Fernando Calvi, César Da Col, Marcelo Danza y Roberto Sotelo: “La historieta carga con el estigma de que es un tipo de lectura pasatista y superficial… propuestas como la de ¡Toing! vienen a romper con ese estigma”
En el tercer encuentro del Ciclo “La ilustración
toma la palabra” nos dedicamos, fundamentalmente, a hablar de historietas en
general y de historietas para niños en particular. Para ello, nos visitaron
cuatro especialistas, cuatro fans del género que son, además, editores,
escritores, ilustradores. La historia de la historieta, y su actualidad, en la
palabra autorizada de cuatro de sus cultores. Una charla para poner en un
cuadrito. O en varios.
Mario Méndez: Buenas
tardes. ¿Cómo están? Hoy, como pusieron las compañeras de Avión que va, no sé si lo vieron en las redes, la historieta copa
la parada. Dentro del Ciclo La Ilustración toma la Palabra, le toca el turno a
la historieta, y fundamentalmente a la historieta para niños y jóvenes, que
sería el subgénero. Me acompañan Roberto Sotelo, que es profe, bibliotecario,
especialista… Yo lo conozco desde hace muchísimos años. Trabajó en la editorial Libros del Quirquincho, nada menos.
Jurado del primer Premio Barco de Vapor que hubo en Argentina, y ¿director de
“Juanito Laguna”?
Roberto Sotelo: Coordinador.
MM: Coordinador
de la “Juanito Laguna”, que es la biblioteca de la Unión de Trabajadores por la
Educación, que está abierta a todo el mundo supongo, ¿no?
RS: Sí, una
biblioteca de literatura infantil y juvenil. Especializada en libros para chicos
y jóvenes, que depende de la Unión de Trabajadores de la Educación. Y está abierta a la comunidad.
MM: Que
queda en…
RS: Ayacucho
127. Nos estamos por mudar muy cerquita, pero por ahora seguimos ahí. Tenemos
un blog, “Biblioteca Juanito Laguna”. Ahí se van a enterar si nos mudamos. Es
abierta, cualquiera se puede asociar y llevarse libros en préstamo. Y
devolverlos. (Risas).
MM: Una cosa
que no figura acá, es que también sos escritor. Me acuerdo del libro de juegos
y adivinanzas…
RS: No diría
escritor. Fue un trabajo conjunto con un ilustrador, Douglas Wright, con el que
hacíamos producciones para chicos, para un medio de General Villegas, de una
biblioteca popular, para la revista AZ
Diez, y de ahí salieron algunas ideas y trabajos que terminaron en libro: Anacleto.
MM: Anacleto. Se
lo extraña. Roberto fue Premio Pregonero, también, que es el que otorga la
Fundación El Libro a quienes divulgan el libro infantil y juvenil, que se
entrega generalmente en la Feria del Libro Infantil, con La Andariega de Javier
Villafañe como símbolo. En este lugar, La Nube, La Andariega es un símbolo muy
importante. Y además coordinador de la colección ¡Toing! de la editorial Comiks
Debris cuyo editor, gestor, propietario,
alma pater, es Marcelo Danza, aquí presente. Librero, editor, fan de la
historieta, conocedor del medio, y amigo también, desde hace muchos años. No sé
si me olvido de algún detalle.
Asistente: De
la revista Imaginaria que queremos
que vuelva…
MM: ¡Cierto! Cuando nombró a Douglas
Wrigth me acordé. Para los más jóvenes, la revista Imaginaria que era digital y
que fue importantísima. ¿Cuándo la hicieron?
RS: En 1999 largamos el primer número. Y
hasta el 2013, 2014, no recuerdo bien, cada quince días publicamos un boletín
en forma virtual que sería la revista, con nuevos contenidos para la página.
Actualmente no tenemos periodicidad, pero la página sigue en pie. Hay más de
mil artículos relacionados con la literatura infantil y juvenil: informes de
autores, notas de contenido, de todo un poco. A eso pueden acceder
directamente.
MM: Ahí con Douglas y con Eduardo Abel
Gimenez. Bueno, Fernando Calvi, autor integral, ilustrador, historietista,
nacido en Córdoba… no tenés nada de tonada, la perdiste en el camino. De larga
trayectoria a pesar de sus pocos años, en el mundo de la LIJ y de la historieta
para adultos también. En Fierro has publicado varias veces. Autor, en esta
colección que los tiene como eje de esta reunión, de tres títulos de la misma
serie, que es Bosquenegro, historieta
infantil. Hermosa historia…
RS: Podemos decir una saga. ¿No?
FC: Una saga.
MM: Una saga de varios personajes,
ubicados en este fantástico Bosquenegro.
Es ganador de un “Destacado”, ¿no?
FC: Sí. Fue Destacado de ALIJA el primer
tomo, que fue editado con anterioridad en una editorial que ya feneció, y
después este, por CONABIP.
César Da Col: Historias de Bosquenegro fue comprado por CONABIP para bibliotecas de todo el país.
