película de Hitchcock y decimos que el groso es él. Pero está el que hace la música, el que maneja la cámara, los actores… Todos esos también son autores. Esta colección es muy particular. Cualquier libro mío hecho en otro contexto, no es peor ni es mejor, es distinto. Porque no está involucrada la gente que está involucrada en estos libros. También pasa eso; están haciendo sus libros que son todos estos.
MD: Algo de lo que dice Fer es real…
FC: ¿Cómo “algo”? (Risas).
MD: Está bien, déjame poner el ejemplo… Nosotros vemos una cosa de unificación en la colección. Hay una línea que tratamos de mantener. La otra vez, vino Daniela Azulay, que trabaja para una fundación que se llama Ruta 40, que ha comprado muchos de los libros de ¡Toing! para su biblioteca. Y me mostró unas fotos de un nene que es fanático de los libros de la colección, y no quiere ningún otro libro. Y me mostró fotos en las que el nene los pone en fila y los ordena, de distintas maneras. Y en una estaba la de Bosquenegro, de Aventuras Dibujadas, que podría ser tranquilamente de la colección. Entonces yo le decía a Daniela, que nosotros siempre comentamos que hay una línea en toda la colección, y lo de este nene, está demostrando que vamos por el camino correcto.
MM: La idea del catálogo también como una obra de arte, en el que si un libro hace ruido, no entra.
MD: Un catálogo con distintas voces, distintos estilos y algo que los nuclea.
MM: Lo están logrando. Bueno, gente, ya es hora, así que les damos otro aplauso, muchas gracias.
APLAUSO FINAL.


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