Tuvimos esa alegría.
FC: Y este, Bosquenegro: esa cosa rara que cayó del cielo fue mejor historieta
infantil en Comicópolis…
MM: ¿Es el último?
RC: No, el segundo.
RDC: Que todavía no tiene ningún premio,
porque acaba de salir.
MM: Y César Da Col, también ilustrador,
coordinador junto con Roberto de la colección ¡Toing!, y autor de varias obras. También coordinó la colección
Aventuras Dibujadas. Fuiste permanente colaborador de Imaginaria…
CDC: Sí.
MM: Es decir que la relación con Roberto
lleva muchos años…
CDC: Nos esclavizó desde pequeños.
(Risas).
RS: Hacía la Galería de Ilustradores.
Difundíamos a ilustradores, historietistas…
MM: Los dos son fundadores de Banda Dibujada, impulsores de esta
movida de la historieta. ¿Vos también, Marcelo?
Marcelo Danza: No. Yo no pertenezco a Banda Dibujada.
MM: No te juntás con esta gente… (Risas).
MD: Es más… una vez se reunían los de Banda Dibujada y me quise prender, en
una pizzería… Y me negaron el acceso. (Risas). Así como decía Roberto… “nos
manejamos por mail”. Una vez que nos juntamos todos, tenemos que estar solo los
de Banda Dibujada.
MM: ¡Qué agreta! (Risas).
RS: Tiene una explicación ese hecho, pero
no vamos a ahondar en detalles…
MD: Yo tengo una herida… (Risas).
MM: No vamos a sacar los trapitos al sol.
Hasta hoy yo pensaba que Roberto es un tipo muy querido en el mundo de la LIJ,
pero ya empiezo a dudar… (Risas). Bueno, quedan presentados. Les pido un
aplauso para los cuatro. (Aplausos). Y les voy a contar algo que no tiene que
salir de acá, por lo menos hasta mañana…
Asistente: No, ya salió en Facebook.
MM: Ah, ya está. El tomo 2 de Historias Delirantes, de Chanti. Algunos no saben de qué estamos hablando.
ALIJA tiene, entre las muchas categorías de su premio de todos los años, un
Destacado en historieta para niños, que es todo un tema ese. Eso después lo
podemos hablar en público. En la categoría de Historieta, Historias Delirantes 2, de Chanti, acaba de ganar el premio
Destacado de ALIJA, que es ya el tercer premio que recibe ¡Toing! Ganaron el premio por Labor Editorial, y Mejor Historieta
con la de Trillo, La reina del río.
Este fue el primer premio que obtuvieron en ALIJA, ese mismo año ganaron por
Labor Editorial, y ahora con estas Historias Delirantes, en la que la
protagonista es una maestra, y hay un juego con el nombre, porque Lirantes es
el apellido. Y es buenísima.
Asistente: Muy divertida.
MM: Bueno, vamos a empezar a charlar,
entonces, y por el principio. ¿Cómo surge el proyecto de Comiks Debris, y de ¡Toing!? ¿Hace ya ocho años?
MD: El mes que viene, estos dos, Torni Yo y Niko y Miko, que son los primeros, cumplen ocho años. El tema fue
que esta colección de aventuras dibujadas, donde está el primer libro de Bosquenegro, de Fer, quedó trunca. Y
ellos dos estaban con muchas ganas de proseguirlo de alguna manera. Y
presentaron el proyecto a Calibroscopio, que es la editorial que con Libros para ver mundos, tiene que ver con
El Libro de Arena, que es donde yo soy librero.
MM: La de Judith, que vino el lunes
pasado. Judith Wilhelm y Walter Binder.
MD: Walter, que sabe que soy un
apasionado de las historietas, me dice que por qué no me abro una editorial y
empiezo a editarlas. La verdad es que no sé si me lo dijo en broma o en serio,
pero le dije que hablara con los chicos para que me vinieran a ver. Me trajeron
este libro en una carpeta, y unas cuantas cosas que tenían en mente…
MM: Niko & Miko, cuyo autor, Javier Rovella, va a
venir cuando nos reunamos para hablar del libro silencioso, los silent books. Es una historieta sin
texto escrito.
MD: Yo le dije a Mario que era el artista
indicado para venir a hablar de ese tema. Tiene absolutamente claro el manejo
de los símbolos en la historieta. Tremendo. Y bueno, estuvimos conversando,
hasta que nos pusimos de acuerdo en cómo íbamos a encarar el proyecto. Y
salimos con estos dos. Quería que el número uno fuera de Carlos Trillo. Se los
digo, y César me dice que en Genios estaba Torni, que la dibujaba Gustavo Sala.
Dije que bueno, que íbamos con Torni, que hablaran con Trillo, y que salíamos con eso.
MM: ¿Salieron
con uno solo?
MD: Salimos con los dos. Salieron los dos
juntos.
MM: ¿Y el Bosquenegro es el tercero, Fernando?
FC: No, es el séptimo.
MD: Bosquenegro es el número siete. Hay unos cuantos
anteriores en la historia.
RS: ¿Cuántos libros hay? ¿Veintidós?
MD: Tenemos dieciocho de la colección
original, Bosquenegro: Bosqueblanco,
es el número dieciocho. Y empezamos con estos especiales, de los que tenemos
cinco. Son libros que por determinadas características, (en esta, obviamente el
formato, que es diferente), no están numerados y entran como “Los Especiales”.
Después tenemos este, Puntapié, que
es un compilado en el que están todos los autores, haciendo historietas de
fútbol, y es el más nuevo de todos. Por eso decidimos incluirlo en los
“Especiales” y no en los tradicionales.
MM: Pero tiene el formato de los
tradicionales.
MD: Ese tiene el formato del tradicional.
Después, el nuevo de Tiburcio, tiene
más páginas. En lugar de cuarenta y ocho tiene sesenta y cuatro, y además tiene
esta característica. Que en el libro se lee toda la historieta de Tiburcio,
hasta que llegás aquí, en donde te indica que tenés que dar vuelta el libro, y
tenés un extra. Lo das vuelta, y el libro tiene otra tapa, con el Gaucho Zombie, y hay un poema ilustrado
con el origen del gaucho zombie.
MM: Un libro bifronte. Está muy bien. Una
de las muchas cosas que se pueden hablar sobre editar historieta, es que hay
bastantes dificultades en el momento de editar e imprimir. ¿O no?
MD: ¿Cómo imprenta?
MM: Como imprenta, como edición, el tema
de los colores, el tema de estas ideas bifrontes, como la de Tiburcio…
MD: Por suerte encontramos una imprenta
que nos da todos los gustos. Son dos personas que están encargadas, Rodrigo y
Miguel, que se ponen las pilas con todo lo que uno les pide y están muy atrás
de todo el proceso del libro. Por eso no la cambiamos.
MM: ¿Qué significa ser Coordinador de la
colección, César?
CDC: Básicamente, hincharle a Marcelo con
ideas, con cosas, incentivarlo a que haga, mostrarle proyectos, que se enoje
con nosotros, enojarnos con él… Si les mostramos nuestros whatsapp se hacen una
fiesta. Pero es un poco eso: ponerle ganas y garra. No hay un secreto de cómo
coordinar, no solo un libro, cualquier actividad, ponerle energía y poner lo
mejor de uno. Todos acá, los cuatro somos fanáticos de la historieta. Nos
gustan, somos lectores de historietas, y nos gusta que la gente lea
historietas. Sobre todo, que los chicos lean historietas. Que los chicos lean…
MM: Claro. En principio que lean.
CDC: Sí, es una cadena de hechos que nos
llevó hasta este punto, hasta esta mesa. El nacimiento de Banda Dibujada. Mucho
tiene que ver esa militancia que nosotros tenemos con la historieta para
chicos. Coordinar significa improvisar en todo momento. Vamos aprendiendo con
el error, hay que ser organizado, hay que cumplir con las fechas de entrega que
nos pone Marcelo. Generalmente, los libros de ¡Toing! son recopilaciones de historietas que se publicaron
previamente en revistas infantiles. En su mayoría, no todos. No es el caso de
Fernando que después se va a explayar más al respecto. Por ejemplo, Tiburcio,
es un personaje que salía en la revista Viva, de Clarín…
CDC: El verdadero trabajo de Coordinación,
en lo que es la colección, presentarle proyectos a Marcelo, y consensuar entre
los tres. Siempre la última palabra la tiene él, porque es el editor
responsable. Pero respeta lo que pensamos Roberto y yo como un voto más.
RS: Por ahí convendría historizar un
poquito cómo surgió el proyecto. Nosotros llegamos a Marcelo porque teníamos
varios proyectos entroncados, que tienen que ver con lo que fue el surgimiento
de Banda Dibujada. Surge un poco a partir de una carencia. Nosotros veíamos
como lectores y fanáticos de la historieta, y hacedores de historieta, sobre
todo de historieta infantil, que no tenía una presencia como la que tenía que
tener, y como la que se está generalizando ahora. Los chicos, naturalmente, son
grandes lectores de historieta, sin embargo, cuando fue creada Banda Dibujada
en el año 2005, en el mercado no había libros de historieta. Que aquel padre
que quería comprarles libros a sus chicos, o el maestro que quería seleccionar
libros de historieta para tener en el aula, o en la biblioteca escolar, no
tenían colecciones. Estaban las colecciones tradicionales. Por ahí, historietas
importadas… Asterix, Tintín, Garfield… Pero historieta nacional no había. Sí se
publicaba en distintas revistas infantiles, o en periódicos, y era efímero.
Duraba lo que duraba una revista. Y no había libros de historieta. Entonces, a
partir de eso surge la idea de formar Banda Dibujada, un movimiento que impulse
a la sociedad a pensar en la historieta, y a los editores a tratar de
publicarlas. Y entre nosotros empezamos a pergeñarlo a partir de la idea de lo
que venía haciendo César con la colección Aventuras
Dibujadas, en una editorial que cerró, y que se cortó de golpe. ¿Habían
salido cuántos títulos?
CDC: Diez.
RS: Diez títulos. Empezamos con ese
proyecto de revitalizar una colección dedicada a la historieta, donde hubiera
una multiplicidad de propuestas y de autores. Ahí empezamos a recorrer
editoriales. A todas les parecía un buen proyecto, pero ninguna se interesaba
por incluirlo. Editoriales grandes y editoriales chicas, hasta que llegamos a
un editor nonato todavía, pero muy interesado en esto, en la idea de una
colección. Lo de la colección es importante también por el modo en el que los
chicos se manejan. Por un lado, el tema de la lectura, de encontrar material de
lectura, y por otro atesorar material, ir juntando, ir armando una colección.
Por eso para nosotros esa idea de colección es importante. Que haya una
multiplicidad. Una colección totalmente abierta, porque acá no hablamos de
edades. Tenemos un rango muy amplio de edades de posibles lectores. Para
simplificarlo podríamos decir que está dirigida a un chico que está atravesando
la escuela primaria, pero de ahí para arriba y para abajo, hay un montón de
chicos que todavía no aprendieron a leer, que ya “leen” historietas de nuestra
colección. A partir de eso surgió la idea de hacer una colección en la que se
pudiera nuclear lo que en este momento tenemos. En ocho años logramos una
colección con ciertas características, no hay otra así en el mercado.
MD: Cuando empezamos, pensar en los diez
de Aventuras Dibujadas era algo inalcanzable, y ya vamos por veintitrés libros.
Yo sumo a lo que dice Roberto, que la idea de lo que editamos, si bien apunta a
chicos de primaria, cualquier persona a la que le guste la historieta y quiera
acercarse, lo lea y lo disfrute. Tanto en lo que es la ilustración como en lo
que son los textos. El caso de Mario, que con este libro está súper fascinado…
O el caso de Fer. Los que siguen su obra para público adulto, están siempre
esperando que salgan los de Bosquenegro, que
son libros preciosos. Les pone una energía, tienen una magia… Cuando me mandaba
las primeras páginas, me impresionaba la vida que tienen los personajes. El
amor que le pone al laburo es increíble. Este libro, Historias de Bosquenegro (este ejemplar es de la biblioteca de
Mario), ya no está más. Y cuando le digo a Fer de reeditarlo me dice que no,
que en lugar de reinvertir ese dinero en una reedición, prefiere hacer un libro
nuevo y seguir dibujando. Prefiere tomarse el laburo de hacer un libro nuevo, a
reeditar este, que no le costaría nada. Me costaría a mí, pero a él no.
Entonces ya estamos pensando en uno nuevo que será el año que viene o el otro.
Pero yo le digo que empiece, y él ya está al otro día con el lápiz tirándome
bocetos de lo que va a ser el próximo libro.
MM: ¿Cómo llegás a la historieta para
niños, Fer?
FC: Yo hablo por mí, porque somos un
gremio heterogéneo. Yo empecé leyendo, de niño. Por lo cual, algunas de las
primeras historietas que leí eran historietas… no sé si llamar para niños,
porque es como que estás haciendo dos segmentos. Estás haciendo un segmento en
la sociedad, arbitrario, de qué es un niño, y qué no. Y estás haciendo otro en
las historietas. Porque yo cuando era niño leía, por ejemplo, Tintín, y hoy sigo leyendo Tintín. Lo leo de otra forma, encuentro
otras cosas, leo cuestiones diferentes, pero me sigue interesando. Entonces,
con Tintín, o con Spirou, o con El Mono Relojero, con cualquier historieta que aparentemente está
dirigida a un público infantil, me parece que eso es una contingencia
editorial, una necesidad, pero después, los dispositivos de lectura son
dispositivos de lectura. No son “para niños”, o “para adultos”, o “para
adolescentes”. No por una cuestión madurativa sino por una cuestión de interés,
también. Pasa con Asterix, que es una
historieta para adultos, socialista, que surgió en una revista para adultos que
era Pilot, y sin embargo hoy es como
un clásico de la historieta para niños. Sin embargo, cualquier adulto que se
acerque por lo menos a cualquiera de los primeros veintipico de Asterix, se da cuenta de que es una
historieta para adultos, con una ideología política muy clara, y súper vigente
hoy, porque es una historieta que habla mal del sistema bancario, de la
especulación, del trabajo esclavo y demás. Sin embargo es una historieta muy
divertida que pueden disfrutar los chicos. Así que empecé así, leyendo
historietas. Y me fui dando cuenta de que de todas las cosas que me gustaban,
la historieta era la que más y la que mejor cristalizaba todo. Me gusta pintar,
puedo pintar en la historieta. Me gusta la literatura, escribo en la
historieta. Me gusta contar… la historieta, de todas las cosas que me interesan
o que más me interesaban cuando me iba definiendo, era la que las nucleaba a
todas. El vínculo de disfrute que tenía con la historieta, era diferente del
que tenía con otras disciplinas. Me gustaban, y por suerte siempre hubo cosas dando
vuelta: cine, literatura, me gusta la arquitectura, pero me doy cuenta de que
me gusta para mirarla, no para sentarme en una mesa a diseñar una casa.
Entonces, la arquitectura es un factor importante en mis historietas, desde un
lugar más narrativo. En general, a mí me gusta decir que los que deciden para
quién es una historieta son los editores. Yo el Bosquenegro lo hubiera hecho igual. Y aparecieron editores a los
que les pareció que era una historieta infantil. Que podía funcionar en ese
mercado, para ese público, de esa manera. Pero yo hago la historieta. Y de
repente hago otra y me dicen que para chicos no es. Y me dicen “a ver dónde lo
metemos”. Pero yo no tengo como un chip para decir “esto es para chicos de tal
edad”. A mí me gusta hacer historietas y hablar de lo que me pasa, y después
ellos deciden adónde van.
MM: ¿Y ustedes tienen ese chip,
coordinadores y editor? ¿Ven que algo es para chicos?
MC: Hay como un criterio para decir “esto
no”. Hay como un límite. De acuerdo a lo que pasa cuando vienen a la librería
depende de la lectura que tenga el chico encima, es lo que uno recomienda. Al
que no le gusta leer, y ha leído dos libros impuestos por la madre, (Risas),
hay que ver cuál de estos es más simple como para que se enganche. Si es un
caso como el de la hija de Walter, que a los cuatro, cinco años ya estaba
fascinada con las historietas, a los ocho años podés darle La reina del río, que es
uno de los más “adultos”, y lo va a leer. Va a entenderlo perfectamente. O un Fuerza Mosca. Tiene que ver con eso, con
la lectura que tenga la persona en sí.
RS: Incluso hay una lucha previa, en este
caso, del librero, para lograr que el adulto que es el que en definitiva va a
comprar, le compre una historieta en lugar de otra cosa. En general lo que
ocurre, es que el chico se abalanza sobre las historietas, elige, y a partir de
ahí les pide que se la compren al padre o a la madre, que le dicen que se lleve
“algo de más porte”.
MD: Ahí viene la parte difícil. Lo veo
continuamente. Viene el nene a la librería, todas estas historietas están en
una pila, a la que el nene va directo, se sienta a la mesita y empieza a leer
la historieta. Y después el padre es el que decide. Generalmente, la historieta
la lee completa en la librería, y termina llevando otro libro, que no era el
que tenía como idea el niño, sino el papá. Que puede ser una novela de
quinientas páginas porque quiere que lea. Y si al nene le cuesta agarrar un
libro para leer, por más que vos tengas una pasión tremenda porque lea Viaje al centro de la tierra, de Julio
Verne, porque era lo que vos leías cuando eras chiquito, el nene quiere leer
una historieta, y ese libro no lo va a leer por más apasionado que vos estés
con ese libro. Hay que acompañarlo en la lectura. Si vos querés que lea Viaje al centro de la tierra, hay todo
un recorrido hasta llegar ahí. El nene quiere leer La Historietería. Empezá por ahí. Después vemos.
FC: Además pasa algo… Cuando era chico me
regalaron Mi planta de naranja lima.
Era lo que tenía que leer porque si no leías esa novela no habías entendido
nada de la vida. Lo que yo hice, por supuesto, fue ponerlo en un estante y no leerla nunca. Ya venía con
crítica pegada, ya era “el mejor libro del mundo”, y no lo leí, tenía otras
cosas para leer. Y hará diez años, agarré Mi
planta de naranja lima, porque había leído otros libros de Vasconcelos, y
me parecía muy interesante eso de los libros para llorar, en los que todos se
mueren sin parar. Mi planta de naranja
lima quizás es el más terrible de todos porque es el más cercano en la
lectura…
Asistente: No lo spoiliés que no lo leí…
FC: No, no estoy spoileando. Digo todos
se mueren de manera figurativa. En algunos de Vasconcelos, no se mueren todos.
(Risas). Ahí saco el spoiler. Pero es un librazo. Y quizás, si ese libro
hubiera estado dando vueltas, por eso son importantes las bibliotecas, si ese
libro hubiera sido accesible, pero no obligatorio, hubiera llegado mejor. O a
lo mejor hubiera llegado a El navío de
piedra, a otros de Vasconcelos que me llamaban más por otro motivo, y después,
por seguidilla… Cuando era chico yo quería leer a Stephen King, quería leer
historietas, no quería leer a Vasconcelos. Acá son todos adultos. Respeten la
mano del niño, que agarra el libro que tiene ganas de leer. El premio es ese.
Asistente: Es como si la historieta tuviera mala
prensa. Como si la fuera un género más descartable.
RS: Carga con un estigma, históricamente.
Como que es un tipo de lectura pasatista y superficial. Es un estigma que carga
y que tiene que ver, justamente, con que no había edición, sobre todo de
historieta para chicos. Creo que con una propuesta como ¡Toing!, venimos a romper ese estigma. Y con otras propuestas que
están haciendo otras editoriales. Justamente, ofrecer literatura, en un género
distinto al que comúnmente se promociona y se lee en forma mayoritaria.
MD: Hay un nene en la librería que es
vecino de la cuadra, que llegó cuando era muy chiquito, buscando un Gaturro. Y en la librería se encontró
con un montón de otras cosas. Un nene apasionado de la historieta. Debe tener
unos trece años. El nene no lee más. Vino el otro día con la tía, y yo tuve una
discusión y me le planté un día a la madre, porque el nene va directo a las
historietas. Empezó con el Gaturro,
leyó La Historietería, el libro de
Chanti… Su pasión se guía contando las historietas. Las últimas veces que vino
fue por las de superhéroes, le gusta Marvel y todo eso. Un día vino la madre y
le dijo que historietas, no. Yo le pregunté por qué. Me dijo que no, porque él
ya leía muy bien, y el padre decía que no podía leer más historietas. Yo le
dije que tengo más de cincuenta años, y sigo leyendo historietas.
RS: “Edito historietas”. (Risas).
MD: Eso no lo aclaro, porque parece que
lo querés vender por conveniencia. No implica que el nene después no lea un
libro de quinientas páginas, y después una historieta que se la devora en media
hora. Pero bueno, la madre determinó prohibirle la historieta. El nene, cada
vez que viene a la librería… vino la vez pasada con la tía que me dice que no
lee más, que ahora está con la computadora. No lee más porque le cortaron las
piernas. Los ojos, los brazos, todo. El padre dijo “Basta de historietas”, y el
nene dijo “No leo más, porque a mí me gustan las historietas”. En lugar de acompañar a lectura de
historietas con otras cosas, y hacer un recorrido literario… no. Le cortaron la
libertad de elección, y es lo que dice Fer, que ese libro lo leyó muchísimos
años después porque en ese momento era la lectura que querían imponerle.
Asistente: ¿Qué diferencia hay entre historieta
y cómics? ¿Son primos? ¿Hermanos?
MD y FC: Es lo mismo en otro idioma.
FC: Cómic le dicen los yanquis, los
ingleses…
Asistente: Ah, pensé que había alguna
diferencia.
FC: En los noventa se puso de moda
decirle cómics.
CDC: Lo que tiene de lindo la historieta
es que se la llama de distintas maneras, según dónde nos encontremos. Tiene sus
características, pero la historieta en Japón se llama “manga”, en Francia bande dessinée; en Italia “fumetto”, “cómic” en los
Estados Unidos, “quadrinhos” en
Brasil…
Asistente: ¿Y la novela gráfica?
MM: Llegamos a un punto importante. Hace
un rato nos juntamos, tomamos un café, y los chicos empezaron a desarrollar
cuál es la diferencia entre la historieta y la novela gráfica, que es otra de
las denominaciones de moda, y si existe. Así que, para ustedes, la pelota
picando en el área.
FC: Igual, una pequeña aclaración desde
mi lugar. El tema no es si existe o no la novela gráfica, porque existe. Desde
el momento en el que las editoriales le ponen atrás a un libro “novela gráfica”,
y hay mil o diez mil títulos que llevan esa etiqueta, es que existe. El tema es
que las novelas gráficas también son historietas. Son historietas en otros
formatos. Porque la historieta se puede leer en muchos formatos diferentes. Mafalda es una historieta. Sin embargo,
era una tira que salía en un diario. Lo mismo que Garfield o que Inodoro
Pereyra, que era una media página que salía en la revista Hortensia y
después salió en la revista Viva. No dejan de ser historietas. Sin embargo, se
les dice “tiras”, por un formato y por un medio con el que se la hace llegar al
lector. Entonces, la novela gráfica es una historieta pero tiene ciertas
particularidades que la diferencian de otras.
MD: El mismo Art Spiegelman, el autor de Maus, en una entrevista que le habían
hecho se reía un poco del término “novela gráfica”, y decía que para él eran
historietas.
MD: Novela gráfica es un título inventado
por los editores y por los libreros, como para acercar la historieta a la
literatura. Le decís: “Papá, esto no es una historieta, es una novela gráfica”.
“¡Ah! Entonces sí.”.
Álvar Torales: La vieja revista Intervalo, ¿Se acuerdan? ¿Qué era? ¿Novela gráfica?
MD: Era una revista de historietas.
AT: Publicaba literatura conocida,
incluso clásicos.
RS: Por una cuestión práctica ahora se
habla de novela gráfica cuando en un libro se reúne una obra conceptual, como El Eternauta, que fue saliendo en forma
periódica. La primera parte de El
Eternauta se podría calificar de novela gráfica, Maus, de Art Spiegelman, que es justamente una novela que habla
sobre el tema del Holocausto, no sé cómo fue concebida…
FC: Salió primero en capítulos en la
revista Raw, después se recopiló en dos tomos, y posteriormente en uno solo.
MD: Pero ya se la considera como un libro
único, se habla de novela gráfica.
Asistente: Como el folletín que se publicaba
semanalmente y después se publicaba el libro
FC: Claro, uno compraba El Conde de Montecristo semanalmente, yo
no, (risas) después se publica como libro y queda como una novela. Pero también
pasó algo, que los quioscos de diarios en el mundo dejaron de existir. Sobre
todo, en Estados Unidos, que es el gran productor de historieta popular en el
mundo. Porque la historieta, en Francia, hacía mucho tiempo que estaba en las
librerías, en Europa en general hacía mucho que estaba en las librerías, pero
en América, no. Y cuando el puesto de diarios desaparece, o empieza a ver
amenazada su existencia, la historieta encuentra un lugar de refugio en las
librerías, y para eso tiene que adaptarse a un formato vendible en una
librería: duración, lomo, que entre en un anaquel… y también a una cuestión de
costo. Las novelas gráficas no son largas porque tenemos una necesidad de hacer
historietas largas los autores, sino por una cuestión de costo, de precio, de
justificar tu espacio en un anaquel. Vieron que cuando entran en una librería
se arranca de un precio, hay una base. Hacían falta ciertas cuestiones y eso
estuvo muy bien, porque al mismo tiempo, permitió que la historieta conquistara
masivamente temas que hasta ese momento, cuando eran revistas de
entretenimiento, habían costado. Una historieta como Maus, difícilmente hubiera podido salir en la revista Nippur, o en la revista Intervalo. No porque fueran malas
revistas, sino porque era una historieta particular que tocaba un tema
sensible. La novela gráfica en general es una obra completa, centrada en un
autor. Hay como ciertas características. Pero después eso se empieza a diluir…
En algún momento le vamos a decir a Gaturro
“novela gráfica”. Al compilado…
Asistente: ¡No, no!
Uri Gordon: ¿Vos pensás que la historieta se
puede fraccionar y la novela gráfica, no?
FC: Es que la mayoría de los grandes
clásicos de la novela gráfica estaban fraccionados antes. El Eternauta estaba fraccionado. Y hoy, cuando se recopila, se
vende como novela gráfica.
Uri Gordon: Eso en una recopilación, pero la
novela gráfica es un libro ya concebido en la ilustración. No podés
fraccionarlo porque no tiene sentido.
MD: En ese caso, Uri, esto sería novela
gráfica. Son dos historias largas. Niko y
Miko también sería una novela gráfica.
Asistente: Está el problema, que se daba también
con el libro álbum y lo hablábamos en el primer encuentro: lo de género,
categoría… Me parece que es una categoría problemática, y que le decimos novela
gráfica, historieta… con todos esos bemoles. Que se recopila, se junta, a veces
se concibe como algo único… Un rejunte de las cosas que fueron saliendo. Y
además, es una categoría vendible, como libro. Hay algunos que son tan lujosos
que salen carísimos. Y además, hay muchos para adultos…
RS: En definitiva es un problema más que
nada formal o de los adultos. No le afecta a la calidad de la obra que sea
considerada novela gráfica o historieta. En los Destacados de ALIJA nosotros
ganamos con Historias Delirantes en
la categoría “Historieta”. Hay otra categoría a la que llaman “Novela Gráfica”
en la que entraron libros de más porte; es decir en el sentido de que tienen
mayor cantidad de páginas. El ganador fue Norton
Gutiérrez, que es una historieta que tiene doscientas, trescientas páginas.
Los que competían en esa categoría eran libros bastante importantes en cantidad
de páginas. Pero varios de nuestros libros podrían haber sido también
considerados como novela gráfica… Varios.
MD: La reina del río…
Asistente: ¿Por qué La reina del río es para más adultos?
MD: Por el tipo de historieta y de
temática, por ahí es un libro que atrae más que nada a lectores grandes.
FC: La temática y la ilustración también,
te diría.
MD: Pero eso de la edad es muy relativo.
Depende de la historia del lector, de la experiencia que tenga. Un chico más
chiquito quizá se engancha más con otro tipo de propuestas.
AT: ¿Hay tabúes para clasificar las
historietas para niños? Sexual, o de violencia, o de muerte…
MD: Bueno, esos temas…
FC: … entran todos en Bosquenegro. (Risas).
MD: Por eso hablaba de cuando nos
dirigimos a un determinado público lo más amplio posible, que entraría dentro
de los límites de lo que es la escuela primaria. No incluiríamos en la
colección una historieta de contenido erótico, o de contenido sexual explícito.
No lo incluiríamos acá, pero sí lo haría en una colección de historieta
destinada a un público juvenil.
AT: Preguntaba porque anteriormente Mario
entrevistó a una cantidad de escritores, y en general la mayoría coincidía. Por
ejemplo, en que el tema de la muerte, no se tocaba.
Asistente: En la literatura infantil sí está la
muerte…
CDC: En Zebita 2, falleció la abuela del personaje… Zebita es un personaje
que salía en el diario MUY como tira diaria, el autor es Javier Rovella. Y en
el tomo 2, que sacamos en la colección
¡Toing!, Zebita, que es un nene que habla con la “z”, su papá es dibujante,
no tiene trabajo, la mamá tiene problemas en el trabajo, se separan… aparece el
tema de la separación, el divorcio. Y Zebita está muy apegado a la abuela. En
un momento la abuela fallece. Y se cuenta un poco. Son tiras, como Mafalda, son situaciones tratadas con
humor. Pero hay una historia que va avanzando tira a tira. Y en un momento hay una seguidilla de tiras en las
que fallece la abuela y el autor trata
el tema a su manera.
MD: El tema con Zebita, es que Javi nunca lo hizo pensando en un personaje para niños. Lo sacaba un diario y lo hacía para un
público adulto.
MM: Como Mafalda. Es el mismo caso. En Mafalda
también vemos el crecimiento, cuando nace el hermanito…
MD: En este primero, cuando hicimos la
selección de tiras, sacamos una que hacía alusión a la homosexualidad que a
César y a mí nos causaba gracia, pero Roberto nos dijo que era gracioso, pero
que estaba hablando como si fuera algo malo. Entonces, esa tira no va, porque a
cierto público le va a caer mal.
Asistente: No tiene que ver con el tema, sino en
cómo fue tratado.
MD-CDC y RS: Sí.
MD: Cuando volvimos a leerla con César,
vimos que Roberto tenía toda la razón. Y después había algunas alusiones a las
drogas. Entonces ya nos estamos yendo de mambo. Habrán sido tres tiras. No más.
Y en el segundo teníamos todo el dilema, porque en el primero los padres se
divorcian, la madre empieza a salir con otro hombre, y todas esas cosas las
dejamos porque Javi las trataba con una altura impresionante. En el segundo el
dilema eran todas las tiras relacionadas con la muerte de la abuela. Algunas
tienen bastante humor negro. Cuando hablamos de sacar el segundo Javi dijo que
la parte de la muerte de la abuela
quería dejarla. Y era obvio que iba a quedar, pero nos juntamos a hablar entre
los tres, a ver si había que sacar alguna tira. Cuando vimos que en todas Javi trabajaba con muchísima altura, y que no
iba a resultar chocante ni hiriente para nadie, dejamos absolutamente todo.
Incluso una que le habían censurado en el diario, nosotros la dejamos. Porque
no nos parecía censurable.
Asistente: ¿Qué fue lo que censuraron en el
diario?
MD: No me acuerdo cuál es. ¿Vos te
acordás cuál es?
CDC: Sí, la que aparece la abuela en el
cajón. (Risas). Dicho así no suena bien, pero hay que leerlo para entenderlo.
MD: El tema es el contexto, porque es lo
que decía César, que toda la historia a pesar de que son tiras individuales,
tiene una secuencia.
FC: También hay una cuestión que me
parece que no tiene tanto que ver con los tabúes como con el tratamiento. Me
parece que en la historieta infantil se puede hablar de cualquier cosa, y el
tema es en qué código, o de qué manera se habla. En los libros de Bosquenegro hay muchas peleas con
espadas, y hay masacres, y cabezas que vuelan, en un tono en el que es posible
la lectura. Incluso me pasó una vez, hace un tiempo, con una maestra en una
escuela, que estaba muy enojada por una secuencia final del primer libro de Bosquenegro, en la que un montón de
animales se van comiendo unos a otros. Yo al principio pensé que lo que le
molestaba era la violencia de una secuencia en la que se muestra una cadena
alimenticia, como algo divertido. Y lo que le molestaba, era que yo daba como
natural comer carne. Y sí… hay un montón de animales que comen carne, los
animales se comen entre ellos. Entonces, las sensibilidades son muy
particulares, pero me parece que cualquier tema se puede tocar si uno sabe de
qué manera tocarlo, de qué manera representarlo. La historieta infantil se
presta mucho a la metáfora, y con símbolos, con patrones de conducta que se
llevan a otro lado, y eso es muy práctico. Es lo que hablábamos antes. Hay un
libro de Asterix, que te explica de
qué modo los bancos te roban. Y es una historieta graciosa, divertida. Pero es
una historieta en contra del sistema bancario. Y no se llama “Asterix contra el
sistema bancario”. (Risas). Entraste ahí, y lo estás leyendo, y eso queda y sabe
manejarlo dentro de una historia, de una manera. Me parece que es un subgénero,
o categoría (no sabría cómo llamarlo) que se presta para lo que a uno le
interese.
Comentarios
Publicar un comentario